En Génesis 1,3 la Biblia nos presenta la primera creatura de Dios: la luz, la cual constantemente se utiliza en la Escritura para indicar la vida, el gozo, la verdad, la salvación. El Salmo 104 llega incluso a decir que la luz es el vestido de Dios: ÁSeñor, Dios mío, qué grande eres! Vestido de majestad y de esplendor, envuelto en un manto de luz. Y otro salmista oraba así: El Señor es mi luz y mi salvación, Àa quién temeré? (Salmo 27,1). Para la Biblia la salvación y los caminos de Dios se identifican con la luz. Si decimos que estamos en comunión con él y andamos en oscuridad, mentimos (1 Juan 1,6). Jesús se presenta diciendo: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8,12) La maldad, el pecado y la injusticia son tinieblas. El profeta Isaías recordaba a su pueblo: ÁAy de los llaman bien al mal y mal al bien, que toman la oscuridad por luz y la luz por oscuridad (Is 5,20). Vivamos cada día en la luz. Es decir, en comunión con el Dios de la luz, buscando en todo su voluntad.