De Facto y de Juri:
el alcance del aparato neo-liberal y la cultura puertorriqueña de tendencia paternalista.
por: Jaditza A. Aguilar Castro


 

 

 


"El objetivo del gobierno en Puerto Rico, así como también ciertos sectores de izquierda en la isla, es la homogeneización. ¿De que nos sirve la presunción de homogeneidad e imponer un totalitarismo para conseguir tal o cual status y lograr el 'bien de Puerto Rico'?"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La autora es egresada del Departamento de Estudios Hispanicos de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras. Actualmente cursa  estudios graduados en Filosofía y Análisis Cultural en la Universitait van Amsterdam, en los Paises Bajos.


Algún alemán optimista, de los pocos que ha producido la Escuela de Frankfurt, ha propuesto lo que se ha llamado en inglés "communicative action".  Este filósofo contemporáneo lanza como propuesta principal cual es el rol (efectivo) del lenguaje dentro de las relaciones consensuales y cooperativas en contraposición a la manipulación y la fuerza.  Hoy, nosotros, estudiantes universitarios que son o han sido producto de la Universidad de Puerto Rico, estamos demostrando que sí el lenguaje tiene, ha tenido y tendrá, un papel sustancial dentro de la verdadera libertad de expresión, el consenso y el cooperativismo.  Nuestro uso del lenguaje antagoniza completamente, desde la matriz de su mensaje hasta el hecho de ser del mismo --la proposición de un diálogo-- con la política puertorriqueña neo-liberal de hoy día.  No creemos en políticas neo-liberales, sin embargo, renunciamos a la violencia.  Nuestro modus operandi opone al partido de turno que rige el gobierno el cual es el representante más obvio de la corriente neo-liberal.  No estamos invadiendo a la fuerza a la Fortaleza, ni a la Legislatura, ni a las alcaldías de los pueblos con macanas, ni pistolas, para imponernos porque "se puede" lograr una homogeneidad a la fuerza.  No hacemos lo que ha hecho el gobierno durante estos últimos meses: irrumpiendo en la Universidad de Puerto Rico, violentando los derechos de libre expresión.  Estamos llegando a través de la letra para ser contundentes y para que se respete nuestra posición: la oposición.  Tampoco pretendemos mantener un monólogo sino dialogar.  Está fuera de nuestros planes "dar mano dura", sino exponer racionalmente.  No seguimos la línea de censura, sino la de análisis y crítica.  Nuestra propuesta diverge de la corriente política tradicional, mas no por eso nos tornamos intolerantes...  La tolerancia no tiene porque ser expresada con el silencio.

 

 

I.  Introducción

Alguien me ha escrito hace unas semanas "Te estas obsesionando con el tema de la homosexualidad?  [...]  es otra forma de vivir el amor y la sexualidad y es tan lícita como otras, y no hay más, así que ni te preocupe, ¿vale?." y, ante la página en blanco de lo que será una reflexión y una reacción, es lo primero que brota en mi mente.  Nunca le dije nada al respecto a mi amiga, asumo que porque entendía que era evidente que sí había y hay más. Que por todo lo demás que hay esa misma amiga había ocultado una relación lésbica por 11 años y que, apenas hace un mes, comenzaba a revelar a sus amigos.  Que por todo lo demás que hay mi amiga tiene a la mentira como escudo en el seno familiar.  Que por todo lo demás que hay ella no puede caminar por las calles con su compañera agarrada de su mano, ni mucho menos darle muestras de afecto de pareja.  Y sí, por todo lo demás que hay, y algunas otras cosas, es que hoy estoy aquí, en Amsterdam.  Estoy "acá" y con la ventaja que me da la distancia espacial y la temporal, con algunos acercamientos teóricos que he tenido en mis cursos graduados, y con mi experiencia como lesbiana puertorriqueña, hoy me siento muy cómoda y confiada al otro lado de la pantalla a reflexionar y, por ende, a reaccionar ante la situación que impera en Puerto Rico.


Mi colaboración en esta manifestación será en torno a la convergencia entre, lo que yo considero, los valores del aparato neo-liberal y la tendencia paternalista de la cultura puertorriqueña en torno a la homosexualidad.  Entiendo que ambos confligen en algún punto.  Entiendo que la cultura de tendencia paternalista, en vez de aceptar la diversidad, insiste cerrarse en la "homogeneidad" sumiéndose, en muchas ocasiones, en la intolerancia e ignorando la necesidad de una reforma jurídica donde se tome en cuenta las necesidades de los homosexuales.  Pretendo demostrar que el aparato neo-liberal en Puerto Rico fomenta la fosilización de las actitudes homofóbicas.  Dichas fosilizaciones no son sino 1)la continuidad de la moral neo-liberalista, 2)el neto de una forma solapada de guardar garantías dentro del aparato neo-liberal.


II. De facto:
Convergencias entre el aparato Neo-liberal y la Cultura Puertorriqueña de Tendencia Paternalista

A. En palabras simples puedo decir que el neoliberalismo tiene su origen en el liberalismo clásico el cual perseguía la emancipación del individuo.  El primer paso para alcanzar dicho objetivo se concretizó dentro de la economía y política.  El liberalismo (y neoliberalismo) procura el libre comercio, se basa en la división del trabajo y cree en la dependencia del valor en la oferta y la demanda.  De dicho aparato me interesa resaltar dos cosas: 1)la matriz religiosa de sus valores morales; 2)su política económica. Primeramente, vale observar que el liberalismo clásico nace en una época de reformas religiosas donde se exigía la libertad de consciencia del individuo.  El liberalismo clásico pedía, por su parte, la liberación del mercado de la mano voraz de la iglesia.  No obstante, a pesar de esta ruptura fundamental que perseguía el liberalismo clásico, éste mantuvo ciertos valores religiosos.  Por ejemplo, una de las críticas que recibió dicho aparato económico-político por parte de la iglesia fue la superposición del "egoísmo" individual sobre el bien colectivo.  Sin embargo, en "Wealth of Nations", Adam Smith reitera ese sentido religioso y el compromiso por el colectivo diciendo que el individuo está guiado por una "mano invisible" y que procurar el bien propio se promueve el del colectivo: "By pursuing his own interest he frequently promotes that of the society more effectually than when he really intends to promote it."  En conclusión, el bien individual y el amor propio garantizan el bien colectivo.  Además, esa "mano invisible" debería de interpretarse como la "mano de Dios" que guía los proyectos --que buscan el bien de todos.


Por otro lado, la economía neo-liberal tiene su política operacional particular manteniendo como característica primordial la unidad u homogeneización.  El neoliberalismo opera de la siguiente manera: para poder satisfacer las demandas, y así acrecentar las ganancias, éste compulsoriamente tiene que ofrecerse a la mayor cantidad de consumidores. No obstante, entre producto y consumidores existe una brecha: la individualidad y multiplicidad de los consumidores hace difícil que el producto llegue de manera eficaz.  Esta desproporción ha de ser cubierta con la homogeneización de los individuos.  Explican Adorno y Horkheimer, en "The Culture Industry: Enlightenment as Mass Deception", que dicho aparato económico en orden de alcanzar a los consumidores debe de aniquilar el carácter individual englobando a los individuos en una categoría totalitaria.  Encasillando a los individuos/consumidores en un TODO la distribución de los productos se realiza de manera más efectiva trayendo como beneficio el aumento en el consumo y, por ende, las ganancias.

 

B. Anteriormente he mencionado a la cultura puertorriqueña de tendencia paternalista, en este punto he de establecer que me resisto a hablar de la cultura puertorriqueña en general por la simple y sencilla razón de que no todos los puertorriqueños responden a un solo patrón de valores.  Entonces, por "cultura puertorriqueña de tendencia paternalista" me refiero a aquella que defiende y sostiene total o parcialmente un sistema de valores determinado. Éstos se fundamentan en la creencia de una familia nuclear (padre, madre e hijos) en unión legal.  En este núcleo la figura del padre conforma el papel central.  Se contempla a la mujer dentro del sector privado (entiéndase el hogar) y al hombre fuera de éste o en el sector público.  La heterosexualidad es la sexualidad normativa en y de esta tendencia cultural.


Es completamente entendible y absolutamente normal que existan personas que renuncien o declinen a seguir alguno o algunos de los valores que he expuesto anteriormente; los caracteres híbridos existen.  No obstante, me refiero a inclinaciones mayoritarias.  Los valores familiares que se han reproducido en mi casa son el mejor ejemplo que puedo brindar.  Mi familia, en términos generales, puedo catalogarla conservadora-liberal.  La figura central ha sido compartida por ambos padres en tanto mi madre también ha tomado parte en las decisiones substanciales dentro del núcleo.  Por otro lado, ésta ha sido proveedora siempre, además nos ha apoyado en nuestra inserción dentro de la esfera pública.  Mis padres nos enseñaron a aceptar ciertas uniones consensuales.  No obstante, a pesar de esta visión un tanto liberal en torno al concepto "familia", dentro de mi núcleo se palpan también actitudes un tanto conservadoras que se "ven" en la percepción de la homosexualidad como una enfermedad social así como en el ideal de una familia nuclear.  En pocas palabras, bien es cierto que una persona mantenga unos valores paternalistas en su totalidad como también que una persona tenga ciertos rasgos, mayoritariamente, paternalistas.  La cultura puertorriqueña de tendencia paternalista también persigue la homogeneización.  Se persigue este objetivo de totalitarismo es con el fin de proteger ciertos valores.

 

El neoliberalismo busca la homogeneidad de los individuos como una forma de llenar la desigualdad entre producto y consumidores

Eve Sedgwick, en Epistemology of the Closet, ha postulado que, lo que ella llama, la cultura Occidental funciona a partir de binarismos tales como blanco/no-blanco, cristiano/no-cristiano, heterosexual/homosexual, saludable/enfermo, bueno/malo, etc.  Los individuos se encuadran en uno de los dos binarismos; el que no pertenezca a uno, pertenece al otro.  El ideal Occidental es que los individuos se constituyan dentro de las categorías "blanco, cristiano, heterosexual, saludable, bueno...".  No existe punto medio sino dos polos o unidades totalitarias.


Sedgwick podría pecar de generalizar y partir de binarismos.  Primero porque Occidente lo compone muchas culturas que no responden a estos binarismos; entonces Sedgwick parte del binarismo Occidente/Oriente. Segundo que no todo los individuos de las culturas occidentales que mantienen estos binarismos siguen éstos.  No obstante, entiendo que algo de certeza hay en su categorización en tanto y en cuanto sí hay una tendencia por parte de la cultura-paternalista puertorriqueña a funcionar a partir de éstos binarismos; el ejemplo más claro está, precisamente en la creencia de que la homosexualidad es una enfermedad social (o biológica).  Entonces, recordemos que dentro de los binarismos, los llamaré "yes" (porque son aquellos que son "sí" son aceptados por la cultura de tendencia paternalista), encontramos "bueno", "heterosexualidad" y "saludable".  En contraposición a éstos tenemos "malo", "homosexual" y "enfermo".  Una anécdota personal puede aclarar este punto.  Hace poco más de un año, luego de estar meditando los pro y los contra, decidí que debería de dejarle saber a mi madre sobre mi sexualidad (que, en principio, no tenía porqué enterarla de ésto, porque mi sexualidad es mía).  Mi madre fue, principalmente, quien me inculcó el pensamiento homofóbico; éste había imposibilitado que yo viviera a cabalidad mi sexualidad.  Pensando que debería "matar" la consciencia que me estaba "matando" diciéndole a ella. Esta fue una razón.  La otra razón era confrontarla con mi realidad y que empezara a pensar en mí de otra forma: que no se hiciera de ilusiones en tener un yerno, nietos de sangre y tal.  Entonces, un sábado, a las 6:00 a.m., la llamé y sin que pasara 1 minuto de conversación le dije "Mami, te llamo porque te tengo que decir algo."  Mi madre como ni se imaginaba, obviamente, muy normal dijo "Dime" "Que soy homosexual".  Hubo llanto, por parte de mi madre, claro está, hubo silencios intercalados con palabras como "enfermedad social", "curar", "ven conmigo", "malo".  Aún para mi madre, estoy convencida, soy una enferma social que debe de ser curada; esta es la única realidad de mi vida que mi madre se niega a aceptar.  Esta negación por parte de mi madre trae como consecuencia que ahora todos los problemas que tengo recaen sobre mi sexualidad.


A mí me parece que yo soy una persona muy sana, que funciono socialmente a tope, que ante los ojos de los que no tienen prejuicios soy buena.  Entonces ¿por qué ha de cambiar mi sexualidad lo que soy en otras áreas?  Me parece que el pensamiento "binarizado" y el deseo de homogeneización mucho tiene que ver con esto.  Ante los ojos de mi madre yo estaba constituida dentro del bloque de los binarismos "yes" (estandarizados a la cultura puertorriqueña): "blanca", saludable, heterosexual, "cristiana", etc.  De repente, uno de los binarismos "yes" había sido substituido y eso, automáticamente, me posicionó fuera, en el otro bloque.  Por alguna extraña razón, a la cual llamo castigo, mi madre me "descuidó" por algunos meses: no me llamaba, se le "olvidaba" enviarme mi mesada, creo no me envió ni una tarjeta de Navidad, etc.  Era el costo pagado por no seguir la "norma", la homogeneización "correcta".

 

C. Una interpretación ligera, a partir de esta definición a grandes rasgos, del aparato neo-liberal inclinaría a pensar que éste es inocentón y no interfiere con los valores de cultura alguna y, por ende, con su aparato jurídico.  Sin embargo, no es así.  En principio, sólo basta decir que en la sociedad, como todo sistema, se empalman e interrelacionan sus unidades las cuales, en este caso, serían la economía, la política, la cultura, etc.  Por tanto, inexorablemente se debe descartar la percepción del neoliberalismo como un fenómeno de naturaleza pura y exclusivamente económica-política.  La intención de homogeneización de los individuos dentro del mercado repercute en otras áreas.  Adorno y Horkheimer lanzan una crítica al aparato capitalista postulando que las manifestaciones culturales han perdido su sentido individual debido a que se les ha englobado en un TODO.  Yo propongo que los valores neo-liberales se entremezcla con los valores puertorriqueños de tendencia paternalista.  Entiendo que el uno protege al otro, que están empalmados y que ésto imposibilita un análisis y una crítica constructiva en torno a la situación actual del país.
Los trazos del neoliberalismo dentro del contexto puertorriqueño se revela de dos formas: cultural y jurídicamente.  Hasta ahora, hemos visto como se palpa en el auspicio de la homogeneización que auspicia cierta tendencia cultural.  Por otra parte, y es lo que queda por demostrar, se presenta en la huelga de brazos caídos en pro de una reforma sustancial, casi revolucionaria, de los derechos en pro de los homosexuales.


El neoliberalismo busca la homogeneidad de los individuos como una forma de llenar la desigualdad entre producto y consumidores.   Englobando y categorizando al individuo, tal como se hace con el producto, la industria obtiene un mecanismo eficaz para llegar más rápidamente al consumidor y así acrecentar sus ventas.  El compromiso con la colectividad por parte del aparato neo-liberal se fundamenta en sus orígenes protestantes, acordémonos, por ejemplo, de la "mano invisible", que menciona Adam Smith, que guía a los individuos.
Ir hacia los orígenes del paternalismo cultural es un tanto innecesario aunque, para simplificar, menciono que también tiene su base en las tradiciones religiosas judeocristianas.  Basta echar un vistazo al Viejo Testamento y comparar.   No obstante, ha sido muy fácil probar que sí hay una intención de homogeneización.  Por ejemplo, la idea de que todo lo que no sigue determinadas "cualidades" es "enfermo" o "incorrecto".  Por su parte, la cultura puertorriqueña de tendencia paternalista procura la homogeneidad como manera de mantener y proteger los valores de la colectividad que persigue un ideal determinado.


III.  De juri: La carencia.

En Puerto Rico, a primera vista, de juri los homosexuales "tienen" los mismos derechos que los heterosexuales.  No se les castiga por ser tal cual. En términos más claros y caricaturescos, no hay un tribunal inquisicional que persigue, juzga y encierra a los homosexuales para, luego, quemarlos en la hoguera.  No obstante, este hecho no anula que, por un lado, de facto sí se juzgan y se les trata diferentes: como enfermos, por ejemplo.  Que, por el otro, este hecho cultural no tenga sus repercusiones en el área jurídica. Estas repercusiones culturales-paternalistas se evidencian en el hecho que el aparato jurídico del Estado Libre Asociado no satisface a cabalidad las necesidades de los homosexuales como ciudadanos quienes tienen unas necesidades específicas.  Esta falta dentro del sistema jurídico es secuela de la indiferencia por parte del aparato neo-liberal y la cultura puertorriqueña de tendencia paternalista.


Shane Phelan, en "The Space of Justice: Lesbians and Democratic Politics", puntualiza que la teoría política liberal no contempla a la sociedad como una estructura y que el individuo es visto inmerso en la sociedad (colectividad), que no existe división entre el uno y la otra.  Por otra parte, plantea Phelan, los intereses liberales tienen su base en la economía; primeramente, éstos persiguen la unidad y la fácil definición de los individuos para evadir tener que satisfacer necesidades particulares de los individuos dentro del mercado.  En segundo lugar, el liberalismo cree en el acuerdo y en el ajuste, no en revoluciones.  Tercero, que el modus operandi de dicho aparato tiene sus repercusiones en otras esferas, como la jurídica: "To the extent that it surfaces at all, justice is a matter of optimal distribution of goods."


En esta observación de Phelan es evidente, lo que ya he planteado, en parte: 1)la imposición del bien colectivo sobre el individual; 2)la renuencia a cambios drásticos o revolucionarios; 3)la permeabilidad de los intereses económicos neo-liberales en otras esferas.  Ahora, las preguntas que queda sobre el tapete es: ¿Qué sucede, en Puerto Rico, en la esfera de jurídico con respecto a estas dos corrientes homogeneizadoras?  ¿Cuan impregnadas están nuestras leyes de éstos valores?  ¿Qué papel juega una "revolución" jurídica en la esfera cultural-paternalista y en la esfera económica?


Lo que no se "ve" es lo más importante en materia de Historia, ha dicho alguien.  Yo digo que lo que no se "dice" o no se escribe en materia Jurídica también es importante.  La carencia también habla y es esa carencia la que, precisamente, delata ese sentido de homogeneización y compromiso con un colectivo muy particular.  Probar la carencia es fácil, por ejemplo contestando las siguientes preguntas:  ¿Es posible la convivencia homosexual legalizada: el matrimonio homosexual? ó ¿Protege alguna ley a los homosexuales contra la violencia doméstica?.  La respuesta es clara: no, no existen ni esas leyes ni muchas otras.
No estoy proponiendo un giro donde se privilegie al homosexual: un intercambio de roles donde los individuos homosexuales se impongan.  Hablo de una reconstrucción de las leyes donde se tome en cuenta al homosexual como ciudadano con unas necesidades similares a las de los heterosexuales. Sin embargo, dicha "revolución" jurídica presupone, como ya he dicho, la contradicción de ésta con los intereses y valores neo-liberales y culturales puertorriqueña-paternalita.  Una reforma de este tipo, que a mi entender es, en principio, básica y necesaria, se interpreta como una "revolución" magna y contraproducente para tales aparatos por lo que implica para ellos: la aniquilación de la homogeneidad; la "fragmentación" del colectivo.  Sobre la aniquilación de lo homogéneo argumento: la homosexualidad no es un asunto de la modernidad, ni mucho menos.  No es un invento de los últimos tiempos: ha existido siempre.  Lo que es una falacia es la homogeneidad misma. Entonces, no hablamos de romper con la homogeneidad si no con la presunción de la misma.  Por otra parte, no es un sentido de egoísmo e individualidad lo que ha de mover tal revolución, sino el querer que se reconozcan los derechos particulares de otro colectivo.


IV.  Conclusión

En Puerto Rico, el Tema sobre el tapete, desde el primer momento que algún general norteamericano pisó Guánica, ha sido el status político.  Los sectores políticos del país, haciendo las salvedades pertinentes y mínimas, han brincado los pasos del análisis y la crítica constructiva al sistema neo-liberal que nos rige para ir flechados al postulado de "soluciones". El brinco, a mi parecer, tiene diversas explicaciones.  Primeramente, porque, en cierta medida una crítica al neoliberalismo sería una autocrítica a los valores culturales de tendencia paternalista fomentados por muchos de los políticos en Puerto Rico.  Basta dar marcha atrás a la memoria e ir a aquella campaña de Sila María Calderón donde se resaltaba su maternidad y su vida de familia, contrastándose, subliminalmente, con su contrincante política, la presunta homosexual, Zaida "Cucusa" Hernández.  En segundo lugar, y esto va por cierto sector izquierdista, porque no se quiere liberar a Puerto Rico del neoliberalismo, al contrario, sino de los extranjeros; y es que, para algunos que persiguen la Independencia, el capitalismo no es sino la transformación de la "Hacienda".  En tercer lugar, porque hay mucha gente analfabeta funcional que lleva las riendas de nuestro país y que más allá de seguir instrucciones no hace más: la posibilidad de análisis, mucho menos de la crítica, queda nula.


upr.JPG (44134 bytes)El objetivo del gobierno en Puerto Rico, así como también ciertos sectores de izquierda en la isla, es la homogeneización.  Por eso a la fuerza, con "mano dura" se arremete a macanazos contra el ciudadano, violándole los derechos.  Por eso se entra a la Universidad de Puerto Rico, foco de disidencia y libre expresión por excelencia, y se viola la autonomía universitaria.   Por eso se entra en los residenciales públicos; un panoptismo social tan mediocremente encubierto que me sorprende que el gobierno haya encontrado, al menos, una razón que "diese" resultado.  Por eso se hacen otras barbaridades más para proteger los derechos de una colectividad homogénea, VIOLANDO, precisamente, el derecho de los otros. Y mis preguntas a los políticos del país: ¿A qué vamos?  ¿De qué nos sirve ser "verde", "azul" o "colorao", luchar a ultranza por la Independencia, la Estadidad o el Estadolibrismo, si estamos careciendo de algo más básico y fundamental?  Las leyes en Puerto Rico tienen una carencia: no se protegen a TODOS los ciudadanos por igual.  ¿De que nos sirve la presunción de homogeneidad e imponer un totalitarismo para conseguir tal o cual status y lograr el "bien de Puerto Rico", si lo más sensato y primordial es reconocer identidades jurídicas, garantizar derechos y empezar a conseguir así el verdadero "bien de Puerto Rico"?