El
cerebro humano, cuando recibe la información que produce
la contemplación de un cuadro, reacciona provocando un
sentimiento de aceptación o rechazo según la sensación
que el pintor haya logrado plasmar en el lienzo. La
aceptación podrá provocar mayor o menor grado de placer
en el espectador, dependiendo de la sensibilidad de cada
individuo.
No es necesario alto nivel de
preparación pictórica o filosófica, sólo un poco de
receptividad estética, para que nuestro espíritu reciba
una sensación agradable o contraria. Comparto y acepto
que está hecha la pintura para sentirla y no para ser entendida. No es necesario tampoco, que para
descubrir la belleza de una obra nos llevé un crítico
de la mano de su pluma tratando de convencernos de que el
cuadro tiene "flotantes líneas de poemas siderales
abiertas a las incógnitas", apreciaciones
cultísimas que respeto, pero que resultan inextricables
al menos para mí. Humildemente, las disquisiciones del
erudito, pienso que sobran.
Para sentir la caricia de una
mirada es innecesaria la información de un oftalmólogo
que nos ilustre sobre el funcionamiento maravilloso de la
pupila, iris, retina y demás componentes del ojo. La
mirada nos habrá bastado.
La pintura de Isabel Frías
está soportada por un excelente dibujo lleno de
sensibilidad y equilibrio, esto es obvio. Observar sus
figuras humanas, sus bodegones... y deducid la
apreciación. Mirad la composición y el colorido de sus
cuadros. Pienso que el análisis más elemental de ambos
-desprovisto de autosuficiencias y superioridades- nos
llevarán a la conclusión de que esta pintora ha elegido
el camino para conseguir la meta que indicó Matisse:
"Un buen cuadro ha de tener un buen dibujo, un buen
colorido y una buena composición".
Después de escribir estas
líneas creo que también sobra, pues el testimonio más
fehaciente de su valía artística es el que nos ofrece
en su exposición.
Pinta así porque aún "no
se lo ha creído" y Dios quiera que conserve el aire
fresco y honrado que ahora tiene su pintura para que el
sencillo amante del arte plástico, que desprovisto de
discriminador de valores subyacentes e ignorante en
absoluto de la axiología pictórica pueda disfrutar de
la Pintura.
BIENVENIDO DEL
PINO
Delegado de la
Asociación Española de
Pintores y
Escultores de Madrid
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