Correspondencia con Don Gus

Gilberto Calderón Romo

para Eusebio Leal Spangler

Muy estimado don Gus:

La guerra de las galaxias

La Habana, junio de 1999.

En primer lugar, permítase me elevar mi más enérgica protesta ante los tribunales de la opinión pública, porque don Gus no me avisa con tiempo suficiente que tengo que hacer mi colaboración para Crisol y luego ando a las carreras y me expongo a aburrir a los pocos lectores que me quedan, especialmente porque con eso de que se va a estrenar la nueva versión de La Guerra de las Galaxias, la gente prefiere ir al cine que sentarse ante unas cuantas hojas de papel que solamente traen sandeces y cosas de muy bajo mérito y yo, humildemente, les doy la razón. Es más, ¿Qué están haciendo aquí?. Corran de inmediato a formarse en la cola del cine y luego me platican qué tal estuvo la función. Tengan en cuenta que al mundo socialista esos odiados productos capitalistas llegan con dos años de retraso y en copias piratas debido al bloqueo y a la falta de centavos.

Me entero don Gus, que andan midiendo el cerebro de Einstein unos sabios canadienses y han descubierto que el parietal derecho lo tiene más grande o chomón que el común de los mortales y de esa simple evidencia, desprenden que en ese espacio seguramente que se dieron vuelo las ideas y las combinaciones de ellas que seguramente se dedicaron a patinar en esa superficie tan grandota. Si por eso fuera, ya en Aguascalientes habría muchos sabios habida cuenta de que cabezones sobran. Una amiga mía me dijo el otro día que ella prefiere hacer operaciones aritméticas porque se relacionan los números y ya, en cambio eso de escribir es una lata porque hay que andar buscando palabras bonitas, que suenen bien y luego pues hay que indagar en dónde van las comas y los puntos y eso se tarda mucho uno en hacerlo.

Me dicen que la nueva película de la serie de las Galaxias se refiere a lo que pasó antes de lo que abordaron las demás, o sea que apenas van a pasar el principio cuando ya vimos el final y eso se me hace muy jalado de los pelos, porque ahroa hay que volver a ver las demás para poder saber que fue lo que ocurrió y yo ya ni me acuerdo, solamente que salen unas laticas platicadoras muy simpáticas, unos cuates padrotamente vestidos de blanco a los que fácilmente les dan en la torre y un ruco que traía una espadota muy chida y que hablaba como si estuviera dentro de una bacinica y un leonsote como el del pueblo de Oz, nada más que éste sabe manejar aviones.

Viéndolo bien, es muy buena onda, pero qué lástima que no se nos ocurrió para el manejo de los calendarios. Nada más hay que ver cuánta lana nos vamos a gastar en la reconversión de las computadoras según dijo el doctor Carlos Jarque del INEGI, porque hay que ponerles a las computadoras un relojito con el año 2 mil que no venía incluido, porque la verdad, como estaban las cosas hace unos veinte años, los sabios no esperaban que llegáramos tan lejos y ya ven, aquí estamos todavía. Digo que si le hubiéramos pedido su asesoría a George Lucas el de la película, también ahora en vez del año 2000 podríamos estar esperando el año cero, o antes de cero, esto es, que bien podríamos decir que vamos a vivir los antecedentes de lo que estamos viviendo ahora y así ya no habría bronca con las computadoras y el mamonamente llamado error del siglo. Retrasamos los relojes y las compus y nos vamos todos para atrás y volvemos a comenzar, a ver si ahora sí nos salen mejor las cosas.

Estaría bueno porque a ver si de pasadita me toca ver en el flujo del tiempo a Marilyn Monroe o a Cleopatra y chance y hasta les puedo aventar un agarrón de torta para tener algo que platicarle a mis nietos. El sistema tendría sus ventajas, pues miren ustedes, si nos fijamos en la fecha de nacimiento de Lipe González, precisamente unos días antes de que ocurra este feliz acontecimiento, hacemos que su señor papá se vaya a vivir a León y se lleve a su familia, y allí se da el alumbramiento y entonces el buen Lipe nace en Guanajuato y con el tiempo le disputa la gubernatura a Vicente Fox, y aquí tendríamos el privilegio de ser gobernados por David Pérez Calleja, suerte de la que nos estamos privando siguiendo el curso normal de los relojes y eso es verdaderamente injusto. ¿No estaría bien cotorro sentar a don David en el Palacio de Gobierno? ¿Se imaginan la barbaridad de ocho columnas que saldrían a diario en los periódicos?. Me cae que Walt Disney se quedaba corto.

El torero

enamorado

Ahora que estuvo aquí el matador en retiro Andrés Díaz, se nos ocurrió la peregrina idea de organizar una corrida de toros en La Habana, lo cual sería un magnífico espectáculo y un gran negocio y con esos sueños metí manos a la obra.

En plan de citar antecedentes me puse a investigar en la historia y me encontré con que durante la Colonia en La Habana hubo seis plazas de toros y que al principio las corridas consistían en las suertes de rejoneo y alanceo de toros lo cual se hacía a caballo y sólo muy tarde se realizaron las corridas a pie. Por aquí vino don Luis Mazzatini apoderado por un señor Jorge Díaz de León que era algo gordito y muy risueño. Don Luis triunfó arrolladoramente al grado de que le brindó repetidos toretes a Sarah Bernhardt que por aquí andaba también y en lo que diestro se enamoraba y veía si le daba alguna estocada a la diva, el apoderado tomo el primer vapor que pasó hacia Veracruz con todo y maletas, las de él y las del torero hispano, cosa que suponemos, no le hizo mucha gracia a éste. Por lo pronto, las corridas se tendrán que diferir indefinidamente porque nadie me ha podido informar en qué oficina puedo presentar la solicitud. Y es que el gobierno de los barbudos no conoce esos acontecimientos. Igual me pasó cuando quise traer a los Voladores de Papantla. No fui capaz de explicarles en qué consiste el show. Para ellos es más fácil ponerse a bailar salsa que treparse a un poste y lanzarse de cabeza y creo que tienen sobra de razón.

Mexicanas y

cubanas

Tanto vienen los mexicanos a la Isla que nuestras compatriotas han terminado por creer que todas las damas de aquí son jineteras, cosa en lo que están totalmente erradas y se sienten ventajosamente competidas por ellas, mientras que las caribeñas han llegado a pensar que si los Mexicas vienen con tanta fruición a Cuba ha de ser porque las mexicanas son definitivamente feas, lo cual también es un error tremendo. Una antillana que estuvo en Yucatán me dijo que allá le platicaron que los indios aventaban a las mujeres bonitas a un lago y que por eso solamente quedaron puras feas. Aquí ella se refiere a la tradición antigua que había en un señorío maya de sacrificar a algunas doncellas aventándolas al Cenote Sagrado de Chichén Itzá ataviadas con joyas resplandecientes. Para empezar, eran unas cuantas las sacrificadas y en un solo lugar, pero así se hacen los chismes. La verdad es que las nacionales de tanta propaganda que hacen sus maridos, ya hasta se sienten inferiores, pero las percepciones de ambas son erróneas y puesto a votar, yo simplemente lo hago con conocimiento de causa a favor de las mexicanas y le ruego don Gus, no me pregunte detalles porque como usted sabe, los caballeros no tenemos memoria, pero crea en lo que le digo con la fuerza de un artículo de fe y confórmese con consumir lo que el país produce porque lo hecho en México, está muy, pero muy bien hecho..

El porvenir de la

escritura

Me quedé pensando don Gus, en lo que dijo mi amiga sobre las dificultades que hay para escribir y pienso que a lo mejor esto requiere de operaciones cerebrales complejas y si esto es así, es posible que también la lectura sea una actividad difícil y que sea más sencilla la comunicación por símbolos matemáticos, por medio de música o por imágenes y si esto es cierto, la era de las computadoras nos esté reservando si no el fin, si el arrinconamiento de la letra impresa y su cambio por el imperio de las imágenes y por otros medios de abstracción. Ya desde ahora se anuncia la aparición del libro electrónico y el método de realizar las ediciones a pedido del cliente; se habla de máquinas que nos produzcan un libro en el momento que lo solicitemos, seleccionado de los que contiene la memoria y que ello lo podremos hacer en un supermercado por ejemplo, y darle a la edición el formato y la ilustración que nos convenga. Adiós librerías y costos de almacenamiento y distribución. El oficio de librero está destinado a desaparecer al igual que las bibliotecas, porque el contenido de las obras podrá estar almacenado en algún departamento de la red. Se dice que se podrán vender pequeñas computadoras portátiles que contengan varios libros y que incluso se dotará a las pantallas de texturas para simular el paso de las hojas.

Bueno, si el ábaco fue sustituido por los ordenadores, también la tediosa escritura verbal puede ser reemplazada por códigos de imágenes y otros símbolos que nos quiten del engorro de buscar palabras bonitas y de andar poniendo comas y puntos, como quiere mi matemática amiga. La mentada de madre, por ejemplo, ya había sido cambiada en mis infantiles tiempos por una flexión violenta del brazo derecho o por una seña más elaborada de uso en Aguascalientes, que consistía en darse un golpe en las costillas con el hueco formado por los dedos de la mano derecha con el brazo torcido hacia adentro; también se podía realizar con el claxon del automóvil o silbando los cinco sonidos cabalísticos de «ta-ta-ta-ta-tá» y más aun, traduciéndola a la aritmética diciéndole al pretenso ofendido: «A veinte», o « a cuarenta» si es que se quería revirar el insulto.

En el cine podemos ver un buen Quijote en dos horas mientras que la lectura del libro original puede consumir varias semanas y el proceso de aprendizaje por medio de la lectura, seguir representando tiempos inverosímiles. Aún mas, si el satélite nos sirve las películas en la casa y lo mismo podrá hacerse con los libros, ya no habrá para qué salir a la calle y los ladrones callejeros van a terminar asaltándose unos a otros.

¿Qué destino nos espera para comunicarnos a los que no sabemos dibujar ni hacer cuentas, a los que carecemos de habilidades para leer en un pentagrama o en un código de barras? ¿Qué va a pasar con las cantinas? ¿Qué horas son ahorita?. ¿Qué camisa me voy a poner hoy?

Estas son las preguntas que me estoy haciendo esta mañana, así que con su compermisito, ya voy a levantarme.

Larga distancia

Bueno, ya estoy de regreso. La otra opción que nos va a quedar, si se suprime la escritura, es concentrarnos mucho, mucho, y echar a andar el cráneo bajo el calor de un turbante para comunicarnos con la gente que esté cerca o lejos de nosotros y así, sin aparato alguno y sin hablar, podemos decirnos cosas utilizando para ello exclusivamente las ondas cerebrales. Les voy a poner un ejemplo. En ese preciso momento me siento en posición de flor de loto y toco con las yemas de los dedos de la mano la superficie de ambas sienes y me pongo en contacto con Lipe González:

-Rinnnggg. Rinnnngggggg (suena en la cabeza de Lipe)

rrrinnnnnnnnnnnngggggggggggggg, rinnnnnnnnnnnnnng (Parece que está ocupado haciendo cuentas en la tienda).

Riiiiiiiiinggggggg, rinnnngggggggggggggg.

Lipe.- Buenoooo

Yo.- Qué tal mi Lipe, ¿cómo estás?

Lipe.- Muy bien, mi amigo, ¿en qué puedo servirte?

Yo.- Solamente te quiero saludar. ¿Cómo va ese gobierno?

Lipe.- Muy bien, estoy muy contento, ya le estoy agarrando la onda. Nada más que los periodistas son medio mandados y el presidente municipal que se me sale del carril, pero lo que es a los del PRI, a los diputados, ya los tengo bien maiceados.

Yo.- Me da mucho gusto mi buen Lipe ¿Y a quien vas a postular como candidato al Senado?

Lipe.- No te oigo muy bien, piensa más fuerte, porque aquí me está dando lata un mosco que ya tiene rato de estar haciendo ruido. Espérame tantito (¡Plaff!) Ya está, ya le di un manotazo y el pobre se cayó al suelo todo mareado, bueno, mareado ya estaba, pero ahora le hice pedazos sus alitas.

Yo.- Qué bueno Lipe, tú sí tienes puntería

Lipe.- Andando se aprende

Yo.- Oye Lipe, ¿es cierto que vas a apoyar al tío Andrés para la presidencia del PRI o a Armando López Campa, para que todo quede en familia?

Lipe.- ¿Qué dices? O mejor dicho ¿Qué piensas?. No te escucho bien

Yo.- que si tus favoritos para el PRI son el Tío Andrés y el yerno López Campa?

En eso, se escucha una voz o, mejor dicho, un pensamiento que dice: «Tiempo transcurrido, para continuar, deposite sin colgar otra moneda...tiempo transcurrido para continuar deposite sin colgar otra moneda». ¡Chín! y en ese momento me doy cuenta de que no traigo mi tarjeta cerebrofónica y no puedo seguir la conversación.

Es lo malo de la vida, mucho avance tecnológico, mucho avance, pero de pagar los servicios no vamos a escaparnos, así que vamos a esperar a que compre otra tarjeta para reanudar la charla.

La pintura y la vida

Lamento mucho que sean tan pocas y breves las oportunidades que tengo de escuchar a Eusebio Leal Spangler, el joven historiador de la Ciudad que es con mucho, el hombre más sabio de Cuba. Sabios como él solamente encuentra uno y muchos en Oaxaca. Tiene a su cargo la reconstrucción de la Habana Vieja y la de otros monumentos urbanos en El Vedado, a él se debe la revitalización de esa zona, su reparación con minuciosidad histórica y con amor a la memoria urbana, y el cuidado que se tiene con los habitantes de ese valioso perímetro. Su erudición es casi inagotable, preside la Sociedad Cubano-Mexicana de Relaciones Culturales, es un orador formidable, un pedagogo y aparte de todo, un hombre sencillo y generoso con su sabiduría. El otro día fue uno de esos afortunados que estuve en su cercanía y nos contó una anécdota. Nos dijo que se le acercó un viejecito a venderle un cuadro en el que aparece él de joven, y que fue pintado por Servando Cabrera Moreno que es uno de los artistas legendarios de la plástica cubana. «Seguramente este viejito fue un joven hermoso porque así aparece en el lienzo que es una maravilla -asegura Eusebio- Me aseguró que franceses, españoles e italianos se lo quieren comprar, pero él quiere que permanezca en Cuba y conseguir a cambio un automóvil. Yo le contesté -prosigue Eusebio-no lo venda, porque si lo vende, se muere. En ese cuadro está atrapada su juventud y su vida, si usted lo vende se va a morir y el pan y la carne que compre con ese diknero le van a saber amargos. Y con esto no quise propiciar una donación. Esa es la verdad».

El argumento debe haber decepcionado al oferente pero a mi me deslumbró y me llevó a acordarme de Oscar Wilde.


* Originario de Aguascalientes. Realizó estudios de Ciencias Políticas en la UNAM. Desde Cuba, cultiva el género epistolar. Actualmente se encuentra en la Habana trabajando en labores doplomáticas en la Embajada de México en Cuba.


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