En diálogo con Tomás de Aquino, Ediciones del Orto, Madrid, 2005
Novo livro de JL na Espanha
A Librería Central del Libro (11 Euros + envio) envia para todos os países.
Dois dos mais destacados medievalistas europeus, Alexander Fidora e Pere Villalba, encarregaram-se da edição dessas conferências, que proferi, nos últimos anos, em universidades da Europa e da América.
Prefacio de Alexander Fidora
Tradução ao português
Este livro presta homenagem a um dos mais notáveis representantes da filosofia brasileira de nosso tempo. Durante os mais de 30 anos que Jean Lauand se dedica à pesquisa e à docência, o atual catedrático de Filosofia da Educação da Universidade de São Paulo tem aberto com seu trabalho novos caminhos para o estudo da filosofia medieval, principalmente no que se refere à obra de Tomás de Aquino. Pareceu-nos, portanto, quase um imperativo disponibilizar para o leitor de língua castelhana - tanto o especialista como o amateur - alguns desses trabalhos de Jean Lauand - todos eles conferências proferidas em univesidades da Argentina, Brasil, Portugal e Espanha - que nos dão uma imagem viva daquilo que é a própria essência de seu filosofar: um filosofar que, situando-se na linha de pensamento de Josef Pieper, desenvolve-se em diálogo permanente entre o passado e o presente, entre a história da filosofia e os problemas sistemáticos que continuam nos ocupando ainda hoje, entre Tomás de Aquino e a linguagem humana de todos os dias.
Daí a fisionomia tão caracaterística do pensamento de Jean Lauand: uma mescla entre a tradição e a abertura, entre o perene e o temporal, traduzida também em seu estilo que une a precisão da palavra escrita com a vitalidade da expressão oral. É esta, por assim dizer, mestiçagem, que torna seu pensamento um pensamento sui generis: não somente humanista, mas realmente humano, na medida em que todo homem, isto é, cada um de nós, se descobre em sus imanência, ao mesmo tempo em que, a partir dessa própria limitação, abre-se para nós a possibilidade da trascendência.
A filosofía de Jean Lauand é, sem dúvida, uma grande mostra de erudição, mas não quer ser – e não é – unicamente isto: sua filosofia é, tal como este livro, um convite para participar da sabedoria, para entrar em um diálogo com a sabedoria da linguagem humana e a sabedoria do Verbo.
Alexander Fidora
Departamento de Filosofía
J. W. Goethe-Universität Frankfurt
Original
El libro que tiene en manos el lector rinde homenaje a uno de los representantes más destacados de la filosofía brasileña de nuestro tiempo.
Durante los más de 30 años que Jean Lauand lleva dedicado a la investigación y docencia, el actual catedrático de filosofía de la educación de la Universidad de São Paulo ha abierto con sus trabajos nuevos caminos para el estudio de la filosofía medieval, sobre todo en lo que se refiere a la obra de Tomás de Aquino, que han tenido un gran impacto en su tierra natal.
Nos ha parecido, por lo tanto, casi un imperativo poner al alcance del lector de lengua castellana, tanto al especialista como al amateur de la filosofía (medieval), algunos de estos trabajos de Jean Lauand –todos ellos conferencias pronunciadas en diversas universidades de Argentina, Brasil, Portugal y España–, los cuales no solamente permiten reseguir de cerca la trayectoria intelectual de este pensador a lo largo de los años, sino que, además, dan una viva imagen de la esencia misma de su filosofar: un filosofar que, situándose en la línea del pensamiento de Josef Pieper, se desarrolla en un diálogo permanente entre el pasado y el presente, entre la historia de la filosofía y los problemas sistemáticos que siguen ocupándonos también hoy, entre Tomás de Aquino y el lenguaje humano de todos los días.
De ahí, la fisonomía tan característica del pensamiento de Jean Lauand: una mezcla entre la tradición y la apertura, entre lo perenne y lo temporal, traducida también en su estilo que reúne la precisión de la palabra escrita con la vitalidad de la expresión oral. Es este mestizaje, por así decirlo, que hace de su pensamiento un pensamiento sui generis: no solamente humanista, sino realmente humano, en la medida en que en él todo hombre, es decir, cada uno de nosotros, se descubre en su inmanencia, a la vez que, desde esta misma limitación, se nos abre la posibilidad de trascendencia.
La filosofía de Jean Lauand es, sin duda, una gran muestra de erudición, pero no quiere ser –y no es– únicamente esto: su filosofía es, así como el presente libro, una invitación a participar de la sabiduría, a entrar en un diálogo con la sabiduría del lenguaje humano y la sabiduría del Verbo.
Alexander Fidora
Departamento de Filosofía
J. W. Goethe-Universität Frankfurt
A modo de epigrama - Pere Villalba
[...] Estas cosas y algunas más han revivido en mi mente al leer los estudios del profesor Jean Lauand, "aquel que viene del Cono Sur con la mochila llena", ¡no vacía! Y es que el lenguaje ha constituido el sustrato empecinado de la actividad investigadora y docente de Jean.
[...] Sin la música de las esferas, sin la música del alma, sin el Lógos seríamos halos puramente quejumbrosos. Jean nos lleva al infinito, a los nombres que impuso Adán, acompañado o sin acompañar, pues él solo bien se sabe apañar. Amable lector, si no aceptas a Jean con esa medida que se ajusta al encuentro con el soplo aquel que dio la vida, quema este libro, o mejor regálalo a un amigo que sea "otro igual a Jean". Pues éste no es algo que podamos señalar con nuestro dedo, eso es la ofensa más grave que se le puede hacer, ni es el caparazón dentro del cual se humedece el tejido eterno de la eternidad del alma eterna: no te atrevas a señalarle con tu impune dedo, perderás la vida, y tienes vida, por cuanto tienes alma inmortal, ergo "toma y lee", "canta y deambula", que así penetrarás en el entretejido de los escritos lauandianos que tienes entre manos. Jean, pues, no está escondido para protegerse: piensa en Dios, dice cómo son los tontos, habla el lenguaje de los árabes, tiene la sensibilidad del intelectual, que no ha perdido las formas y mucho menos los contenidos: ambas facultades las enriquece al enriquecernos con sus pormenores, puntos de vista agudos, sonidos armónicos, gusto refinado, olfato superior, oído ennoblecedor; y el Lógos, ese sexto sentido que le ha entusiasmado desde los mejores años de su juventud: sentido, claro está, físico y, especialmente, sentido del alma, pues escribe sobre los fundamentos de ese filosofar cotidiano, que por ello es tan divino, como Moisés, que con la admiración de lo cotidiano preguntó: "Y tú, ¿quién eres? ¿Quién les digo que eres?". Diles: "Yo soy el que es". Jean corre por esas latitudes filosóficas y teológicas: lo demás está enlazado con ellas. Si alguna etimología puede presentarse mejor es la que el mismo Dios hizo de su mismo nombre: y quien lo contradiga es un idiota al estilo de los anteriormente citados. "El lenguaje es así un 'laboratorio' para el filósofo", "También la ausencia de palabras en el lenguaje trae consigo una información importante", "La sabiduría del erudito que coincide con la sabiduría del hombre de la calle", "El álgebra como ciencia árabe", "La vida humana es inseguridad... y el corazón humano... acaba por pegarse a pseudo-seguridades", y muchas otras citas más denotan sólo en parte el talante intelectual y humano –y no digamos ya el de investigador y profesor– de Jean Lauand. Y acabaré ya, haciendo una concesión por tratarse de Jean Lauand, "el hombre de lo firme y de lo flexible", escribiendo, mientras escucho a Johann Sebastián Bach –¡Bach sólo para los amigos!– estas ideas pétreas y adamantinas: "el respeto a Dios es fuente de vida", "la mala obra hace al hombre un miserable", "la lengua de los sabios adorna la ciencia", "el lenguaje pacífico es el árbol de la vida", "los labios de los sabios esparcirán la ciencia...; el corazón de los idiotas, todo lo contrario", "el hijo sabio alegra al padre", "la idiotez es el gozo del idiota", "la ley del sabio es fuente de vida", "quien guarda su boca guarda su alma", "un hombre prudente callará", "el principio de la sabiduría es el respeto a Dios". No cito más el Libro de los Proverbios, pero Jean Lauand es algo de todo eso, y algo de todo eso lleva en su mochila.Pere Villalba Varneda - Universitat Autònoma de Barcelona