Central Mexicana de
Servicios Generales de
Alcohólicos Anónimos A. C.
...Una breve introducción al programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos (AA)
Lo que hemos aprendido acerca del alcoholismo
Lo primero que hemos aprendido acerca del alcoholismo es que se cuenta entre los problemas mas antiguos de la historia humana.
Hace muy poco tiempo que hemos empezado a beneficiarnos de nuevas maneras de abordar este problema. Hoy día, por ejemplo, los médicos saben mucho mas acerca del alcoholismo que sus predecesores de hace solamente dos generaciones. Están comenzando a definir el problema y a estudiarlo en detalle. Aunque no existe ninguna "definición oficial del alcoholismo", la mayoría de nosotros comparte la opinión de que se puede definir como una compulsión física aparejada a una obsesión mental. Queremos decir que teníamos un pronunciado deseo físico de consumir alcohol en cantidades que sobrepasan nuestra capacidad para controlarlo, y con desprecio de todos los dictados del sentido común. No solamente teníamos una insaciable sed de alcohol, sino también nos rendíamos ante esa sed en los momentos mas inoportunos. No sabíamos cuando (ni como) dejar de beber; a menudo, no parecía que tuviéramos el suficiente sentido común como para saber cuando NO empezar a beber alcohol. Como alcohólicos, la dura experiencia nos ha enseñado que la fuerza de voluntad, por si sola, y por robusta que fuese en otras ocasiones, no nos bastaba para mantenernos sobrios. Intentábamos seguir abstemios por plazos determinados. Hemos hecho promesas solemnes de dejar de beber. Hemos cambiado de marcas de bebidas. Hemos tratado de beber únicamente durante ciertas horas especificas. Pero ninguno de nuestros esfuerzos surtió efecto. Tarde o temprano, acabamos siempre emborrachándonos no solamente cuando queríamos mantenernos sobrios, sino también cuando teníamos los mas contundentes motivos para estar sobrios. Hemos pasado por periodos de negra desesperación, estando convencidos de que padecíamos de algún trastorno mental. Llegamos a odiarnos a nosotros mismos por desperdiciar nuestros talentos y por la pena que les estabamos causando a nuestras familias y a otras personas. A menudo nos entregábamos a la lastima de nosotros mismos y decíamos que nada nunca nos podía ayudar. Ahora, al recordarlo, podemos sonreír, pero aquel entonces eran para nosotros experiencias frías y desagradables.