Quirón Alvar
P r e s e n t a c i ó n :
Así que te has decidido por los Sábados Musicales, muy bien.
Lo primero que quiero que sepas es que no es una historia la que aquí se cuenta como se cuenta en los libros, para eso te coges un libro y no tienes por qué conectarte a internés, ¿o no?
Te explicaré que en éste ámbito además de la serie El Baile de los Músicos, también podrás ver algún que otro escrito que se refiera al mundo de la Música; conmemoraciones importantes, viajes virtuales por el mundo y sus músicas, y algún que otro ciclo sobre algún músico contemporáneo de la contemporaneidad.
Esta es una manera particular mía de buscar a los filarmónicos, esto es, a los Amantes de la Armonía, de la Armonía Musical, que al mismo tiempo ya va unida a la Armonía Universal de todo lo que nos rodea, por dentro, y por fuera.
Si estás interesado en algo en especial, si quieres aportar alguna historieta de los muchos músicos de los de verdad que se me van a olvidar, no dudes en escribirme. (Abajo está todo preparado)
Cada cierto tiempo intentaré renovar las músicas que suenan. Si tienes enchufados los altavoces y tienes tarjeta de sonido y todas esas parafernalias, podrás escuchar la música de Gluck; "La Danza de los Espíritus Bienaventurados", una música muy bonita y muy preciosa.
Lo que primero te encontrarás, será un brevísimo ensayo sobre el Principio, no de la
Música, sino el Principio de Todo a través de la Música y por la Música. ¡Adelante!
Í n d i c e
En el Principio fue el Sonido
Sábados Musicales
Primer Capítulo
Segundo Capítulo
Tercer Capítulo
Cuarto Capítulo
Quinto Capítulo
Sexto Capítulo
Séptimo Capítulo
Octavo Capítulo
Noveno Capítulo
Décimo Capítulo
Décimo Primer Capítulo
Décimo Segundo Capítulo
Décimo Tercer Capítulo
Décimo Cuarto Capítulo
Décimo Quinto Capítulo
Décimo Sexto Capítulo
Décimo Séptimo Capítulo
O t r o s T r a b a j o s
Un Viaje por la Europa Antigua
Itaipú
Koyaanisqatsi
Powatqatsi
EN EL PRINCIPIO FUE EL
SONIDO
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Navegantes de la Kronos, muy buenos días:
Escribir desde el Futuro y para el Futuro, es un
Placer enorme. Es sentirse Dueño y Señor de la Vida. Todo acontece y transcurre según lo que
uno desea y quiere. No hay imprevistos, no debe haberlos.
Intentar averiguar cual fue el Principio de la Vida, no es estar atado al Pasado, como a alguien le
podría parecer. Es un intento de desenmascarar al Misterio, para ser un aliado de Él e introducirse
en La Gran Vida.
Si ese desenmascaramiento, ese Investigar, esa Búsqueda se hace desde lo Autodidacta, los
resultados son mil veces más satisfactorios que hechos desde la "cárcel de las palabras". - los
libros -.
Los Autodidactas han descubierto más verdades que todos los "titulados" en cualquiera de las
ciencias, que todos los estudiosos oficiales, juntos. En montones de Grandes Enciclopedias,
podréis ver a infinidad de gentes que en teoría han descubierto algo, - casi siempre refritangas de
otros -, cosas que ya están más vistas que el TBO. Y en algunas de esas gentes que vienen en
esos ilustrados libros, se encuentran los Autodidactas, que por cierto no están bien vistos, pues no
han tenido que hacer los papeleos que han hecho los otros, pero si se lo han currado de lo lindo y
más que los "titulados".
Digo todo esto, porque no me queda otro remedio que contaros cuál fue el Principio de Todo.
En el Principio, fue el Sonido. No ya sólo por el estruendo que montaría el Gran Esplotío, no,
porque eso de verdad que no ocurrió, eso es una broma tonta de los que quieren que nos
pongamos la gorrita pá trás y comamos chicle las veinticuatro horas del día. De verdad os lo digo,
nos tenemos que quitar de la cabeza esa idea absurda, aunque mejor diría que tonta, pues el
Absurdo tal y como lo pienso, es algo Sublime y Necesario para los Inmortales, Vital para el
Conocimiento Verdadero.
Todas la Estructuras del posible Universo han sido Sonido y lo son ahora. Todo cuanto nos rodea
es Sonido, y para ello apelo al Dios Zedfank. Con sus Cuerdas Doradas de su Arpa Creadora
han sido Sintetizadas Todas las Cosas. Cada Sonido un Mundo, cada Vibración una Dimensión
Nueva, cada Nota un Tiempo Nuevo y Todo en el Gran Conjunto, La Sinfonía de la Creación y de
Todo Comienzo.
Si, mis queridos Krónidas, creo en Los Dioses y eso, de manera Gloriosa, me impide creer en
cualquiera de las formas que pueda tomar un "científico", me resulta sencillamente dantesco el
sólo hecho de pensar en ellos. La vida de un científico vulgar y corriente me la imagino de manera
tan clara, que si alguno de ellos me escuchara, se quedaría atontolináo, porque sería justa exacta
y precisa. Exceptuando, claro está, al Científico verdadero que no se dedique a la Ciencia de
manera profesional, o sea, que se dedique a cualquier otra cosa, y que en sus ratos de ocio y
tiempo libre sea cuando se ponga a investigar en los Misterios de la Vida, viéndolos así, como
MISTERIOS de la VIDA, no como experimentuchos de laboratorio de Quimicefa, y con
microscopios enchufados a ordenadores engañadores.
En el Principio fue el Sonido, y la continuación de ese Sonido fue la Música, y Zedfank, Alegre,
Tañe su Arpa Dorada y Hace Sonar el Órgano Imperial de los Tiempos.
¿Por qué conmueve tánto la Música? Le oí una vez preguntar a un Amigo mío, Creador de
Mundos y Universos. Y en la Noche escuché la respuesta: La Música nos hace recordar el
Eterno Anhelo. El Eterno Anhelo de cuando pertenecimos al Sonido del Espacio Oscuro, del
Espacio de Luz. De cuando Nuestro Reino era el Espacio Infinito y las Ondas Mutantes del
Sonido, eran nuestra manera de Viajar de Estrella en Estrella, de Mundo en Mundo, de Universo en
Universo.
Y ya no es Anhelo. Somos Música, somos de la Música, somos hechos de Música, Vivimos con
la Música metida en Nuestras Almas. Y eso es la Vida, la Música, los Colores que la Forman, el
Amor con que se Hace y se Escucha, la Belleza con la que se Siente y la Armonía de Su Paso por
el Tiempo y el Espacio.
¡ Ah ! ¡ Qué Glorioso es Escuchar la Música de la Vida ! Sus Fuentes, los pájaros y al fondo, una
Lira hecha sonar por los Duendes de la Inspiración.
Y todo esto me alegra, pues como ya no son teorías, uno se queda como siempre está, bien,
contento, con ganas de Volar hacia otras Dimensiones de Espacio, Sonido y Tiempo.
Que la Música Creadora de Zedfank, os acompañe en Vuestras Vidas, Krónidas Amados.
Besos y Abrazos de Kristal.
Sábados Musicales
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Aquí empieza una serie de ni se
sabe
la de capítulos, sobre las andanzas de las Músicas y de los Músicos, sobre la vida de las Melodías
y sus Autores. Claro está, de una manera idealizada y fantasiosa, amena y divertida, quitándole
todo el hierro que se le pueda quitar, a un asunto tan ya machacado por los culturetas y seudo-
sabihondos desde hace mucho tiempo.
Intentaré ser lo más imparcial posible sobre todos los Músicos que puedan salir a escena, en esta
historieta, que relato quiere ser.
Por cierto, muchos de los músicos que saldrán, no son muy conocidos, pero los tengo tan metidos
en la cabeza, que me los imagino a casi todos. Además, así aprovecho para darles un poco de
vida, pues aunque olvidados, han puesto su gran montaña de arena.
Como cualquier persona, tengo mis preferencias, por eso hago referencia a la imparcialidad. Uno ya
es conocido por ciertas tendencias, pero eso no afecta para nada a una historia que quiere ser
amable e incluso, por qué no, instructiva.
PRIMERA PARTE
( Encuentro en Heiligenstadt)
(Primer Capítulo)
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En el día de Santa Cecilia, todos los Músicos de la Historia, se dan cita en el Palacio de
Heiligenstadt, con sus nuevos y elegantes atuendos.
El Maestro de ceremonias, no podía ser otro que, Sir Joseph Haydn, por su elegancia y cortesía.
Los invitados son, en esta ocasión.... Pues, todos; desde Guillón de Massó, hasta el mismísimo
Vángelis, pasando desde luego, por infinidad de ellos; Monteverdi, Desprez, Dufay, Praetorius,
Gombert, Schubert, Bruckner, Holst,
los Pink Floid, Oldfield, Enya... En fin, todos los imaginables y más.
Los invitados, metidos ya en harina de fiesta y divertimento, conversan, ríen y van picoteando de
mesa en mesa, los exquisitos manjares que hay preparados en ellas.
Un pequeño grupo de participantes en la fiesta destaca de los demás, la consecuencia, una
acalorada conversación. En dicho grupo, se encontraban entre otros; Vivaldi, Stamitz, Lobo, Lully,
Enya y Brahms.
El tema a discutir, era la obsesión de Brahms por seguir notando la sombra de Beethoven sobre su
obra compositiva.
--- Pero criatura de Dios, - se dirije el Padre Lobo al pobre Brahms malhumorado - , qué sombra ni
qué ocho cuartos, tu, donde tienes la sombra, es en el cerebro. No le eches la culpa a cosas
externas.
--- Tranquilícese Padre Lobo, - hablaba ahora Vivaldi - no hay para tánto. Tiene algo de razón. Lo
que te ocurre, querido " Brahmito ", es, que fuerzas en exceso tu voluntad y tu deseo porque las
cosas salgan bien. Y ya ves, no ocurre así. Has de dejar tu espíritu libre, no te empeñes en seguir
el camino que ya han hecho otros.
--- Estoy con ustedes. - Dijo Enya con cara de aburrimiento - Y con su permiso le diré, señor
Brahms, que en los tiempos que corren, ahora, ya no hay que hacer más que apretar botoncitos
para un láo y para otro. Nadie le puede hacer sombra, escepto usted mismo. Se lo digo por
experiencia.
"Ahora mismo sin ir más lejos, estoy pasando por una crisis morrocotuda. Ya no me quedan más
sonidos, y he multiplicado mi voz, lo menos, por unas cuarenta mil veces, y la gente ya no traga
más retrospectivas sobre mi pobre trayectoria musical. En pocas palabras, señor Brahms, que no
me como ni un colín. Y no se queje tánto, que al menos usted, sale en los libros de historia y en
las enciclopedias, y de mí, no se acuerda ni mi madre.
--- ¡Hombre! Señorita, - interpeló Stámitz con su tacita de té en la mano - para que usted haga
historia, tendrán que pasar muchos años, y si ya dice que no se acuerda de usted, ni su madre,
pues fíjese cómo vamos.
SEGUNDO CAPÍTULO
(De la Primera Parte)
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Lully quedó pensativo, pero mucho. Era el más antiguo del grupo conversante.
--- Qué quereis que os diga. - acabó diciendo - Los tiempos cambian en extremo.
"Nosotros, a los que llamaron despues renacentistas, - aunque yo ya estaba al final de esa época
y entré en la del Barroco - teníamos otra concepción de la Música, que ahora mismo, nada tiene
que ver.
"Pero ni siquiera la de "religiosidad", pues aunque eran tiempos de mucha iglesia pá un láo y pá
otro, la música, por mucho que dijesen los clérigos, era libre, era.... La Música.
"También es cierto que a mi, lo de los religiosos y todos esos líos, en nada me afectaban, pues me
escapé más pronto que la mar, y me lié con ballets y comedias de la época.
"Y a quien le afectara lo religioso, estupendo. La inspiración musical, bien puede venir por lo divino
o por la luz que hay en determinado bosque a una hora precisa, pero viene, la Música iba al que la
deseaba: La Música era la Música. Y podía tener sus señores y sus maestros, los que la
escuchaban por escuchar y los que pagaban por hacerlo, pero Música, amigos míos.
"Yo cuando escucho las voces de un coro en cualquier catedral de La France, cualquiera que fuere
su autor, se me vienen mil vidas a mi alma y sólo tengo ganas de fusionarme con el sonido....... y
volar.
Por fín, habla Brahms.
--- Romántico y soñador que es usted, Lully.
"Después de escuchar lo que he escuchado, yo, el más joven de los que aqui estamos
conversando, - después de la desconocía Enya ésta - qué les voy a contar.
"Cada cual pertenece a una época y casi diría que cada uno pertenece a una época particular,
que si la vas haciendo cada vez más tuya, o bien te vuelves loco por lo solo que te quedas, o
encuentras caminos indescriptibles por los que navegar e importarte muy poco si estás solo, o te
sigue la humanidad en pleno.
"Todo el mundo lo sabe ya. Me refiero al hecho de que tardara veinte años en componer mi primera
sinfonía, y creo haberme hecho más famoso por eso, que
por mi obra en conjunto.
"Menos mal que los hay forofos de la música de cámara y me escuchan, además ahora estan
celebrando el centenario de mi desaparición, y se lían a poner toda mi obra, por todas las radios
del mundo. Je! ¿No es gracioso pensar eso, y estar hablando aqui con ustedes como si nada?
En el momento de acabar Brahms su alocución, Schubert pasaba por allí y saludó correctamente a
los conversantes.
--- Muy buenas tengan ustedes caballeros, señorita. - e hizo una reverencia -
Disculpen si me entrometo, pero escuché la palabra " celebración ", vi a mi amigo Brahms entre
ustedes, y quería darle un abrazo al colega. Es que ambos estamos de celebraciones este año;
él, por su desaparición, ( es que muerte suena muy mal ) y yo por mi aparición, con distintos
centenarios, pues él cumple el primero, y yo el segundo. ¿No es sorprendente? Creo que voy a
componer una canción sobre el tema.
Y se fué disparado a sus habitaciones del Palacio.
--- Este muchacho no para ni un segundo. - Dijo Vivaldi - Asi no me extraña que pudiera haber
compuesto más de novecientas obras en tan sólo treinta y un años ¡ Qué bárbaro ! En ese
tiempo, Bramito, podrías haber compuesto una sinfonía y media ¡ Eh !
Y se empezó a destornillar de risa, mientras los otros sujetaban al ya super malhumorado Brahms.
SEGUNDA PARTE
(Tercer Capítulo)
( Paseando por Palacio )
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El Palcio de Heiligenstadt ...... ( Chist, chist. )
¿ Es a mi ? ( Si, claro )
¿ Qué ocurre ? ( ¿ No sería posible, ponerle otro nombre al Palacio? No hay manera de leerlo
bien )
Bueno, no lo sé, venía así en el Tratatado de Nuevos Planetas, Asteroides y Mundos. Los
fundadores de éste, le pusieron ese nombre, en memoria de todos los músicos que por allí
pasaron, - un lugar de recogimiento y descanso, que se encuentra en Viena y que se llama asi;
Heiligenstadt - y en especial a la memoria de Ludvig Van Beethoven, pues es el que mayor
tiempo pasó en dicho lugar y en el que estuvo a punto de decidir probar suerte en otra vida.
( Bueno, bueno, ¿Qué vamos hacerle? Prosiga, no le interrumpo más. )
Pues si. Como iba diciendo, el Palacio de Heiligenstadt, no es desde luego un Palacio normal y
corriente. Para describirlo hacen falta palabras que ahora mismo no existen. Para verlo solo es
posible con la imaginación. Para escucharlo, - pues tiene sonido propio - sólo hay que entregarse.
Y para vivirlo,sólo hace falta sentirlo.
Cada rincón del Palacio es casi un mundo. Podíamos ir acercándonos a cada uno, y con magno
placer, deleitarnos con su maravilla.
El Bosque de las
Hadas
En este rincón de marco incomparable, ( y de lienzos y esculturas y colores ) nos encontraremos
a más de nuestros músicos invitados, y no tán invitados, pues la mayoría residen aquí, en Palacio.
--- Asi que es usted el que cuenta la historieta.
Preguntó Haydn, - el Maestro de Ceremonias - a un caballero de vestimenta elegante y mirada
atemporal que le acompañaba en el paseo.
--- Pues si, señor Haydn.
--- Bueno ¿Y quién es usted? No me suena ni su cara, ni su música.
--- No es de extrañar, amigo mío. No se altere por ello.
"Soy la figura, - que aunque le parezca una falta de modestia y de decoro - más importante de la
historia de la Música, - desde que el homínido dejó la flauta de tibia o fémur, y empezó a hacerlas
de madera- .
"Represento a miles de hombres que han trabajado con desdén y sin parar, en el Universo
Musical.
"Nuestros nombres no aparecen en las partituras, ni en los Tratados de Música
ni en los Cancioneros, ni en los Madrigales, ni en tántas y tántas otras formas de estudiar la
Música.
"Soy, el Anónimo.
--- ¡ Anda ! - Contesta con alegría Haydn - Pues mire que celebro haberle conocido. Es que ha de
comprenderme, a un Anónimo, es muy difícil reconocerle, ¡Cambian ustedes tánto! . Muy bien,
hombre. ¿Y cómo lo localizaron para que usted pudiera venir hasta aquí?
--- No hubo problemas. Ahora por fín, los Espacios Mentales están limpios de pasadas
humanidades y va todo de maravilla.
--- Pues si no le importa, acompáñeme en este paseo por El Bosque de las Hadas, le aseguro
que no se arrepentirá.
--- Fabuloso, ¡ Adelante ! . Tenía pensado hacerlo, pues la música que sale de su interior es
encantadora.
--- Cierto es, señor Anónimo. La Música en esta impresionante estancia es bella a más no poder.
Su morador en esencia es Henry Purcell. Vamos a ver si le podemos robar unos instantes. Desde
que su Majestad la Reina Mary ha vuelto a Palacio no deja un instante de componer música para
¡ Ella ! . . .
"En su tiempo, Purcell estuvo enamorado, - Platónicamente por supuesto - de su Majestad la
Reina. Al poco tiempo de Ella morir, Purcell no aguantó esa soledad en su corazón. La
enfermedad que le tenía ya cogido, estalló y marchó con su amada a reencarnar de nuevo.
"Pero eso son historias del pasado. Adentrémonos en el Bosque.
CUARTO CAPÍTULO
(de la segunda parte)
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Dentro del Bosque de las Hadas, - nombre por cierto de una semi ópera de Purcell - los árboles
emitían música, los pájaros multicolores y multifórmicos volaban a ras del suelo. Las Hadas y
Enanitos pululaban por entre las flores haciéndolas sonar, y el conjunto formaba una sinfonía sin
par.
Haydn y el señor Anónimo, iban disfrutando del paisaje, cuando vieron que de frente, se acercaba
otro músico.
--- Señor Anónimo, ahí viene " El Oso".
--- Perdón, no entiendo, ¿El Oso?
--- Bueno, así se le conoce al señor Händel.
--- Grande es, pero como para llamarle "oso".
Haydn saluda a Händel.
--- ¡ Mister Händel ! ¡ Cuánto me alegra verle ! Mire, le presen......
--- Un momento, amigo Haydn. De "mister", ná de ná. El hecho de que me fuera
con los guiris no significa que me convirtiera en un cerdo inglés - con perdón-. Soy alemán y a
mucha honra.
--- Disculpe, hombre, era por entablar un poco de charla de manera simpática y presentarle a este
gentil hombre que me acompaña, es el señor Anónimo.
--- Encantado de conocerle.
Evidentemente, se dieron la mano.
--- Lo mismo digo señor Händel, creador de Oratorios donde los haya.
--- Oh, muchas gracias. La verdad es que no es para tánto, aquellos eran casi trabajos forzosos.
Eran demasiado largos, sabe usted, para que encima luego la gente no se enterase de lo más
mínimo, - ni los ricos ni los pobres - de lo que uno hace. ¿Verdad, Haydn? Porque tú tambén
sufriste de ese trabajo forzoso,
en menúo peázo de esclavo que te convirtieron los muy... Mejor me callo. Pero
¿verdad que fué así?.
--- Por desgracia si, pero de todas maneras no me arrepiento. Lo importante es trabajar en lo que
te gusta, y si te mandan un poco más de la cuenta, pues apechugas y sigues pá delante. De
todas maneras con los reyes no había nada que discutir, asi que, para qué amargarse la vida.
--- Señor Händel, - se dirije de nuevo hacia él el señor Anónimo - ¿Por qué le llaman el "oso"?
--- ¡ JA JA JA ! - rió complaciente Händel - Si, tuvo su gracia aquello.
"Menos mal, que lo que sucedió, transcurrió en una planta baja de un edificio.
"El caso es, que una vez estando con una repelente estudiante de canto, tan malo me estaba
poniendo su recalcitrante voz, - y mire que soy hombre paciente y tranquilote - que me ví obligado a
echarla de la habitación. Lo único, que lo hice de manera un poco brutal, pues la tiré por la
ventana..... Prrrrfff JUA JUA JUA JUA. Cada vez que me lo recuerdan, me pasa esto, que me
mondo de la risa..... JUA JUA JUA JUA.
--- Pues si es posible, señor Händel, y si deja de reirse, le haré otra pregunta, para rellenar un poco
más esto.
--- Adelante, hombre. Pero llámeme Fréderic, es así como me llaman los amigos.
--- Muy bien, Fréderic ¿Cómo fué que usted no conoció a Bach, con tántas cosas en común como
tenían?
---Bueno, eso es ya un rollo. ¿Y por qué habría de conocerle? ¿Usted conoce a todos los
Anónimos? Pues claro que no, y si los conociese, vería que hay muchas cosas en común.
--- No pasa nada, hombre. Pero es que los dos nacieron en Alemania, casi en el mismo pueblo,
los dos son músicos, los dos se quedaron ciegos y encima, les operó el mismo médico audaz y
loco.
--- Eso, encima recuérdeme las desgracias. ¡ Encima recuérdeme que había un médico imbecil que
se dedicaba a hacer lo que hacía !.... ¡¡¡ En el puñetero siglo dieciocho operando a la gente de los
ojos !!! ¡¡¡¡Por los Dioses del cielo !!!!
"Malos tiempos aquellos. Pero ahora es muy diferente, y las personas que conozco no son
"padres" de lo que se conoce hace ya mucho tiempo con el nombre de la "Música".
"Bueno, que no quiero recordar más cosas. Si van a ver a Henry, está en el semicírculo de los
Abedules, escuchando música de "Atmósferas" con Buxtehude y Monteverdi, y me ha parecido ver
a un tal.... Kítaro, si, si que era él.
Yo me voy corriendo, que he quedado con Tallis y con Nyman, para ver un concierto de los
Himekami. Hasta más ver, señores.
Se despidieron todos, y el señor Anónimo se sintió un poco molesto por haber
enfurecido al señor Händel, pero no era su intención claro.
TERCERA PARTE
(Quinto Capítulo)
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( Reencuentros)
Habíamos dejado a nuestros Músicos en El Jardín de las Hadas. Estaban Haydn y el señor
Anónimo que iban a ver a Purcell, que estaba en compañía de
otros músicos; Buxtehude, Monteverdi y Kítaro. Allí charlaron alegremente sobre la vida y sus
colores, las formas que toman los aspectos de la historia y de varias cosas más. Y además,
resolvieron un enigma que propuso el señor Anónimo, que era el siguiente: La Reina Madre del
Reino Unido celebra todos los años, desde hace ya muchos, su funeral, con toda la parafernalia
que eso conlleva; los carruajes, las barandas que separan a la gente de la calzada por todo el
camino que va a seguir el Féretro de Su Majestad, la Guardia Real, en fin,
un espectáculo de mucho cuidado.
Todo esto se veía por una ventana hologramática que se encontraba allí porque sí, porque les daba
la gana y ya está. El señor Anónimo invitó a asomarse al señor Haydn y le preguntó qué era lo que
veía; éste se lo contó, y la siguiente apreciación a la que le invitó el señor Anónimo fué ésta:
--- Y qué es lo que escucha, señor Haydn.
--- Pues el bullicio tranquilo de la gente, la calle en general... En fin, no sé, lo que supongo se
escucha en una ciudad con tráfico.
--- Si, pero hay algo que "suena" y es por lo que la Reina Madre celebra su funeral todos los años.
--- Explíquese, señor Anónimo.
Inquirió Purcell.
--- Caballeros, estoy convencido de que la Reina Madre, aparte de querer reirse todos los años de
la muerte, y de querer ver a la gente congregarse para decir el último adiós a su Majestad, lo hace
por escuchar la Magnífica obra Maestra que usted, señor Purcell, compuso para el triste día en que
su amada, Reina Mary, dejó el mundo de los vivos. Si señores, esa Marcha Fúnebre tan colosal,
hace que la Reina Madre viva y viva y viva todos los años que sean.
"Sé que parece una tontería, una burla que les hago a ustedes y a la historia, pero esa Marcha
Fúnebre, por muy contradictorio que les parezca, a la Reina Madre le hace vivir. Para qué le
serviría una vez muerta, esa gloriosa música.
"¿Para qué demonios sirve componer música a los muertos, sino hay creencia en la
Reencarnación?
"¿Para qué poner agua en el abrevadero,- como dijo Marin Marais - si los que mueren, creemos que
mueren de verdad?
"Esa música, señor Purcell, no es para los muertos. Esa música es para pasear por una Galería
Imperial repleta de estatuas y árboles gigantes, para recordar nuestra próxima vida, para elevar
nuestra mirada más allá de lo que uno ve. Esa música, señor Purcell, es para Vivir.
El señor Anónimo se quedó con la mirada perdida, y los demás músicos, quedaron en silencio para
no distraer a las palabras que todavía quedaban suspendidas en el aire del Semicírculo de los
Abedules.
Así entonces, Haydn y el señor Anónimo, pasando un pequeño rato, con todas las reverencias y
buenos modales, se despidieron de los allí congregados, para seguir su paseo por el Palacio de, (
ya sabeis el nombre tán extraño ) Heiligenstadt, pues muchos eran los lugares y rincones
diferentes y mágicos que habían de recorrer.
Una vez fuera del recinto del Bosque de las Hadas, siguieron su caminar por diversos pasillos,
páramos y paseos. Sus pisadas no parecían conmover al Tiempo, el Espacio parecía no inmutarse,
el Aroma que exhalaban los árboles, paredes y mármoles de los suelos, no perturbaban en
absoluto los pensamientos de nuestros paseantes....
--- ¡ Pero quiere dejar de decir horteradas y seguir con la historia! ¡ Le está dando un ataque al
hipotálamo conceptual, de un par de hipocóndrias lo menos de dos ! ¡ Carámbanos con los
conceptos lustrenses !
Exhortó de repente el señor Haydn, en un ataque exabrupto total.
--- ¿Pero qué le ocurre, mi querido amigo Haydn? ¿Se encuentra bien?
--- Si... si, creo que sí, disculpe usted, señor Anónimo, no sé lo que me ha pasado, aunque creo
que...
Calló de repente y miro hacia su izquierda.
--- Ya sé lo que ha ocurrido, amigo mío, - explicóse el señor Haydn - acabamos de pasar por el
ámbito de los locos músicos surrealistas. Si es que no se les mete en la cabeza que esa puerta
la tienen que mantener cerrada a cal y canto, ¡Leches! Luego, claro, pasa lo que pasa y acontece
lo que acontece, uno pasea tan tranquilo por sus alrrededores sin darse cuenta, y ¡hala! a
desbarrar se ha dicho.
--- Pues nada nada, señor Haydn, alejémonos rápido, no vaya a ser que encima tengamos que
escuchar sus chirridos espeluznantes, entonces si que ya nos volvemos tarumbas en cuestión de
segundos.
Y fué lo que hicieron.
Ya a esas horas, en el Palacio y todo el conjunto arquitectónico que lo formaban, los Siete Soles
que alumbraban el lugar, se iban poniendo, con lo cual la luz que empezaba a aparecer, lo tornaba
todo de colores majestuosos y sugerentes, para ir a visitar por fin, otro Rincón Mágico del Palacio.
LOS VALLES DEL RIN
En éste nuevo lugar, todo es diferente; grandes Cipreses milenarios, matorrales
antiguos como la vida, arroyos cristalinos y el aleteo elegante de las aves rapaces, en lo alto de las
montañas, colinas y peñascos que conformaban el lugar.
SEXTO CAPÍTULO
(Pertenece a la Tercera Parte)
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En los Valles del Rin, todo eran los sonidos del bosque, del viento, de los Halcones, y de vez en
cuando, una voz cantando a lo lejos o una Flauta hecha sonar por pulmones de Angel.
Por fin, nuestros paseantes, paran a la orden de Haydn, al hacer una señal de atención.
--- ¿Qué ocurre ahora, señor Haydn?
--- Amigo Anónimo, este es el Momento más esperado por todos los Músicos, aquí van a reunirse
Músicos de lo más variado y de lo más separado en el Tiempo.
--- ¿Pero por qué habla tan bajito?
--- Porque no quiero que estropeemos el primer Reencuentro.
"Aquí y ahora, se van a dar cita desde San Ambrosio, pasando por, Gregorio el Grande, hasta el
mismísimo, Beethoven. Y también, Byrd, Machaut, Josquin Desprez, Dufay, Bruckner, y el colmo
de lo moderno, Vángelis, Halpern, Demby? En fin, un montón de personajes de la Historia de la
Música, que no es fácil ver todos los días.
"Ahora silencio, porque viene el primer Reencuentro. Mire, ahí aparece su Excelencia, la Abadesa
de Bingen, Hildegarda.
--- ¡ Por todos los Dioses ! - exclamó el señor Anónimo - Si parece que hay tres personas metidas
en una.
--- Por favor, amigo Anónimo, un poco de respeto. Hildegarda, tenía más poderes que el Papa de
esa época. No sólo hacía Música inspirada, - como ella decía - por los Cielos si no que era
Diplomática, trataba con los Reyes como si tal cosa, fundó varios Conventos y era muy respetada
por Roma. Se saltó a la torera a la Orden del Cister... Pero... ¿Usted sabe ante quién estamos?
--- Vale, hombre, tranquilo, si sólo era que me había impresionado su figura. Y claro que sé ante
quién estamos, pues no la conoceré yo ni ná.
El día en que reencarnó yo estaba allí. Lo menos pesó unos quince kilos, una barbaridad.
Conozco a todos los músicos señor Haydn, y a Hildegarda hacía mucho tiempo que no la veía.
--- Bueno, bueno, calle ya, que el reencuentro que va a tener la Abadesa es nada menos que con
Beethoven.
Y así fue, pues por otro de los caminos apareció el mencionado Beethoven, y con la energía de un
chaval, se subió a uno de los peñascos del lugar, y él en uno de esos promontorios y Hildegarda en
otro, comenzaron la charla.
--- Abadesa Von Bingen, mis respetos.
Saludó Beethoven con reverencia incluida.
--- Lo mismo le digo herrr Beethoven.
Hay que tener en cuenta que Hildegarda tiene un acento muy alemán, Beethoven también, pero se
le nota menos, pero a la Abadesa?.
--- La envidio sanamente, Hildegarda, - continuó Beethoven - lo digo por el "Von" que lleva usted
delante de sus Honorables Apellidos. Yo me quedé con un "Van" más pobre que un flamenco en
paro.
--- ¡Ah! No se queje, herrr Beethoven, usted tuvo mucho más suerrrte que yo. Usted se liberró de
los clérrigos en un santiamén. Yo tuve que lucharrr toda mi vida parra que me dejarran en paz y
hacerr lo que mis amadísimos Cielos me dictaban.
--- Algo de razón leva usted. Pero no me quedé sentado ante un escritorio y? hale, a componer tan
tranquilo se ha dicho. No, mi Señora. Los clérigos estaban a cierta distancia, pero los que no
estaban a distancia era la gentuza vienesa; arrogantes, envidiosos, truhanes? ¡Bah! Mala gente.
--- Mala gente, si señorrr, herrr Beethoven, pero eso ha existido siemprre, y siemprre se ha hecho
lo mismo, pasarrles porr encima de sus pobrres cabezotas, unos pamplinas sin más ni más.
Perrro, y del Cisterr ¿ Qué me dice de la Orrden del Cisterr ? Aquello erra lucha mi querrido
Beethoven. Yo no sé si fue coincidencia o hubo causa, me rrefierro al hecho de que la crreación de
dicha Orrden y mi nacimiento fuerra en el mismísimo año, mil noventa y ocho parra serr más
prrecisa. Crreo que eso me dio la fuerrza suficiente
para enfrrentarrme a ellos y hacerr lo que yo querría hacerr.
--- Si que es curioso, mi querida Amiga. Yo desde luego que no lo tuve tan difícil, creo que con la
sordera tenía suficiente.
--- Porr cierrto, ¿Cómo ha hecho para oir tan bien ahora?
--- Bueno, comprenderá usted, que estos tiempos ya no son lo mismo, y en el Espacio en que nos
estamos moviendo, pues menos todavía. Ahora oigo hasta la respiración de las hormigas cuando
están descansando bajo tierra. ¿ Es increíble verdad ? Es que hace unos días me fui con un amigo
que he conocido aquí, en el Palacio, es músico también, su nombre es Vángelis, y nos fuimos a
una estación Espacial que está por ahí lejos; Espacio Profundo Nueve, es su nombre exacto. Allí
nos encontramos con un tipo muy amable, que en su tiempo tenía problemas de visión - bueno, su
nombre es Lafors - y ahora lo ve absolutamente todo, y es que lleva unos circuitos integrados en el
cerebro que están muy bien, así que me dije, " pues yo quiero eso mismo, pero para mis oídos".
Dicho y hecho, y ahora es una maravilla, lo oigo todo.
SÉPTIMO CAPÍTULO
(Pertenece a la tercera parte)
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-- Pues mirre (por esto es lo que dije antes que tenía mucho acento) que
me alegrro, herr Beethoven, de que se haya currado ya de su odiosa
enferrmedad, es un verrdaderro incorrdio hacerr música con los oídos fuerra
de cirrculación.
Dijo Von Bingen.
-- Muchas gracias, querida Hildegarda. Pero no crea, en muchas ocasiones
llegué a pensar que si no hubiera sido por eso, no habría creado la música
que creé. No estoy salvando de la quema a la sordera, que ahora mismo si
pudiera acabaría con ese mal y con todos los existentes.
" Si se fija, todos los que hemos sufrido algún mal en los diversos
sentidos de percepción, hemos destacado más que otros. Aunque la verdad,
destacan los innovadores, sean ciegos, sordos o mancos.
-- Cuanta rrazón tiene, herr Beethoven. Yo desde luego no sufrrí grrandes
trrastorrnos físicos, perro espirrituales y anímicos muchos. Perro mi
cabeconerría erra más grrande que la de cualquierr rrey o papa.
" Yo quise bajarr de los Cielos la Música que había en ellos, y las bajé,
ni papas ni leches. Yo crreía en algo más que en dios, de lo contrrárrio no
habrría hecho lo que hice.
" Con la Música divisé todos los infinitos, Espírritus que vagaban con sus
Poderres y su Luz, y los plasmé en mis canciones y letanías.
-- ¡ Qué hermoso !
Le contestó Beethoven con la mirada perdida, porque en estos casos hay que
quedarse con la mirada perdida.
De repente, apereció de entre las rocas otro nuevo músico, se trataba del
Padre Victoria.
-- Blasfema, corruptora de las ideas de la Iglesia, profanadora . . .
-- ¡ Como se atreve !? ¿ Y como ha llegado hasta aquí ?
Le amonestó Beethoven.
-- Y usted se calla, maldito, hereje, mal criado.
Los dos espectadores, -apostados entre los matojos del lugar- Haydn y el
Señor Anónimo, se estaban quedando perplejos ante tal espectáculo.
-- Eso, señor Haydn -le preguntaba el señor Anónimo- ¿Cómo ha llegado hasta
esta zona el Padre Victoria?
-- Habrá encontrado algún lapsus en las maniobras de apertura, y se ha
colado, qué tío.
Y el Padre Victoria seguía con lo suyo.
-- Porque ustedes los herejes, han hecho de la Música del santísimo padre
que está en los cielos santificado sea tu nombre así como....
-- ¡Ande ya, abuelo!
-- Hale, ahora sale a escena el que faltaba, Wagner.
Comentó Haydn. Y Wagner continuó.
-- Usted no sabe ná de ná, Victoria. El Principio fue de otra manera.
Cuando Odin salió de sus Mares Primordiales, cuando Tyr Tiuz elevó su
espada por encima de los Cielos Estelares, y cuando Thor golpeó con su
Martillo Dorado al Inicio, empezó la Vida aquí en la Tierra.
-- Menos lobos, Wagnerito.
Le interrumpió Beethoven.
-- Que tu mucho fardar ahora de Mitología, pero luego te sales por la
tangente y por la cóncava y por donde sea con tu ópera "La Puerta de los
Dioses", donde sale la Virgen María y toda la trupé. Falso, más que falso.
-- Pero colega -le decía Wagner con cara de estupefacción- si tu eres mi
Maestro, si soy un fan tuyo imperterritorial, si yo...
-- ¡Nada! Si quieres contar algo de los Dioses, pues lo cuentas, pero no
te andes con ambigüedades.
-- Oi, oi, oi, oi, como está la cosa, señor Haydn.
-- Desde luego, amigo Anónimo, va haber que hacer algo.
Allí empezaron a salir más gente que en un encierro de San Fermín.
El Padre Victoria discutía con Buxtehude sobre lo carca que era uno y otro.
Vivaldi le daba tobas en la nariz a Wagner.
Haendel se lo estaba pasando en grande tirando por los acantilados a
Schomberg, Varese, Nono, Berg, De Pablo, y a quien se le pusiera delante
que tuviera que ver con la música contemporánea.
Machaut y Dufay compartían unos buenos vasos de vino francés.
Schubert estaba alelado como de costumbre, con lo que ocurría, y se
distrajo con unas mariposas que por allí pasaban.
Mozart daba de bofetadas al que hizo "Amadeus".
Querubini, Lasso y Verdi discutían del italianismo y de si hacían la Fuerza
del Olivo Musical.
Morales intentaba convencer a Cabezón que el Órgano de sexto tono es mejor
en el Kurzbuei HTX 2000 que en uno de Iglesia.
Enya tiraba de los pelos a Ciani, que se intentaba quedar con un disco
compacto por la cara de la otra, de Enya, ésta le decía que no era posible,
que encima de que no vende, no va a ir regalándolos por ahí.
Beethoven y Hildegarda no daban crédito a lo que estaban viendo.
( Capítulo 8 )
( De la 4ª P a r t e )
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Dejamos en el capítulo anterior a un montón de músicos discutiendo entre ellos y montando una tremolina de tres pares de narices.
Ahora lo que hace falta es entrar en nuevos Rincones virtuales del Palacio de Heligenstaat, para recuperar la serenidad y los buenos modos, pues el mundo de la Música ha de ser eso y no una algarabía.
Adentrémonos en .....
E N L A C A S A D E L O S D I O S E S
===============================
Nuestros personajes principales, el señor Haydn y el señor Anónimo, se disponen a entrar en tan solemne lugar.
-- ¿ Tenemos la vestimenta apropiada para entrar en tan regio Rincón, señor Haydn ?
-- Por su puesto mi querido amigo Anónimo, tan sólo tenemos que desearlo y listo.
Y en efecto, nuestros amigos hicieron un pequeño gesto y sus habituales ropajes se transformaron en túnicas de sedosas telas, trajes aterciopelados y calzado de charol.
-- ¡ Qué maravilla !
-- Sí que lo es. Ahora, señor Anónimo, mucha discreción y mucha calma, nos encontraremos con músicos metódicos, y cuyo orden no se puede alterar por nada del Mundo.
Sentado en una silla muy elegante, -de aleación de Platino dorado de la cuarta Generación- se encontraba el señor Bruckner, meditando, con ese brillo en los ojos de los que no cesan de crear y crear.
Bruckner es un Músico Filosofal, no es ni mucho menos un compositor reglamentario, dicho en otras palabras, que no hizo lo que todos; estudiar primero, luego presentarse ante la corte de no sé quién, dirigir su primer concierto... Fue otra cosa.
Vivió muchos años, y digamos que pertenece a la última generación de los que hicieron lo que se puede llamar con todo rigor y sin ningún género de dudas "Música". Esto sucedía en el siglo diecinueve. Nuestro Bruckner vivió exactamente hasta el 1896, y a partir de esa fecha la música iba a sufrir muchos cambios, ya no iba a tener la seriedad que tenía hasta aquél momento. Los reyes ya no eran lo que tenían que ser, no había zares ni condes ni príncipes que los músicos respetaran.
Bruckner todavía estaba "vigilado" por la aristocracia de la corte de Alemania, aunque evidentemente, él no necesitaba ninguna vigilancia, su vigilancia la ejercía desde dentro de su Alma.
La filosofía musical de Bruckner se basaba en la Búsqueda del Dios, ese anhelo hondo, basto, inexpresable con palabras normales de lo Transcendente de la Vida en su estado más Puro.
A sus cuarenta años de vida normal, -pues ahora ya tiene muchos más gracias a esta reunión de Músicos- empezó una sinfonía que no la acabaría nunca, pues el rumbo de la reencarnación le llamó antes de lo que él tenía previsto.
L L L L E E E E E N N N N T T T T O O O O O ....
...como esas ondas que se forman en un gran lago, que parece que nunca van a terminar de moverse. Lento pero seguro, como una Montaña, como un gran Bosque de Eucaliptos. Así es el Alma noble de Bruckner, así era su vida de Entrega a la Música, lo daba TODO.
A cambio de esa fastuosidad, recibía los malos consejos de los tontos e impertinentes que le rodeaban, siempre recomendándole que revisara bien las obras, "porque en la parte lenta del segundo movimiento hay algo que no suena bien", y entonces el incansable y paciente Bruckner, se ponía a revisar de nuevo la obra que fuese y a empezar de nuevo.
Bruckner, un niño grande, metódico, buscador de lo inexistente en lo sonoro y en lo visible, serio, con la sonrisa de un Dios que se sabe seguro de lo que hace aunque le critiquen siempre. Ingenuo como pocos, que gracias a esa puerta tan insegura de la ingenuosidad, deja pasar a los falsos y a los enredadores de mal corazón.
-- Don Anton Bruckner, muy buenas tenga usted.
Le saludó cortésmente el señor Haydn.
Bruckner no tardó más de un segundo en salir de la profundidad de su Alma y devolver el saludo cordialmente.
-- Señor Haydn, mi amigo Joseph, qué alegría verlo, siéntate aquí, se está tan a gusto.
-- Si, como no, pero permíteme presentarte a este hombre que me acompaña. Se trata del señor Anónimo.
Bruckner se levantó de la silla con gesto emocionado y le dió la mano con mucho afecto.
-- Encantadísimo, señor Anónimo, jamás imaginé que iba a conocer a tan honorable personalidad.
-- Lo mismo le digo a usted, señor Bruckner. No quiero que piense que voy a pecar de presuntuoso, pero he de decirle que le conozco desde siempre y he seguido su obra paso a paso. Tengo el sublime placer de conocer a todo aquél que hace Música.
-- Oh claro, ya imagino.
-- ¿ En qué pensabas, Anton ? si no es inmiscuírme claro.
Le preguntó amigablemente el señor Haydn.
-- No mi querido amigo. Divagaba sobre la sonoridad. Es que estuve charlando con el colega Vángelis sobre ese tema, y resulta que ahora los sonidos pueden sacarse de donde a uno le venga en gana, y eso es muy interesante.
9º Capítulo
( De la Cuarta Parte)
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Hablaba Bruckner sobre la Sonoridad y sus formas:
-- Si por ejemplo necesitas de una tormenta, ya no hace falta de una gran orquestación de metales y estruendosos timbales, con tener una grabación de uno de esos fenómenos atmosféricos y luego sintetizarlo electrónicamente, ya está todo eso adelantado.
" Y lo mismo que un fenómeno de esa naturaleza, pues cualquier otro también sirve, es fascinante.
Bruckner quedó absorto por algo.
-- ¿ Le ocurre algo, señor Bruckner ?
Preguntó el señor Anónimo.
-- ¿ Escuchan esa música ?
Sonaba el Adagio de Albinoni. Haydn y el señor Anónimo asintieron.
-- Pues esa Música no se puede, no hay manera de sintetizarla de ningún modo, ninguna electrónica, ninguna artimaña modernizada. Nada.
" Noto como la tecnología avanza, evoluciona, pero la creación no la acompaña. Hay una sequedad brutal, imagino que ustedes lo han podido comprobar.
Contestaron que sí.
En ese instante aparece en escena Orf, Carl Orf.
-- Muy buenas, caballeros.
Saludó el hombre en cuestión.
-- ¿ Un té, señor Orf ?
Le ofreció Haydn.
-- Si, con mucho gusto. No pude evitar escuchar su conversación.
" Cierto y muy cierto lo que dices, Anton. Pero también ocurre que estamos en una época "feísta", y entonces la belleza se queda embarrancada y no la dejan salir a la luz.
" En estos tiempos locos que pasan, sucede que los que mandan nos imponen escuchar y ver lo feo y lo monstruoso, y encima decir que es la evolución del arte y que hay que estar preparado, a parte de que se trata de un arte que tiene que ser muy bien explicado.
" Pero si nos quitamos esa venda de los ojos que nos quieren imponer desde fuera, podremos contemplar una belleza indescriptible. Existen Músicos y artistas en general de lo denominado como " nueva era" o "artes alternativos", que nos ofrecen una calidad muy alta en lo que se refiere a Belleza. Los músicos de ahora saben mezclar muy bien los aparatos electrónicos con instrumentos clásicos, y eso, para los clásicos clásicos, conforma una herejía irreprochable.
-- Te apoyo en eso que dices, Carl. -Decía Bruckner- Además el talento no ha terminado y jamás se extinguirá, por muchos mandadores y muchos soplagaitas que quieran imponer sus criterios. Los sometedores no tienen ningún poder verdadero.
De repente una sombra les cubre parcialmente. Era August Nielsen subido en la Alfombra Mágica de Aladino.
-- Anda, Nielsen, baja y reúnete con nosotros.
Le sugirió Orf.
-- No puedo, estoy meditando sobre lo dicho.
Mientras nuestros amigos caen en meditaciones y reflexiones varias, aprovecharé para contaros algo sobre estos nuevos músicos que han aparecido.
Carl Orf y August Nielsen, pertenecen casi a la misma época, -siglo veinte- sólo que Nielsen desaparece antes que Orf, pues éste último ha reencarnado hace apenas doce o catorce años.
Hay músicos que desaparecen más que otros, me explico. En el caso de Orf ocurre que antes de irse a habitar otro espíritu, dejó todo preparado para que su familia y amistades siguieran enseñando su obra por todo el mundo y así seguir sacando beneficios de sus obras compuestas. Así ocurre que una de sus obras más famosas, -Los Carmina Burana- cada vez que se emite por la radio, hay que pagar unos derechos de autor de tres pares de narices, no es como otra composición normal y corriente de otro autor.
Carl Orf era un místico. Se dejó atraer sobre manera por el hinduísmo, y así lo demuestran algunas de sus composiciones, con toques en extremo mágicos y exóticos.
Carl August Nielsen, que es así como se llama verdaderamente, es muy distinto de Carl Orf, gloriosamente distinto, pues a parte de no entrar mucho en el siglo veinte, era finlandés; tierras nórdicas, frías y misteriosas. Y Orf era inglés, tierras también frías, pero no tanto, es otra cosa.
La música de Nielsen es inquietante, se salva de la locura de los principios del siglo, posiblemente por estar tan alejado de la céntrica y alborotada Europa. Ni Schomberg, ni Varese, ni Stockhausen, ni ningún otro hacen estropear a Nielsen, él va de otra onda, esos retrorevolucionarios no le afectan en lo más mínimo. Pero por el contrario él si que afecta a otros músicos asustados por lo que está aconteciendo. Otros músicos necesitan de alguien que les guíe por ese laberinto delirante de sonidos alocados e incomprensibles.
Mahler fué un ejemplo muy claro de lo que digo. Mahler se hallaba entre la locura de esos músicos que he mencionado, y el permanecer en una especie de... Vaya, también aparece ahora en escena.
10º Capítulo
( De la 4ª Parte)
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Mahler se acercaba de manera decidida hacia donde se encontraban Bruckner,
Orf, Nielsen por los aires, Hydn y el Señor Anónimo.
-- Hola, musiquillos de banda de barrio.
Saludó despectivamente Gustav Mahler.
-- Bueno, bueno, bueno -empezó a decir Haydn- quien se nos ha aparecido, si
es nada más y nada menos que el creador de la pintura titan lux.
Una explosión de risas invadió el lugar, y Mahler enfureció hasta echar
humo por las orejas.
-- ¡Basta!. Soy Mahler, el músico del siglo veinte, el músico que
revolucionó el panorama musical.
--Usted lo que es, -le decía Bruckner- señor Mahler, es un fanfarrón de
mucho cuidado, y además un mal imitador, y un perverso copiota.
-- ¿Y tu con Wagner qué?
Le preguntaba airado Mahler.
-- Un momento, señor Mahler, un poco de respeto. Lo que yo sentía hacia el
honorable Richard Wagner, era admiración a su obra, pero jamás hice amago
de plagio hacia ninguna de sus composiciones, líbrenme los Dioses de
haberlo pensado si quiera.
-- Bla bla bla, señor Bruckner, usted habla muy bien pero eso sólo son
palabras.
-- Emmm. -se entrometió el señor Anónimo- Señor Mahler, le invito a que
abandone esta reunión de Músicos que lo único que quieren es hacer de la
Música es un Bello Arte y no exasperar a nadie. Cosa que usted consiguió
con algunas pocas notas. Siento ser así de duro, pero es la verdad de la
Vida. Sueñe usted con lo que estos músicos humildes y Sabios al mismo
tiempo han hecho, hacer que la Música sea cada vez más Altiva y más Selecta.
-- Pero ¿cómo se atreve? ¿Y usted quién narices es?
-- No le importa. Mire, he sido educado, no me haga enfurecer.
Y el Señor Anónimo le hizo un gesto con la mano invitándole a marchar.
Mahler intentando contener la cólera, se fue gruñendo y mal diciendo.
-- Han de comprenderme, caballeros, -explicaba el señor Anónimo- estamos en
la Casa de los Dioses y comportamientos de este tipo sólo nos llevan a la
degradación y al insulto vulgar.
-- Tiene toda la razón, señor Anónimo, -le decía Carl Nielsen- la Música
que ha sido creada por los Músicos ha sido hecha a través de nuestras Almas
por entes más Sabias y Profundas que las nuestras. Tiene usted toda la razón.
Entre tanto se habían acercado más Músicos a la amable reunión, y fue
Mendelssohn el primero en empezar a saludar y a charlar.
-- Qué tal están, señores, cuánto tiempo sin verles. -Dijo Mendelssohn tan
amable como siempre-.
-- Señor Mendelssohn, -saludaba Haydn- y tánto que hace tiempo. Ha debido de
estar usted muy ocupado.
-- Si, y es que ahora como están con la conmemoración de mi cientocincuenta
aniversario de mi reencarnación, pues estoy que no paro.
Todos le felicitaron y le honraban con su presencia y tomaron vino y pastas
de la abuela.
Y así es, mis queridos amigos, hace cientocincuenta años que Mendelsohn
decidió reencarnar, feliz, como era su costumbre ante todo.
Mendelsshon nació dentro de una familia bien avenida, con buenos proyectos
de futuro, buenos negocios y todo bastante estable para lo que eran esas
épocas de nomadismo en el centro de Europa por la mitad del siglo diecinueve.
Nuestro Compositor hoy conmemorado, -Mendelsshon- era un hombre especial. Lo
que atrae de su personalidad es esa actitud antes mencionada. Su vida a
diferencia de otros muchos Músicos grandes com él, es que era una vida
llena de felicidad y de tranquilidad.
Sus Bellas Artes no quedaban confinadas en sólo la Música, sino también en
la Pintura, o si lo preferís, en el Dibujo, pues alomejor Pintura es
exagerar, pero los Paisajes que pintaba con temas de Montañas, casas y
Árboles, son una auténtica delicia.
La Música de Mendelssohn estuvo condicionada por los grandísimos Músicos que le precedieron, tal es el caso de Beethoven y Schubert, pero esto no hizo que se sintiera acobardado o desalentado, todo lo contrario. A parte de que evidentemente, no tenía por qué superar a nadie más que así mismo.
Sus cinco obras sinfónicas están todas ellas influídas por sus numerosos
viajes por toda Europa. No han tenido a lo mejor el éxito que merecen, pero
si escucháis la sinfonía llamada la "Escocesa" o la "Italiana", podréis
observar la frescura y la falta de dramatismo en su sonoridad. Ni tan si
quiera se puede notar pena o fracaso o dolor, en ninguna de sus obras de
Cámara. Era un Hombre Feliz, contento por estar vivo.
Pero decidió reencarnar demasiado pronto, ( 38 años ) lo que es una pena, pues fue uno de los últimos bastiones del Clasicismo y de las más o menos buenas formas
Armónicas y agradables de tan sublime Arte.
Pero ahora vuelve, pues en el Palacio de Heiligenstaat vuelven todos a
estar más vivos que la mar, para deleitarnos con sus Músicas y sus historias.
Capítulo 11
( De la 4ª Parte)
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Continuamos en La Casa de los Dioses, aun quedan muchos músicos que por su
forma de crear han de pertenecer a la Casa mencionada.
Mendelssohn estaba verdaderamente exultante por la acogida de sus fieles
compañeros musicales, y sus charlas se prolongaron por horas y más horas.
Nuestros narradores, Haydn y el Señor Anónimo prosiguieron su paseo por tan
magnánimo lugar, y se encontraron con un nuevo grupo de músicos, esta vez
músicos más antiguos. En dicha reunión había distintas épocas de la Música,
desde Ambrosio, siglo IV más o menos, (por cierto, mañana día 7 de Diciembre se celebra su santo) hasta Praetorius, siglo XVI y XVII, o sea, en
el final de la Edad Media y principios del Renacimiento.
San Ambrosio, -que es como se le conoce, pues se convirtió en santo- estaba
en la posición en la que se encuentra todo gran creador; pensativo,
reflexivo...en otro lugar. Machaut estaba a su lado, junto con Dufay,
Ockeghem, Desprez, Lasso y Pérotin.
Habían estado conversando concienzudamente, y en sos instantes estaban
meditando sobre lo dicho, así pues, Haydn y el señor Anónimo pudieron
entrar en el grupo reunido de manera más educada y aceptable.
-- Muy buenas tengan ustedes, caballeros.
Saludó cortésmente Haydn con reverencia incluida, a lo que le seguió el
señor Anónimo como era lo propio.
Todos lo allí reunidos se levantaron de sus sillones y devolvieron el
saludo amablemente, a la vez que les invitaron a sentarse en dos nuevos
sillones que aparecieron allí por el simple deseo de que aparecieran.
Y San Ambrosio inició la charla de nuevo:
-- Qué alegría verle de nuevo, señor Haydn. ¿Quién es su acompañante? Me
suena su Alma, pero no logro reconocerlo del todo.
-- Yo también me alegro de verle, Maestro Ambrosio, y lo mismo digo a los
demás. Pues quien me acompaña es nada menos que el señor Anónimo, imagino
que con tal reseña no le hacen falta más explicaciones.
-- Maravilloso, sorprendente -decía San Ambrosio emocionado mientras se
levantaba de nuevo de su asiento dirección hacia donde se encontraba el
señor Anónimo-.
El señor Anónimo se levantó también y besó la mano de San Ambrosio mientras
se inclinaba . Se miraron fijamente y parecía como si se
descubrieran ante la misma vida en un instante.
-- Mucho gusto, es un placer volverle a ver, Maestro Ambrosio. Hacía ya
cientos de años que no le visitaba.
Le decía el señor Anónimo al todavía sorprendido San Ambrosio.
-- Así que es usted el que todo lo Conoce de todos. Qué harta emoción,
nunca pensé que pudiera conocer a tan alta personalidad. Y jamás me percaté
de sus visitas.
-- Procuro pasar inadvertido, lo que importa es la Creación del Músico y
mantenerla Viva, no importa la visión de mi Persona, es un Honor para mi,
Maestro.
Los demás músicos también se hallaban en un extremo sentimiento de alegría
y volvieron a levantarse, esta vez para darle grandes abrazos y apretones
de manos al señor Anónimo.
Todos estos músicos, Amigos míos, pertenecen a momentos de la Historia
Musical más interesantes, cuando lo que importaba de verdad era la Música y
no el músico. Cuando lo que primaba era el sentido de la Entrega por un
sentimiento profundo; o bien religioso o bien simplemente creador para sus
Reyes y Príncipes.
San Ambrosio estaba influído por la Cultura Asiria, donde los cromatismos musicales eran tan diversos que la riqueza sonora hizo ver a los cristianos del
siglo XI, que se trataba de algo pecaminoso y alterador del orden clerical.
El Canto Ambrosiano, -que es así como se dio en llamar a los primeras
letanías- era el Canto predecesor del Canto Gregoriano, que llegó con el
Papa Gregorio el Grande, allá por el siglo VII.
No se sabe bien aún si el canto Ambrosiano llegaba a ser Polifónico, pues
en esto de la Música Antigua hay todavía mucha oscuridad, pero como he
dicho antes, se hablaba de una Riqueza Sonora, lo que nos puede llevar a
pensar que aunque no se pareciera al Polifonismo de los siglos XIII, XIV,
XV y etcétera, sí que podría haber algo de ese policromado sonoro.
El Polifonismo francés fue el más importante de la Historia, con Guillóm de
Machaut y Guillóm Dufay a la cabeza, en lo que se dio en llamar el Ars Nova
y el Ars Subtilior respectivamente, pues Machaut fue antes que Dufay, y
ambos dos entre dos siglos, como los grandes genios de la Historia.
Capítulo 12
( De la 4ª parte)
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Los Músicos antiguos con los que estábamos seguían su ritmo de tranquilidad
y sosiego y estábamos un poco con lo que fue la música de Machaut (Massó
para españolizarlo un poco).
La música de Massó es pura delicadeza. Es increíble pensar que se pueda
hacer tan buena música con tan sólo la voz humana, aunque debería decir
mejor, la voz divina, pero bueno.
Hay canciones con muy pocas personas para la interpretación, -en el caso
que comento basta con cuatro- es suficiente para crear una música perfecta,
una música que te puede elevar al séptimo cielo. Con cuatro voces
conseguían un efecto que ya quisieran los modernos de ahora con toda la
técnica habida y por haber.
Imaginaros una catedral Francesa, por ejemplo; espaciosa, enorme,
descomunal, y en ella esas cuatro voces, dos en tono alto y dos en tono
bajo, y empiezan a emitir su canto más que angelical. Estoy seguro que las
ondas del sonido de esa celestial música se podrían ver como un fluido
multicolor que iría haciendo todo tipo de formas piruéticas por cada rincón
del templo.
En aquellos tiempos un músico no sólo se quedaba en ese arte, eran
arquitectos, físicos, matemáticos, poetas. Dentro de esas artes, la
primera mencionada, la Arquitectura, era la más usada por los músicos. A
veces para componer una música iban al santo lugar para observar la
estructura interior y así cerciorarse de cómo iba a viajar su música por
las diferentes zonas del templo, las bóvedas, los arcos, las columnas y su
profundidad. Una vez hecho el estudio estaba en disposición de hacer la
música que iba a ir perfecta con el lugar.
Así ocurría con Massó y con todos los músicos de la Edad Media y Renacimiento.
Pero sigamos de la manera no ortodoxa que me gusta más y es más libre.
Dufay, que se hallaba en profundo pensamiento, empezó a hablar.
-- Me gusta esta época futura, ahora se puede componer música con tan poco
material que se le hace más apetecible a un creador componer una obra musical.
-- Y que lo digas. -le contestó Perótin- El otro día estuve viendo unos
chismes llamados sintetizadores que hacen maravillas. La verdad es que es
una cosa seria, las voces tienen mucha similitud a la que nosotros en
aquellas catedrales frías y oscuras conseguíamos sacar a nuestros pobres
alumnos. Además con ese sistema tan revolucionario en un mismo día puedes
hacer varias composiciones, y no como antes que para componer una sencilla
canción te podías tirar varios días, y no te digo ná si era una misa.
-- Tiene razón, Perótin, -reflexionaba sobre lo dicho el señor Anónimo-
pero por ejemplo su esfuerzo ha visto sus frutos y con creces. Su Réquiem
sin ir más lejos ha hecho historia, es el primer réquiem de la historia que
aún hoy se conserva. Si eso no tiene mérito, dígame usted lo que es. Además
usted, como alguno más, ha ido más allá de la música y ha creado la
metamúsica, cosa que ahora mismo no se sabe ni lo que es.
-- Gracias, gracias, señor Anónimo, es usted encantador, pero no dejaba de
ser un exceso de trabajo para tan pocos frutos de aquella época.
-- Bueno, bueno, -decía ahora Ockeghem- que de todas maneras el que ahora
haya muchos adelantos tecnológicos no significa que los compositores hagan
más creaciones musicales y sean tan polifacéticos como imaginamos.
" Ahora la gente es muy vaga. Los compositores de la elctrónica llamados
"sintetistas", hacen como mucho un disco de esos de plástico al año con no
más de siete canciones o partes, que no llegan a los seis minutos cada
composición de esas.
-- Pero no va a medir usted el trabajo de las personas creadoras por los
minutos compuestos ¿no?
Le preguntó San Ambrosio después de dar un trago a su Te.
-- Por su puesto que no, Maestro Ambrosio, lo que quiero decir es que
habiendo tanta tecnología como hay hoy en día, cómo es que hay tan poca
creación.
" Imagínese a cualquier compositor de los grandes en nuestros siglos con un
cacharrito de esos con todo tipo de sonidos y virguerías sonoras, harían el
cuádruple que antes, que se pasaban todo el día y parte de la noche
componiendo como descosíos.
En esos momentos se acerca una señora engalanada con ropajes de lino y
terciopelo.A su llegada una música de campanillas y cantos colosales surge
de la misma tierra.
Capítulo 13
( De la 4ª Parte )
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La señora que llegaba a la reunión de los músicos tan antiguos y diversos
era nada menos que Constance Demby, una creadora de músicas celestiales de
la nueva era, músicas electrónicas hechas con la más alta delicadeza y
calidad.
Los músicos le dieron la oportuna bienvenida y le cedieron un asiento para
que les hiciera compañía.
-- Son ustedes como siempre muy amables, se lo agradezco de corazón.
Dijo ella con la sonrisa que le caracterizaba, de hada o maga milenaria.
-- ¿Cómo le va, señora Demby?
Le preguntó el maestro de ceremonias el señor Haydn.
-- Muy bien, todo va saliendo como está escrito en los cielos, no me puedo
quejar. A ustedes veo que tampoco les va nada mal, les veo muy sanotes y
muy en la lucha por la creación musical y su conservación.
-- Por su puesto, señora Demby -le contestaba el señor Desprez, que había
estado callado en la conversación anterior- no hay nada como mantener las
buenas formas, las buenas costumbres y la evolución del arte, para que su
mejora prosiga por los siglos de los siglos, enriqueciéndose con todo
aquello que sea apto para la belleza, como usted hace.
-- Muchas gracias, mesie Desprez, es usted todo un galán.
Constance Demby es una mujer que no va dando gritos por los escenarios de
la vida musical diciendo que es mujer y mujer y mujer, es uno de los pocos
compositores y creadoras femeninas que no pone por delante su género
sexual, es sencillamente un músico que crea nuevos ambientes sonoros,
nuevos universos de sonido y que llega a la invención de la música
tridimensional, esto es, que envuelve al escuchante en una nueva dimensión
sonora.
Su obra más colosal y donde mejor se percibe ese nuevo espacio sonoro se
llama
"Novus Magníficat" que pertenece a una serie musical que ella misma
denominó "Espacio Sagrado" , donde la creación de nuevos sonidos y nuevas
esferas musicales marcan un hito en la historia de la música contemporánea.
Evidentemente eso no se dice todavía, y quizá nunca se diga, pues en estos
tiempos tan locos que corren sino está de moda o no es arte abstracto, o no
es sencillamente algo a tener en cuenta, no se le presta ninguna atención.
La obra mencionada; "Novus Magníficat" tiene un sobre nombre que le da más
entereza y más clase "A través de la Puerta Estelar", pues como otro músico
de esta misma era electrónica, Vángelis, los sonidos le llegan a través de
Puentes. Estos Puentes son Caminos Etéreos por donde llega el sonido y la
persona se convierte en mismísimo Camino para dar a ese Puente la síntesis
creadora de Música.
La crítica vulgar y corriente ha comparado la música de Constance con
músicas barrocas y antiguas, con lo que le restan creatividad y
originalidad. Es curioso que digan eso, está claro que en cuanto se hace
algo bello no concuerda con los momentos actuales. Los momentos que ahora
vivimos sirven nada más que para hacer bobadas que en menos que canta un
gallo no se acordará de lo hecho ni el que lo creó.
Por lo tanto no es tan extraño la mezcla de músicos tan antiguos como
Desprez o como Perótin o cualquier otro de la época renacentista, con la
sonoridad y musicalidad de la señora Demby, que sabe conjugar perfectamente
los sonidos de los sintetizadores con los coros de hace quinientos años o más.
-- Hace un momento, señora Demby, hablábamos de la creación musical y
artística de ahora, toda su alta tecnología y los diversos avances, y lo
mucho que se contradicen ambos aspectos.
Dijo el señor Ockeghem.
-- Le doy la razón, monseñor, -respondía educadamente Demby- incluso
poniéndome yo misma en esa contradicción. Yo debería de componer muchísimo
más de lo que
en realidad compongo; mis medios son incomparables a la época de ustedes
que no dejaban de trabajar ni un instante. Lo que ocurre ahora,
caballeros, es que el talento escasea, es más fácil el divertirse, hacer
vida social, y perder el tiempo en definitiva. Creerse que la popularidad
del instante es lo que a uno le hace grande.
" Trabajar es muy duro, y aún más si hablamos de Crear, de hacer cosas
nuevas para el Arte, esa materia tan voluble y tan insignificante que nadie
sabe muy bien lo que es en los tiempos modernos.
" Yo les confieso mi poca creatividad, y no me duelen prendas, no podría
ser eso, me engañaría vilmente. Pero al mismo tiempo se que lo poco que he
hecho ha correspondido con lo que ha sido la Historia del Arte en toda su
trayectoria.
-- Estoy deacuerdo con lo que dice, señora Demby -hablaba el señor Anónimo-
yo puedo dar testimonio sincero de lo que ha expuesto ante nosotros. Su
obra no dude
usted en que de la manera que sea pasará a la historia, aunque sea dentro
de doscientos años, pero ya creo que pasará.
-- Gracias, señor.... Creo no reconocerle, aunque por lo que vengo
escuchando por Palacio debe de tratarse del señor Anónimo, ¿me confundo?
-- En absoluto, daba casi por descontado que me conociera, soy más popular
entre los de la Nueva Era que entre los de la Antigua.
La música que sonaba en aquellos instantes se interrumpió con una voz que
daba aviso de algo urgente que estaba sucediendo en la sala Central de
Músicas, el centro de todas las Creaciones.
Capítulo 14
( De la 4ª Parte )
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Dejamos el capítulo pasado con la voz de alerta dado por la megafonía del Palacio, más concretamente en "La Casa de los Dioses", pues bien, creo que debemos de ir allá para enterarnos de lo que sucede y acontece. Como siempre, y desde que comenzó esta historieta, nos dejaremos llevar de las sabias manos de Haydn y el señor Anónimo.
-- Será una pamplinez más de esas que suceden casi todas las semanas en la Gran Sala.
Aseguró el señor Haydn con paso ligero.
-- Esperémoslo, -contestaba el señor Anónimo- porque sino me temo lo peor. La última vez que pasó algo de verdad se nos vino encima el romantiquerío musicaliensis, y luego nada menos que el surrealismo, así que ya me dirá dónde ve usted la "pamplinez".
-- Bueno, en estos tiempos ya no ocurre nada de eso, señor Anónimo, eso era antes, cuando aún ocurrían revoluciones artísticas y mentales.
-- Bueno, bueno, ya lo veremos.
Un poco antes de llegar al lugar, una cantidad ingente de personal se dirigía hacia el lugar; entramos en la 5ª Parte de El Baile de los Músicos:
5ª PARTE
EL TEMPLO DE ZEDFANK
Todos los músicos de todas las épocas, de todos los tiempos y de todas las eras se dieron cita allí, en la Gran Sala de todas las Creaciones; el Templo de Zedfank, un lugar sagrado para todos los músicos que fueran dignos de serlo.
El interior del Templo de Zedafank estaba adornado con las estatuas más colosales que uno pueda imaginar, la luz provenía de uno de los Anks dorados más escepcionalmente bellos que nunca hayan existido. Las fuentes de agua zafirina interiores emitían cantos de voces que jamás se repetían, su ritmo cambiaba con el variegado y multifórmico chorro de armonía acuoso.
La música que se empezaba a escuchar provenía de la Gran Sala de Creaciones, lo cual significaba no pocas cosas.
-- Señor Haydn, la música que escuchamos viene directamente de la Gran Sala, de pamplina nada.
Dijo casi asustado el señor Anónimo.
-- Cierto es. Sobre todo mantengamos la calma, nosotros no hemos hecho nada malo, pase usted primero, señor Anónimo.
El señor Anónimo hizo caso de manera hipnótica. Instantes después lo hizo el señor Haydn con cara casi de pavor.
-- ¡Santa María Madre de Dios!
Se escuchó decir al Padre Victoria.
-- ¡Que los Dioses nos cojan confesados!
Dijo esta vez Holst que también se hallaba en el lugar.
Todo eran expresiones de respeto, de admiración o de sencillo temor por lo que pudiera ocurrir en la Gran Sala de Creaciones.
Hay que decir, amigos míos, que en ésta Gran Sala de Creaciones, se suceden episodios tales como juicios post reencarnacionistas, teorías amentales de listillos musiqueros, surrealismos tempraneros, alegorías a la sinrazón, y un largo etcétera de esnobismos que no conducen más que a la decadencia de la Música como sublime Arte. Es de ahí donde salen todos esos aspavientos, temores y exclamaciones varias de los diferentes músicos.
El Tribunal Superior de la Música estaba presidido por varios de los músicos que ya han salido a escena en esta historia, y otros que empiezan a salir ahora tales como Praetorius, Desprez, Lasso, Rameau, Bach, Mozart, Columbe, Gesualdo, Campra, Charpentier, Byrd, Palestrina, Fayrfax y por último y como Gran Presidente, Beethoven. Éste último fue el que comenzó a hablar:
-- Señores combocados, compañeros de Tribunal, músicos todos. Estamos aquí reunidos... Qué horror, esto parece una ceremonia de casamiento. Bueno, miren ustedes, caballeros, aquí lo que ocurre es que ya ha llegado el momento de quitarnos del medio a los parásitos musicales, aquellos que quieren quitar el puesto a la música armónica, a la música milenaria, a la música del placer de ver imágenes intangibles y toda aquella música que a los Vivientes nos hace felices y alegres de seguir en la Vida.
Hubo un gran alivio por parte de todos los allí presentes, y la música que sonaba se hacía cada vez más vigorosa, se trataba nada menos que de la Séptima Sinfonía de Anton Bruckner, lo que le daba a la reunión un carácter más suntuoso.
-- Silencio, silencio, señores. -Continuaba Beethoven- Hace una semana exactamente el señor Tippet, Sir Michael Tippet, se nos iba con viento fresco al lugar donde nunca tuvo que salir, que es la oscuridad y la inexistencia...
Algunos de los postmodernos que había en la sala empezaron a abuchearle y a decir improperios de muy mal gusto, lo que hizo a los Guardianes Reales actuar con sus Haces de Luz para quitarlos del medio.
-- Bien. Esa baja del mundo infernal de la música llamada ahora "viva", o surrealista, o "ars futura", o como leches se le quiera hacer llamar, no tiene ninguna importancia por mucho que salgan ahora a decirnos los culturetas lo bueno que era y toda esa serie de hipocresías que se suelen decir cuando alguien muere.
" Lo que éste Tribunal de la Música ha decidido es condenar al señor Tippet a los infiernos más bajos y a no reencarnar nunca más bajo pena de inexistencia, así como hacer lo mismo con todos aquellos que le siguieran, aquellos que le hayan imitado y aquellos que hayan hecho lo mismo en su pobre vida.
Qué alboroto, qué alegría, y qué revolución que se montó.
Capítulo 15º
( Pertenece a la Quinta Parte)
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Después del alboroto el estrépito, llegó la calma al Palacio de Zedfank,
como no podía ser de otra manera; sus señorías mandaron al público allí
presente que se serenasen sino querían salir fuera y escuchar las
deliberaciones en salas contiguas.
El juicio contra los modernismos y sus modernistas insultantes y
plagiadores de las obras que ya existían de antes pero que éstos
modernistas habían rebajado a la calidad de obras menores y carentes de
toda armonía, (que me ahogo) prosiguió en la voz de Bach:
-- Con tu permiso, Beethoven, voy a dar yo un discursito para los
listillos que nos puedan escuchar alguna vez.
Beethoven asintió haciendo un ademan con la mano derecha de continuación.
-- Mi deliberación iría por el camino de echar por tierra toda la
palabrería barata y sin sentido que berborrean los locutores de radio;
todos ponen por las nubes a autores que no conoce ni su santa madre; no
quiero decir que aquél que fuera desconocido sea malo o sea bueno,
sencillamente me parece ridículo hablar de lo bien que lo ha hecho alguien
que ni tan si quiera ha pasado por una breve historia del arte, del arte
musical me refiero.
Pudiera parecer este jurado sectarista o algo por el estilo, pero les
aseguro, señores, que no hay nada de eso; el criterio a seguir es muy
sencillo: El otro día nos disponíamos a escuchar un programa de radio donde
se realizaba un ciclo sobre la mujer en la Música, y no pudimos parar de
reirnos ni un sólo instante; ¿qué ocurría? Muy sencillo, el estúpido
locutor quería hacer oir a la audiencia que la mujer también ha hecho lo
suyo en el mundo-universo de la música en toda su historia...El hecho de
recordarlo me hace aguantarme la risa. Bien. Los ejemplos que puso no
podían ser más tópicos; Clara Schuman, Alma Mahler, y la hermana de
Mendelsohn, Fanny. Esos tres ejemplos son los únicos que se les ocurre
poner, menos mal que se olvidan de mi esposa, eso ya me mataría de la risa;
lo digo sobre todo porque mi mujer en su tiempo hizo algunos pinitos
componiendo a mi lado algunas sonatinas que no podían ir más lejos que a un
mero recuerdo.
Y se olvidan por completo de la grandísima señora de Vingen, Hildegarda,
que esa sí que hizo un hito en la historia. Es que de verdad es para me...
-- Hombre, señor Bach, un respeto, qu estamos en público.
Le avisó cortantemente el señor Rameau.
-- Lo siento, lo siento, me parecía inevitable decirlo. Cedo la palabra a
otro colega.
Charpentier habló.
-- Gracias, amigo Bach. Yo quería finalizar ese tema que tú tan bien has
expuesto. El caso es que al final de ese programa tan patético, el imbécil
del locutor puso un ejemplo de lo que la mujer estaba haciendo en los
tiempos modernos. Se trataba de lo que fue la mujer de un loco pseudomúsico
llamado Lucciano Berio, -que con el permiso de todos ustedes lo pondría a
parir pero no es mi estilo-. El ejemplo a escuchar era una grabación de no
se sabe qué año, -pero vamos, el otro día- y la susodicha mujer empezaba su
actuación con la siguiente tomadura de pelo que ahora mismo les vamos a
reproducir sonoramente, para que ustedes juzguen, o sojuzguen o lo que
quieran. Clik!:
"" Tu tu tu tu tu tu. rrrrrrrrruuuuuuuuuuuuuuuuu. bloin, bloin, bloin, gla
gla gla gla. tris pas, tris pas, tris pas. brulunguer, brulunguer. sñarc,
sañarc, orgggg orgggg orggg. snuarf....."".
Los músicos allí reunidos hicieron todo tipo de ruidos como protesta y se
quejaron de todas las maneras. La cinta fue detenida y Charpentier prosiguió.
-- Bueno, pues ahí lo tienen, ustedes mismos y sin ningún problema podrían
decir que se trata de una simple loca que se ha escapado de un manicomio o
que simplemente esa actuación se celebraba en uno de esos sanatorios
mentales, pues si se han fijado en el público que había en esa sala, se
reían a mandíbula batiente, como si tal cosa, como si fuera aquello
"gracioso". Declaro a ese tipo de músicas o griteríos o desbarajustes de la
mente ruidosa, no aptas para con la Historia. Ruego se tenga en
consideración mis palabras y se de por finalizada toda prueba que pueda
haber, hallarse o encontrase por cualquier rincón del planeta Arrakis y
quemarlo hasta que no queden ni cenizas. Así como con la gente que escucha
esos exabruptos y se toman el Arte de la Música a pitorreo.
""¡Muy bien dicho, si señor!""
Se escuchó decir a varios de los músicos.
16º Capítulo
( Pertenece a la
Quinta Parte)
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Un pequeño grupo de personajes de la historia de Grecia se levantaron un
tanto enfurecidos en contra de la actitud que el tribunal compuesto de los
músicos que hablaban estaban tomando:
-- Muy bien, muy bien -hablaba uno con aspecto de profunda seriedad-
vosotros aquí juzgando a pobres musiquillos de poca monta y vosotros ahí
sentados como si tal cosa.
-- ¿Quién es el que habla y quiere replicarnos algo? Puedes hablar sin
ningún problema si es con respeto e ironía sana.
Dijo Bach en tono cordial y amistoso.
-- Soy Prometeo, y estoy aquí vigilante en nombre de los Dioses del Olimpo.
Quiero y deseo que algunos de vosotros preste declaración y nos explique
alguna cosa.
-- Adelante, Prometeo, estás en tu derecho de pedir lo que quieras.
-- Que Beethoven nos explique algunos desbarajustes de su obra, tánto que
él replica a los demás orden y armonía en la música, debería de contarnos
qué le pasó por la cabeza para crear obras tan tendientes a lo demoniaco
como son las obras para cuerda en algunos de sus cuartetos y composiciones
para piano como su Fantasía o algunas sonatas para ese instrumento.
El revuelo de nuevo se manifestó en la sala y Beethoven mandó ordenar callar:
-- Bien, mi querido y respetado Prometeo, haré de tus deseos órdenes y me
explicaré con todo el gusto del mundo.
-- Así se habla, maestro!!
Gritó el inconfundible Ries, gran alumno de Beethoven que también estaba
entre el público.
-- Mi obra es libre, amigo Prometeo. Mi obra está dedicada a tí, a tu
eterna Llama de Creación, de hecho así lo demostré en mi obra "Las
Criaturas de Prometeo" ¿o no lo recuerdas?.
"El hecho es que a medida que la vida va evolucionando dentro de uno, va
evolucionando a la fuerza su obra y creación, y yo no iba a ser menos. Esas
obras que tu tan amablemente me solicitas que hable, fueron obras sacadas
del más libre de los deseos, de donde toda obra debería de salir.
"El sonido viaja delante de nuestras narices aunque nosotros no lo
percibamos así. Mi sordera no impidió que ejerciera mi deber de componer
por esa razón. Los canales sonoros del Universo no están clausurados a nada
ni a nadie, sólo hay que invocarlos, y ellos vienen a ver la Luz. En la
Oscuridad los sonidos no hacen nada, démosles vida, lo necesitan como
nosotros necesitamos respirar.
"En la Fantasía para piano ocurre todo eso que comento: Los papeles donde
los compositores escribimos las notas son en realidad cárceles de las almas
de las notas que antes han sido sonido, puro y simple sonido. Por desgracia
la artificialidad de los músicos y todos sus compinches han inventado ese
código de garabatos para que unos pocos sean los que se crean capacitados
para crear música.
"No, no todo el mundo está preparado para componer, no todo el mundo sirve
como ahora ocurre en el pasado-presente que transcurre en estos momentos en
la vida musical: "Venga, a componer se ha dicho, tú, y tú, y todos". No, mi
querido Prometeo, no mis queridos amigos todos. La música llama a Almas que
perciban la Luz de los sonidos y quieran y deseen darles vida, como tú
haces con tus Criaturas, Prometeo.
"Demasiado vanidosos entonces nosotros los compositores?? No,
sencillamente Dioses por nuestro propio deseo, reencarnacionistas de lo que
siempre ha existido y el hombre ha querido matar.
(Capítulo 17 de la Quinta Parte)
( Pertenece a la Quinta Parte)
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--Permíteme, oh Prometeo que haga finalizar este auto-enjuiciamiento,-
intervenía el Maestro Tallis- pero hemos de continuar con el análisis de
muchos ruidosillos más. Zedfank hará acto de presencia en breve y no nos
gusta incordiar.
--Como queráis, yo no tengo nada más que decir. Hermes, nos vamos, aquí ya
hemos visto y oído suficiente.
Y como teletransportados por el enterprais desaparecieron del gran salón
Prometeo, Hermes y todo el séquito olímpico.
--Bien, prosigamos.
Dijo Beethoven dirigiendo su mirada a un músico que había en el estrado,
Adam de la Hâle.
--Con vuestro permiso.- Y el prestigioso trovador inclinose ante el jurado
musical y ante todos los músicos asistentes.
--¿Qué es lo que defendéis, mi querido trovero?
Pregunto hablando de nuevo Beethoven.
--Muy sencillo, her Beethoven.Lo que yo defiendo es la Belleza y el
sentido estético en el Arte de la canción. Así que os ruego que a los
ruidosillos mencionados los dejemos para más tarde.
--Toma, y yo.
Espetó alguien desde la concentración de músicos.
--¿Y bien? ¿Quién es el que ha interrumpido? -Preguntó Beethoven algo
molesto-.
--Yo, señor, Alfonso, el Sabio para los amigos, Alfonso X que me decían
por las Castillas de mi querida España.
--Bueno, pero debería de respetar un poco los turnos, todos podremos
hablar, pues aunque dentro de poco abandonemos este salón, proseguiremos en
otro contiguo.
Explicaba ahora Perótin.
--Oh, perdonen, es que a ese rapaz de Adam lo conozco de toda la vida y no
he podido reprimir mi apoyo a su defensa. Perdón les pido. Sigue, hijo, sigue.
--Gracias, Gran Sabio. Pues si, mi defensa es lógica, pero al y como están
las cosas en estos tiempos un poco de recuerdo y de refresco memorial no
vienen mal.
"En mis tiempos y muchos tiempos después la canción del trovador era algo
que se hacía con el corazón como puro sentimiento de lo que cantábamos. No
había tánto dinero por medio como el que hay ahora.
"El Amor al Arte era un hecho real y pragmático. Nuestra adesión a los
reyes, a las princesas, a las damas que se elevaban en las alturas de
nuestra idealización eran suficientes fuentes de inspiración.
"El material puesto a nuestro alcance era sencillo y práctico; un laúd,
unas címbaras, o las antiguas cítaras, o una simple guitarra. Y por
supuesto nuestra voz, cuidada prodigiosamente por nuestro sano vivir y
nuestra falta de malas costumbres.
"Nada teníamos que demostrar más que nuestro verdadero sentimiento. Y
estábamos por todas partes: unos éramos conocidos y otros se mantenían en
el más férreo anonimato por miedo de las agresiones clericales, pero todos
unidos por un mismo sentimiento de honestidad y prestigio para quienes
cantábamos. Pero después eso se perdió y era más importante el músico que
la música, más importante el artista que el arte.
Schubert levantó su brazo para poder hablar. Beethoven le dió permiso
asintiendo con la cabeza.
--Cierto eso que dices mi querido amigo Adam. Pero después eso lo
continuamos muchos en Viena y Alemania, quizá con un poco más de
egocentrismo, pero con esa misma filosofía de lo bello y lo poco
artificiesco, por decirlo de alguna manera.
--Tu, amigo Schubert, tú y solo tu podrías decir eso. -Habló de nuevo
Adam- Y lo digo a sabiendas de lo que fue tu curiosa y legendaria vida.
Pero como tu, pocos, amigo mío. Tu enorme cantidad de canciones están
hechas por ese amor del que he hablado yo. Ese amor que levanta monumentos
en pos de el gran Arte que es la Canción y la música en general. ¿Qué
necesidad tenías tu de hacer esas hermosas canciones cuando ningún rey te
lo pedía? Pero lo hacías.
--Claro que lo hacía, querido trovero, lo hacía porque uno de los sentidos
de la vida es elevar esa misma vida y elevar nuestras almas para dejar
nuestra humilde huella. Yo jamás hubiera pensado que se me iba a tener tan
en cuenta; me alegra, pero tampoco me hace sentirme como un pavo exhibiendo
sus plumas. Yo hice lo que hice por Amor, nada más, si luego mis
predecesores en ese Amor han querido seguirme, admirados sean.
El público asistente empezó a entonar una canción en honor a los dos
troveros que allí hablaban tan apasionadamente sobre ese arte. Todos se
unieron a ese canto y unas trompetas anunciaban la llegada de Zedfank.
--Pero un momento, un momento!! -Advertía Beethoven desde su asiento.- No
nos podemos marchar de esta sala sin felicitar a Bach y a Mussorgski por
sus respectivos días de cumpleaños.
Y entonces la canción entonada se hizo más fuerte aún y tanto Bach como
Musorgski no pudieron sentirse más dichosos y más felices.
Un Viaje por la Europa Antigua
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Otros Trabajos
No me creía yo capaz de hablar de lo que os quiero hablar, Krónidas
querdidos, pero no me queda otro remedio; me quedé extasiado la semana
pasada viajando por toda Europa. Visité diversos lugares de los países más
ocultos del viejo continente.
El tema es el de los Villancicos, pero claro, no los de pandereta y
griterío mal sonante, no, Villancicos de alta clase, con voces angelicales
y músicas que no había oído yo jamás.
El viaje es un poco trepidante, pues en cuestión de doce horas visité nada
menos que once países, muy distantes unos de otros, desde Finlandia hasta
Portugal, pasando por Chequia y Suiza.
La cosa comenzaba en Ostrava, república Checa, en sus estudios centrales de
la radio de esa ciudad. En ese fabuloso estudio sonaron Villancicos
populares de esas regiones y de las vecinas también, anónimos que podría
decirse en esta ocasión.
Las voces de los distintos coros impresionaban mucho, pues esas lenguas tan
extrañas a uno le hacen sentirse diferente, pero a la vez cómodo. Fueron
unas canciones preciosas, fuera de todo tópico navideño conocido por mi al
menos.
El siguiente destino era Colonia, allí la Filarmónica de la ciudad
interpretó Villancicos de Télemann, un músico aleman muy bien considerado
por su gran arte y prestigio. La hora entera la ocupó su música, y fue
verdaderamente colosal.
Después de esa hora me encontraba en la Iglesia de Hallgrims, en Reykjavik.
Aquí ya empezaba a ponerse la cosa tope interesante; cantos de navidad de
la época medieval de la colección de canciones de un Reverendo muy
apreciado allí, Posteisson.
Luego se interpretó música de Palestrina, Merulo y Buxtehude, o sea, un
buen ejemplo del Renacimiento europeo de la mejor calidad. También sonaron
Villancicos de alguien que jamás había oído, Bjornsson, e imagino que
absolutamente nadie, porque de Reykjavic ya me diréis quién sabe algo de
verdad. Pero estuvo muy interesante el motete que se interpretó de su
autoría.
Al rato aparecí en Kokkola, en la sala Snellman, en Finlandia, pelín de
frío por aquellos lares. Pero impresionantes músicas eh, aquí ya no sabías
qué autores eran, no me sonaban de nada, ni sus nombres ni sus músicas;
Kuula, Kaski, Madetoja, estos como músicos populares de allí, junto con el
único conocido por un servidor, Sibelius, cuya música es de lo más
misterioso y asombroso.
Después venía la moderned con Pärt, Vasks y Roman, que eso ya eran otros
cantares, nunca mejor dicho.
Plin! Y me encontraba isofacto en Hungría, en el estudio número 6 de la
radio Húngara. Emoción, amigos míos, mucha emoción, pues la cosa empezó
con canto Gregoriano de Zarewutius y de Isvantffy, imagino que autóctonos
de la ciudad, y luego sonó música de mi amado Torelli y de mi admirado
Schütz, que para pronunciarlo hay que hacer como un estornudín. Eran
músicas igualmente colosales, de una brillantez y de una delicadeza que
enmudecían al Alma más bruta.
En la Catedral de Aarhus me aburrí un poco, pues las músicas de Olesen,
Bruun, Hodkinson, y La Cour, me dejaban un poco indiferente, aunque menos
mal que después sonó la maravillosa música de Purcell, el gran Músico de la
Corona Britanica, eso si que era música, ja.
Inmediatamente puse mi atención en Oporto, Portugal, allí sonó el
Villancico más famoso de toda la historia, Adeste Fideles, que además de
llevarse la palma por su sonoridad tan fabulosa, se lleva también premio
por ser el Villancico más polémico a la hora de decir quién fue su autor.
Hace un tiempo se decía que era un canto popular, pero luego se empezaba a
saber que por medio estaba el Rey Joao IV de Portugal (perdón si no lo
escribo bien) y un gran señor inglés. Así que en definitiva la cosa sigue
sin saberse. Pero lo que sí se sabe es que ha sido el Villancico por
antonomasia más interpretado, el más vendido, éxito de ventas en todo el
Planeta.
También sonó música de Lapa y varios anónimos más, todos deliciosos.
En Varsovia ni si quiera entré al estudio de la Radio Polaca, ¿escuchar yo
a Lutoslawsky? un poco chaveta si estoy, pero para tanto no.
Por Ljubjliana también pasé a toda prisa; estrenaban una obra de un autor
moderno que no conocía su nombre ni la patrona que lo hizo salir a la luz.
Exquisita la visita a la Capilla Real de Versalles, allí pude ver a alguno
de los Músicos deleitándose con los Villancicos de Bertran, Lopez,
Casanoves y Mestres. Villancicos populares, claro está, no estamos
hablando de músicas polifónicas del copón, sino de músicas tradicionales
muy bellas.
En Londres aluciné en colores. La música se interpretaba en la Real
Academia de Música, y la gente del público cuando lo veía conveniente
acompañaba a los músicos del coro cantando ellos también, y no creáis que
desafinaban o hacían barullo, nada de eso, se compenetraban la mar de bien.
Se pudo escuchar música de diversidad Anónima, y de autores tan magníficos
como Clark, Reynolds, Smith y algunos más menos conocidos, pero de una
clase espectacular. Si algo tienen bueno los guiris es la música, qué tíos.
Y acabé mi viaje en Eslovenia, en el lugar que más me fasciné por su
música, una mezcla entre lo Medieval y la Nueva Era algo de fenómeno.
El concierto se celebró en Bratislava, en su sala de conciertos, y aquello
sonaba a las mil maravillas. Fueron interpretados una serie de Villancicos
de un tal Dubecky, que los reunió todos en un libro de cantos el Padre
Paulin Bajan en el siglo XVIII, entre ellos se encuentra otro gran éxito de
los Villancicos, el popular "Noche de Paz". Aquí no exagero nada eh,
aviso: Fue una interpretación magistral, aquello no era música, era La
Música en persona, qué maravilla, qué divino. Fue emocionante de veras.
Quedaba un último viaje qe hacer, pero pasé más de ir que de comer castañas
con tomate. Ir yo a Atlanta, vamos hombre.
Y así que fue la cosa, muy diversa y muy divertida también.
Espero os haya gustado.
Saludos rumbo a Arrakis. Imagino que mi consejero Carl habrá hecho posible
el envío de este "Sábados Musicales".
I T A I P U
La Piedra que Canta
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Otros Trabajos
Trataré de hacer una síntesis entre el Misterio, la Ciencia, la Tecnología y el Arte. ¿ Que cómo es esto ? Me explicaré:
Itaipú es el nombre de una presa que se construyó hace ya unos seis o siete años, en el río Paraná, entre Brasil y Paraguay. La Orquesta Sinfónica de Atlanta encargó a un compositor neoyorkino llamado Philip Glass, que compusiera una música para inaugurar la construcción de dicha presa. Dicen que es la obra hidráulica más descomunal que se ha construído jamás y de más alta tecnología.
En la obra musical, -de estilo Minimalista,( ya tratado hace unas semanas aquí )- se conjugan todo tipo de formas orquestales y corales. Un gran coro que todo el rato acompaña a la orquesta y que canta en dos dialectos, el Guaraní y el inglés... Ah, que el inglés no es un dialecto, bueno, pues para mi si.
El caso es que en el dialecto Guaraní, Itaipú, significa " La Piedra que Canta ", con lo que la composición musical no le viene nada mal, pues dentro de lo que puedes imaginar, puede ser facilmente una gran Montaña de Piedra que está emitiendo un himno a la Madre Tierra.
¿ De dónde se puede sacar el Misterio ? Muy sencillo. Me pregunto yo qué habrá pasado durante la construcción de tan brutal presa, tan gigante y descomunal, ¿ Los espíritus de aquellas tierras estarían conformes con lo que se estaba haciendo ? ¿ Será fácil que esa obra aguante lo que tenga que aguantar ?
Yo no he visto dicha presa todavía, ni en reportajes televisivos o de prensa, ni en vivo ni en directo, con lo que me veo en la obligación de pedir información sobre el asunto, pues teniendo en cuenta que tenemos Krónidas por todas partes y en especial por aquellos lugares, estaría bien que me dijérais algo al respecto, o bien en el foro o a mi buzón particular.
Y os podréis preguntar que para qué quiero saber de esa cosa tan rara. Bueno, es que a uno le llaman muchas cosas la atención, y una de ellas es ITAIPU.
La verdad es que la Música me impresionó un montón, la llevo escuchando hace lo menos cuatro o cinco años, y jamás me he cansado. Es de una densidad, de una Magnificencia, de una Magestría, que me quedo extasiado escuchándola. Y no logro bien imaginarme una presa ni nada que tenga que ver con una obra arquitectónica. Más bien me imagino un Palacio gigantesco, con columanas que se pierden en las alturas, decorado todo con toscas piedras preciosas de todas clases, Tronos Rojos de formas inexistentes. No sé, algo muy muy fuera de lo corriente.
La Múcica de Itaipú en otras palabras es revolucionaria hasta el máximo, a mi es lo que me parece.
Consta de cuatro partes, como una sinfonía en toda regla o como el desarrollo de un río; nace en la montaña, pasa por los diferentes lugares, se ensancha y se integra en el Océano, casi sin solución de continuidad, como un río.
Así que lo que he dicho, si alguien tiene información, que me lo diga, le estaría eternamente agradecido.
Sin más, se despide de vusotros ustedes con cariño y con Amor
K O Y A A N I S Q A T S I
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Koyaanisqatsi es una obra musical que pertenece a la película de Godfrey
Reggio, un italiano documentalista de flins muy curiosos.
En el caso que nos ocupa, Koyaanisqatsi, se trata de una especie de
recorrido desde la tranquilidad de la tierra y su entorno embellecido, a la
vida fuera de control que ha fabricado el ser humano a su alrededor.
"Vida fuera de control" o de "balance" -depende de cómo se quiera traducir
del dialecto inglé- es lo que significa Koyaanisqatsi en el habla de los
Hopi, una de las pocas tribus que aún hoy existen en los EEUU después de la
masacre que llevaron a cabo los yanquis.
La música de esta impresionante película-documental puede trastornar a más
de uno, pero lo que es incriticable es su genialidad, su portento y su
audacia.
Las imágenes y la música van a la par, con una sincronicidad apabullante,
ni Jung se podría imaginar que tal hecho se pudiera dar nunca en su teoría
de la misma.
El documento sonoro-visual comienza lento, muy pausado: Un Órgano hace
sonar las primeras notas, o sonidos, porque no es algo académico en absoluto.
Una voz muy grave se escucha en la lejanía del espacio donde todo se
desarrolla, la voz repite incesantemente el título de la obra:
K o y a a n i s q a t s i
Una y otra vez, una y otra vez esa extraña palabra sale de las cuerdas
bocales de tan grave voz.
Todo empieza a cambiar y a tornarse en algo ya más rápido, más abismal.
Formaciones de nubes, amaneceres y anocheceres en tan sólo unos segundos,
rápidos de ríos a velocidad vertiginosa. Montañas con formas que tan sólo
las manos de un Dios en su profundo sueño podría crear. Y un sin fin de
imágenes que a veces la naturaleza en un portentoso delirio de creación
nos lo muestra como forma de algo inteligente.
De pronto todo se transforma, de súbito los colores casi desaparecen, casi
se hacen desagradables. Las imágenes de la naturaleza se mezclan con la de
los seres humanos que todo lo pueblan a la fuerza y van dejando su señal
allí por donde pasan. Esto va creciendo en imágenes aún más inarmónicas y
la música se hace cada vez más explosiva.
El Órgano de templos quedó ya muy atrás, las tonalidades que ahora suenan
no tienen nombre, no pueden tenerlo, son demasiado atrevidas, demasiado
fugaces.
Gente, coches, el descontrol armamentístico, el pasar inmóvil de los días
sin que nada se modifique a evolución; locos, casas construidas para luego
ser demolidas sin haberlas habitado nadie...Descontrol!!
Es arrebatador a más no poder; te llega a causar tal sensación de vértigo
que te empizas a hacer preguntas muy serias al respecto de la dirección que
está tomando la gente en el planeta, y eso que la mayoría de las imágenes
en donde sale la gente están tomadas de la ciudad de Nueva York.
Todo acaba con el mayor invento del "hombre" hecho añicos; "el
transbordador espacial Columbia", que despega como un torbellino y a la
nada de entrar en contacto con el aire explota, esa imagen se encadena con
la música, una música que vuelve a ser lenta, muy lenta, llega a ser densa,
a poderse tocar con el alma, una música que pesa. Las voces que cantan en
ese momento lo hacen en ese habla de los indios Hopi. El texto viene a
decir que algún día del cielo lloverá fuego, para que así todo se
normalice, y así el hombre blanco se comporte de otra manera y respete a la
naturaleza y la sepa utilizar bien, para que así todos los seres que
habitan Arrakis estén en perfecta Armonía con el entorno.
Si habéis visto el documento, sabréis de lo que hablo, pero tranquilos,
que no voy a preguntar nada, porque tengo un éxito con mis consultas a
título abierto, que me caígo pá trás cada vez que las hago.
K o y a a n i s q a t s i
P O W A A T Q A T S I
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Otros Trabajos
Esto ya es un juego que me he montado yo mismo para mi deleite y disfrute,
que es como tienen que hacerse ser las cosas.
Aunque me pregunto una cosa: ¿Qué sentido tiene hablar de una música que
nadie tiene ni pajolera idea y menos del que la hace? Que posiblemente no
tenga importancia, pero si por ahí se oye "hay que escuchar la música de
nuestro tiempo" digo yo que habrá que llevarlo a la práctica.
Es una especie de reto histórico que no me llevará a ningún lado, pero que
no ocurre nada por hacerlo. Aunque luego puede haber sorpresas y los que
escriban sobre éste músico en el siglo veintitrés por poner uno, ya se ha
dicho todo sobre él, quien lo sabe.
También me refiero a juego, porque Powaatqatsi es otra película-reportaje,
-como Koyaanisqatsi- pero en este caso no he visto la película, sólo he
escuchado hasta la saciedad su banda sonora, que fue pedida a Philip Glass
por el mismo director -Godfrei Reggio- que la otra película mencionada.
La música comienza con el coro de unos niños que cantan en mitad español,
mitad brasileño. La instrumentación es una percusión casi salvaje a base de
grandes tambores y el sonido de un yunque amartilleado, al mismo tiempo que
silbatos y otros instrumentos de percusión y de viento hacen su labor.
Dicho así pareciera que estamos hablando de una especie de ritual o de paso
de carnaval en Río de Janeiro, pero por lo poco que me han contado de la
película éste principio sonoro que os comento está acompañado de imágenes
de una mina de piedras preciosas gigantesca llena de obreros trabajando en
ella. A parte la música está ordenada, quiero decir, no es una locura de
caos y delirio tonto.
La música de Glass no es locura modernista, simplemente es minimalismo
sincrónico y a la vez crónico, pues en ninguna de sus composiciones
abandona su estilo.
En la escena comentada antes, sería interesante observar la mezcla hecha:
Los niños cantando y los obreros trabajando; los niños cantan al Sol y a la
Naturaleza y los obreros se sienten mal, se sienten explotados en esa
oscuridad cavernaria de la mina. Mundos diferentes separados por una sóla
cosa, la mente.
Después de esa escena que más o menos he logrado visualizar con la
imaginación, vienen una montonera de ellas, todas muy distantes y muy
diversas. El film es más largo que el otro de Koyaanisqatsi, y la música
también varía lo suyo; muchos mestizajes, culturas y etnias van pasando por
delante de nuestros oídos: Árabe, Amerindia, China, Africana, en fin, el
mundo Arrakis en torno a la sonoridad de los diversos pueblos.
Hay un momento en que la música se enfurece y los tambores rugen con
energía y se encadenan las escenas, (en la mente,claro) y no sabes si lo
que suena es la modulación de las culturas o es la mismísima Arrakis que
enfurece cono una bestia acosada.
El Tren.
¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨¨
La furia de los tambores se mezcla enseguida con la calma, que da paso a
un tren a vapor que se dirige al Cairo, mucho calor por lo tanto y mucha
emoción al mismo tiempo; pitos, maracas y otras percusiones varias para
celebrar la llegada, y no es salsa o merengue, no, es otra cosa, es un
palpitar de gargantas sin voz, es muchas vidas en una diversidad de sonidos.
Y entonces se llega al centro mismo del Cairo, a la hora del rezo. Esa voz
contenida antes entra en erupción: Silencio en la ciudad, silencio en el
mercado. La voz lo inunda todo; un silbido de civilización moderna quiere
pronunciarse, pero no llega.
Otra civilización, la antigua, la de siempre, grita mudamente, pero ningún
oído está presenciándolo. Otros tambores, éstos más hondos, más quedos,
resuenan en almas lejanas y vivientes.
La música concluye, las imágenes imaginarias acompañan ese final y ahora
las voces de los niños de antes se juntan con la voz grave y elocuente de
Koyaanisqatsi, elevan su canto en tono tranquilo y a la vez danzable, de un
posible mundo mejor, un mundo donde no hay razas ni colores, ni tontos ni
listos, simplemente personas trabajando la Vida para hacerla constante de
creaciones armónicas e inteligentes, reales y perceptibles.
Powaatqatsi !!!
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