Entrevista a Ricardo Magdaleno
Rodríguez
Gustavo Arturo de Alba
Hacienda defiende el caso
Serfin
Juan Castaingts Teillery
Arrieros somos, y en el camino
andamos
Xavier A. López de la Peña
Periodistas, políticos y opinión
pública en la conformación del espacio público y
político
Salvador de León Vázquez
Ellos saben cómo
hacerlo
Miguel Molina
¿El misterio del
cosmos?
E. Miret Magdalena
Elecciones en el Estado de
México (Disponible sólo en formato
PDF)
Roy Campos Esquerra y Federico Rosas Barrera
Los movimientos
sectarios
Marco Antonio Venegas M.
A lomo de
palabra
Germán Castro
Correspondencia con Don
Gus
Gilberto Calderón Romo
Aguascalientes en
Cifras
Carlos Reyes Sahagún
Con las debidas
reservas...
Isidoro Cárdenas Rodríguez |
Xavier A. López de la Peña
Llegó, ¡al fin! el quinto informe presidencial del Dr. Ernesto
Zedillo Ponce de León. Y sucedió todo y más de lo que
ya se esperaba. El presidente de la nación iba a ser cuestionado por
quien contestara su informe ya que lo haría, precisamente, Carlos
Medina Plascencia militante de la fuerza opositora del Partido Acción
Nacional.
El tono a utilizar se sabía que iba a ser todo menos meloso,
lambisconero y arrebatado en epítetos agradecidos a tan egregia
gestión. Una grave perversión -dijo el diputado Plascencia-
del Poder Público pretender que la sociedad se organice para defender
a las instituciones, cuando son éstas las que deben defender a la
sociedad.
Las cuentas se pagan tarde o temprano como en la frase que solía decirnos
mi padre: arrieros somos y en el camino andamos. Sólo se siembra lo
que se cosecha y el fruto actual de la administración al cargo de
un miembro surgido del Partido Revolucionario Institucional, el partido
eternizado en el poder y ahora en franca decadencia, recibe en respuesta
una sopa de su propio chocolate.
Ciertamente somos testigos de una transición, de un proceso que lleva
cambios y suscita encuentros, la democracia cobra su precio y a veces se
excede. Quisiéramos todos que el comportamiento en el Congreso de
la Unión fuese, si no cordial entre sus diversas partes, cuando menos
respetuoso, con una desinteresada cortesía. Pero las pasiones se
desbordan, el ser humano que odia y que ama, que agrede y consuela, que propone
y destruye, siente hervir en su sangre el supremo placer de la victoria que
le permite decirlo a voz en cuello y echa fuera toda una larga vida sembrada
de denostaciones, irreverencias, agravios, sufrimientos, frustraciones y
más en cara de quien ello históricamente simboliza.
Llega el agua a los aparejos y el mayoriteo de los operarios de antaño
se convierte en chillidos y pataletas hogaño. Hoy se sienten ofendidos
los que despreciaban a la oposición minoritaria de ayer.
Esta lección demuestra, una vez más, que nuestro Congreso
está integrado por entes coloreados. Arrieros del PRI, del PAN, del
PRD, del PT, del PVEM, etc. que conforman estructuras de poder monolíticas
e irreductibles interesadas sólo en llevar agua a su propio molino.
La sociedad lucha entonces y exige que el Congreso de decolore. Porque se
actúe en favor de los mexicanos y mexicanas, porque los arrieros del
Congreso intercambien ideas, propuestas y ejecuten acciones conjuntamente
en favor de México.
Recordamos que cuando la iniciativa de reforma a la Ley del Seguro Social
fue presentada por el Ejecutivo, esta se aprobó sólo 28 días
después con sólo los votos del PRI, entonces mayoría.
Nadie se abstuvo o votó en contra. Todos los que se oponían
con una u otra razón fueron dejados de lado, sus ideas, sus ejemplos,
sus propuestas, sus riesgos, sus fallas no fueron escuchadas por los
otros. Este es un ejemplo claro del partidismo legislativo ciego
y al servicio y órdenes del Ejecutivo en aquél entonces con
los mismos colores.
El 1 de septiembre de 1999 se enfrentaron dos colores y sacaron chispas,
como la sacaron también cuando otros de los colores hicieron igual
enfrentamiento en voz de Porfirio Muñoz Ledo: todos somos más
que vos, también recordamos.
Los tiempos de las engañosas, amañadas y forzadas cuentas alegres
han pasado a la historia. Hartos estamos los mexicanos de escuchar sobre
el repunte de la economía, la reestructuración de la deuda,
la fortaleza de la economía, sobre el abatimiento de la inflación,
sobre el mayor crecimiento, acerca de la mejoría en salud y de bienestar
para la familia por doquiera cuando el bolsillo en general es cada día
más incapaz de obtener el pan de cada día. El 64% de los mexicanos
y mexicanas que trabajan tienen ingresos equivalentes hasta un máximo
de dos salarios mínimos, lo que significa que hay que ponerse
las pilas pero no empleándose como electricista en un hotel,
sino acondicionando la cochera de nuestra casa para vender elotes, tamales
o birria. Hay que ponerse a chacharear y buscarse otro empleo de noche, hay
que vender ropa, perfumes o relojes en nuestro centro de trabajo. Hay que
comprar en el tianguis de La Purísima o de la Línea de Fuego
las imitaciones y comer tacos en la Villa Charra porque Wall Mart y McDonald
son ya inalcanzables para la mayoría. Cuatro días de salario
mínimo le cuestan a una persona en Aguascalientes consumir un platillo
con camarones en el restaurante Andrea Alameda, sin contar el agua que se
beba ni la propina que hay que dar, contra los sesenta tacos
de cabeza que podrían comerse en los Reyes del Taco.
Otras voces sin embargo proclaman: Tolerancia, pluralidad y realismo, son
las características del mensaje presidencial dicen los colores del
PRI representados por el vice coordinador de la fracción parlamentaria
Fidel Herrera Beltrán y por el líder de la fracción
en el Congreso de Jalisco José Manuel Correa Ceseña.
La tolerancia ciertamente a impedido que se implemente un fast track al asunto
chiapaneco aplicando un slow track de guerra de baja intensidad por parte
del Ejército. El 25 de agosto se hizo eco acerca de un nuevo
enfrentamiento zapatista con el ejército en San José La Nueva
Esperanza abultando más la infamante historia del conflicto.
La Universidad Nacional Autónoma de México vive también
la tolerancia ante el Consejo General de Huelga que ha paralizado a la
máxima institución educativa del país más
de cuatro meses. No se mete el gobierno porque no le conviene conseguirse
otro sesenta y ocho y el acto de la autoridad podría ser tomada como
autoritarismo y violación a la autonomía institucional además
del costo político que le acarrearía: leña seca ávida
de encenderse por el contrincante coloreado diferente. El rector Francisco
Barnés de Castro ha demostrado su tibieza e incompetencia más
recalcitrante para manejar el asunto por sí y sus negociadores, y
la comunidad universitaria en pleno difiere la solución
de los eméritos para cuando haya tiempos o condiciones propicias.
La sopa de letras partidaria hirvió en el informe presidencial. El
caldo estaba preparado de antemano, la sal y pimienta de los agravios, rencores,
traiciones y humillaciones aderezaron la voz de los ausentes, no vistos
ni oídos del pasado. El blindaje ahora se convirtió en
coraza que ahogó a los protegidos.
El padre de una familia de ocho integrantes que se come un pollo, se representa
estadísticamente como si cada miembro de dicha familia se hubiera
comido una pieza. Por eso, disguta el comentario del diputado Medina Plascencia
de que el bienestar de la familia fue solamente un lema de campaña;
la población ha sido sacrificada; la desigualdad ha ido en aumento;
el ingreso nacional continúa concentrándose en grupos vinculados
estrechamente con el gobierno pero ... eso sí, todos comimos
una pieza de pollo.
Vivimos, ciertamente, una incipiente apertura camino hacia la democracia.
La transición entonces, como todo cambio, habrá de ser dolorosa.
La sociedad civil ha encontrado algunos resquicios por donde colarse y hacerse
oír para decirle al político que él es el mandante y
que su mandato es incoloro; debe entonces decolorarse.
El secretario de Hacienda Lic. José Angel Gurría (antes encargado
de las Relaciones Exteriores) también se puso las pilas
diciendo que con el dinero en los bolsillos de los mexicanos ahora se
pueden comprar más cosas porque la repartición
de pollos (¿o riqueza?) en el país alcanza ya para una pieza
a cada uno de los 16 millones de compatriotas que están en la pobreza
extrema, y para otros 29 millones que viven en la pobreza moderada.
Podríamos preguntarnos entonces: ¿no será acaso que sólo
el 9.5% de las personas que están ocupadas en el país y que
ganan más de cinco salarios mínimos, se atragantaron
todo el pollo?
Me gustó el informe, no por los exabruptos, rechiflas y descalificaciones
teñidas de «Roque-gesticulaciones», no. Me gustó
el contraste, la confrontación que tiende a equilibrar a los poderes,
el avanzar en el hacer político que nos muestra plurales y que hace
replantear fórmulas de concertación haciendo abrir las entendederas
de los que apuestan por la cerrazón eterna.
La otrora intocable figura presidencial tiende a mostrarse cada día
más con menos maquillaje, detentora de aciertos y errores capaces
de ser señalados por sus mandantes públicamente.
Difícil papel del arriero, quienquiera que sea, que va por los caminos
del país sin escuchar y ver las diferencias, carencias, desigualdades,
inequidades, injusticias; o los aciertos, congruencias, luchas, trabajos
y desvelos creativos de los otros, porque otro arriero habrá de
reclamárselo o aplaudírselo tarde o temprano en el transitar
nacional.
Arrieros somos y en el camino andamos. Luchemos por decolorar al poder y
recuperar nuestro papel de mandantes. |
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