30 Abril 2000 20:21:23 Luz Aporías Todo es cuestión de ensayar, me repito a mí misma, y debo hacerlo todo el tiempo, porque no acabo por comprenderlo. Por un instante me parece que sí lo comprendo, pero pasados unos minutos vuelvo a solicitarme que me lo explique otra vez. Por otro lado, creo que esa máxima con la que he comenzado, no puede ser cierta, de otro modo ya debería haberla comprendido luego de tantos ensayos como llevo. Unos mil? No, muchos más. Con mil ensayos cualquier tonto podría tocarse la Novena Sinfonía. Bueno, no, tampoco vamos a exagerar, digamos que podrá tocarse la canción de cuna de Brahms, eso sí. Entonces, debo concluir que comprender esa máxima es más difícil que la canción de Brahms, y que, además, es equivocada. Pero, ¿cómo comprender algo que está equivocado? Eso no se puede, como no se puede errar adrede, sino sólo premeditadamente, lo cual convierte a la equivocación en un acierto, pero eso es otra cosa. Por supuesto que uno puede decir: estás equivocado porque tal cosa y tal cosa, pero ¿comprenderlo? No, de ninguna manera. Podría memorizar el camino del error, pero jamás comprenderlo. Entonces, si es que la máxima está equivocada, posiblemente no la entienda nunca, y mi voluntad y perseverancia nada pueden aquí. Pero queda por pensar entonces qué es más difícil: la cancioncilla de Brahms o esta máxima que se autoniega. Desde un punto de vista, es más fácil lo de Brahms, ya que con unos mil ensayos la tenemos, mientras que a la máxima no. Pero, desde otro punto de vista, la máxima es más fácil: ya que nunca se llegará a comprenderla, parar en el ensayo nº 1 o en el 865 da lo mismo. En el 1º diré: no la comprendo, y lo mismo diré en el ensayo 865. En cambio, en el caso de la cancion de cuna, dependiendo de la habilidad previa del Cualquier Tonto, el ensayo 1º podrá ser algo que preferiríamos ahorrarnos, mientras que en el 865, ya puede sonar de bien a excelente. Por tanto, si para lograr la excelencia en la comprensión de la máxima nos basta con el primer ensayo, y para tocar bien esa pieza debemos llegar a un número mayor, es obvio que la máxima es más fácil que la pieza. Así es que vemos que si esta máxima resulta incomprensible (y lo resulta, lo puedo asegurar), además tiene dos perversiones principales: una es la de negarse a sí misma, o ser una especie de aporía. Y la otra es la de convertir en aporías todas las afirmaciones con las que se codea. A menos que la aporía esté situada en una afirmación más primitiva, una especie de axioma sobre el cual se apoyan todas las demás afirmaciones. Este axioma es: mi cerebro funciona perfectamente.