EGIPTO EN SU DECADENCIA
Después de la XVIII Dinastía parece haberse producido un estancamiento artístico general, aunque es difícil dirimir si hubo una práctica menos frecuente de la música o sólo menos representación de esta actividad. En su origen las causas fueron quizás políticas; la relativa paz y prosperidad en que pueden florecer las artes fue sucedida por un debilitamiento de la autoridad real, una decisión y subdivisión del reino, unas presiones exteriores, terrestres y marítima –los “pueblos del mar” derrotados por Ramsés III, por ejemplo- y por fin la conquista extranjera protagonizada por los asirios en el siglo séptimo, por los persas en el sexto y por segunda vez en el cuarto y después, de inmediato, por Alejandro el Grande en el 332 a.C. En el transcurso de este largo período, la cultura egipcia se vio invadida cada vez más por influencias extranjeras, disolviéndose finalmente en la cultura general del Mediterráneo oriental.
Ya en época clásica llegarían los platillos o címbalos procedentes de Grecia. Sin embargo, y aunque pueda hablarse de influencias musicales mutuas, parece que las de Egipto predominaron en Grecia. Se ha constatado incluso que la atribución a Grecia del llamado “Órgano de agua” (hydraulis) es incorrecto, pues los indicios señalan al egipcio Ctesibio de Alejandría (246-221 a.C.) como su inventor.
Posteriormente, gran parte de la antigua cultura egipcia pasaría, ya en época cristiana, a la iglesia copta (las campanillas usadas en la misma copta, por ejemplo), y más adelante, al mezclarse con las civilizaciones árabe e islámica, originaría nuevas formas musicales. A este respecto, distintos tipos de instrumentos persuran aún en diversas regiones del norte de África.
Es posible, además, que la música y la danza populares del valle del Nilo –especialmente las empleadas en determinadas festividades- conserven todavía algunos eslabones que las vincules a las formas antiguas, los cuales constituirían interesantísimas reminiscencias de tales formas.