El rock, Presley, Dylan, la música beat, los Beatles son parte de mi información, ya que me tocó respirar en la época de estos fenómenos. Esto nunca lo he contado: cuando tenía ocho o nueve años, tiempo por el que fue lanzado Elvis Presley, hice que mi padre me construyera una pequeña guitarra de formica que me colgaba del cuello para oir Radio Kramer y "doblar" frente al espejo Don't be cruel. Por 1969 tuve un momento de relativa identificación musical con Dylan, aunque la mayoría de mis canciones de este período no se conocen. (A veces noto que quieren endosarme una exagerada influencia de Dylan.) Por otra parte no quiero -ni he querido nunca- dejar de mencionar lo que la música de los Beatles significó para mí; creo que ningún músico de estos tiempos -me refiero a los que pudieron y/o quisieron escucharlos- está libre de sus huellas. En mi caso es hasta paradójico, ya que las primeras veces que los escuché no me gustaron.
El son, la guajira, Leo, Pablo, el Benny, el filin, y Sindo son parte de mi formación cultural y natural. Algunos son contemporáneos; otros raíces, no influencias. Lo cubano no puede ser una influencia cuando se nace y se vive en Cuba: para mí lo cubano es esencia.
Cuando niño, en los bailes de mi pueblo, tuve el privilegio de escuchar muchas veces al Benny con su orquesta, a Roberto Faz, Chapottín, la Aragón. Eran los bailes del Círculo de Artesanos de San Antonio, o bailes que se hacían en el parque central. A Sindo lo empecé a conocer profundamente en 1966, cuando conseguí un disco de su música donde cantaba Guarionex, Dominica Verges y Adriano; es un disco muy lindo; las guitarras so de Guyún y Cotán. Me entusiasmó tanto que de ahí salió "La canción de la trova", y en general me dejó una especial debilidad por el bolero tradicional que se ha quedado, más o menos, en mi forma de guitarrear.
El son lo adquirí, en cierta medida, de Pablo. Y no es que nunca hubiera oído y gustado sones; es que el son, en la manera de hacer que introdujo Pablo, tiene una contemporaneidad muy seductora.
Mi canción, actualmente, es una especie de Frankestein del pentagrama. Tiene una hibridez escalofriante; tiene de todo lo que sé, de lo que imagino, e incluso de cosas que sabré mañana. Sólo a veces me propongo algo deliberado. En materia de Creación musical suelo disparar primero y después don el alto. "Cébense, pues, en mí, tábanos fieros", como diría el Maestro.
Que levante la Mano la Guitarra 1986