Ponencia de un Partero Tojalabal del
Consejo de Médicos y Parteras Indígenas Tradicionales
antes la Asamblea de Naciones Unidas contra el Racismo

Buenos días, hermanas y hermanos de los pueblos, organizaciones sociales, organismos que llaman multilaterales, señoras y señores de los gobiernos, señoras y señores que hacen notas y toman fotos para que los que nunca ven vean.

Les vamos a contar la historia de discriminación y abuso que sufrimos y a proponer algunas alternativas para que ya no suceda, ojalá y quepa en los diez minutos que nos dieron. Ustedes perdonarán si no queda completo  pero para nosotros es muy difícil explicar nuestro caso y todavía presentarles las alternativas en tan poquito tiempo.

Antes de empezar, les informo a ustedes que yo estoy aquí porque la dirección del Consejo de Organizaciones de Médicos y Parteras Indígenas Tradicionales de Chiapas, el Compitch, así lo dispuso y entonces eso quiere decir que la palabra que aquí yo les hable será dicha por los médicos y parteras que integran las 13 organizaciones del Consejo.

No es pues entonces que vengo solo sino acompañado del corazón de todos ellos, porque el caso que les voy a contar nos perjudicó a todos, lo que quiere decir que también a las comunidades pues con él se arriesgaron las bases mismas de la convivencia colectiva de nuestros pueblos aunque también los derechos de otros pueblos y gente como ustedes que vinieron aquí porque de todos es que de por sí son los recursos que se utilizan para el cuidado de la salud, independientemente de la forma y técnica como se preparen y del trabajo que lleven pues ese ya es método de cada cultura o camino de cada quien.

Eso quería aclararles para que cuando me escuchen entiendan que lo que yo les hablo es la narración de un acto cometido, en la raíz, no contra el partero Arturo Gómez que soy yo, ni siquiera contra el Compitch que me mandó, sino contra las comunidades indígenas a las que servimos y que nos han entregado en custodia sus recursos y sus conocimientos para que los utilicemos a favor de todo aquel que los necesite.

Dos son las ofensas que en directo nos hicieron, dos las tristezas y enojos que guarda nuestro corazón indígena, la primera surgida de un proyecto de bioprospección que nos llegaron a ofrecer, la segunda, la más grave, nacida no sólo de la soberbia y el desprecio con que desde hace ya 500 años nuestros malos gobiernos y sus mandos de grandes empresarios nos tratan sino también del miedo a perder sus canonjías y sus privilegios si nuestra palabra y camino comunitario hubieran quedado en su ley como derecho de nuestros pueblos.

El caso del proyecto de bioprospección estadounidense que llegó a nuestra organización para aprovechar las plantas medicinales y nuestro conocimiento tradicional asociado, nos llegó con engaños y trampas. La nombran ICBG Maya, y sus participantes, la Universidad de Georgia, un laboratorio inglés Molecular Nature Limited, y las autoridades de un centro público de investigación mexicano llamado el Ecosur, nos invitaron a convocar a las comunidades para convencerlas a que realizaran las colectas, aunque nunca nos dieron razón exacta de los propósitos y bases primeras de su asociación a pesar de que les pedimos nos hicieran llegar toda esa información para saber en detalle de que se trataba el proyecto y así poder saber por lo claro de qué se trataba y entrarle o no entrarle.

Un contacto en el gobierno fue quien nos hizo llegar el convenio ejecutivo del proyecto y entonces descubrimos algunas cosas, por ejemplo, que querían obtener los recursos genéticos de la biodiversidad chiapaneca para obtener aplicaciones medicinales, patentarlas y luego aprovecharlas comercialmente, que para ello iban a valerse del conocimiento tradicional de los pueblos, que las comunidades tendrían derecho a regalías en forma de proyectos destinados a seguir produciendo para el consorcio ICBG Maya y también a fitomedicinas obtenidas durante la investigación pero su aprovechamiento quedaría sujeto a la autorización del consorcio bajo la máscara de una asociación neutral denominada Promaya, que la Univesidad de Georgia era la dueña de la producción intelectual de sus empleados y han de saber ustedes que el doctor Brent Berlin, quien lleva cuarenta años en Chiapas recogiendo datos y haciendo registros en campo sobre nuestro conocimiento, es el líder de ese ICBG Maya y empleado de la Universidad de Georgia, que la versión en inglés del convenio no coincidía con la versión en español puesta del lado izquierdo del mismo convenio, y que en una de esas partes en que no coincidía en inglés se dice que las actividades del consorcio quedan sometidas a las leyes federales de los Estados Unidos de América.

 

Entonces nuestros asesores buscaron las bases mismas del proyecto -el RFA TW 98 001- y encontramos más discriminaciones y abusos; por ejemplo, que el propósito central de todo ICBG era y es encontrar medicinas importantes para los programas de salud pública de los Estados Unidos o de los países desarrollados, pero sólo aquellas de importancia primaria en los países en vías de desarrollo, que con los materiales colectados se buscarían también aplicaciones veterinarias, industriales, agrícolas, cosméticas y otras de interés para los Estados Unidos, que nuestro conocimiento tradicional era parte de su patrimonio cultural, que cualquier aplicación descubierta con potencial comercial quedaría en secreto y en depósito en la Administración de Alimentos y Medicinas hasta en tanto ellos no la patentaran aunque la propiedad de los materiales biológicos colectados y la información obtenida asociada se la dejaban al país en desarrollo que de por sí le toca hacer ese trabajo, que entrenarían a sus investigadores en nuestras tierras en áreas exclusivas de nuestro conocimiento tradicional, que llevarían sólo aquellos recursos y conocimientos tradicionales de los cuales pudieran tomar ventaja, que las regalías a las comunidades irían en forma de proyectos para que trabajaran en lo mismo, siempre y cuando conservaran y proporcionaran puntual y eficazmente los materiales que el consorcio les exigiera, que nuestras autoridades deberían aceptar y reconocer los propósitos y bases de esa convocatoria a formar grupos que mal llaman de cooperación internacional en biodiversidad porque sólo es cooperar para su provecho de ellos.

Conocido todo esto, les pedimos a los señores del Consorcio -Ecosur y a su líder el Dr. Brent Berlin- que suspendieran su proyecto en razón, primero, de que no había ley que en nuestro país regulara el aprovechamiento comercial de los recursos genéticos, segundo, que se trataba de un recurso universal y por lo tanto correspondía hacer una consulta con todas y con todos para decidir las bases y los términos de su aprovechamiento, y, tercero, que su contrato además de abusivo implicaba sometimiento a las leyes de otro Estado.

Lejos de escucharnos se fueron a sacarles sus firmas a las autoridades de cincuenta comunidades de los Altos de Chiapas y aun intentaron hacerlo igual por otras regiones como por allá de donde yo vengo. Entonces nos encabronamos y los denunciamos a la autoridad ambiental para que suspendiera el proyecto y les pusiera sanción. Pero en vez de eso la autoridad nos llamó par! a presionarnos a que aceptáramos el proyecto diciéndonos que ese proyecto era lo mejor que podía haberle pasado al país, que era muy justo y provechoso para nuestras comunidades pero que si queríamos nos mejoraban el precio.

Nos negamos a vendernos, a legitimar el abuso, a darles el aval en nombre de los pueblos del mundo, los poseedores legítimos de los recursos genéticos.

Fuimos entonces a la prensa y a las comunidades a informar sobre esos abusos y sobre las complicidades de la autoridad, pero también fuimos a las comunidades ganadas por ellos para saber por qué habían aceptado el proyecto. En esas comunidades nos dijeron que los del ICBG Maya habían llegado a ofrecerles curar sus enfermedades pero que para que eso se consiguiera la gente debía colectar las plantas medicinales de la zona que luego, los del consorcio, se llevarían para Gran Bretaña de donde, les dijeron, saldría la mejor medicina, para luego traérselas a ellos; que nunca les dijeron que los Estados Unidos tuvieran algo que ver en ese proyecto o que esa medicina encontrada fuera a quedar en Gran Bretaña o en los Estados Unidos.

La indignación y oposición al proyecto empezó a crecer tanto en las comunidades que la autoridad y el consorcio tuvieron que suspenderlo oficialmente aunque no se fueron sin antes decir que el conflicto con el Compitch no había venido de sus médicos y parteras sino de algunos de sus asesores no indígenas. Sobre ese reiterado señalamiento queremos aclararles que no somos peritas en dulce ni indios redomados, que nuestros asesores están sujetos a nuestra autoridad, que nosotros nos fijamos en la orientación que siguen los pasos de las personas, no en el color de su piel o en su origen, y que fue entre todos, médicos, parteras y asesores, indígenas y no indígenas, que construimos la estrategia y la propuesta desplegadas, entre todos, porque de todos es que de por sí es el interés y el derecho y porque lo mero primero, los principios, esos todos los implicados los teníamos y tenemos comunes y muy claros.

En el racismo y la soberbia tutelante hay que buscar los orígenes de los intereses que suponen que los indios podemos luchar por justicia pero nunca con eficacia, por una lámina de cartón para tener un techo pero nunca por nuestra liberación.

No es de ahora ni sólo por un asunto como el de la biopiratería o el del engaño o el del abuso neocolonial que venimos luchando y organizando nuestra resistencia a como las circunstancias! y los medios nos den y nos obliguen a actuar, nuestra resistencia centenaria que se basa en las decisiones colectivas para seguir juntos, en la consideración de los otros como hermanos, en las palabras sinceras, en el respeto a la tierra que es madre y compañera que debemos cuidar y respetar y no ver como un objeto ni propiedad a explotar y a acabar a como nos dé la codicia y la soberbia.

Querían agarrarnos solitos y sumisos, hacernos cómplices baratos de su saqueo, de su política de pérdida pactada de soberanía como de por sí vienen haciendo con otros pueblos, de la reconfiguración de los conceptos de diversidad biológica y cultural, del previsible derrumbe comunitario a que un proyecto con esas características nos condujera, sea porque de él se beneficiaran sólo unas pocas comunidades, sea por consolidar en nosotros el egoísmo utilitarista, sea por integrarnos socialmente a sus sistemas de patentes, propiedad intelectual y marcas y a todo lo que esas formas de apropiación y discriminación han significado en dolor y en desigualdad para las sociedades donde han sido impuestas, en suma, doblarnos a tomar el lugar en el mundo que ellos nos asignaran y desde ahí recibir sus instrucciones.

Con el nuevo gobierno federal pensamos que iban a cambiar las cosas porque así nos lo prometieron las nuevas autoridades ambientales federales en una reunión que tuvimos el pasado 25 de enero en Palenque. Ahí acordamos que entre los pueblos indios y la sociedad organizaríamos, sin intervención del gobierno, reuniones y foros para sacar acuerdo sobre cuáles deberían ser las bases para el aprovechamiento de los recursos biológicos y genéticos y que el gobierno sacaría! su acuerdo por su lado y luego gobierno y sociedad nos sentaríamos para sacar un acuerdo de consenso que definiera el contenido de una posible ley de acceso a los recursos biológicos y genéticos.

Un mes más tarde esa misma autoridad nos manda decir que el formato cambia: que ahora el gobierno sacará primero su acuerdo, que luego vendrá el de la sociedad y pueblos pero que el gobierno también organizará este encuentro en todas sus fases y que la línea de discusión sobre la cual girará la discusión será precisamente lo acordado por él gobierno. Le reclamamos el incumplimiento de su palabra pero no nos responde.

Dos meses más tarde y cuatro antes de finalizar los trabajos legislativos el Partido Acción Nacional, el Partido de esas mismas autoridades, presenta en el Senado una iniciativa de ley para el acceso a los recursos biológicos y genéticos, incluido el conocimiento tradicional asociado, sin haber consultado y definido previamente su contenido con los pueblos y comunidades indígenas, tal y como lo ordena el Convenio 169º de la O.I.T. ratificado por ese mismo órgano legislativo.

Los acuerdos de San Andrés Larráinzar.

Un día antes de que se presentara esa iniciativa de acceso a los recursos biológicos y genéticos un grupo de senadores terratenientes, Manuel Bartlet Díaz del P.R.I. y Diego Fernández de Cevallos del P.A.N. presentaron una iniciativa de reforma constitucional sobre derechos y cultura indígena contraria a los Acuerdos de San Andrés que semanas antes se había presentado ante ellos. Fueron años de preparación y sufrimiento, de trabajo y desvelos, de reunir por fin en un documento firmado por el gobierno derechos mínimos para los pueblos, derechos que ya de por sí estaban en el Convenio 169º de la O.I.T. que es ley en nuestro país.

Con esa ley constitucional podríamos haberle puesto freno formal al abuso y a la codicia, al no preguntarnos nunca nada, al mandarnos siempre sin saber quién ni por qué nos manda, al imponernos un desarrollo que sólo a otros beneficia y fortalece, a todo lo que nos niega un lugar por ser distintos, por no someternos, al sistema de salud actual que no reconoce y aun condena nuestra medicina tradicional, al afán de volver todo mercancía, al sistema que juzga y ordena nuestra vida con leyes escritas que desconocemos, al egoísmo que vulnera la cooperación y diversidad en que vivimos nuestra vida comunitaria.

Y al negar nuestros derechos nos niegan y nos recuerdan, a todos, que más allá de los colores o de las siglas, frente a los indios o a los distintos, frente a los que resisten y luchan por un lugar para todos, el poder del dinero y la soberbia siempre estará unido y dispuesto a no darnos ningún derecho, ningún respeto, ningún lugar desde donde podamos crecer, o ser ejemplo, o sacudirnos de su dominio. Hoy más que nunca estamos solos de ellos pero pletóricos de nosotros.

Ya lo vimos el diagnóstico, ya lo vimos que no hay remedio.

Qué hacer entonces.

De nuestra parte, van algunas de nuestras propuestas para que junto a las suyas nos saquemos entre todos nuestras buenas estrategias.

Propuestas alternativas

Para enfrentar y superar la discriminación y la exclusión, para permanecer completos, quiere decir, para permanecer todos, los indígenas, pero también las minorías, las mayorías excluidas y explotadas, la tierra misma y aun los responsables de esa exclusión y explotación, el Consejo de Organizaciones de Médicos y Parteras Indígenas Tradicionales de Chiapas (Compitch) propone:

1. Recuperar de las cenizas la memoria y el paso que el poder de la codicia y el dinero nos condenó a fuego viendo que aún nos sirve y transformando aquello que por el tiempo hubiera perdido vigencia para que se ande de nuevo firme;

2. Caminar nuestra autonomía, como de por si la caminamos, con o sin el permiso del poder, con o sin las leyes y los acuerdos que obligadamente pasan por sus espacios y su palabra, nunca por los nuestros y por la nuestra, desarrollando estrategias de resistencia activa donde la elaboración y la instrumentación de propuestas alternativas consensuadas con el mayor número posible y oportuno de grupos, organizaciones y pueblos constituyan su eje motor. Consecuente con lo anterior, incorporar cada vez a un mayor número posible de pueblos, sectores, grupos y organizaciones a la planeación, elaboración, ejecución y supervisión de los principios y estrategias de organización y lucha así como a la de propuestas alternativas en todos y cada uno de los diversos asuntos que por su naturaleza universal de alguna manera impactan el devenir de los otros, especialmente por cuanto hace a los temas relacionados a la salud, la educación, el trabajo, la alimentación, el intercambio, la igualdad y la fraternidad entre todas las mujeres y hombres, la tierra, la biosfera, la diversidad biológica y la diversidad cultural, la democracia, la justicia, la paz, la libertad;

3. Un enfoque de acción múltiple y flexible en nuestras luchas y propuestas, sabiendo que el ganar o proponer en un asunto o para un grupo no constituye un objetivo sino una estrategia, apenas una batalla y una solución, pues ningún tema o actor en la lucha o en la construcción de opciones es aislado sino que está intensamente implicado con todos los demás temas y grupos que luchan y proponen, de tal manera que apoyar, de la forma y con la intensidad que cada organización o pueblo determinen en conciencia, al resto de las luchas y elaboración de propuestas, es vernos en el dolor y en la esperanza de todos los demás a que también aspiramos a ser y actuar en consecuencia;

4. Convocar a los otros a conocernos, incluso a aquellos históricamente responsables de nuestra pobreza y marginación, para que acudan a nuestros pueblos y campos y nosotros a los de ellos, para que vivan y anden como nosotros vivimos y andamos y nosotros vivamos y andemos como andan ellos, aunque sea sólo por un tiempo pero sinceros, que nos conozcamos en nuestra palabra y opción, para entonces ver en qué podemos andar de común, en qué autónomos, y en qué sin futuro, para mejorar y enriquecernos;

5. Capacitar multiplicadores comunitarios en las más diversas aunque, por ahora, inaccesibles e incomprensibles técnicas, temas y asuntos de interés local, regional y global, no sólo para transmitir con cierta frecuencia y hacer más expedita y clara la información hacia nuestros pueblos y comunidades sino fundamentalmente para ir nivelando desde nuestros procesos y con nuestra propia gente, indígenas y campesinos, la información y su comprensión cabal de contexto, para que el poder no nos sorprenda ajenos a su palabra y así le resulte más difícil engañarnos o dividirnos, como quiera, abusar de nosotros, pero también para crecer con aquellos que tienen o traen hasta nosotros su palabra sincera y de cooperación de hermanos para así, una vez que hayamos asumido el control de ese proceso, logremos integrarnos plenamente y de una vez por todas a esa tan traída y llevada globalización pero de una manera transparente y democrática, participativa y equitativa y donde la diversidad y la cooperación solidarias sean la semilla y la raíz que funde! n todas nuestras relaciones.

6. La conformación de redes regionales ,locales, nacionales e internacionales de monitoreo autogestivas para detectar, registrar, analizar y evaluar, en consejos asesores autónomos, planes, proyectos y acciones de los gobiernos, de las corporaciones o de los centros de investigación afines a ellos que lleguen o se propongan a nuestros pueblos y comunidades con el objetivo de aprovechar sus recursos, instrumentar algún programa o incidir de alguna otra manera en nuestra vida;

1.6 bis Volver operativas las consultas previstas en el Convenio 169º de la O.I.T. mediante la creación de consejos o comisiones independientes propuestas por los propios pueblos y comunidades de tal manera que su ajuste a los postulados de esta convención pueda evaluarse al menos en cuatro sentidos: 1- que la información proporcionada por los informantes sea completa incluida la visión de contexto, los antecedentes y trayectoria de los proponentes, las experiencias comparativas y los posibles escenarios; 2- que sea comprendida a cabalidad por los destinatarios; 3- que lo que se presenta incluya a todos los interesados o implicados; y 4- que lo propuesto no distorsione o vaya en contra de la cultura, instituciones, principios o formas de vida comunitarias;

5-. Como médicos, parteros y parteras indígenas tradicionales, proponemos, también, un proyecto autonómico de salud que, basado en los recursos que conocemos y controlamos, se vincule desde nuestras necesidades y procesos a la medicina occidental, que tome de esta lo que nos sirva, como quiera que lo tome, incluso como le hicieron nuestros hermanos de Sudáfrica o mediante otras opciones en ejercicio de nuestro derecho a la vida, y! que destierre todo aquello que no le sirva, para así poder crecer sanos, fortalecer y compartir cada vez con más personas y grupos solidarios y necesitados también de salud nuestro conocimiento y recursos que, por otra parte, nosotros sólo tenemos por custodia que nos encomendó nuestra sagrada madre tierra.

6-. Propuestas alternativas a los señores del Poder y de las palabras no sinceras. Considerando, que mientras estos señores y el sistema de dominación que nos han impuesto y que sólo aprovecha a ellos en perjuicio creciente del resto de la humanidad y aun de la biosfera, no renuncien a proseguir con la estructura de sus relaciones sociales, será históricamente imposible que a mediano y a largo plazo nos respeten en aquello que en estos foros o en nuestras propias luchas eventualmente podamos arrebatarles, pues está más que visto que eventuales logros legislativos o sociales no son para ellos sino un tropezón, apenas la tregua necesaria para reagruparse y volver otra vez a la carga ya con sus flancos cubiertos, y que consentir esa realidad de breves obtenciones que el tiempo siempre nos retorna con más dolor y destrucción a nuestra historia sólo hace más difícil y más lejano, no nuestra resistencia y paso que como quiera tarde o temprano andaremos con todos, sino el urgente diálogo y transición con ellos para pactar sobre bases materiales efectivas nuevas formas de convivencia universal, les proponemos:

6.1-Quecambien su corazón;

 6.2- Que sean sinceros, con los demás y consigo mismos para que, más allá de su propuesta, su palabra vuelva a ser palabra verdadera y digna de respeto porque esté en posibilidad efectiva de ser evaluada y en ese sentido aceptada o rechazada por todos los demás a quienes hoy afecta;

6.3- Que cambien su forma de vida basada en el saqueo y en la explotación de los demás, que renuncien a hacer suyo el mundo o a presidirlo bajo sus leyes y sus valores, que retornen a ser pequeños como es la naturaleza de todas las cosas que son grandes;

6.4- Que busquen una su nueva forma de vida; si la naturaleza creó miles y miles de opciones de vida que pueden convivir en un espacio relativamente pequeño y aun entre pueblos diversos se reproduce esta coexistencia, no creemos que no exista para ustedes más camino que el que han elegido. Nosotros, si quieren y mientras encuentran su opción, podemos ofrecerles nuestra experiencia que no es otra que andar por la tierra como quien anda en su casa: tomando de ella sólo lo que necesitamos para ser personas y aún devolverle más, como ahora dicen los investigadores que nuestros primeros abuelos hicieron al enriquecer con otras especies y aun con las mismas la diversidad de los bosques que fueron habitando.

 Sobre la propuesta de compensación para reparar los daños y perjuicios causados a los pueblos originarios por los procesos de devastación colonial a que fueron sometidos por las metrópolis, si finalmente hay consenso entre los pueblos y las organizaciones sociales, pues apoyamos esta propuesta pero pedimos se aclare que esta iniciativa y su eventual instrumentación en nada cambian nuestros futuros y en ese sentido tampoco borran la memoria de la ofensa, pues no compromete al capital y a sus gobiernos metrópolis a realizar cambios en la estructura hegemónica, depredadora y rentista de su modelo que así permanece intacto y mantiene, bajo nuevas formas, las causas y efectos de la discriminación y de la explotación inmisericorde de vidas y recursos.

Ojalá y esa demanda compensatoria y su eventual aceptación por parte de los poderosos, por otra parte insignificante a sus riquezas y a los daños y perjuicios que causaron, no le resulte en términos históricos más cara a nuestros pueblos que su retiro, pues además de por sí sola no cambiar nada situaría un odioso precedente de indulgencia periódica al que el poder devastador en el turno, sin mayores quebrantos, podría acudir para saldar sus atropellos y aun obtener reconocimiento político y social por parte de los ofendidos.

Fuente: Consejo de Médicos y Parteras Indígenas Tradicionales
compitch@hotmail.com