Acerca
del origen
Lic.
Beatriz Gelman
Durante
las entrevistas con futuros postulantes para adopción al referirnos
al origen del adoptado todos suelen acordar que hablarán de ello
con su futuro hijo.
Atravesamos una época donde es poco frecuente que surjan
cuestionamientos "respecto del decir frente al origen".
Pero aún se sostiene con insistencia:
- Le diremos cuando pregunte...-
"-Vamos a esperar que quiera saber y nos pregunte"-......
Si se concreta este modo de intervención, los padres postergan
abordar el tema esperando la formulación de preguntas.
Hay quienes esperan cierto tipo de preguntas (que nunca llegan tal
cual son esperadas) y no todos los niños se acercan al tema de la
adopción del mismo modo. Algunos lo hablan desplazado en otras
figuras o situaciones.
Este artículo busca promover la reflexión en particular de todos
aquellos próximos a adoptar o con niños pequeños que aún no han
iniciado este abordaje en el seno de la familia.
¿Por qué esperar una pregunta?
Solemos decir -padres y profesionales- de que es importante que el
tema circule naturalmente en la familia ¿por qué no incluirlo
entonces mientras los hijos son pequeños a la hora de ver el álbum
familiar, o contarle cómo fue su llegada al hogar?
¿Porqué esperar un día determinado reproduciendo - aunque no
medie esa intención- aquellas viejas conversaciones que en otras épocas
mantuvieron los padres con los hijos para hablar ceremoniosamente
sobre la sexualidad?
Se hace necesario hacerle espacio al tema en la familia porque éste
hace a lo específico de las familias adoptivas. Estos contenidos
forman parte de la historia de la familia que los acompañará
durante su desarrollo.
Suele ser frecuente escuchar esta dificultad común: todo está muy
bien hasta ahora, pero cuando hable.....
Cuando hable, ¿qué puede pasar?
Pareciera que los padres se refieren a una catástrofe a ocurrir
mientras que hablar del origen con el hijo posibilita inaugurar la
puesta en juego de una subjetividad fundante en la familia; la
evidencia del respeto por la identidad, la sinceridad y la confianza
desplegada en el vínculo más allá del monto de desilusión que
puede despertar la ausencia del origen compartido.
Es fundamental la significación que los padres le dan a la situación
de adopción. Significar al adoptivo como pobrecito obstaculiza la
elaboración de esta situación vital, mientras que significar la
adopción como salida frente al desamparo y la necesidad del niño y
los adultos habilita a unos y otros a descubrir lo reparatorio del
encuentro.
Es fundamental darle tiempo al niño porque la elaboración de estos
temas implica un proceso dinámico que requiere acompañar su
recorrido singular.
Fabio (4años), no quería escuchar la historia del osito adoptado y
le decía a su mamá:- léeme otro cuentito mami. Fabio pedía
tiempo, quería escuchar otras historias.
Así mientras hay niños que piden repetidamente oír la historia de
su origen, o un cuento sobre la adopción de un animalito, otros
"piden prórroga", van procesando estos contenidos en
silencio, y vuelven más adelante sobre el tema.
Distintas preguntas y distintas respuestas que se pueden ir
modificando a través del tiempo en un espiral dinámico. Las
reacciones frente a este tema son múltiples y singulares.
El recurso de que los padres puedan prepararse para "hablar de
la adopción sin esperar el temido día" contribuye a la
disminución de ansiedades y favorece el clima familiar que se crea
alrededor del tema.
Durante ese tiempo se hace necesario ir abriendo también un espacio
para las preguntas de los padres, para reconocer los propios temores
- tantas veces puestos en los hijos-. Todo esto posibilita que
pierda el carácter de amenazante que con frecuencia se le atribuye
y se pueda transformar en una experiencia enriquecedora para toda la
familia.
(*)
Directora de la Fundación Adoptare