Participación de la doctora Esther García Castells en el IMP Violencia y Alcoholismo Recientemente, la doctora Esther García Castells fue invitada por la Secretaría de Salud para participar en un curso sobre el uso de primates en el área de salud, que se llevó a cabo en el Instituto Mexicano de Psiquiatría. La doctora García Castells, investigadora asociada C en el Departamento de Fisiología de Biomédicas, abordó sus investigaciones sobre problemas de alcoholismo y violencia, una de las líneas que desarrolla desde hace varios años. Explicó que las conductas se deben estudiar en el contexto donde se desarrollan, y no de manera aislada, pues su interpretación cambia cuando se observan integralmente. Bajo este principio, desde hace más de cuatro años ha observado, en etapas de control y crónica, la conducta de seis grupos de primates, a los que les ha suministrado diariamente, durante una hora, una solución de alcohol con agua azucarada. Las conductas monitoreadas en estos grupos son afiliativa, sexual, de tensión emocional, agresión, agonista y de juego. Lo importante, señala la doctora, no es ver cuántas veces se repiten estas conductas, sino cómo se da la secuencia; es decir, qué conductas se presentan antes y después de cada una de ellas. Puede decirse que cualquier conducta es normal si está acorde con el estímulo que la provoca, y considerando el contexto social en que ocurre, el fenómeno se clasificará como normal o patológico. En sus experimentos, la investigadora ha observado que las conductas bajo los efectos del alcohol siguen un patrón específico que se caracteriza por eventos de juego compulsivo que involucra a todos los miembros del clan. Esto es importante si se toma en cuenta que en los grupos control (los no alcoholizados) es raro que los adultos participen en dicha actividad, pero cuando hay ingesta de alcohol, aún los adultos toman parte, sin embargo su nivel de tolerancia a los juegos de los jóvenes es más reducido. Es entonces cuando surgen las conductas agresivas, que son frenadas con episodios afiliativos. De ahí pueden presentarse otros patrones de conducta como la maternal, acicalamiento o juegos.

La investigadora destacó que los monos están en cautiverio, pero no totalmente aislados; esto permite estudiar la conducta en condiciones cercanas a las naturales. Una observación importante en este proyecto es que los animales muestran una marcada disposición por beber voluntariamente alcohol sin privación de alimento o agua, sobre todo los jóvenes, quienes presentan también las conductas de juego más compulsivas y repetitivas, motivando que los adultos se incorporen a ellas. Estos últimos con frecuencia inician las conductas agresivas, consistentes en persecusión, ataques y violencia flagrante contra los jóvenes principalmente. Se sabe que el alcohol tiene un efecto depresor en el sistema nervioso central; sin embargo, también se conoce que uno de sus efectos farmacológicos, sobre todo en su etapa inicial, es provocar euforia y una desinhibición conductual, lo cual parece ser la causa del considerable incremento de las interacciones sociales. El efecto de un fármaco o una droga generalmente es más evidente en las conductas que con mayor frecuencia realizan los sujetos, como el juego en los primates jóvenes. Por otra parte, las conductas atípicas aumentan durante el periodo agudo, y llama la atención que también pueden presentarse durante esa etapa en monos que se encuentran en este ambiente pero no han ingerido alcohol. Lo mismo sucede con la agresión que se incrementa tanto entre sujetos bajo los efectos del alcohol, como en los no alcoholizados hacia los intoxicados. Debido a que los juveniles beben más alcohol, no respetan las jerarquías sociales establecidas, derivando en conductas aberrantes hacia los miembros con alta jerarquía y en consecuencia en agresión por parte de éstos a los juveniles. El umbral de la agresión como respuesta a la presencia de conductas atípicas parece ser más bajo en los individuos no intoxicados que en aquellos bajo los efectos del alcohol. Las investigaciones de la doctora García Castells y su grupo, constituido por once estudiantes de licenciatura y doctorado, se desarrollan en el Centro de Primates de San Andrés Totoltepec, que cuenta actualmente con más de 35 monos verdes africanos de diferentes edades y sexo, establecidos en pequeños grupos, posibilitando el desarrollo de diversas líneas de investigación. Después de la ponencia de la doctora Esther García Castells, cerca de 40 asistentes al curso visitaron el Centro de Primates en donde constataron el buen estado de salud y alimentación de los monos, así como la amplitud de las instalaciones.