Historia de la Masonería


Basta contemplar los templos, capillas, iglesias, catedrales, monasterios y claustros esparcidos sobre todo el territorio de España, para convencerse de que la masonería operativa o Arte Sagrado, ha tenido en nuestro país un desarrollo considerable.

En el siglo XVII, la masonería, que era a la vez gremio, sindicato, escuela y cofradía, estaba a punto de desaparecer con la terminación de las últimas catedrales. Pero, en la misma época, en Inglaterra, esta institución aceptaba miembros honorarios, cuya ocupación principal no era la construcción. Los llamaron masones «Aceptados», hombres interesados por la base moral, el simbolismo, la generosidad y la fraternidad de la Institución.

La primera Gran Logia se fundó en Londres en el año 1717, de ella derivaron todas las otras Grandes Logias que forman la Masonería moderna. Las primeras Logias fundadas fuera de Inglaterra son las de Madrid y de Gibraltar, por ello podemos decir que en España, tanto en la época operativa como en la moderna masonería especulativa, la Masonería goza de más antigüedad que en otros muchos países.

Desafortunadamente esta situación no duró mucho tiempo, ya que al alejarse de los principios Tradicionales de la creencia de un Gran Arquitecto del Universo, o bien incumpliendo las reglas de no hablar de política ni de religión en las Logias, la Masonería española no tuvo nunca el reconocimiento de las demás Grandes Logias regulares del mundo.

Las persecuciones del régimen franquista, encarcelamientos, fusilamientos y el exilio para los que tuvieron la suerte de poder escapar, marcaron el fin de la Institución en el país, durante un largo tiempo.

En la época franquista, este régimen, tan abiertamente antimasónico, autorizó no obstante, el funcionamiento de Logias en el interior de las bases americanas ubicadas en España.

Al margen de la anécdota histórica, durante estos 40 años la Masonería desapareció en España, pero los masones en el exilio recibieron ayuda y protección y participaron en los trabajos de las Logias de los países que les dieron asilo. Muchos tuvieron la oportunidad de ingresar en Logias regulares y esto influyó favorablemente en el momento de reemprender las actividades masónicas en España.

Ese momento llegó en el año 1977. Unas pocas Logias pudieron reconstituirse, y otras, con la ayuda de la Gran Logia Nacional Francesa (GLNF), se fundaron cerca de la frontera para aceptar nuevos miembros españoles. Se agruparon a continuación en el distrito de España de la GLNF, obteniendo así la regularidad de origen hasta que, en el año 1982 se fundó la Gran Logia de España, independiente y, por primera vez, reconocida por la totalidad de las otras Grandes Logias del mundo.

La Gran Logia de España, única obediencia regular en el Estado, tiene ahora más de 100 Logias diseminadas sobre el territorio, cifra que progresivamente irá aumentando a medida que se vaya reinstaurando la Masonería en España.

En estos comienzos siempre difíciles, los recursos escasos y las atenciones en beneficiencia de la Gran Logia de España son ahora, en 1996, casi nada comparadas por ejemplo, con el conjunto de las Grandes Logias de los diferentes Estados de USA. Ellas destinan a obras de beneficencia, año tras año, más de un millón de dólares cada día. Una proporción importante de las Grandes Logias regulares del mundo ya tienen más de doscientos años de existencia, y si bien ahora totalizan más de 6.000.000 de miembros, repartidos en 155 Grandes Logias Estatales que gobiernan 36.031 Logias locales, ello no es el resultado de unos pocos días.

Existe a la venta pública un anuario titulado «List of Lodges» que relaciona todas las Logias Regulares del mundo.

El progresivo desarrollo de la Masonería responde en primer lugar a la buena adaptación de ésta a la sociedad moderna actual donde sus principios y enseñanzas son de la máxima actualidad y necesidad.


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