¿Estuve yo en tu panza?
Las preguntas temidas

Lic. Graciela Lipski

Había una vez una señora que simulaba una panza con almohadones...
Hoy quedaron atrás los embarazos y los cuentos de la cigüeña, ya casi nadie recurre a ocultamiento y mentiras, se sabe que la verdad sobre el origen es un derecho del niño y su historia le pertenece. (Convención sobre los derechos del niño, 1989)
La nueva ley de adopción 24.779 establece en el art. 321 h) : “deberá constar en la sentencia que el adoptante se ha comprometido a hacer conocer al adoptivo su realidad biológica”. Esta obligatoriedad que establece la ley no anula la duda de los padres a la hora de encarar el relato sobre la adopción.
¿Cuándo y qué contar? ¿Es necesario? ¿Será beneficioso o dañará al niño y al vínculo?
En la actualidad es una minoría la que se niega a revelar el origen adoptivo. Nos encontramos con diferentes posturas, desde aquellas que optan por comenzar a hablar sobre la adopción desde la llegada del niño, a otros que deciden esperar la iniciación del tema con las preguntas que el hijo vaya formulando. 
Cabría preguntarse: ¿qué significa hablar de adopción? ¿Es relatar al niño que hubo otra panza? ¿Es aludir a su familia biológica (gestante, hermanos de sangre)? ¿Se realiza una vez y para siempre?
Los criterios varían y son amplios, no hay recetas que puedan aplicarse a todas las familias por igual.
Siempre debemos tomar en cuenta las características del niño y de los padres adoptivos, para que dentro del marco de la verdad no se violenten las posibilidades y la sensibilidad de cada miembro de la familia.
Podemos en líneas generales “utilizar” ciertos hechos como propicios o facilitadores para iniciar el relato que acompañara la vida de la familia adoptiva en sus diferentes períodos vitales (niñez, adolescencia, adultez), con contenidos que se van complejizando acorde a estas etapas.
Una posibilidad es iniciar el relato a partir del período en que fue esperado y buscado, dónde se encontraba y con quién hasta que se produjo el encuentro emocionante entre él y sus padres. 
La palabra adopción no es necesaria de utilizarse, ya que el niño aún no logra comprender lo que significa.
Los niños suelen reaccionar con alegría al relato sobre el deseo y la necesidad que había de su presencia y disfrutan el ver fotos de esta época primera.
A medida que el niño crece es necesario estar atento a lo que va procesando y preguntando para comprender lo que entiende de las respuestas que recibe, y evitar que se lo inunde con información que a los padres por ansiedad les “urge” contar, y él aún no puede ni necesita recibir.
Es aconsejable ser prudentes y no apurarse, la información no se da de una vez y para siempre, es una cadena cuyos eslabones van uniéndose en un proceso lento y gradual a lo largo del crecimiento.
En ocasiones los padres prefieren “utilizar” como recurso la presencia de un embarazo o un nacimiento cercano como apertura al tema.
Otros esperan que el niño pregunte, y si no lo hace en forma directa siempre habrá acontecimientos de la vida que le despierten interés por la concepción y el nacimiento, y constituyen oportunidades para introducirse en el origen singular de ese niño, con el enriquecimiento que le aporta a la construcción de su identidad.
Sería deseable que todo relato incluya ambas necesidades (queríamos mucho un hijo y vos papás), y que los motivos de la entrega sean siempre adjudicados a la imposibilidad de cuidarlo de esa mujer en particular y no a la falta de amor hacia el niño.
Los niños a medida que crecen abren más preguntas, ya no sobre el clásico ¿estuve en tu panza?, sino curiosidad por saber: cómo era la mamá biológica, si tuvo otros hijos, ¿por qué lo entregó?, si pueden conocerla,... e impredecibles interrogantes de acuerdo a la idiosincrasia y edad de cada niño.
Es importante no confundir deseo de saber con deseo de conocer a la progenitora, para no introducir lo que el niño no demanda y avanza por sobre sus requerimientos y posibilidades.
Resumiendo, para el niño es deseable saber:

1. Que todas las personas se conciben entre un hombre y una mujer, crecen dentro de una panza y que él no es diferente en ese sentido a otros.

2. Que la mujer que lo gestó no ha podido cuidarlo por muchas razones, pero deseó para él padres que sí pudieran hacerlo.

3. Que la adopción es un modo frecuente de constituir una familia y es para siempre.

No todo lo que el niño pregunte debe ser respondido con urgencia, deberá evaluarse si es el momento indicado.
Todo lo expuesto se facilita y enriquece con el asesoramiento adecuado de los padres, a través de encuentros grupales para poder encarar con mayor seguridad en diferentes momentos las distintas preguntas que los hijos pequeños y luego adolescentes les formulen.

 

 

 Extraído de las publicaciones de Fundación Adoptare

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