27 Mayo 2000 Luz Mi larga carrera de escritor Por esas cosas incomprensibles que tiene la vida, yo había decidido que iba a ser escritor cuando cerca de los dos años de vida aprendí a decir esa palabra, a decirla sin comprender qué podía querer decir, por supuesto. Cuando por fin, a la edad de cuatro años comprendí lo que quería decir, era tarde para lamentos: eso ya estaba decidido y eso se haría. No importa si las exigencias de la profesión excedían el alcance de mis posibilidades. Eso sería. Cuando tenía cinco años, comencé con mi primera novela, y jamás pude terminarla, ni comenzar otra, porque los personajes que venían a mí eran demasiado extremos y no se comportaban con corrección. No eran nada decentes a la hora de demostrar qué extremos y planos podían ser. Por su misma simpleza, algunos personajes comenzaron a hacerse incontrolables y me obligaban a bajezas inusitadas para encontrar algún sentido. Todo empezó con el más estúpido, completamente estúpido, todo estúpido, el gran estúpido, tan estúpido que no podía o no quería comprender su papel, y mis amenazas eran vanas, porque le daba igual cualquier cosa, cualquier castigo que yo le impusiera. Esta fue la causa que me obligó a dejar mi cómoda situación de narrador omnisciente para convertirme en un engendro de narrador personaje. A Kevin, que así se llamaba el gran estúpido, lo inventé llevado por mi desprecio hacia esos personajes de best seller que aparecen bronceados en una tórrida playa y enamoran con sus ojos a una hermosa y triste muchacha, que olvidada del amor hasta entonces consume novelas y bebidas cola. El problema de Kevin es que demostraba sin complejos su estupidez. Yo no sabía qué hacer con él. Yo lo sentaba frente a mí y le decía: "Kevin, vos sos estúpido pero no lo sabés. A mí me parecés estúpido. Pero vos conducíte como si fueras el héroe de la novela. Entendés?" Y él me decía no, y se lo volvía a explicar, y me decía "ahora sí", pero era lo mismo, eso no funcionaba. Entonces pensé: "bueno, él queda afuera, puedo reemplazarlo", pero entonces veía sus ojos que miraban desde fuera de la escena, y no sé, me daba lástima, finalmente yo lo había creado estúpido para eso, y ahora no podía dejarlo afuera sin sentirme un dios horrible. Bueno Kevin, intentémoslo otra vez. Pero después de varios intentos, decidí que era inútil. La siguiente noche Kevin vino a mi casa, y me dijo que su problema era que en realidad no le gustaba la playa, la chica sí, pero quizás en otra situación. Yo ya estaba desesperado. Bueno, Kevin, voy a ver qué se me ocurre, le dije. Lo que pasa es que yo sabía cuál era el problema: Kevin tenía como una prótesis de conciencia que no le correspondía. Era mía. Yo era el responsable. Pensé: o lo mato, o lo hago funcionar. Traté de explicarle a Martha que por el momento no iba a hacer la escena de la playa. Ella no lo entendió: me dijo "pero cómo, si es ahora donde yo iba a conocer a Kevin El Amor, yo que hago si no, yo soy la chica de la playa, soy bella y estoy triste, y mientras espero leo novelas y tomo bebidas cola. Ya estoy terminando la tercera novela, no puedo seguir esperando ahí en la playa". "Bueno Martha, podemos intentar otra cosa". "No, no, decía ella, vos ya hiciste mi vida con miras a ese nudo o desenlace, sos escritor y deberías saberlo". "Sí, lo sé Martha". ¿Para qué la había hecho tan quisquillosa? Entonces, era Martha o Kevin. Uno tenía que desaparecer sin dejar rastros. ¿Pero cuál? Además Martha era la mamá del bebé, que ya estaba ahí preparado en la clínica. Esa escena ya la teníamos. Era un lindo bebé, todo rosa y etcétera. Kevin era el papá, pero de última era más fácil reemplazar al padre. Sólo tenía que incluir algún escabroso rumor, sembrar la duda: era posible que Martha hubiera tenido un hombre no-kevin y no lo quisiera confesar. "Martha, quién es ese hombre". Otra posibilidad era hacer que Kevin muriera luego del encuentro con Martha, hacerlo desaparecer antes de que lo viéramos de cerca. Eso tenía que ser probado, pero era triste, y Martha ya estaba bastante triste antes del encuentro. Si hacía esa escena ensayando, su tristeza iba a ser enorme, y en la escena final no se iba a poder concentrar. Con Kevin no había problema porque era muy estúpido. Entonces hice que otra Martha la reemplazara para hacer la prueba. Martha2 estaba tomando los últimos rayos de sol. Sus ojos habían despegado del papel para fijarse en el horizonte. Su mirada estaba un poco vacía, pero esto por un error en la improvisada construcción de Martha2. Pasemos esto por alto. Kevin entra por la derecha. Tiene unos shorts azules, una remera blanca y zapatillas. Se acerca a Martha2 y le dice: "Yo conocí una Martha, era Martha 1, era muy linda, pero no me quería porque soy estúpido. Y además no me gusta la playa". "No, a mí tampoco, pero me pusieron acá", le contesta Martha2. "Ah, mucho mejor, entonces nos podemos trasladar, aunque él se enoje" (me señala). Yo me agarro la cabeza. Los dejo hacer. Entran a un bar. Kevin va hacia el escenario, donde una trompeta descansa en una silla. Y empieza a tocar. Dice, "lo que a mí me gusta es la música". Martha2 lo mira arrobada. Toca muy bien Kevin, no sé dónde aprendió, no en mi novela. Ahora todo se ha perdido, ahí están enamorados. Kevin viene hacia mí y me estrecha la mano: gracias, dice, esta escena sí me gusta. Martha 2 sólo sonríe. Sí, muy lindo, pero ahora está todo más complicado. No hubo romance en la playa, pero bueno, eso no tiene importancia. Pero qué hago con Martha 1. Ahí viene: -Cómo puede ser, me hiciste esperar toda mi vida un amor que antes de llegar se va con otra. No es justo. Esa tonta, mal construida, que no sabe hablar, sólo sonríe, llega y me roba mi futuro. Sos un maldito infeliz resentido mamarracho de escritor. -Ay, Martha, dónde aprendiste a hablar así? -En una novela que el asistente de producción tan ignorante me dio para leer creyendo que era una de esas novelas que yo tenía que leer mientras esperaba en la playa que ese estúpido viniera. Y ahora te digo que ni pienso seguir esperando, quiero estudiar filosofía. No, Martha, no. Sí. Bueno, está bien, pero el año que viene tenés que tener al bebé. No, ni pienso, tenélo vos. Pero si es lo que siempre soñabas, te acordás, tu cuarto rosa cuando hablo de tu adolescencia, tus ilusiones... Pero ahora no quiero. Y necesito ir al psicólogo. Pero el bebé ya está preparado. Y de quién es, me pregunta la muy zorra. Bueno, eso puede arreglarse. Sí, me dice socarronamente, no pudiste resolver una estúpida escena en una estúpida playa, y ahora pretendés hacerme creer que vas a solucionar este conflicto. Ja! Bueno, necesito descansar. Kevin y Martha2, hagan lo que quieran pero quédense quietos y sobre todo no se queden embarazados. Martha 1, mantené la boca cerrada. Todos quietos, uno, dos tres ya. A ver, Kevin y Martha 2 pueden quedarse juntos. Martha 1 tiene que encontrar otro Kevin. Kevin2. Esto sigue así: Martha está desilusionada por todo lo que pasó. Decide estudiar filosofía. Dejemos que vaya a anotarse. Cuando está en la parada del colectivo, se le caen todos los papeles y ahí esta Kevin 2 para levantárselos. Kevin2 va también a la facultad, conversan durante el trayecto. Se anotan juntos y después Kevin 2 le dice: tengo una idea fantástica: qué tal si vamos a caminar a la playa. Está atardeciendo y amo la playa. Yo también, dice ella. Y ya está. Le planteo la escena a Martha. Martha dice no, no quiero a Kevin 2. Bueno, querés a Kevin 1, lo cambiamos, Martha 2 no se va a dar cuenta porque es un personaje de papel... no, no, dice Martha, yo me voy a casar con Antonin Artaud. Estás cada vez más loca Martha, ¿vos sabés quién es Antonin Artaud? No, pero vi su nombre en el programa de filosofía. Y por qué te querés casar con Artaud? Ah, no, eso lo tenés que pensar vos, para algo sos el escritor (la maldita pronuncia escritor con bastardillas)-. Es ridículo Marta, Artaud está loco y muerto. No va a querer casarse. No me importa. Y es muy viejo para vos. Ese es tu problema. Y vos querés que tu bebé sea el hijo de Artaud. Sí, sí. Ahora ocupáte, me dice ella. O grito. No, pero no puedo casar a Martha con Artaud. No vale la pena siquiera preguntarle a Antonin, me va a decir que ni loco (aya!). Lo que puedo hacer es crear un personaje que se haga pasar por Artaud, total Martha no lo conoce. Bueno, Kevin2: este es el plan. Vos estás en la parada del colectivo, a Martha se le caen los papeles, vos los levantás y conversan. Así se enteran de que van los dos a la facultad de filosofía y vos le decís que vas porque dan una conferencia sobre vos, que sos Antonin Artaud. Agtó, se pronuncia, ¿entendiste? Ah, hacéte el francés. Está bien? Me ui, dice Agtó. Pero eso es todo lo que sé de fghancés. Ese es ciertamente un problema, Kevin2, cualquier cosa te llamo. No, no resultó. Martha, cómo te diste cuenta. Pero qué te creés. Yo vi su foto en un disco, ese no es Artaud. O me lo traés inmediatamente o... O qué, Martha. No, no lo digas. Bueno, voy a intentarlo. En alguna tumba debe estar. -Ah, sí, Señor Artaud, cómo le va. Ehm, necesito pedirle un favor. Resulta que estoy tratando de escribir una novela y un personaje, Martha, muy linda chica, dicho sea de paso, se ha enamorado de Ud., si fuera posible, ella quiere casarse y tener un hijo el año entrante. -No, de ninguna manera. -Pero déle, sea bueno Sr. Artaud, va a ver que es divertido. Además, en mi novela la metafísica no existe, usted va a ser un cuerpo sin órganos, va a tener una palabra propia, no robada, y podría tener amables charlas con Derrida, va a ver que sí. Por favor, por favor por favor. Es que si no no me funciona nada. -Porque tiene partes. -No, no es eso. -Bueno, lo que sea, no, déjeme en paz. Ya es suficiente con todos esos molestándome, interpretándome como si hubiera algo que interpretar. Y ese mesié Derrida, ni me lo nombre. -Bueno, no se ponga así, siga descansando. Le dejo mi tarjeta por si se arrepiente. Y no, no quiso. Y ahora qué hago. Para colmo, Martha 2 y Kevin no se quedan quietos. Esta mañana vinieron a mi trabajo. Tuve que dar explicaciones. Dije que Martha 2 era mi prima y que estaba de visita en la ciudad con su prometido, Kevin. Por la noche, Martha entró mientras comía y me dijo: no sabía que eras primo de la malconstruida. -No, Martha, ustedes no son primos de nadie, son personajes. Y ahora te voy a pedir que te retires. -Me iré, me iré, -declama- pero no sin mi Artaud. (Ahora llora). Me voy a suicidar. -No, no te podés suicidar. Sos un personaje, no te autodeterminás. En tal caso yo tengo que matarte y hacer que parezca suicidio. Martha, que hiciste con tu pelo! -Me lo corté, para rubia y lacia ya tenés a la malconstruida. Ah, a propósito de la malconstruida, algo me dice que vamos a tener un malconstruidito muy pronto. Le podés dar el bebé que me ibas a dar a mí, así no se queda esperando tanto, pobre bebé, ya debe estar más viejo que Matusalén. Ah, así que Kevin y Martha 2 estarse quietos es lo único que no hicieron! Ya los voy a agarrar. Pero no aparecen, como si supieran.. Bueno, creo que Martha tiene razón: que tengan ellos el bebé y listo... Oh, pero si es Kevin 2. -Bon yugj, soy Agtó. -No, Kevin 2, ya está, eso no sirvió. -Pego TENGO que seg Agtó. (Ay, otro más, que les pasa con Artaud). Ten-go-que-seg-Ag-tó! -Pero no, no se puede. -Pog qué no, si es litegatuga. -No, dije, y basta. -Migá, o me hacés naceg Agtó, o Martha y yo te vamos a demandag pog incumplimiento de contjato. Somos clientes, no usuagjios, a veg si entendés la difeguencia. Y además te van a demandag pog apjopiación ilegal del bebé: él debe estag con sus vegdadegos padgjes, que somos Magta y Agtó. -Pero no te das cuenta de que Martha no te quiere?, quiere a Artaud! -Y pog eso. -No, no a Agto, sino a Artaud. -Y pog eso. O me hacés naceg Agtó o... Sí, ya entendí. A ver: reunión general de personajes: -Estamos en Francia, segunda década del simplo, ¿está bien? Kevin y Martha 2 no tienen problema, para ellos es lo mismo, bares y trompetas hay en todos lados desde hace tiempo. Kevin 2 es Artaud y Martha es la novia de Artaud. -Y nosotros, y nosotros! -dicen los padres americanos de todos. -Ustedes son los padres franceses, olvídense de James Dean y del rock and roll de los 50. Y el que no quiera, se va, ustedes son extras. -Pero vas a cambiar todo nuestro pasado. Y nuestros padres ya no podrán serlo porque tendrán la misma edad que nosotros. -Bueno, a sus padres también los llevamos a Francia. -Pero y nosotros ya nos morimos! -Y sí, la mayoría. Es una novela histórica, qué quieren. -Y el bebé también se murió? -No, el bebé es el que cuenta la historia en retrospectiva -¿Y alguno de nosotros va a morir en la guerra? -Y sí, es posible -No, entonces no queremos, pasar las guerras otra vez, no, todo por la caprichosa de Martha. -Caprichoso será tu hijo, que en vez de quedarse en la playa con mi nena, prefiere hacerse el que toca la trompeta. -Bueno, basta ya, me retiro. -No! Ahora vas a terminar todo esto. Debo intentarlo una última vez. Es la única posibilidad que tengo. -Por favor, Sr. Artaud, ayúdeme, Cásese con Martha, de Kevin2-Agtó me encargo yo. -Bueno, pero sólo para que después me deje en paz. Le doy 10 líneas para que termine esta porquería que ha armado. -Gracias, gracias (yo con lágrimas en los ojos). Final: nos quedamos en Buenos Aires en los 90. El Sr. Artaud, que pensaba que estaba muerto pero no lo estaba, sale de su tumba y para cambiar de aires se dirige a la Argentina, donde a poco de llegado conoce a Martha (se hace el que recién la conoce pero claro que ya la conocía, de tanto que le hablé de ella para convencerlo). Se enamoran y planean casarse. Martha 2 se da cuenta de que no está embarazada y sale con Kevin a celebrarlo. Kevin 2 sufre un desgraciado accidente cuando al entrar al baño de su casa lo pisó un camión. Y así terminó la historia que no pudo ser novela, y también allí terminó mi carrera de escritor: A los 7 años de edad me jubilé y desde entonces no me he dedicado a otra cosa.