Integrantes:
Discografía:
Historia: La historia de Loop Lascano, que en realidad se debería escribir Lup no Loop, comienza en un pueblo de poco menos de 50 habitantes llamado Lascano, ubicado sobre las praderas de uno de los países más al sur de América latina, que no vale la pena mencionar. En este sitio existe aún hoy un tambo llamado Los Luperos. Para quienes no lo saben, esta instalación tiene su razón de ser en la explotación de los productos derivados de las vacas. Allí fue donde Federico Lima -hijo de Felizberto Lima y Amanda Lupero, heredera universal del tambo Los Luperos- incursionó en la experimentación musical. Cada tarde luego de ordeñar, recorría las inmensidades verdes y practicaba el canto tratando de imitar los sones que sintonizaba con su pequeña radio artesanal. Cabe aclarar que la radio construida por su hermano Gorio Lima, captaba solamente la frecuencia SW, por ende los hermanos podían disfrutar únicamente de emisiones de alta frecuencia como la WCWC rusa, La Ordeñada (radio departamental) o la BBC de Londres. El contacto con el segundo integrante de la actual banda ocurrió de forma casual. Una vez a las 6:00 AM, hora de los mensajes radiales destinados a los habitantes de las inmensas extensiones verdes, se escuchó el siguiente telegrama: "Hermanos Montero: mamá grave, vengan rápido, traer traje negro". Fue en el velorio de la mamá de los Montero donde Federico Lima conoció a Sebastián Peralta, hijo de Casildo Peralta y Monona Frentebaja. El joven tambero quedó impresionado por la facilidad de Sebastián para reproducir con su boca los sonidos silvestres (cosa que anticipaba su fascinación por grabar sonidos para luego reproducirlos). Cansados de las tareas campestres y cada vez más convencidos de su vocación musical, estos dos peones decidieron abandonar el desdichado pueblo. Fue así que acudieron a la precaria "Agencia de Viajes Lascano" donde podían arrendar un carro y dos caballos. El día de partir había llegado y decididamente los dos muchachos hicieron sus maletas. Conforme se aproximaban a la agencia de viajes -que consistía en un rancho hecho de barro y techo de chapa, más dos carros y tres caballos- se escuchaban cada vez más fuerte unos golpes tal cual fueran tambores africanos en el más frenético de los rituales. Sebastián tocó la puerta del rudimentario local, pero obviamente no pasó nada, pues el estruendo superaba todo intento de llamada. Cuando por fin decidieron entrar, se encontraron con un ser que sacudía diversos baldes de lata y plástico mediante la aplicación de fuertes golpes con huesos de vaca. Se llamaba José López y fue reclutado como la base rítmica de la banda en formación. Según recomendación del nuevo miembro, no se podían marchar sin antes robar un carro y un caballo y pasar por la pulpería "Tercera piedra de Saturno" que despachaba a los forasteros en el único camino que conducía a Lascano. Robáronse el caballo y el carro, y dirigiéronse a la pulpería. Cuando llegaron al nosocomio ya era de noche. Un sonido rudimentario y repetitivo salía a través de la puerta del local, que en realidad no era una puerta, sino un agujero con forma rectangular. Los futuros músicos penetraron en la pulpería luego de dejar el carro en la caballeriza. -¡Estaba seguro, estaba seguro que estos dos iban a servir! dijo José mientras observaba las caras estupefactas de Federico y Sebastián, que no podían creer el espectáculo del cual ahora formaban parte: Abajo un tumulto de parroquianos que se sacudía iluminados por unas mortecinas lamparitas de colores y un poco mas arriba, sobre dos mesas de boliche, dos parroquianos cada uno con un salchichón en la mano -a suerte de micrófono- que saltaban y cantaban, o mejor dicho hablaban con rima: " nada e changa pa la la gente con luce florecente, Tercera piedra de Saturno, siempre está de turno..." -Estos tienen que está con nosotros, dijo Federico y Sebastián asintió con la cabeza. Fue después de aquella noche que Lup Lascano estaba completo, los muchachos con salchichones en la mano eran Santiago Carámbula y Gezzio. Actualmente los Loop Lascano residen en Montevideo (capital de Uruguay) . Se hospedan en un cuarto que les arrienda Andrés, dueño del conocido estudio de grabación La Clave. Los cinco integrantes duermen en un cuarto de 2x2 a cambio de algunas tareas: limpiar, grabar y enderezar bananas para el postre. El resto de la historia aún no se ha escrito, pero estos exparroquianos - auque saben que no es changa- prometen hacer música pa´pelar chanchos. Contactos:
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