Clamó Moisés a YHWH y dijo: ¿qué puedo hacer con este pueblo? (Ex. 17, 4)

El pasaje del Exodo nos muestra a Moisés que se dirige a YHWH expresando con claridad su ignorancia para actuar ante la murmuración del pueblo de Israel que camina en el desierto, pidiéndole agua. Esta invocación no es un simple lamento. Su "no saber" es la declaración humilde de su impotencia como guía y pastor del pueblo, ante las demandas de Israel. La declaración de Moisés no significa que quiera desistir de la misión que se le ha encomendado, sino que busca en quien es el verdadero y único Pastor de Israel, YHWH, la luz para guiar y responder. El saber decidir qué hacer no le pertenece, le viene dado, porque Dios mismo guía el camino y el destino de Israel. Moisés, el hombre más humilde de la tierra, reconoce su limitación y se abre para que Dios actúe. El "no saber" de Moisés reclama, atrae la luz, la respuesta de YHWH. Moisés sabía que no estaba solo, que la iniciativa del éxodo no era suya, él solo actúa como intermediario, instrumento; y por eso no duda de dirigirse a YHWH, cuenta con El. También María preguntó el ¿cómo será esto? De las actitudes más difíciles de encontrar actualmente en nuestros gobernantes, jefes, pastores, leaders (y en nosotros mismos), quienes ya saben todo y todo tienen programado y previsto, es ésta que nos expresa Moisés. La acentuada autosuficiencia nos cierra y nos vuelve ciegos, quita espacio al actuar divino, lo limita. ¡Cómo nos cuesta reconocer que la lógica divina es muy diversa de la nuestra!, en la que los extremos se atraen: nuestra pequeñez, fragilidades, ignorancia y su bondad misericordiosa y potente que "a los pobres los colma de bienes..." y se fija en la "pequeñez de su esclava" (Lc 1,48) para realizar en Ella el don más precioso regalado a la humanidad.