"Locuras y esperanzas", artículo aparecido en el periódico Granma, por el encuetro de la Trop@ Cósmica en Cuba.
Vinieron 86 pero son muchos más. Proceden de quince países:
Estados Unidos, Canadá, México, El Salvador, Venezuela, Colombia,
Chile, Perú, Ecuador, Puerto Rico, Argentina, Nicaragua, España,
Bolivia y por supuesto, Cuba. Nunca se habían visto cara a cara,
pero sabían demasiado unos de otros. Responden a un título
delirante mas real, Trop@ cósmica de Silvio Rodríguez
(sí, con el símbolo de arroba por la letra a, justificado
por el uso electrónico): hueste combativa, generosa y abierta que
comenzó a juntarse mientras "navegaban" por la autopista
de INTERNET.
Todo sucedió a partir de marzo de 1995, cuando los mexicanos Eduardo
Valtierra y Mario Iván Quintana respondieron a los mensajes electrónicos
de un venezolano radicado en la ciudad norteamericana de Detroit, Ricardo;
el tema era Silvio Rodríguez, sus canciones, lo que significaba
el trovador cubano para cada uno de los comunicantes.
Pronto fueron decenas y sin darse cuenta cientos. Y ya no solo compartieron
la pasión por Silvio, sino por la canción política,
el amor, la dignidad, la necesidad de justicia, los enigmas de la postmodernidad
y los conjuros contra el maleficio de la mezquindad, en fin, una propuesta
de comunicación fraterna y solidaria.
Con una tropa así de bien dispuesta, Mario Iván no lo pensó
más y les preguntó a todos: ¿no sería bueno
vernos en La Habana este verano, después del XIV Festival Mundial
de la Juventud y los Estudiantes? La respuesta fue inmediata. Algunos,
exactamente veinte "troperos" formaron parte de las delegaciones
de sus países al foro juvenil; otros se las arreglaron para conciliar
sus vacaciones con lo que uno llamó justamente "una escapada
al futuro", y se dio el caso de gente como Ricardo, el fundador. "No
digo mi apellido porque sabes que esto es un desafío a las absurdas
leyes del país donde resido, pero me tomé especialmente dos
días para estar en La Habana; no te imaginas cómo en un medio
hostil e inhumano, las canciones ayudan al espíritu".
Si alguien resultó verdaderamente sorprendido, ese fue Silvio. "Nunca
pensé -comentó a Granma- que fueran tantos y de tantos
lugares. Es una de las cosas más curiosas y hermosas que me ha pasado.
A la UJC tengo que agradecer la posibilidad de sostener un encuentro personal
con estos jóvenes".
Los "troperos", por supuesto, se saben hasta las canciones que
el trovador ha olvidado y este, a tono con lo sorpresivo con que todo fue
ocurriendo, desenfundó la guitarra y cantó, más que
sus títulos, el de compañeros de juglaría: desde el
chileno Víctor Jara y el español Luis Eduardo Aute hasta
su compatriota Pablo Milanés (después de interpretar una
espléndida Yolanda, dijo: "Algunas personas han creído
que esta canción es mía y ustedes saben que no es así,
pero cómo me hubiera gustado componerla").
Fue un encuentro inolvidable: de regreso a sus casas, cuando "naveguen"
por el ciberespacio, cada "tropero" podrá decir con el
poeta: "hay locuras para la esperanza...".