Central Mexicana de
Servicios Generales de
Alcohólicos Anónimos A. C.
...Una breve introducción al programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos (AA)
Tomamos una decisión
Todos los que estamos ahora en Alcohólicos Anónimos (AA) tuvimos que tomar una decisión en el nuevo programa de vida sin alcohol. Teníamos que afrontar en forma realista y honesta la verdad respecto a nosotros mismos y a nuestro modo de beber. Tuvimos que admitir que éramos impotentes ante el alcohol. Para algunos de nosotros, esa era la proposición mas dura que tuvimos que encarar.
No sabíamos mucho del alcoholismo. Teníamos nuestras ideas del significado de la palabra "alcohólico". La asociábamos íntimamente con el borracho perdido. Creíamos que significaba sin duda una flaqueza de la voluntad, debilidad de carácter. Algunos de nosotros nos resistíamos a dar el paso de admitir que éramos alcohólicos. Otros lo admitimos, pero parcialmente. No obstante la mayoría de nosotros nos sentimos aliviados al oír explicar que el alcoholismo era una enfermedad. Pudimos ver lo sensato que era el hacer algo para tratar una enfermedad que amenazaba con destruirnos. Dejamos de intentar engañar a los demás y a nosotros mismos con la idea de que podíamos controlar el alcohol mientras todos los hechos indicaban lo contrario. Desde el principio, nos aseguraron que nadie nos podría decir que erramos alcohólicos. La admisión tenía que salir de nosotros mismos, no de un médico, o de un esposo o una esposa. Tenía que basarse en hechos que nosotros mismos sabíamos. Puede que nuestros amigos comprendieran la naturaleza de nuestro problema, pero éramos nosotros los únicos que podríamos saber con seguridad si nuestra forma de beber era descontrolada. A menudo hacíamos la pregunta: "¿Cómo puedo saber si soy realmente alcohólico?" Se nos decía que no había ninguna forma fija ni segura de determinarlo. Sin embargo, nos enteramos de que había ciertas indicaciones reveladoras. Si nos emborrachábamos cuando teníamos todo motivo para mantenernos sobrios, si nuestra forma de beber había empeorado progresivamente, si no nos divertíamos bebiendo tanto como antes; éstos, se nos dijo, podrían ser síntomas de la enfermedad que llamamos alcoholismo. Al volver a pensar en nuestras experiencias de beber y en sus consecuencias, la mayoría de nosotros podíamos descubrir más razones para reconocer la verdad respecto a nosotros mismos. Naturalmente, la perspectiva de una vida sin alcohol nos parecía aburrida . Temíamos que nuestros nuevos amigos de Alcohólicos Anónimos (AA) fuesen fastidiosos o, aun peor, evangelistas fanáticos. Nos dimos cuenta de que, en lugar de esto, eran seres humanos, igual que nosotros mismos, pero tenían la virtud especial de comprender nuestro problema de manera compasiva, sin juzgarnos. Empezamos a preguntarnos qué tendríamos que hacer para mantenernos sobrios, cuanto nos costaría integrarnos en Alcohólicos Anónimos (AA), quien dirigiría la organización a nivel local y mundial. Pronto descubrimos que en Alcohólicos Anónimos (AA) no se nos imponía ninguna obligación, que a nadie se le exigía seguir ningún rito formal ni ninguna pauta de vida rígida. Nos explicaron además que Alcohólicos Anónimos (AA) no tiene cuotas ni honorarios; los gastos de alquilar la sala de reunión y de comprar literatura y café se cubren con dinero que se recoge pasando la canasta. Pero ni siquiera se requieren contribuciones de esta índole para hacerse miembro. Pronto pudimos ver claramente que Alcohólicos Anónimos (AA) tiene sólo un mínimo de organización y no hay nadie autorizado para dar órdenes. Las disposiciones para las reuniones las hacen los oficiales del grupo, que se turnan regularmente para que los otros puedan servir. Este sistema de "rotación" es muy popular en Alcohólicos Anónimos (AA).