16 Septiembre 2000 Realización: La Princesa de las Alimanias Métodos de relajación ( Cuarto Bloque ) Medicina natural **RELAJACIÒN MUSCULAR** CUARTA ETAPA: RELAJAR TÓRAX, ESTÒMAGO Y REGIÓN LUMBAR 1. Colóquese en la posición de siempre. 2. Cierre los ojos y haga tres respiraciones profundas. 3. Déle la orden a su mente para que los próximos minutos no se ocupe de otra cosa que no sea la de relajar su cuerpo. 4. Afloje de golpe todos los músculos que sea capaz de controlar. Déjese llevar por esa sensación de flojedad y laxitud total. 5. Realice 5 respiraciones naturales (pero a estas alturas de su entrenamiento deben ser bastante más lentas que cuando empezó la práctica), y con cada respiración, es decir, cada vez que usted suelta el aire intensifique esa sensación de aflojamiento general. Expulse cualquier tensión que sienta en su cuerpo, al mismo tiempo que expulsa el aire por la nariz. A la vez, usted debe saber ya relajar de forma especial sus manos, brazos, muslos, nalgas, pantorrilas y pies, como lo aprendió en las anteriores etapas. En este punto del ejercicio, debe ir añadiendo los niveles de relajación parcial que domina. 6. Ahora inspire llenando sus pulmones de aire. Reténgalo unos instantes y tome conciencia de la tensión que sufre su tórax, la zona del plexo solar, lugar donde las tensiones se manifiestan físicamente. Luego espire, intentando cambiar esa sensación de tensión por otra de relax. Relaje su tórax al tiempo que expulsa el aire; sienta cómo a medida que va saliendo éste su plexo solar se queda flojo, muy flojo. Repita este ejercicio durante cinco respiraciones seguidas; al inspirar usted siente la tensión en el tórax, reteniendo el aire un poco más de lo que lo hace habitualmente y al espirar, afloja y deja suelta toda la zona. 7. A continuación, tense el estómago. Nótelo duro, contráigalo fuertemente para sentir en él una sensación exagerada de tensión. Coloque su mano encima del estómago y realice 5 respiraciones relajantes: con cada respiración sienta en su mano cómo esa zona se va quedando libre de tensión, se va aflojando, hasta que queda totalmente suelta. Intente memorizar las dos sensaciones; la sensación de dureza que primero sintió su mano cundo tocó su estómago tenso y la sensación de relax que notó después. 8. Pase a dedicar una atención especial a su zona lumbar. Intente arquear ligeramente esa parte de la espalda. Procure acumular ahí mucha tensión, fuerce su posición, incluso, hasta sentir dolor en esa zona.(Si hace la práctica después de un agotador día de trabajo, en que haya estado muchas horas de pie, o haciendo labores que le obligaron a mover mucho los brazos y la cintura, le será mucho más fácil percibir la tensión de estas partes). Una vez haya sentido la sensación de tensión en la zona lumbar, pase a relajarla como lo hizo con las otras áreas del cuerpo. Realice 5 respiraciones lo más pausadas que pueda, y con cada espiración intente relajar todo lo posible la parte más baja de su espalda. Descubra el placer de sentirla relajada. 9. Descanse durante dos minutos y ocúpese en pasar revista al estado de su cuerpo. ¿Está flojo; suelto? Haga primero una revisión general y compruebe si ha progresado al intentar dejarlo suelto y flojo de golpe, como si estuviera muerto; luego pase a revisar las distintas partes del cuerpo sobre las que ya ha trabajado especialmente. Deténgase a comprobar el estado de relajación que ya pueden adquirir sus pies, sus pantorrilas, sus nalgas, sus muslos. Fíjese cómo están de bien relajadas sus manos, sus dedos y sus brazos. Compruebe también cómo está su tronco. ¿Ha conseguido relajar ya su tórax, el estómago y la parte más baja de su espalda? Grabe en su memoria la sensación que le produce sus distintos grados de relajación, y así podrá controlar su tensión fuera de la práctica del ejercicio, en su vida diaria. 10. Llega la hora de poner fin al ejercicio: así que, como siempre, piense en que tiene que dejar su estado de relajación para volver al estado de actividad normal. 11. Respire por la nariz tres veces, aumentando el volumen de aire inspirado en cada una. 12. Cuando termine la tercera respiración, mueva los dedos de las manos y de los pies, doble los brazos y las piernas, abra los ojos y póngase de pie muy lentamente. Ha terminado el ejercicio que corresponde a su cuarta etapa de aprendizaje de la relajación en todo el tronco, en zonas como el plexo solar, estómago y región lumbar, que suelen ser las más propensas a la acumulación de tensiones. Todos hemos comprobado alguna vez cómo una situación de tensión y de nervios nos ha producido malestar en el estómago, provocándonos incluso una indigestión. La mayor parte de las úlceras de estómago son debidas a un constante estado de tensión por parte de la persona que, por las razones que sean, la localiza más en esta zona. El tomar conciencia de la tensión en el estómago y luego aprender a relajarlo, nos ayudará, por tanto, a evitar muchos problemas físicos; y aquellos que suelen decir "se me ponen los nervios en el estómago", podrán superar sus estados de angustia y de máxima tensión, sin provocar estragos en esta parte de su organismo. Aprender a relajar la parte del tórax y la zona donde se localiza el plexo solar puede constituir, por sí solo, una garantía para desprenderse rapidamente de cualquier estado agudo de tensión. Es normal sentir una fuerte opresión en el pecho cundo recibimos un gran disgusto, cuando acumulamos una gran tensión o cuando estamos embargados por problemas. Puede que un acto de relajación consciente sobre esa zona cuando pasamos por estados de crisis no nos resuelva nuestra situación, pero sí hará que nuestras tensiones no se intensifiquen y no nos provoquen estados depresivos más graves. En una palabra, los problemas se harán más llevaderos, y lo que es más importante, dominando la relajación podremos tener una claridad mental superior que nos ayude a encontrar mejores soluciones. La parte más baja de nuestra espalda es tal vez la zona más olvidada de nuestra columna y, sin embargo, es ahí precisamente donde más acusamos el cansancio. Un dominio del estado tensión-relajación de esta zona nos aliviará momentaneamente aun cuando no podamos descansar materialmente. Ya se habrá dado cuenta de la importancia que tiene el saber relajar bien estas tres zonas y los beneficios que esto le reportará a su organismo en general. Practique este ejercicio hasta que consiga relajar al máximo estas zonas, a la vez que va aumentando, incluso, el nivel de relajación que ya había experimentado de forma especial en las otras partes del cuerpo ya entrenadas. -------------------- **Princesa de las Alimanias**