Defensa del trovador
Por dónde estan los amigos y
desconocidos
Que esperaban debajo de mis labios
Los que esperaban sus gritos
Reunidos saliendo por mi única
garganta con agravios
Los que ahora dicen que ya no soy yo
que hago cojines de una canción.
Los que bien tienen derecho a opinar
pero no saben que rumbo tomar
Los que esperaban sentados en casa
por dos guitarrazos que hicieran temblar
Aquel que espera de mi poesía
con una cuchara bien llena de mi
nombre
cuando es que irá a comenzar
a esperar del derecho que tengo a vivir
como un hombre.
Pues si mi canto es azul ven traición
Y si es de piedra también hay traición
Viejos y jovenes creen que un cantor
Es un payaso con diablo y con dios
Pero cantar es difícil porque hay que
querer
La verdad mucho más que la misma
canción
¿Quién va a jugarse la cara,
jugarse las manos,
jugarse la sonrisa y la guitarra?
¿Quién da derecho a aceptar o a negar
que no sean mis propias palabras?
Esos pepillos, ¿qué quieren de mi?
Y aquellos viejos, ¿qué esperan de mi?
Quien quiera que lo defienda de sí
empiezen por defenderse de mi.
Y quien no quiera escuchar se levante
y se marche o me tape la boca sin más.
Sólo me siento sonrisa y me siento
tristeza
y me siento pedazo del destino.
Sólo me siento saludo y adios
y es preciso que entiendan que todo es
producto del camino.
Pues la verdad no ha existido jamás,
todo depende de la hora de hablar.
Y cuando acabe este canto a pensar
cada cual
lo que le de su real gana, sea bien o sea
mal,
porque si no para qué es que se canta
si no es para revolver todo al cantar.