Sombras del viento de

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mi esencia hilemórfica.

Érase una vez un hombre, que nació sincero y honesto; no era nada modesto. El primer día pintó un libro y cuando terminó, leyó el cuadro y escribió un cuento y tres poemas. Todo el conocimiento fué un vicio del cual no se pudo desprender. Un día se encontró unas hojas bastante viejas, amarillas y enpolvadas pero las palabras no le eran familiares por eso aprendió otro idioma. Sus gustos variado y excéntrico, tendía al barroquismo ampuloso. En la noche sentía el agrado de ayudar a alguien. Su filosofía estaba un tanto contrastada por el ideal humanista, Sartre e incluso Shopenhauer le abrumaban el pensamiento.

Pero nada de la tierra le hacía olvidar ese mundo alterno, hechicero, embrujante, ese donde él era el chamán, el consejero. Pero incluso despertar del sueño era bueno porque sabía que tenía amigos y hermanos, y su Novia.

Cuánto trabajo le costaba salir de vacaciones. Pero cuando lograba olvidar la monocromía del trabajo se clavaba en el misticismo de las caricaturas. En fin él es un vampiro condenado, de espíritu confiable; desesperado porque el Mundo que vive un Apocalipsis cotidiano.

Sin más complicaciones....

Vi primera luz 7 años, 3 meses y 11 dias después de la llegada del primer hombre sobre la luna; en el año en que se patentó el micro cassette philips. Por supuesto diez años antes de que se inventara el Laser Video, y cuatrocientos años después de que se inventara la bayoneta. Así es que nací, hace poco mas o menos 9125 días, 219,000 horas, 13,140,000 minutos, 788,400,000 segundos; en una sala de parto con ventana al parque donde un trenecito es jalado por una mula (que por cierto le gusta beber cerveza cada que la luna se alinea con marte y plutón) Así como sucedió el 31 de octubre de 1976 a la 1:20 am en el Seguro Social de Toluca.

¿Qué traen tus ojos que los veo tan callados? Parece que somos dos espejos.


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