He
descubierto que no tengo amigos ni amigas. Solamente existen conocidos
que se han acercado a mi vida por obligación, por curiosidad o por
conveniencia. Por obligación por cuestiones de trabajo, clases
o por mera convivencia social. Por curiosidad para conocer los límites
de uno y aprovecharse de la situación (o sea, para saber si es tan
fiero el león como lo pintan). Por conveniencia para beneficiarse
de las destrezas y conocimientos que uno posee para ellos adelantar en
sus metas personales.
He descubierto que estoy solo. A pesar de las miles de personas que me reconocen como su amigo y que han ¿compartido? conmigo.