LOS HEROES DE ARICA

CORONEL FRANCISCO BOLOGNESI, comandante de la guarnición.

Nació en Lima en 1816, y en 1853 se incorporó al ejército, donde recibió la jefatura de un regimiento de caballería. A partir de aquel momento su destino estaría vinculado con el mariscal Ramón Castilla, entonces presidente del Perú, quien en época de revoluciones lo nombró comisario general del ejército y posteriormente edecán del denominado gobierno provisorio. En 1856 accedió al rango de teniente coronel y fue nombrado jefe de un escuadrón de artillería volante. Poco después fue promovido al rango de coronel. En 1860 viajó a Europa para adquirir equipo de artillería. Regresó al país con cuatro decenas de cañones Blakely, que serían utilizados en 1866 en el combate que enfrentó a las defensas peruanas del Callao contra la escuadra española del Pacífico. En 1864 retornó a Europa en una nueva misión, donde adquirió cañones franceses Voruz, Parrots y Vavasseurs, así como modernos rifles belgas Comblain para la infantería. Poco después, luego de ejercer otras misiones y puestos como la comandancia general de artillería del ejército, pasó al retiro. Declarada la guerra con Chile, Bolognesi solicitó y obtuvo su reincorporación al ejército activo. Una vez trasladado al teatro de operaciones en el sur, recibió el mando de la Tercera División conformada por los batallones Segundo de Ayacucho y Guardias de Arequipa, al frente de los cuales participó en las acciones de San Francisco y Tarapacá.



COMANDANTE JUAN GUILLERMO MOORE, comandante de las baterías.

El comandante Juan Guillermo Moore, ex capitán del blindado Independencia, era un caso muy particular; hijo de padre británico y madre peruana, ocupaba al inicio de la guerra uno de los principales puestos en la escuadra como skipper del entonces considerado más poderoso blindado: La Independencia, que en tonelaje y poder de artillería superaba al célebre monitor Huáscar (Ver capítulo). Moore, sin embargo, cometió la imprudencia involuntaria de encallar su nave al pretender dar caza a la goleta chilena Covadonga en el combate naval de Iquique. La pérdida irreparable de la Independencia, apenas a un mes de iniciada la guerra, fue catastrófica para el Perú. Moore cayó en desgracia y fue presa de una crisis depresiva que estuvo a punto de llevarlo al suicidio. Alejado de todo puesto de comando en la marina, y en el anhelo de expiar su fatal error, el atormentado oficial buscó ser destacado a un puesto de avanzada y riesgo como Arica, donde al mando de las baterías altas del morro y al frente de los trabajos defensivos, mostró un extraordinario entusiasmo y coraje, el que reafirmó al momento de decidirse la resistencia. Murió en la batalla, sin dar ni pedir cuartel.



Continúe