Muy estimado don Gus:

La Habana, junio de 1999

La masacre de cangrejos

Con

la novedad don Gus, que por

andar experimentando con un

quemador de Cds, borré el disco duro y ahora tengo que repetir este texto y espero que mejore con la repetición. En primer lugar, déjame que te cuente limeño que hice un breve recorrido por el centro de la Isla que me llevó entre otros sitios, a Playa Girón que fue por donde entraron los gusanos cuando invadieron la isla en abril de 1961. La zona está al sur de la península de Zapata en donde hay muchas otras cosas interesantes. Se desprende uno de la autopista conocida como 8 Vías y llega a Guamá en donde hay un criadero de cocodrilos de los que se recogen en la Ciénaga de Zapata y un centro turístico enclavado al centro de la Laguna del Tesoro que es muy interesante. Allí puedes comer carne de cocodrilo que sabe más o menos a piel de Armando López Campa, pero es más blandita y saludable. Las emociones cuando viajas por tierra no terminan porque te encuentras en el país de Nunca Jamás. Por ejemplo, en Playa Girón, a donde llegas con el tanque casi exhausto, no te venden gasolina porque no hay estación para extranjeros, solamente para cubanos, y tienes que aventarte el resto de la travesía pegado a las cuentas de un rosario a ver si se te hace el milagro de llegar a la próxima estación que está en Cienfuegos, como a 180 kilómetros de distancia, pero esto es parte de la emoción del recorrido. En virtud de que las carreteras no están señalizadas, entonces tuve que dar “botella” a un trío de matronas que iban para Aguada de Pasajeros. Al llegar a cada encrucijada les preguntaba que cuál camino escogía y ellas me contestaron: “No sabemos. Es que nunca hemos venido para acá” con lo que vine a descubrir que lo que querían estas señoras era pasear en auto, aunque no fuera esa su ruta.

Al salir de Playa Larga rumbo a Girón, de repente comienzas a advertir sobre el asfalto manchas rojas, que conforme avanzas se van espesando, primero piensas que hubo algún animal, rumiante o perro atropellado, pero como la mancha persiste, dices, a lo mejor se volteó un camión con frutas, pero como sigue el fenómeno, piensas que como no hay árboles a la vera del camino, no es posible que los mangos se estén cayendo de las matas y además, no es temporada, entonces tienes que, de plano, pararte para examinar de cerca las manifestaciones del misterio. Lo hice y al abrir la portezuela del auto vi incrustado en el pavimento, el esqueleto despedazado de un gran cangrejo. A poco, la carretera está cubierta de una alfombra de estos restos y más adelante, el camino se convierte en un juego de Nintendo en el que la emoción consiste en no aplastar a estos animalitos que cruzan el camino para ir a desovar o van ya de regreso. Uno que más quisiera que no terminar con ellos pero por más que vayas despacio, se detienen bajo las ruedas y se limitan a elevar sus tenazas como en actitud de defensa. “Crack, crack, crack” es el sonido que te acompaña de aquí en adelante. Dicen que el ponchero de Girón, trabaja en verano dos meses y con eso vive el resto del año por la cantidad de llantas -gomas- que repara en ese período.

Reconozco que es un crimen ecológico inevitable, ya que los animalitos tienen que cumplir su destino y uno ha de pasar. Además, me informan que los crustáceos no son comestibles, si lo fueran ya no hubiera quedado uno ni para el museo, pero esta forma de equilibrio de las especies le hace a uno sentirse mal. Somos depredadores y ni modo. “Crack, crack, crack”.. (Para que sientan el horror que se experimenta al aplastar a los crustáceos).

Santa María del mar

A nosotros nos es familiar el espectáculo de los vendedores ambulantes que impiden el disfrute de las playas en sitios como Acapulco, por ejemplo. Esa plaga de gente desesperada por ganarse la vida que se dedica a privarnos del descanso y también hemos visto cómo prolifera esa enorme legión de desempleados que en las esquinas de las urbes limpia vidrios, vende efigies de Carlos Salinas, traga fuego, hace malabares, son Mimos, etcétera, formas de conducta que le dan personalidad a cada una de nuestras ciudades tercermundistas, porque es el desempleo y lo que genera, lo que viene dándole sabor al caldo en nuestras latitudes, no en balde, los pícaros abundan en la Andalucía que retratara el compañero Cervantes Saavedra y sus colegas de antiguos tiempos españoles.. Santa María del Mar, está como a unos 25 kilómetros de La Habana en la región conocida como Playas del Este y es, sin duda alguna, uno de los sitios en los que se recogen los testimonios del folklore de esta sociedad. Para empezar, apenas empieza la primavera en la ruta que proviene de La Habana se apostan centenares de muchachas con el traje de baño puesto que piden “botella” para venir a refrescarse al mar. El recorrido es por guagua, taxi, a pie o por bicicleta.

La playa está pletórica y se da una curiosa danza social. Algunas jineteras hacen su aparición en busca de clientes. Las hay que llegan disfrazadas de tenistas con raqueta y todo -no hay una cancha en kilómetros a la redonda- y se ubican cerca de algún turista solitario y luego entablan conversación con él que termina con un intercambio de señas por escrito. Otras se aparecen con sus lambadas -hilos dentales- y se colocan en una actitud intermedia entre la bañista y la ligadora. Si consiguen enlace con algún extranjero, mayoritariamente españoles o italianos y comienzan a departir con ellos, de repente ve uno cómo se van corriendo hacia el mar y luego se explica uno la corrida. Es que se acercan los policías que recorren las playas en busca de jineteras y de antisociales. Estos tipos uniformados a las personas de piel oscura les piden el carné o les revisan los bolsos, se comunican por radio con la central y si hay algún antecedente, el interrogado o interrogada es retirado de la playa con rumbo desconocido. Si algún negro anda snorkelando, los agentes lo llaman y lo someten al ritual, así que aquello se convierte en un dramático juego de las escondidillas en medio de la ceremonia del baño.

Pese a ello, abundan las mulaticas que departen con extranjeros, en su mayoría ya entrados en años, carnes y pellejos. Fajan en el agua y le hacen al mar el homenaje del amor. Se prenden uno a otra y allí están pegados como el caguamo que se le trepa a la hembra remecido por la cadencia de las olas. El espectáculo tiene algo de animal y estremecedor

El otro día estaba tremenda mulatona con un mexicano panzón parecido a Arturo Macías -no quiero decir que fuera él, pero sí se parecía mucho- y se entregaban a feroces arrumacos. El policía le pidió al compatriota que saliera pero éste no podía hacerlo por la obvia razón de que era víctima de un fenómeno de endurecimiento tropical y el policía se impacientaba y se irritaba desesperado por la tardanza del paisano para comparecer y éste le hacía señas indulgentes como dándole a entender que se esperara un poquito y aquello ya estaba llamando la atención de los demás, así que al nacional no le quedó más remedio que salir. Traía bajo la barriga prominente, una tanga y el chonino por la tensión que sufría en la parte delantera, hacia que la posterior se le perdiera en la línea que divide al mundo, así que salió del mar todo apenado, encarnado de rubor, y tuvo que explicarle al agente de la Ley que el pasaporte lo traía en el auto y quien sabe cuantas cosas más. Las penalidades que sufren los mexicanos que no están acostumbrados a estos usos tan gentiles. Del susto, las cosas volvieron a su lugar, el chonino a su sitio y don Arturo a los brazos morenos que en el mar lo aguardaban impacientes. ¿Habrá sido él?. Lo cierto es que no me saludó.

El Picorete

Regresó por acá el buen amigo Andrés Díaz, El Picorete quien anda con el gusanillo de abrir una empresa de toros en el Caribe visto el buen éxito que ha tenido uno de los Armillitas en Cancún. La idea es buena, solamente que aquí las pocas vacas que hay están controladas por el estado y sí hay afición taurina porque muchos guajiros se dedican a matarlas, pero por la noche y a escondidas, porque comerciar con carne de rumiante está penado con 20 años.

El Picorete ahora no hizo de las suyas, sino que se limitó a hacer turismo como la persona educada que es: visitó museos, asistió a conciertos de música clásica, vio al ballet de Alicia Alonso, estuvo en la sala de cine Glauber Rocha, en el Instituto de Ciencias y Artes Cinematográficas, en la sala de teatro Hubert de Blanck en la Basílica Menor de San Francisco en donde asistió a los ensayos de la Camerata Romeu y en fin, se le fue en puros afanes culturales. Para rematar, ofreció una conferencia magistral en el Aula Magna de la Universidad de La Habana en la que felicitó al Comandante por sus enormes logros en materia social, se mostró partidario de la Revolución, abordó con conocimiento de causa las teorías dialécticas del ser y la materia del espíritu en referencia al instinto de los toros y a la composición de su hemoglobina, elaboradas por el docto filósofo Héctor de Granada, y dijo, para rematar, que Francisco Labastida Ochoa era el bueno para la que sigue.

La soledad del

Comanche

Con cierta frecuencia me toca que al pretender cruzar la Quinta Avenida, el tránsito está detenido en la esquina y es que, es de esperarse, está por pasar el Comandante. Después de unos minutos en receso, pasan antes uno tres autos Mercedes Benz negros y poco después dos motocicletas, y nada más. A veces, se ve al personaje en el asiento posterior, solo, meditabundo, transitando desde la Plaza de la Revolución hasta su residencia en Atabey. Se sabe de su afición por reuniones prolongadas e intensas discusiones sobre los temas más variados, pero poco se le conoce de vida personal, si es que la tiene. Durante los últimos tiempos se ocupa más de temas globales e internacionales que de la minucias del gobierno, aunque se supone que en todo está. Me pongo a pensar en la soledad de un tipo así; quienes le rodean llegar a sentir por él una veneración que lo asila y sitúa a una distancia reverencial entre ellos y su sensibilidad ha de estar anestesiada de cualquier contacto íntimo para dedicarse 24 horas a los asuntos del Estado. Es como el actor que asume un papel y luego se vuelve prisionero de él; si este es el destino de cada uno de nosotros, es mejor estar aprisionados por el rol de vago que del de estadista, cuando menos es más cómodo y el espíritu está más dúctil para las expansiones que la Naturaleza y el arte nos sugieren. Pero, alguien tiene que también ocuparse de esas cosas del gobierno y que bueno que no me toca a mí.

La tromba

El mes pasado cayó una tromba en el pueblo azucarero de Cruces en la provincia de Cienfuegos. Algunas gentes de allí me dicen que eso es espantoso. El ciclón se anuncia y es un fenómeno envolvente que abarca todo, su sonido aúlla a tu alrededor y te ronda por las paredes, toca las ventanas y suena amenazante, pero la tromba no, esa llega intempestivamente y se mete a la casa para golpearte desde adentro, es como un demonio que te cae encima y no lo ves, te levanta y te azota contra todo lo que haya y te mata y no te das cuenta y luego se va y como si nada, deja todo destruido y el testimonio triste de que allí donde cayó, hubo vida y gente y ahora ya no quedan sino desechos y despojos, pero cuando llega es alucinante, te golpea de un solo marrazo y parece un espíritu maligno, un castigo que quien sabe porque y cómo te mandaron, por eso el conjuro más sensato, cuando se le ve venir, es el que aplican los santeros, que se colocan en la puerta de la casa con unas tijeras de jardinero y comienzan a cortar el aire en rodajas como exorcizándolo, hasta que pasa la famosa tromba. No se conoce otro remedio, pero tampoco sabemos si funciona.

Oswaldo Barra

A mediados de Mayo falleció el pintor chileno Oswaldo Barra quien ejecutó los murales que adornan las paredes del Palacio de Gobierno. Son notables su destreza pictórica y su capacidad de síntesis para agrupar en un solo conjunto las lecciones de la historia nacional vista desde la perspectiva de Aguascalientes con la inclusión en la obra de personajes y temas locales, algunos de los cuales fueron piedra de escándalo en su momento, como la figura de una conocida lenona -la recordada Pelos de Oro- que aparece simbolizando vicios asociados a la avaricia. De la obra de la planta baja, según recuerdo, lo que causó más alarma fue que en el lienzo en el que aparece una bandada de cotorritos hay un muchacho desnudo mostrando el pilín a los ojos curiosos de los observadores. (Hubo quien llamó a esta parte Pénjamo, por aquello de “la gran variedad de pájaros”, pero no era eso, sino una alegoría al “relámpago verde de los loros” del vate López Velarde) Esto fue en aquel tiempo -estamos hablando de los años sesenta cuando se abría paso el rocanrol- motivo suficiente para que la mochería local propusiera borrar la afrentosa pintura y que se anunciaran atentados dinamiteros contra la obra. El gobernador don Luis Ortega Douglas se portó machito y no hizo caso de los alaridos de la beatería y hoy podemos disfrutar de este trabajo que ennoblece las paredes del palacio. (Por cierto, Chava López Velarde hizo una descripción en verso de la obra)

El mural de arriba contiene una Feria de San Marcos que capta todo su encanto provinciano y su espléndido candor. Barra incorporó allí en el grupo de galantes feriantes a rostros muy conocidos como los de los licenciados Luciano Arenas Ochoa y José Antonio Chávez Paura, así como al Passpartou Ángel Hernández Arias, quien creo que también aparece en otro mural, éste estaba en la Casa de La Juventud, y por allá arriba con cara de fauno, el siempre gentil y simpático Horacio Westrup Puentes, quien no figura allí como vate o tenor de notas cristalinas y elevadas, sino con cara de vicioso que la verdad, nunca tuvo ni lo fue.

Si le pidieran a don Oswaldo pintar la Feria de nuestros días, entonces habría que poner a los jovencitos lumpem con sus sprays manchando a las muchachas, a los del Patronato vendiendo prácticamente todos los espacios y otorgando exclusividades a los fabricantes de bebidas, al local de la televisora cultural convertido en cantina, a los judiciales echando bala, a los vendedores de baratijas de afuera desplazando a los locales, a las nuevas drogas venciendo en el consumo a los alcoholes, a parvadas de niños y niñas entregándose al desenfreno, y a unos toros sentados en sillones de barberos esperando que los afeiten las cornamentas. El mural de marras sería muy diferente al que inmortalizó Oswaldo Barra cuando el tiempo era mejor y más sano que ahora, pero eso no es culpa suya. Del otro mural, del de el pórtico de entrada, mejor hay que dejarle caer una capa de olvido con sus chichimecas amazonas montando en caballos imposibles sobre espacios blancos que revelan o pereza o cansancio del pintor. De cualquier modo, habría que darle un cariñoso saludo a este chileno que tan bien supo captar el alma de los aguascalentenses, cuando menos de los de antes.

Un Presidente liberal

En este tiempo mexicano tan lleno de diatribas públicas que ya nos son tan cotidianas, hay que agradecerle al presidente municipal de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, que de vez en cuando, se dedique al olvidado arte de proporcionarnos buenas noticias. Me entero de que el joven político se fajó los pantalones y autorizó una obra escénica la que actores de televisión se quitan la ropa y enseñan la tenencia ante miles de damitas que pagan entrada como en el póquer “por ver”... y por gritar un poco. Ya era tiempo que entendiéramos que Aguascalientes es una urbe conectada con el mundo, con mas de dos universidades, con vuelos internacionales, con industrias de exportación, con tratos con todos los continentes y que no es posible que queramos vivir como si todavía estuviéramos dependiendo de las haciendas huizacheras.

Hace muchos años en el Distrito Federal estaban prohibidas películas en las que las artistas lucieran escotes pronunciados y era frecuente que en provincia se exhibieran filmes de corte pornográfico. La explicación estaba en que en la capital de la República regía el pudibundo Ernesto P. Uruchurtu, mientras que los gobiernos municipales carecían de inspectores o simplemente ignoraban que algo tenían que ver en la exhibición cinematográfica, pero de repente, a algunos gobernantes les ha dado en México y en otros lados, por ponerse a reglamentar el largo de la ropa, el tamaño del pelo, las partes del cuerpo que son decentes de ver y las que no, y nos enredamos, cuando entramos en estos temas, en aspectos de catacumba mental que ya no caben ahora que se ha dispersado la ilustración y la cultura. Qué bueno que seamos tolerantes y que lo mismo podamos asistir a una Romería que a una obra de teatro de cualquier tipo. Bien por el presidente Municipal que revela una actitud mental sin telarañas y nos hace ver que ya rebasamos la etapa del insecto Reyes Velázquez y la de su escudero Gerardo Raygoza, el añorado Beato, el cual ha de estarse confesando desde ahora por los pecados que tanta damita va a cometer con la mirada.

Se va a acabar el

mundo

Cuando iba yo al catecismo y no había películas de suspenso o, en su defecto, no había para pagar la entrada al cinematógrafo y la televisión se limitaba a ponernos a Paco Malgesto y caricaturas en inglés a través del Club Quintito, los niños teníamos que ingeniárnosla para tener nuestras propias emociones fuertes. A veces platicábamos de espantos y otras atendíamos la historia que se nos inculcaba en el catecismo, según la cual, la Virgen de Fátima le había dado unas cartitas a Bernardette a fin de que se las entregara al Papa y éste las abriría y daría a conocer en el año 2000. La versión más socorrida entonces, era que precisamente en ese año se iba a acabar el mundo, pues eso y no otra cosa decían las mencionadas misivas virginales. Pues bien, esta historia infantil que llenó de miedo nuestra tierna infancia, va a ser verdad, mi querido don Gus, y esto se lo comunico a usted de manera confidencial a fin de que no cunda el pánico. Cumplo este cometido llevado por la amistad que nos distingue y porque creo que es usted una persona merecedora de tener esta información a fin de que pueda desde ahora, reordenar lo poco que le resta de vida, si es que se cumple el vaticinio como creo que va a ser de manera irremediable.

Esta pavorosa información apocalíptica me ha sido revelada por un Babalao -santero- que me echó los caracoles y me lo dijo después de que su rostro palideció y empezó a sudar de manera abundante, las manos y los labios entraron en un proceso de temblores imparables y el tipo alcanzó a comunicarme su pánico en un estremecimiento que nos fue común. Claro que la cosa no es para menos, no creo que exista persona alguna capaz de mantener la serenidad después de enterarse de profecía semejante. No escapará a sus alcances don Gus, que esta noticia debe conservarse en secreto, en primer lugar a fin de que los demás medios de comunicación no le ganen la exclusiva, ya vio usted lo escandalosos que se comportaron con el asesinato de Paco Stanley y se dedicaron a alarmar a la población al grado que como resultado de ello, vino el licenciado Carlos Salinas de Gortari de visita, hubo tromba en Monterrey y temblor en Puebla que hasta Bartlett se asustó, así que más vale que no andemos corriendo riesgos mayores ahora que ya blindaron nuestra economía.

Yo que el Patronato de la Feria, de plano no le pagaba ningún tipo de anticipo a los diestros españoles José Tomás y Enrique Ponce, porque a lo mejor no alcanzan a dar las corridas que les contraten para la Feria de San Marcos; más vale que todos los arreglos sean de palabra y no entreguen ninguna clase de dinero, a fin de que no lo pierdan y, por el contrario, bien haría el buen Robertico Padilla en decirle a los acreedores del PRI que les va a saldar las deudas de Héctor Hugo el año que entra con abundantes intereses, a ver si así se calman.

Si yo fuera Lipe González, de plano le decía al tesorero que como se va a acabar el mundo, de una vez que me pague mis salarios de todo el sexenio porque a la hora en que comiencen a caer lenguas de fuego desde la cumbre del Cerro del Muerto y que la gente se comience a agarrar de sus escapularios, no va a quedar nadie que haga los cheques efectivos.

El buen amigo Pepe Chuy Infante, tan previsor como de costumbre, está construyendo un Arca como la de Noé por si el desastre viene en forma de pavorosa inundación, pero no se decide porque para la pareja de güeyes ha recibido muchas solicitudes y no sabe a quien va beneficiar. El Gato Oscar González ya sacó boleto en la sección de los felinos inteligentes y también va a ir La Cotorra Lalo Ibarra, así como “El Tigre” Ruiz Castro y también va a ir el presidente municipal de Asientos porque es medio animal.

He consultado el asunto con los miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y con los de Casa de las Américas y ellos sostienen que como aquí todos son ateos, aquí no va a pasar nada, porque ellos no creen en Dios, así es que atenido a estos consejos, aprovecho desde ahora y me despido de ustedes, mi querido don Gus, y ojalá que allá a donde lleguen puedan utilizar el Internet para que me cuenten cómo se la pasan.

Solamente me va a quedar una duda: ¿A Gerardo El Beato Raygoza a donde le ira a tocar: En el Cielo, en el Purgatorio o en el Infierno? ¿Irá a estar ceca de Augusto Gómez Villanueva?. Ahí me avisan, por favor.