Introducción
En el presente trabajo, buscaremos conformar una visión que ofrezca
elementos de análisis acerca del papel que cumple el periodista en
la conformación del espacio público y político en nuestras
sociedades. El objetivo de este trabajo es realizar un recorrido por algunas
de las reflexiones desde las perspectivas de la Comunicación y el
Poder Político, centrándonos en la manera en la que los medios
de comunicación y, concretamente los periodistas, influyen en la
construcción de la realidad social y política.
La conformación de los espacios público y político se
liga directamente a lo que algunos teóricos han llamado Comunicación
Política, y que puede ser definida como «el espacio en el que
se intercambian los discursos contradictorios de los tres actores que
legítimamente se expresan en público sobre la política
y que son los políticos, los periodistas y la opinión pública
a través de los sondeos» (Wolton, 1998: 110).
La comunicación política permite la intersección de
los espacios público, político y comunicacional, según
lo comenta Wolton, por lo tanto, sus actores (periodistas, políticos
y opinión pública), son factores indispensables para que, por
medio de su interacción sean conformados los espacios en donde se
generen los debates, conflictos y consensos que permitan la vida política
de una sociedad.
En este trabajo nos hemos trazado la meta de analizar cómo son las
relaciones que mantiene el periodista con los otros dos actores de la
comunicación política. Esta revisión teórica
se centra en el periodista debido a que consideramos a éste como el
agente de enlace entre los otros dos actores.
De tal manera, trataremos de dar forma a nuestras ideas mediante argumentos
generados desde la intersección de política, comunicación
y sociedad.
El Periodista y el Acontecer Público
Cuando el periodista ejerce su labor de narrar el acontecer de una sociedad,
se enfrenta a un problema importante que no es posible dejar pasar de largo.
Este problema ha sido definido como una incertidumbre acerca de lo que es
noticiable o lo que no lo es (Sigal 1973: 11). Por lo tanto, se ve en la
necesidad de abordar una estrategia para poder atender a ese acontecer.
El acontecer de una sociedad es muy amplio. Por ese motivo, Manuel Martín
Serrano (1989: 35) se da cuenta de que «los MCM (Medios de
Comunicación de Masas) jamás abarcarán el panorama del
acontecer « puesto que «ningún vigilante ni persona
ni institución puede obtener conocimiento completo de lo que
acontece y aún menos transmitirlo».
Es por eso que Martín Serrano plantea la noción de «Acontecer
Público» (pág. 52) como «aquel acontecer a
propósito del cual se ocupan los MCM». Al respecto señala:
La historia cotidiana de cada grupo social provee de aconteceres muy notorios
que obtienen, como si fuese por derecho propio, la condición de referentes
de la comunicación. Por ejemplo, cuando estalla una bomba y produce
vícitmas es probable que los MCM se refirean a este curso. Otros muchos
aconteceres no tienen asegurado, por la simple razón de que hayan
ocurrido (o dejado de ocurrir) y de que afecten a la comunidad, el status
de referentes de la comunicación.
Si esto es así, entonces el problema del acontecer público
que es narrado por los periodistas nos lleva a otro cuestionamiento:
¿cómo deciden los periodistas qué forma parte del acontecer
público?. Puesto que el acontecer público es definido en
función de lo que los medios de comunicación toman en cuenta
o refieren, entonces es necesario que identifiquemos de qué manera
los periodistas deciden en qué poner atención y en qué
no cuando realizan su labor.
Al respecto, un investigador de la producción de noticias nos puede
dar una pista. Fishman (1983: 107) habla de lo que el denomina el «criterio
general de facticidad con el que opera el periodista», mismo que puede
enunciarse así: «algo es como es porque alguien lo dice».
Adviértase al pasar cuan económico es el principio «Algo
es así porque alguien lo dice». Por un lado, libra a los hombres
de prensa de la tarea de determinar los hechos recurriendo a los métodos
sutiles onerosos y prolongados de otras clases de investigadores; por otro
lado, les permite capitalizar los frutos de estas técnicas más
complejas poniéndose en contacto con otras personas que ya las han
utilizado.
De esta manera, Fishman explica que el periodista no tiene porqué
preocuparse de determinar lo que forma parte del acontecer. En todo caso,
la preocupación más importante del periodista es encontrar
una fuente fidedigna que pueda dar cuenta de ese acontecer para que el periodista
pueda narrarlo. Sigal señala además que «lo que saben
los periodistas depende en un grado considerable de aquéllos a quienes
conoce, lo cual a su vez depende de dónde se encuentra» (op.
cit.; 68). De acuerdo con este autor, las convenciones periodísticas
llevan al reportero a establecer que las noticias «no son lo que ha
pasado, sino lo que alguien dice que ha pasado, convirtiéndose en
crucial la elección de las fuentes» (pág. 92).
Si se nos permite, podremos de esta manera agregar al concepto de Serrano
que no sólo aquello de lo que los medios se ocupan forma parte del
acontecer público, sino que lo que forma parte del acontecer es lo
que otros les han dicho a los medios de comunicación que ocurre.
¿Y quienes son esos otros?. Los periodistas acuden a fuentes que por
lo regular son funcionarios de instituciones; principalmente, los funcionarios
del Estado en todos los niveles de tomas de decisión.
Los Políticos, los Periodistas y el Acontecer
Fishman (op. cit.: 99 a 113) habla de que un aspecto del profesionalismo
del reportero tiene que ver con tomar distancia de los acontecimientos. Por
tal motivo, debe consultar fuentes que por lo regular son funcionarios
gubernamentales que informan a través de notificaciones oficiales.
Fishman considera a los funcionarios como conocedores oficiales del acontecer
en el que se insertan.
El mismo autor habla de que las burocracias «se establecen y mantienen
precisamente con el fin de constituir las circunstancias socialmente adecuadas
en las cuales es posible cumplir con éxito una variedad de actos
públicos».
De esta manera, podemos darnos cuenta de que el actor de la información
y el actor del espacio político, son entes que simbióticamente
están relacionados. De esta relación, nace la narración
que se realiza del acontecer público.
Esto ha llevado a los políticos a tomar en cuenta a los periódicos
de manera importante, al grado de adecuarse a las exigencias de los
periódicos tanto en formatos como en tiempo y espacio para tener acceso
a ellos. Y al mismo tiempo, los periodistas necesitan organizar el trabajo
informativo de cierta manera que les asegure la provisión de aconteceres
para narrarlos.
Héctor Borrat (1989: 35) señala, al reflexionar sobre la
actuación política de los periódicos y la imagen que
los políticos tienen de ellos, lo siguiente:
Paradójica servidumbre la que estos hombres y mujeres con vocación
de poder tienen que prestar a los medios de comunicación masiva: necesitan
de ellos hasta para atacarlos y criticarlos. Tienen que someterse a sus rutinas
de producción de la actualidad política, a sus códigos
y a sus formatos, y asus constricciones de espacio (newshole) y tiempo (deadline)
hasta cuando, como en estos casos, impugnan sus abusos de poder y sus efectos
negativos sobre los comportamientos políticos de los miembros de las
audiencias.
Para Borrat, los políticos deben adecuar sus apariciones para que
los periódicos y en general las organizaciones informativas puedan
cubrir sus actos y declaraciones, con lo que se forma buena parte del acontecer.
Sigal (op.cit.: 133) por su parte, no ve la dependecia de los políticos
hacia los reporteros sino al revés, al señalar que «en
la jurisdicción, los reporteros también se adhieren a otras
rutinas1. Al hacerlo, llegan a depender en sumo grado de las facilidades
que los funcionarios, a quienes están asignados a cubrir, les proporcionan
para su conveniencia.
La conformación del acontecer, de tal manera, no es labor de un solo
agente social, sino que participan al menos los periodistas y los
políticos. Pero ¿cuál es el papel entonces del tercer
actor de la comunicación política, la opinión pública,
en este proceso de narración de aconteceres?. Veamos qué podemos
decir al respecto.
El papel de la opinión pública en el acontecer público
Definir qué es la opinión pública no es fácil.
Sin embargo, para efectos de análisis podemos construir una
categoría que nos permita definir operativamente qué vamos
a entender por opinión pública para poder referirnos a ella.
Vincent Price (1994) ofrece una amplia reflexión acerca de todo lo
que implica el concepto de la opinión pública, pero identifica
una definición «moderna» que puede permitirnos una
aproximación. Price (pág.30) explica que el modelo
democrático utilitarista en el estudio de la opinión es el
punto de vista moderno, mismo que subyace en los esfuerzos por medirla y
cuantificarle regularmente mediante las encuestas de opinión, es decir,
la opinión pública considerada como lo que las encuentas miden.
¿Y qué es lo que las encuestas miden?. Price dice, parafraseando
a Bryce (cfr. Price op.cit.: 110) que las masas aportan al gobierno
democrático no tanto ideas políticas como un
«sentimiento sobre las acciones y propuestas de sus
líderes, que cuando se expresan públicamente a través
de los votos, manifestaciones, cartas y otros medios de comunicación
restringen la conducta del actor».
En este sentido, «los periodistas explica Price, al cubrir
los eventos políticos y monitorear las actividades de los actores
políticos, habilitan a los públicos atentos en su formción
alrededor de desacuerdos de la álite. En este respecto los medios
realizan una función de vigilancia para sus auditorios». Esto
permite concetar al actor político con el público, labor que
el periodista acepta y mantiene como parte de su función. Siguiendo
con Price, podemos observar que «como agentes avizores, los periodistas
tratan de alertar a los públicos sobre los problemas.
Los elemenetos aportados por Price nos permiten observar la función
de enlace (además de la de vigilancia planteada originalmente por
Lasswell (1985)) que cumplen los periodistas entre los políticos y
la opinión pública, situación que permite conformar
el espacio político en el cual se han de llevar a cabo los debates
generados por los discursos de estos tres agentes.
Félix Ortega (1993) nos permite redondear esta idea:
La importancia y relevancia de la prensa radica en gran medida en la
asociación antagónica y complementaria con el poder político.
Ambos forman un continuum en el que es difícil delimitar sus fronteras
en lo que a la opinión concierne. Los periódicos crean la
opinión y los políticos la representan. Se trata de un circuito
bastante cerrado y autorreferido: los políticos hablan para la prensa
(que es la opinión) y los periodistas escriben para influir en los
políticos (que toman decisiones en nombre de la opinión). Esta
peculiar reciprocidad lleva a que el periodismo se convierta en el cauce
privilegiado para la promoción de los intereses de aquellos grupos
organizados que, con la coartada de representar la opinión, desean
que los políticos adopten decisiones ventajosas para el grupo (...).
Ortega define la opinión de manera distinta a como lo habíamos
planteado, poque mientras que para nosotros la opinión pública
es lo que los sondeos de opinión realizados entre los públicos
generan, para este autor, se trata de una negociación entre periodistas,
políticos y ciertos grupos de presión.
Sin embargo, podemos tomar la esencia de la idea para observar como los
periodistas establecen un vínculo entre los públicos y los
políticos a través de su labor.
Sin embargo, debemos tener cuidado de tomar acríticamente lo que Ortega
señala. Wolton (op.cit.: 124) advierte que existe un riesgo «que
se corre cuando los sondeos se alimentan de la opinión pública
y dan la sensación de una representación posible de ésta.
Lo que se gana aquí en simplicidad se pierde en complejidad y
verdad»; porque a pesar de que todo lo qie se mediatiza se legitima,
no necesariamente esto es todo lo que existe, señala este autor.
Los resultados arrojados por los sondeos de opinión, pueden ofrecernos
algunos parámetros de la opinión de los diversos públicos,
sin embargo, esto no debe suponer que tales resultados tienen representatividad
de lo que toda la sociedad piensa con respecto a algún asunto
público.
Sin embargo, la presencia de la opinión pública (por diversos
medios), los periodistas y políticos en un proceso de negociación
puede ser considerado como un factor importante para la conformación
de los espacios político y público. ¿Cómo conforman
estos espacios los periodistas los políticos y la opinión
pública?. Veamos que luz pueden darnos las líneas que siguen.
Los Actores Sociopolíticos y la Conformación de los Espacios
Público y Político
El subtítulo de inmediato nos exige definir un concepto que hemos
estado manejando pero que hasta este momento no ha sido explicado. Se trata
de los espacios público y político.
Volvamos a utilizar las ideas de Wolton (op.cit.: 111), quien señala
que «la comunicación política es la intersección
más pequeña entre los otros tres espacios simbólicos
que son el espacio público, el espacio político y el espacio
comunicacional».
De tal manera, utilizando esta definición, podemos adelantar que tanto
el espacio público como el político son lugares de debate en
los que la opinión pública y los políticos, respectivamente,
ponen a disposición sus discursos. Estos discursos son recogidos por
los periodistas que forman parte del espacio comunicacional y que cumplen
una labor de enlace entre los dos. El espacio comunicacional hace visibles
los espacios públicos y políticos. Wolton explica que la
comunicación política «es el lugar en el que se concentran
y se leen los temas políticos en debate, los cuales se desprenden
del espacio público y del espacio político».
Es evidente, en las ideas anteriores, que el periodista juega un papel central
al insertarse en el centro de esos debates conectándolos entre sí.
¿Cómo podemos entonces hablar de conformación de espacios
público y político y la función del periodista en este
proceso?. Wolton nuevamente nos abre una puerta al señalar que es
«lo que está en juego en la comunicación política:
la selección de los temas y de los problemas sobre los cuales se ajustan
los enfrentamientos cognitivos e ideológicos del momento».
¿Quiénes seleccionan esos temas y cuáles son?. La
hipótesis del establecimiento de la agenda (agenda setting) permite,
de alguna manera, responder a esa pregunta:
El agenda setting o el establecimiento de las prioridades políticas
constituye otra faceta del impacto que producen las comunicaciones en las
prácticas políticas. La importancia que los medios atribuyen
a ciertos individuos definiría la importancia que les atribuye la
población e incidentalmente permitiría, en primer lugar, determinar
las cuestiones por las que deben preocuparse los gobernantes y aquellas que
pueden razonablemente dejar de lado; en segundo lugar, facilitar o dificultar
la capacidad de gobernar aspecto de suma importancia en el contexto
norteamericano y, por último, desempeñar un papel muy
activo durante el periodo electoral (Gingras 1998:31)
Por su parte Wolf (1987: 163), al citar a Shaw (cfr.), dirige más
bien la hipótesis de la agenda directamente a los públicos
cuando explica que «los media, al describir y precisar la realidad externa,
presentan al público una lista de todo aquello en torno a lo que tener
una opinión y discutir».
La agenda setting permite observar la conformación de los espacios
públicos y políticos desde los medios por efecto de la labor
periodística. Tratemos de conectar un poco las ideas que hemos plasmado
hasta este momento.
La labor periodística busca conocedores oficiales como los funcionarios
gubernamentales que se supone saben lo que ocurre en el acontecer en el que
están insertos. De esta manera, los periodistas fragmentan la realidad
y generan lo que Serrano denomina acontecer público. El acontecer
público no es otra cosa que la puesta en situación del discurso
del espacio político a través de los medios si seguimos a Fishman
(op. cit.) en el sentido de que los reporteros aplican su «criterio
general de facticidad» al buscar como noticia lo que alguien dice que
pasó. Además, la opinión pública se ve habilitada
de conocimiento del acontecer público gracias a los medios. El asunto
es, ¿cómo definen los periodistas, los políticos y la
opinión pública, en el marco de esta interacción de
actores sociales, qué temas deben ser puestos en el espacio del debate?.
Gingras propone, como lo hemos visto, que la agenda setting es ese proceso
que conecta a periodistas, políticos y opinión pública,
y que por efecto de la interacción que se da entre ellos, se establecen
los temas que son difundidos por los medios de comunicación, y que
por lo tanto, podemos agregar, forman el acontecer público.
Al formar el acontecer público habilitan a la opinión pública
en el conocimiento de ciertos temas y motivan a los políticos a estar
atentos y generar declaraciones al respecto. Podemos decir, entonces, que
desde los medios de comunicación, los tres actores sociales conforman,
no precisamente los espacios público y político, sino más
bien los contenidos que circulan en esos espacios.
BIBLIOGRAFÍA
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Político. Gustavo Gili. Barcelona.
FISHMAN, Mark (1983). La fabricación de la noticia.
Ediciones Tres Tiempos. Buenos Aires, Argentina.
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Comunicaciones en las prácticas Políticas, en Gauthier,
Gosselin y Mouchon (comps). Comunicación Política. Ed. Gedisa,
colecc. El Mamífero Parlante.
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de la Comunicación en la Sociedad», en Moragas Spa, Miquel,
Sociología de la comunicación de masas, II, Estructuras, funciones
y efectos. Gustavo Gili, Barcelona. Publicado originalmente en Bryson, Lyman,
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York; Harper & Row, Nueva York (1948)
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ORTEGA, Félix (1993). «Periodistas: Los
Nuevos Intelectuales Orgánicos». En Revista Mañana, núm.
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Dirección de publicaciones, Universidad de Guadalajara. Originalmente
publicado coomo Public Opinion, Sage Publications,
1992.
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organización y las normas de la elaboración de noticias. Ediciones
Gernika, colección Política y
Comunicación.
WOLF, Mauro (1987). La investigación de la
comunicación de masas. Crítia y perspectivas. Instrumentos
Paidós. México.
WOLTON, Dominique (1998). «Las Contradicciones
de la Comunicación Política» en Gauthier, Gosselin y Mouchon
(comps). Comunicación Política. Ed. Gedisa, colecc. El
Mamífero Parlante.
1 Sigal está hablando de las rutinas que siguen
los reporteros para generar noticias. Anteriormente habló de las rutinas
a las que se ven obligados por parte de la empresa periódistica, y
en el caso de la cita, habla de las rutinas en las que se ven envueltos,
además, en su jurisdicción a la que ha sido
asignado.
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