LOS PLANETAS. Segunda Parte.


Marte, el Portador de la Guerra.

Ares, como se le conoce en la Mitología Griega, es el Vencedor, el que otorga la Victoria a los luchadores y a los constantes de la Vida.

Otro significado es desvirtuar su idea, su fondo y su contenido. No podemos pensar en burdas batallas humanas.

Sus armas son la inteligencia para combatir el pasado, ese tiempo donde todo es fétido y se le quiere revestir con ese tono romanticáceo más falso que un día sin sol.

De nuevo el Futuro nos aclama, como no podía ser de otra forma.

El sonido de Marte es... eléctrico, de ahí mi definición de compositor eléctrico al referirme a Gustav Holst, dador de la energía precisa a uno de los mitos más desgarradores de toda la historia, pero que en su profundidad está la del Ser ante todas las cosas; la batalla es también por eso.

En cierto modo es también lo que consigue el compositor, pues entre tánta marabunta de músicos ruidosos como le rodeaban por aquellas épocas de los primeros años del siglo veinte, él consigue una de las primeras novedades en lo que a música se refiere, algo así como una mezcla entre el poema sinfónico y la primera idea de lo que sería el invento del instrumento electrónico.

La música de Marte se va acercando poco a poco a nuestros sentidos, hasta convertirse en breves momentos, en algo arrebatador y fuera de toda idea antigua de música sinfónica.

Se puede ver el gigantismo de Marte, enrojecido de la furia por el entontecimiento del retroceso al que está sujeto la ideología humana.

Y así estaban sujetos la mayoría de los músicos de la época de Holst; mientras éste sobrevolaba las esferas del firmamento, una patulea de gentucilla empezaban con el dodecafonismo más demoniaco.

Marte está muy bien pensado para la época en la que fue concebida esa fascinante obra.


Quirón Alvar



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