29 Abril 2000 Luz Sueño He tenido un sueño maravilloso. Me resulta difícil describirlo, pero lo intentaré de cualquier forma, porque lo difícil es el amanecer de lo fácil. Y yo quiero que lo fácil amanezca, pero no antes que yo, de otra manera será difícil verlo, hasta que eso sea fácil, y así. De todo esto se desprende que lo intentaré, y no por eso dejaré de convencerlo. Porque la tentación es todo lo mala que puede ser una tentación, e incluso más, dependiendo esto de la materia tentátil. Yo evito la tentación por miedo a las caídas y a las manzanas que no se dan bien a mi organismo, y en ese sentido la rehusación no es del todo completa, porque el todo se encuentra siempre en otra parte distinta a donde se está buscando. Por eso jamás completa, ni siquiera cuando parece que los tentáculos ya han sido enumerados. Pero todas estas dificultades no hacen sino decidirme màs y màs en mis decisiones, y hace que las decisiones crezcan en progresión geométrica, mientras que la geometría crece aritméticamente, porque no encuentra otro modo. Por eso, no puedo dejar de seguir decidiendo lo que decido, y pareciera que mis decisiones más antiguas estuvieran a punto de estallar a causa de su tamaño, pero jamás lo hacen o no lo han hecho hasta ahora, y en promedio eso quiere decir que no lo harán nunca, aunque realmente lo hagan finalmente. Porque esto es justamente lo que soñé: soñé el promedio del mundo y eran realmente muchos promedios, con uno mayor, pero ninguno era el mayor por mucho tiempo, dado que la promediación no tenía fin. Yo no me promediaba, de otra manera no hubiera sido posible que siguiera soñando y debería haber continuado soñando otro. Eso no hubiera sido problemático en otros momentos de mi vida: es más, a diario solía hacer eso; cuando me aburría de soñar lo que estaba soñando, o me ocurría un percance que me impedía continuar, simplemente se lo transfería a la cabeza que tenía durmiendo muy cerca. Y también recibía yo sus sueños inacabados, por supuesto, y esto ocurría algunas noches 20 veces, porque él era muy propenso a aburrirse. A veces recibía sueños tan ridículos que decía "en la mañana, ni bien despierte, le preguntaré cómo puede perder tiempo en esos sueños". Pero al despertar me lo pensaba mejor, porque yo también le entregaba cada sueño que mejor no sacar el tema. Pero ya no es posible eso, dado que un día la cabeza se alejó siguiendo al cuerpo que se alejaba. Y eso es lo que más extraño de él: su cabeza, pero no por lo que pensara, que no era demasiado, si se mira bien, pero tampoco poco, en realidad. Le pedí que me la dejara, pero él me dijo que no, y no por egoísmo, sino porque la necesitaba mucho, aunque no se le notara nada. Por lo tanto, ahora ya tengo que arreglarme sola con mis sueños, y por eso es que evité la tentación de promediarme yo también, y en cambio, para distraerme, me puse a dibujar la curva de Gauss de la población que iba promediando, que suponía normal, pero por favor no me pregunten por qué, es solo un sueño! Así, los individuos que conocía y otros que no conocía se promediaban entre sí (No digo todos, porque dado que no los conozco, logicamente no puedo decir cuántas son, y si estaban todas. Porque, será un sueño y todo lo que quieran, pero la lógica hay que conservarla hasta el final, como la dignidad) Lo sorprendente es que se daba por ejemplo que el promedio entre A y B, era exactamente igual, igual de igual, al promedio de C y D. Esto no me hubiera sorprendido de haberlo pensado despierta, es más, resulta tristemente obvio. Pero soñando, me parecía que esto no podía ser, y que si era, también era una lamentable falta de originalidad por parte de quién sabe qué, la materia, tal vez. Y pensé que sobraban muchas cosas, sobre todo porque en escasas oportunidades un promedio daba música o luz. Mientras los promedios seguían promediando y promediándose, me pareció importante sacar la desviación típica, pero una intuición salvadora se opuso. Y en cambio, me encontré haciendo un test de chi cuadrado sobre la arena. Para eso, dispuse a los promedios que pasaban por ahí, que parecían muy apropiados. Cuando todos estuvieron acomodados en la grilla, procedí a interrogarlos. Como ninguno atinaba con la respuesta, le pregunté al que parecía más despierto qué era lo que ocurría. El promedio me contestó que por una cuestión de frecuencia, los promedios estaban muy impedidos hacia cualquier tipo de reflexión, y que probara hacerles preguntas sobre cultura general: por ejemplo, qué día es el cumpleaños de Pamela Anderson o qué colores se vienen esta temporada. Pero revisé de pe a pa mi test de chi cuadrado, y ese tipo de preguntas no figuraba, tampoco en el test de Student. De mis bolsillos saqué entonces las figuritas de la Gestalt, y allí los promedios se sintieron más en su casa: que esa manchita marrón no va, el guinda se viene muy fuerte, pero no pega con el verde musgo, si bien en el show de no se qué alguien lo había usado la semana última. Y que esa otra manchita se asemejaba a una torta de chocolate, si era posible que se las diera, ya que con hambre no podían pensar, etc. Debo hacer una confesión: los borré a todos. Pasé mis manos por la arena, y dejaron de hablar, aunque tuve buen cuidado de hacerlo de una manera estética, comme il faut. Una pesadilla, dirán! Pero yo digo que fue maravilloso, y he aquí la razón: cuando desperté, me sentí feliz de estar en un mundo en donde los promedios no existen realmente, porque son innecesarios. Sería de la redundancia más redundante. La naturaleza es muy sabia, aunque ahora mismo no puedo recordar por qué.