Guillermo Macías y Díaz Infante
Lic. Guillermo Macías y Díaz Infante
En 1997 escribí en HIDROCALIDO el apunte llamado "La conjuración de los Dhiacos", en el cual se abordó la problemática jurídico-política implicada a partir de la existencia de una agrupación denominada "Asociación de Municipios de México" -la Ammac-.
Dicho apunte fue la versión periodística, de una diversa que por razones de extensión -en revista- se había publicado en Crisol, la publicación que dirige Gustavo de Alba. A este apunte -en posterior número de la misma revista- siguió uno, de esencia contundente, implacable, irónico y divertidísmo, en el cual mi amigo Juan Pablo Ruiz de la Rosa, compartiendo la esencia del planteamiento jurídico y político, lo enriqueció profusa y cualitativamente.
Dicha agrupación se conformó esencial y finalísticamente para reunir a gobernantes municipales, juntándose sobre todo quienes siendo de extracción panista, son provenientes de las filas del Dhiac -grupo de los duros, de los extremistas, de los ultras, dentro del conservadurismo que asaltó y sigue usurpando el logotipo del PAN-.
Sostuvimos en aquel entonces que la Ammac era -y hoy sigue siendo- una agrupación conformada al margen y en contra de las disposiciones federalistas de la Constitución Mexicana y no sólo eso, sino podría ser, dados sus objetivos, un factor de desintegración de la República. En aquel apunte se lanzaba la advertencia de la peligrosidad, para la unidad nacional, de la existencia de esa "federación" de minirepúblicas.
Hoy, el tiempo da la razón a aquellos apuntes, en boca nada menos que del Poder Constituyente Permanente de la Federación, a través del Senado de la República.
Efectivamente, en el marco de la reforma municipal, actualmente se tramita el procedimiento tendiente a la modificación del artículo 115 de la Constitución Política de la República, en el cual el Senado, como parte del Poder Constituyente -que se integra por el Congreso de la Unión y por todos los Congresos de los Estados- ha otorgado su voto a favor de la reforma, la cual, siendo de gran trascendencia, ya nos ocupará en estas páginas.
En materia de asociaciones entre entes públicos, los términos proyecto de reforma constitucional que está en vía expedición, confirman que antes de la misma, las asociaciones de municipios -como la Ammac- contravienen al texto vigente de la Carta Magna. La creación del precepto constitucional que permitirá la asociación entre municipios, implica la inconstitucionalidad de tal acto de agrupación hecho con anterioridad. Además, el Senado de la República, haciendo ostentación de una profunda convicción federalista, ha otorgado su voto tajante, expreso e indiscutible, a partir del cual no sólo se desprende la inconstitucionalidad de una asociación como la Ammac, sino que se confirma su prohibición para lo sucesivo. Dejemos la palabra al Senado.
La Cámara Alta "vio con preocupación" -ojo con el término- que de la redacción del nuevo texto "pareciera" que la asociación entre municipios puede darse al margen de los Estados; dice el Senado que "nunca podrá interpretarse y nunca podrá entenderse, que este reforma pretende crear un nuevo y futuro orden de administración y mucho menos de gobierno".
Dice también el Senado que "las asociaciones de municipios no pueden ni deben tener una connotación política" y que la relación intermunicipal no puede dar lugar "a autorizar una relación directa con otras entidades estatales o con la Federación y mucho menos con organismos internacionales".
Además de otras muchas razones de contundente espíritu federalista, que casi hacen parecer a la minuta senatorial como un texto de Madison, Hamilton y Jay -los ideólogos del federalismo estadounidense- razones que son una delicia en cuanto a su lectura -para quienes creemos y sostenemos el sistema federal- el Senado de la Unión Mexicana termina expresando, con categoría clara e indiscutible, que "quiere dejar constancia de que se aprueba el contenido de la minuta en el entendido de que, sin permitir otras interpretaciones que se pudieran dar a estas reformas, es indudable la asertación de que seguirán siendo los Estados y no los Municipios el eje del pacto federal mexicano."
Esta posición constituyente del Senado es histórica y es clara; sobre todo, constituye un valladar jurídico para la agrupación de políticos y políticas (no hablo de mujeres) que diciendo defender el federalismo, socavan sus cimientos y fomentan el germen de la destrucción de la República, es decir, de aquellos que, para encumbrarse en el poder, no les importa pisotear a la unidad de los mexicanos. La nueva disposición deberá cumplirse. Esta es la recomendación.
*Publicado en Hidrócalido el 31 de agosto de 1999