06 Mayo 2000 Luz Grupo de autoayuda para los humanos que votan demasiado ¿Usted quiere dejar de votar y no puede? ¿Vota compulsivamente? ¿Se siente perdido si no lo convocan a votar más que una vez al año? ¿Está celoso porque los ciudadanos de la capital tienen hoy que votar, y usted no, que vive solo a minutos? ¿Se ha encontrado usted pensando estos últimos meses en la posibilidad de cambiar de domicilio aunque sólo sea virtualmente para poder votar hoy? Sepa que aquí lo comprendemos, y podemos ayudarlo. Usted sólo se siente feliz cuando le preguntan su opinión. Se siente humano ejerciendo el poder soberano que detenta, tal como le han venido enseñando desde que era un parvulito. Y no hay lugar en su espíritu para dudas (a propósito: ¿ya le preguntaron si tenía espíritu?): no importa si le dicen que es un simulacro, una pérdida de tiempo. Que mejor se hubiera quedado usted en su casa, contribuyendo al rating de la televisión, que es más o menos lo mismo que votar, sólo que es más cómodo, sobre todo en invierno. Pero su fe en la demogracia no se amedrenta: no, no. Y usted va, con el pecho ancho, y si tiene más de 40 años recuerda a los menores que el día de elecciones es un día de gloria, y que si no es ciudadanamente feliz votando, es porque no puede recordar lo que era la obligada abstinencia de voto. Nosotros desde nuestra institución no vamos a convencerlo de lo contrario. Aquí no juzgamos a nadie, nos dedicamos a com-pren-der. Ante todo, debe saber que el día de votación sí es un día glorioso para Usted, pero por otra razón: y es que ese es el único día en que usted existe. Existe en el porcentaje de resultados, que es un número vacío, lo sabemos, pero en ese número está Usted, nada menos. Existe como palabra colectiva en las bocas de los candidatos, que parece que comieran un caramelo cuando dicen: el pueblo, los ciudadanos. Y su corazón palpita, emocionado, porque el candidato lo ha nombrado, sí, sí, a Usted. Dijo el pueblo: y quién es el pueblo, eh? (sí, ¿quién es?) Si tiene suerte, sus quince minutos de fama pueden tener lugar hoy: posiblemente los medios le preguntarán a Usted, sí, sí, digo a Usted, que cómo se ha sentido votando, si encontró todo de acuerdo a la ley o si en su mesa votó también algún personaje famoso. Probablemente pueda Usted oír su voz por la radio, y aún verse en la tele, qué emoción. Por eso, porque lo comprendemos, es que queremos que la emoción de votar sea parte de sus entretenimientos cotidianos, y no cada un año, cuando tiene mucha suerte, y si no la tiene, cada cuatro. Venga a nuestra institución y votaremos todos los días, y varias veces por día si la gravedad de su caso lo hace necesario. Haremos que usted ejerza su poder soberano en todos los aspectos que darse pueda: votaremos de qué color haremos los paquetes de cigarrillos, si tal o cual autor merece estar en la academia de Letras, si Maradona debe hacer un máster en sociología, en fin, votaremos también qué votaremos al minuto siguiente. Por supuesto que las consecuencias de su voto serán nulas, pero eso es algo que a Usted no le importa, está claro. Porque nos ocuparemos de lo más importante: es decir, de hacerlo figurar en las estadísticas, y si ese día usted ha sido elegido por nuestra comunidad, le haremos un reportaje todo para Usted solo. Acérquese a nuestra institución y su felicidad no conocerá límites.