10 Septiembre 2000 Realización: La Princesa de las Alimanias Métodos de relajación ( Segundo Bloque ) Medicina Natural **RELAJACIÒN MUSCULAR** Aprender la relajación muscular es el primer paso que debe emprender el que realmente desee conocer el grado de tensión y de relax que existe en su cuerpo después de cada actividad, e incluso después de un buen descanso. Se preguntará usted por qué hay que relajar los músculos cuando se está descansado, si lo único que pretende es relajarse mental y emocionalmente. Pues porque existe un vínculo entre las emociones y el estado de los músculos que va en ambas direcciones. Un músculo relajado envía información de su estado y puede influir a su vez para que el músculo se relaje. Fíjese si no en cómo reaccionan algunos de sus músculos en una situación extrema de miedo o de temor. El miedo no es material, no puede tocar sus músculos; en cambio cuando llega a su mente una información de miedo, inmediatamente se tensa, reacciona y manda información a sus músculos, que al instante se tensan y se ponen listos para trabajar. Es lo que se dice cotidianamente: "pies para que os quiero"". Los músculos de sus piernas se tensan inmediatamente después de recibir la señal de su cerebro y se preparan por si tienen que huir, que correr. Si usted se calma, intenta racionalizar esa sensación de miedo y convencerse de que no hay peligro, de que no existe razón para tener miedo, inmediatamente sus músculos se vuelven a relajar, se van aflojando de nuevo. Por tanto es imposible relajarse mentalmente si no lo hacen también los músculos; como es imposible relajarse muscularmente si no logramos un relax mental. ¿Qué necesita para relajarse? Si pretende iniciar un programa de aprendizaje de la relajación, haga primero una lista mental de las cosas que precisa, ya que aunque más adelante le propondremos algunos sistemas más cotidianos que se pueden utilizar para relajarse en un momento de apuro, en este caso si quiere aprender la relajación muscular, deberá seguir una serie de pautas y requisitos sin los cuales será muy difícil que tenga éxito en su aprendizaje. 1. LUGAR: Escoja el lugar más tranquilo de la casa. Una habitación a donde no lleguen los ruidos de la calle y en donde esté seguro de que no le van a asustar el ruido del teléfono o del timbre de la puerta. 2. ACOMODACIÓN: Lo ideal es hacer los ejercicios sobre una superficie dura. En el suelo, encima de una manta o algo similar. Pero si al principio le resulta incómodo, puede optar por una colchoneta, incluso un diván o una cama muy dura. 3. TEMPERATURA: Intente que la habitación sea templada. Piense en la posibilidad de quedarse dormido en alguna ocasión, lo cual podría enfriarle. 4. LUZ: Desde luego rechace la potente lámpara encima de los ojos. Lo mejor es una penumbra, tanto si es de día como de noche. 5. HORA: Es algo que debe pensar muy seriamente. Escoja una hora que pueda respetar siempre, para que nunca puede utilizar la falta de tiempo y otras ocupaciones como disculpa para suspender su programa de aprendizaje. Pero le ponemos alerta sobre las posibles dificultades con que se puede encontrar en determinados horarios. Si usted escoje la primera hora de la mañana (una buena hora, ya que así se prepara para todo el día, y puede hacerlo siempre con solo levantarse un poquito antes) tal vez le cueste concentrarse ya que su mente todavía no está despejada y, lo que es peor, puede quedarse dormido de nuevo. Todo depende de su carácter matinal. Seguro que ahora estará pensando en escoger los últimos momentos del día, cuando ya ha terminado todas sus ocupaciones y está a punto de irse a dormir. Esta también es una buena hora, que le da muchas probabiliddes de poder practicarlo siempre si tiene voluntad. Pero si la escoge, vigile que el cansancio acumulado de todo el día no le impida concentrarse en el ejercicio. Hacer la práctica de relajación muscular justamente después de las comidas no es muy buena idea. Mientras hacemos la digestión, nuestra mente no está en su mejor momento de claridad, y le puede resultar difícil concentrarse en las sensaciones de tensión y relax. Teóricamente (y sólo teóricamente, ya que usted después puede adaptarse a otros horarios según sus propias características) los mejores momentos para practicar la relajación muscular son a media mañana, a media tarde, o pocos minutos antes de la comida y de la cena. Si es posible, respete siempre el mismo horario, ya que de esta forma sus músculos y su mente se acostumbrarán a esta disciplina, y le será más fácil encontrar su perfecto estado de relajación. 6. VESTUARIO: Aunque no necesita salir a comprarse un caro y coqueto modelo, lo que sí es cierto es que para relajarse es imprescindible que lleve una ropa lo más holgada posible. Sin presiones en la cintura, axilas, muslos, etc. Un chandal amplio le servirá en el invierno, y una camiseta y pantalones cortos en el verano. A ser posible, le recomendamos que utilice prendas de algodón o de cualquier otra fibra natural. Y nunca mantenga cinturones aprisionando su cintura. Puede estar descalzo en el verano, y en el invierno ponerse unos calcetines. Recuerde que es importante que no se enfríe su cuerpo. 7. POSTURA: Acostado sobre la espalda, los brazos descansando a lo largo del cuerpo, las piernas extendidas y separadas de forma natural, los pies ligeramente caidos hacia los lados, y las palmas de las manos hacia arriba. Intente que su cuerpo quede lo más horizontal posible y que su nuca esté bien extendida, que su cuello esté perfectamente alargado por su parte trasera. Con el tiempo usted se dará cuenta de cuál es la posición óptima para su cabeza, sus brazos, etc., ya que una simple variación en la línea de su cuello o de su tronco puede entorpecer una buena relajación. Pero usted mismo lo notará y se irá acomodando casi instintivamente. Intente que su boca, aunque cerrada, mantenga relajada la mandíbula inferior, sin apretar sus dientes. Procure también desde el principio que todas sus vértebras toquen el suelo; sobre todo las de la zona lumbar, que ya de por sí suelen tener una curvatura natural. En los primeros días de práctica usted puede experimentar, nada más comenzar el ejercicio, una fuerte necesidad de moverse, como si esa posición le resultara muy incómoda. Si le ocurre esto, intente controlar esa sensación. Al día siguiente, antes de iniciar su práctica, haga algún ejercicio o esfuerzo físico que le deje agotado, y verá cómo disminuye esa necesidad de moverse. Mantenga los ojos cerrados o semicerrados. 8. RESPIRACIÓN: Empiece siempre sus sensaciones haciendo tres respiraciones lentas y profundas. Es decir, inspire usted lo más lentamente y durante más tiempo, con lo cual ya consigue introducir más aire en sus pulmones, y luego expúlselo también muy lentamente. Durante toda la sesión mantenga una respiración abdominal lo más natural posible. (Es decir, que note cómo el ire le llega hasta el abdomen). No fuerce la respiración ni se concentre en ella. Poco a poco, cuando vaya aprendiendo a relajarse, la respiración se irá haciendo más lenta y profunda; pero mientras tanto, usted no se preocupe por ella.(El capítulo siguiente está dedicado por entero a la respiración). Siempre. al terminar su sesión, haga tres respiraciones lentas y profundas como hizo al principio y no se levante bruscamente. Abra los ojos y, a la vez que respira profundamente, vaya moviendo lentamente sus manos, sus brazos, sus piernas. 9. ACTITUD MENTAL: Aunque lo que vaya a aprender sea la relajación muscular, como le decíamos al principio, ésta es imposible si no se relaja también la mente. Por tanto para que su práctica de relajación muscular tenga éxito, debe adoptar una actitud mental complementaria. De ella va a depender todo el éxito. Esta actitud mental requiere de usted una atención despierta durante todo el ejercicio, de forma que solo se ocupe de dirigir el proceso físico y mental del mismo. Lógicamente, al principio, su mente se ocupará al mismo tiempo de otras cosas. Recibirá interferencias de otros pensamientos y a su mente vendrán imágenes que le entorpecerán en su trabajo de relajación. Pero poco a poco irá progresando, y logrará que mientras se relaja su mente se ocupe tan solo de eso, lo que de por sí ya es un ejercicio de relajación propio, y le ayudará a conseguir una gran descarga de tensiones y una gran claridad mental. 10. TIEMPO: Para empezar, dedique a la práctica de la relajación tan sólo 15 minutos, pero si puede ser, dos veces al día. Poco a poco puede ir aumentando el tiempo hasta media hora, pero usted mismo se dará cuenta de cuánto tiempo precisa para relajarse. 11. INTERRUPCIONES: Si por alguna circunstancia se ve obligado a interrumpir su sesión, no se levante disparado, ya que eso producirá un efecto nefasto en su proceso de relajación. En vez de levantarse inmediatamente, haga tres respiraciones lentas y profundas y piense que va a dejar el estado de relajación en el que había entrado y que vuelve a la actividad normal. A continuación abra los ojos y empiece a estirar todos sus miembros igual que lo hace por las mañanas al despertarse. Después de todo este ceremonial, que tan solo le llevará unos segundos, ya puede usted levantarse. T.Enriquez -------------------- **Princesa de las Alimanias**