Tu
Akiyoshi espera mi respuesta. Escribo con una mano llena de dudas.
No tengo motivos para confiar en ti. Solo te respondo debido a mi
charla con Yokuni.
Si
estáis en lo cierto, el ejército de Yoritomo detendrá a los
refuerzos de Yogo Junzo al sur. Si estáis en lo cierto, me
aseguraré que estemos al norte del castillo cuando llegue el
momento. Yokuni me asegura que los otros estarán listos para
nuestra llegada.
Respecto
al otro asunto.
Tu
anterior carta me ha probado que eres capaz de mantener tu
palabra. Me dijiste que cambiarías información por un favor, y
honré tu propuesta, pero no puedo creer lo que me contaste. He
conocido a Kage toda mi vida, ha sido mi consejero de mayor
confianza desde el primer día, sensei y sempai.
Y
ahora me dices que fue su mano la que causó la muerte de Tsuko.
Debo detenerme a cada frase para controlar mis emociones. No puedo
creer lo que dices, y sin embargo, debo hacerlo. Me dices que no
confíe en él. Akiyoshi me dice que no confíe en él. Las
palabras de Tsurani me dicen que no confíe en él. En esta casa
donde mis facultades deben estar limpias de duda e incertidumbre,
me encuentro rogando por claridad. Todo a mi alrededor es confuso.
En
el palacio, los ejércitos León esperan una muerte segura. Debo
hacer algo.
Yokuni
me dice que sé lo que debo hacer, ¡pero no es así! ¿Cómo
puedo unirles? ¿Cómo convencerles de que debemos permanecer
juntos o todos caeremos? Busco una respuesta, y todo lo que puedo
recordar son las lecciones de mi sensei, el hombre en quien no
debo confiar. Mis ojos y manos buscan en las lecciones de Shinsei,
y bien podrían hablarle a un hombre sin vista ni oído.
¡No
sé que hacer!
Cuando
estaba junto al Emperador, como su consejero militar de confianza,
siempre te vi con satisfacción. Siempre te mantenía cerca,
encantado por tu belleza. Eras sus ojos y oídos en la corte,
siempre con tus dedos en los secretos de otros. Recuerdo esos días
y comprendo porque te despreciaba.
Te
necesitaba tanto como me necesitaba a mí. Yo era leal. Tu usabas
tu posición en tu provecho. Cómo han cambiado las cosas, ¿eh? O
quizás no lo han hecho. ¿Qué tienes que ganar en todo esto,
Kachiko? ¿Qué esperas ganar?
Yo
tengo la respuesta. Sé lo que he de hacer.
Les
daré a los León lo que quieren.
Les
daré un objetivo.
Habrá
un ejército León unido ante las puertas, Dama Escorpión, aunque
me cueste la vida.
Prepárate.
Toturi
|