ANDRES HUGUET POLO
La Maca (Lepidium Meyenii Walp) es un cultivo altoandino que se ubica en determinadas áreas de la zona central del Perú (Departamentos de Junín y Pasco), por encima de los 3,700 a 4,500 metros sobre el nivel del mar. Por ello mismo tiene particular importancia en tanto consiste en una de las formas de agricultura complementaria posible en este medio ecológico (conjuntamente con la mauna, la papa chiri y la avena, entre otros) en donde la actividad principal es el pastoreo de ganado ovino o auquénido. En el límite superior de altura sobre el nivel del mar es el único cultivo posible lo que la convierte, conjuntamente al hecho de poseer una excelente calidad alimenticia, en un cultivo de singular importancia y de potencialidad en otros lugares andinos. Desde ese punto de vista consiste en un cultivo utilizado por el poblador rural para mejorar su alimentación en el contexto de las condiciones de carencia y de pobreza en que subsisten.
Las investigaciones nutricionales sobre la maca han arrojado que esta reúne entre un 10 a 14 % de proteinas, superior a otras raices y tubérculos - papa(8%), olluco(7%), camote(4%), arracacha(3%), oca(6%), mashua(12%)- (Cf. Antúnez de Mayolo). Igualmente esta raíz posee importantes concentraciones de calcio y hierro, de ahi la creencia generalizada que efectivamente forma un complejo de apreciaciones y prácticas culturales sobre los efectos tonificantes, afrodisíacos y de aumento de la fertilidad humana que tendría esta especie.
Lo anterior está directamente ligado a las amplias posibilidades alimenticias y de consumo que tanto en las zonas rurales como cada vez más intensamente en las zonas urbanas se viene desarrollando con respecto a la maca. Así el uso alimenticio campesino comprende la realización de huatias (cocimiento en horno superficial de terrones incadescentes) y pachamancas (cocimiento en horno bajo tierra con piedras incandescentes) cuando se trata de macas frescan antes del secado. Cuando se la utiliza para la alimentación después del secado, que es la forma más generalizada y que permite que este alimento pueda ser guardado por varios años, es necesario realizar un proceso previo de cocción que permite obtener una materia prima blanda que es usada para la preparación de cocteles, jugos, mazamorras, mermeladas, humitas, chicha. Igualmente, la maca, despues del secado, puede ser molida para la obtención de harina que según algunos estudiosos puede sustituir en parte al trigo.
En los últimos tiempos la utilización para fines medicinales tradicionales ha empezado a ser bastante generalizada. Es así que se ha ensayado la elaboración de caramelos y píldoras, existiendo ya laboratorios que preparan cápsulas de maca que se expenden profusamente en las zonas urbanas incluyendo Lima metropolitana. Igualmente la utilización industrial ha llegado con este producto a sacar al mercado un licor de maca, embotellado también por empresas semejantes a los laboratorios dedicados a su uso farmacológico.
El ambiente social y económico que configura el contexto en la producción de la maca es el de ser una producción complementaria a una dedicación fundamentalmente ganadera y pastoril. En ese sentido al localizarse su mayor extensión de cultivo en las laderas circundantes al lago de Junín (poblaciones de Carhuamayo, Huayre, Ninacaca, Uco, Ondores, Junín y Vico, así como igualmente en algunas zonas altas del Valle del Mantaro) la maca, como el conjunto de la agricultura de esas zonas, debe ser entendida como un recurso alimenticio de reserva que las familias campesinas desarrollan como estrategia de sobreviviencia en el medio rural. Desde ese punto de vista la maca, por lo reducido de su cultivo y por las propiedades que se le atribuyen participa muy restringidamente del circuito mercantil siendo uno de los productos (conjuntamente con el chuño, moraya, charqui, etc.) que conforman la base de bienes de la denominada esfera de intercambio "para el gasto" propia de la economía dual campesina, asi como un producto suceptible de utilización ceremonial y ritual, por consiguiente de función estrictamente social y de estrechamiento de lazos recíprocos entre campesinos.
El cultivo de la maca está reducido a ciertos departamentos de la sierra central del país (Junín, Cerro de Pasco). La zona óptima de crecimiento se ubica en altitudes de 4100 a 4450 metros sobre el nivel del mar, es decir en el medio ecológico de puna. Las temperaturas promedios de este nicho ecológico oscilan entre 4º y 7º C., deben haber vientos fuertes y alta irradiación solar, así como suelos écidos. Probablemente por ello es que su cultivo en la actualidad está restringido a no mas de 50 Hás en la zona territorial indicada, aunque algunos autores señalan la existencia de cultivos de Maca en la zona del Valle del Mantaro. Esta realidad actual contrasta con la probable extensión cultivada de la maca y la difusión de su consumo en los tiempos prehispánicos. Los cronistas de los siglos XVI y XVII refieren de su amplia distribución en la zona andina (Cobo, Vásquez de Espinoza, Visita de Chinchaycocha, etc.) y son importantes las referencias que en distintas épocas han hecho estudiosos como Hipólito de Ruiz,Jacobo Tschudi, Augusto Weberbauer, Jehan Velard, Pulgar Vidal y Matos Mendieta. De tales referencias es posible concluir que la domesticación de la maca se remonta hacia 700 a.de C. entre los períodos Formativo Medio y Superior (Matos) y que debe haber sido cultivada en diversas zonas siendo las principales Chinchaycocha, Mantaro y Castrovierreyna (Vásquez de Espinoza), habiendo con el tiempo reducido su presencia a la zona de Chinchaycocha como consecuencia de la pérdida de importancia de los cultivos andinos causada por la penetración colonial.
La producción de la maca es eminentemente cultural, es decir significa procesos relativamente complejos de intervención de la mano de obra en las diferentes fases del cultivo, mas aún si se atiende al contexto difícil del nicho ecológico de puna: rotación y preparación del terreno, siembre, cosecha, obtención de la semilla botánica, secado y almacenamiento de la semilla. De ahí que se distinga entre una fase vegetativa (de producción de los hipocótilos) (260 a 280 días) y una fase generativa (de producción de la semilla botánica (190 a 210 días), lo que hace un ciclo biológico global de cerca de dos años. Ello en términos de dedicación laboral significa la inversión de importantes cantidades de tiempo de trabajo familiar para un producto que sin ser de primera necesidad en términos nutricionales básicos cuple en las áreas culturales que se han indicado importantes funciones ceremoniales y rituales, así como configura un imaginario también ritual asociado a la fertilidad y la virilidad tanto en contextos sociales campesinos como no campesinos en la zona.
(*)Resumen del Proyecto de investigación realizado en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, 1995.
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Boletin de Lima, nº 81