De barrio en barrio 1: Parque Centenario/ San Telmo/ Once
Estamos a principios de 1987 en Metalmorfosis, un pub que queda entre Gascón y Corrientes, donde toca una banda punk que se llama Namores. Ciro Pertusi tiene 18 años y toca el bajo. Quien canta es su hermano menor, Federico (le lleva dos años). Eso de Namores se lo deben tanto a Los Ramones como a Namor, un archivillano de historieta . Uno de los estribillos nombra a Edda Bustamante, el otro a Boca. Ese público de extracción blusera atestigua los que pronto serán hits de la banda: “Caminando por el microcentro”  y  “Sola en la cancha”.  Cuando el mismo quinteto debute en serio bajo el nombre Attaque 77, el escenario va a cambiar por el de Cemento y el mes por el de octubre. Y en 1989, cuando el sello independiente Radio Trípoli edite Dulce Navidad, el primer álbum de los  77,  Ciro, Mariano (guitarra), su tío Daño (guitarra) y Leiva (batería) van a despedir a Federico. Ciro, entonces, se hará cargo del micrófono.
Once años después, los hermanos Pertusi reciben al Sí en Jujuy al 300 ( barrio de Once). Ahí vive Mariano y los Attaques ensayan. La casa que comparten Federico y Ciro en Caballito es como la mansión de Sandro en Banfield: inexpugnable. Pocos llegan a saber el número de teléfono que Ciro cambia año a año. Menos aún conocen el interior de su “santuario”. “Ahí, por fin estamos en paz. Es nuestro lugar. Nos juntamos a jugar al fútbol en la Playstation y es cuando más nos comunicamos”, aclara Ciro. Hay dos buenas nuevas.  Una, que Federico, tras no tener contacto durante más de media década con Ciro, ahora comparte ese “santuario” sólo con él. Y  la segunda, que acaba de editar un disco con muchas de las canciones que aquel embrión de Attaque estrenó allá por 1987. Lo que sigue es la historia de las idas y vueltas que primero separaron y luego unieron a los dos Pertusis.

2: Parque Patricios/ Boedo/ Lugano
Cuando Attaque 77 debutó en Cemento, los Pertusi alquilaban una casa en Parque Patricios. “Estábamos nosotros, mi vieja y mi hermanita María (hoy 19), hija del segundo matrimonio de mi vieja. Nuestro viejo había muerto cuando yo tenía once años”, recuerda Ciro. “Por suerte, ya vivíamos sin la pareja de mi mamá. Con él, mi vieja se agarraba a trompadas. Los domingos llegábamos de jugar al fútbol, veíamos el patrullero en la esquina y decíamos ‘problemas’. Hasta que mi vieja aceptó que era mejor volver a separarse”. Los chicos no tenían trabajo y la familia tuvo que alimentarse con las cajas PAN (Plan alimentario nacional) del gobierno de Alfonsín. “Mi vieja estaba anotada en el plan FONAVI para la vivienda… Justo pintó una moneda y nos fuimos a Chiclana, donde se gestó Attaque, en ese ambiente, juntando cigarrillos de la calle y pidiendo guita”. Pero las cosas mejoraron. Ciro le ganó el juicio por despido a la confitería Los Dos Chinos de donde lo habían despedido y con esa plata entraron al plan FONAVI. Se fueron a vivir a un departamento en el barrio Samoré, en Lugano. Fueron los días de grabar con Attaque el mítico compilado punk Invasión ’88 junto a otros pioneros del punk post-Violadores. Federico consiguió un trabajo en una pizzería. Attaque ensayaba los lunes, el día que el muchacho tenía franco. Nada más.

3: Boedo/ Congreso
Los padres de Ciro y Federico también se habían separado, cuando ellos eran muy chicos. “Con mi viejo, todo era jodido. Laburaba en una fábrica del padre, pero faltaba. Además era muy desprendido. Se encontraba con un amigo que tenía problemas y le daba toda la plata. Y chupaba tanto”, rememora Ciro. Los hermanitos Pertusi  empezaron a juntarse con Miler y Paya, hijos de una familia de gitanos que les enseñaron las malas artes de  la calle. “Cuando murió mi viejo, mi tío nos quiso pagar un buen colegio. Pasamos del Bernasconi al Lasalle, donde todos eran hijos de alguien importante”. Ciro repitió dos veces primer año y abandonó. Federico, lo mismo.
Echenle la culpa a Daño. El tío de Mariano inició musicalmente a Federico y Ciro en 1982. Atesoraba más de mil quinientos vinilos. Gracias a él, Ciro conoció a Beatles, Stones y Captain Beefheart. Antes de Namores, Ciro, Mariano, Leiva y Daño tocaban en Cabeza de navaja. “Así empezó Attaque”, lanza Ciro. “Un día estábamos escuchando un casete de Cabeza de Navaja y la cinta se dio vuelta. La escuchamos al revés y parecía ¨Somebody put something in my drink¨ de Ramones. A la semana siguiente, empezaba Attaque 77. Daño fue quien me dijo ‘metámoslo a tu hermano a cantar’”. Gracias a sus laburos en la pizzería y después en la confitería El Molino, Federico empezó a comprarse importados. “Cuando Ciro se enganchó con Ramones, yo ya estaba con Sham 69. Cuando los demás llegan a Sham 69, yo me había ido a Stiff Little Fingers. Cuando alcanzaban a los Fingers, lo mío quedaba en Morrisey”.

4: Lugano/ Almagro
_Federico, ¿por qué dejaste Attaque tan pronto?
_Y... yo ya empezaba a vivir de juerga. Ganaba plata y me la gastaba. Una de las cosas malas que heredé de mi viejo fue el escabio. Me empecé a entretener con eso de sentirme en las nubes. De Lugano me fui a vivir con unos amigos a Almagro. Era un recreo después de una vida de mudanzas y peleas. Chupar te vuelve a la infancia. ¿Viste cuando sos bebé y no tenés equilibrio, que parecés borracho?…  Bueno, eso. Chupaba y no me importaba nada. La gente de Trípoli me decía ‘Tenés que ir a la radio’… Esa no estaba en mis planes. Yo ansiaba libertad.

5: Lugano/ Flores
A los 21 años, Ciro también dejó Lugano. Alquiló una pensión en Flores y se fue a vivir con una novia. En tanto que Federico formó Durango 95 con los amigos de Almagro. “Eramos todos borrachos. El primer tema que hicimos fue ¨Los borrachos son ustedes¨, un cover del grupo de cumbia Los Cartageneros. En esa época aparecía desmayado en la calle. Pero nunca estuve en cana. A veces me llevaban hasta que se me pasara la locura. Después de Durango 95 toqué el bajo en Mal Momento, y en el 92,  armé Belfast con Leiva, ex batero de Attaque”. Federico también grabó algunos coros en el tema “América” en Angeles caídos, tercer disco de Ciro y los suyos. Incluso plomeaba al grupo algunos fines de semana. Los hermanos empezaron a verse más seguido.
_Ciro, ¿ vos no lo extrañabas a Federico?
_Mucho. Me lo cruzaba cada tanto y todo bien, pero estaba re-borracho y no me gustaba no poder hablar fresco con él. Yo esperaba que me pidiera ayuda.
Según Federico, la época en que dormía en una sala de ensayo en Flores  fue su esplendor. Vendía panchos en Santa Fe y Cerrito. “Era un flash, vendía novecientos pesos de panchos por día y me quedaban como cien mangos. Ya venía queriendo zafar del alcohol, pero con tanta plata sufría recaídas. Ojo: nunca fui a un centro de rehabilitación…”.

6: Congreso/ Caballito
Ciro pasó por lo suyo. En el 95 se despertaba, guardaba el whisky en la mochila y se iba  a grabar Amén. Recién cortó con el alcohol hace poco. Para entonces, Federico dejó la sala de ensayo y se fue a una pensión en Congreso. Intentó vivir en pareja pero no duró. En cambio, Ciro vivía ya en su casa actual de Caballito, con su novia. A poco de mudarse Federico a esa casa, se fue la chica.
Federico dejó de beber hace más de un año. Con ayuda económica de su madre, quien sigue viviendo en Lugano, financió Efecto Namores, debut de su nueva banda, De Romaticistas Shaolin’s. “De Romanticistas es porque soy un idealista. Lo de Shaolin es por los monjes, que son pacíficos, pero cuando tienen que cortarle la cabeza a uno, se la cortan”. Como Attaque casi quince años antes, De Romanticistas debutó el 18 de febrero pasado en Cemento, junto a Expulsados, Doble Fuerza, Gatos Sucios y otros en un típico festi-punk. “¿Sabés? Uno me gritaba ‘Federico, volvé a Attaque’”. Ciro y Federico van a volver a tocar juntos. En abril De Romanticistas va a abrir para Attaque 77 en Showcenter de Haedo, celebrando cinco años de convivencia en el “ santuario de Caballito” . “La única diferencia que tenemos es que él quema el arroz de la perra. Por suerte, él es más limpio que yo. La casa es grande; cada uno tiene su lugar. Ahora la familia somos los dos solos… bah, los tres: Federico, mi perra Hendy y yo.”

Gustavo Olmedo