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·  Breve Reseña Histórica  ·

Para ofrecer una visión sintética de la historia del Seminario Conciliar de la Purísima, dividimos convencionalmente su desarrollo histórico en cuatro etapas:

1.      Fundación y desarrollo

    Desde el inicio de su pontificado, el primer obispo de la Diócesis de Zacatecas, Don Ignacio Mateo Guerra (1864-1871), mostró un grande interés por dotar a la Diócesis de un Seminario. Después de grandes esfuerzos por reunir a los aspirantes al sacerdocio, El Seminario quedó definitivamente instituido el 20 de Octubre de 1869 contando, en ese momento, con 16 alumnos internos.

    El segundo obispo de la Diócesis, Don José María del Refugio Guerra (1873-1888), fue el continuador e impulsor de la gran obra del Seminario que su Ilustrísimo hermano había comenzado. El año de 1875 se publican las primeras Constituciones y el  primer Reglamento Interior del Seminario Conciliar de la Purísima de Zacatecas cuyo primer artículo establece el patrocinio de la Purísima sobre el Seminario. Rápidamente el número de alumnos aumenta considerablemente, se construye un edificio adecuado a las necesidades de la Institución y se tiene el cuidado de dotar al Seminario de personal académico y de gobierno que responda a las necesidades de la formación de los futuros sacerdotes.

    Paulatinamente el Seminario sigue desarrollándose en todos los aspectos de su vida durante los pontificados de los siguientes obispos, Don Fray Buenaventura Portillo (1889-1899), Don José Guadalupe Alva y Franco (1900-1910), y el primer período de Don Miguel M. De la Mora (1911-1922), siendo una Institución eclesiástica de educación superior muy importante tanto en la vida cultural de la Ciudad Episcopal como de toda la Diócesis.

2.- Época de persecución

    Posteriormente, el Seminario sufrirá varios años de persecución (desde 1914 a 1937). Quedan comprendidos en este periodo los últimos 8 años de pontificado del Señor de la Mora, quien se ve despojado y perseguido por la Revolución, y sufre con su Seminario las persecuciones, miserias y destierros. El Señor de la Mora, así como su sucesor, Don Ignacio Placencia y Moreira (1923-1951), fueron los varones de Dios, que haciendo frente a los más grandes sacrificios, lograron sostener al Seminario en años tan azarosos. El 24 de junio de 1914 las hordas villistas hicieron los más nefastos estragos en la Biblioteca, destruyeron los gabinetes de física, química y astronomía, profanaron los vasos sagrados y se apoderaron de los edificios del Seminario Mayor y Menor. De este modo comienza una época de continua peregrinación del Seminario, teniendo incluso que salir al extranjero (De 1915 a 1918 el Seminario se traslada a Castroville, Texas). En 1918 vuelve el Seminario a Zacatecas, pero no por mucho tiempo, el 27 de mayo de 1926, el revolucionario Eulogio Ortiz apresó a superiores y alumnos; después de ocho días de prisión y vejámenes los puso en libertad. En Octubre siguiente el Seminario Mayor marcha a San Antonio, Texas; permaneciendo ahí hasta septiembre de 1927. Los alumnos del Seminario Menor fueron enviados a sus casas; ese mismo año, varias diócesis de España abren las puertas de sus seminarios a treinta y cuatro seminaristas zacatecanos perseguidos.

3.- Restauración

    El Señor Obispo, Don Ignacio Placencia y Moreira, continuó trabajando arduamente por mantener su Seminario, en los días de la persecución callista, expide nuevas constituciones para el Seminario con el fin de que éste respondiera a la nueva situación que se vivía y acomodarlo a las normas de la Iglesia.

    Comienza, así, una época de restauración, y a raíz de los «arreglos» de 1929, que, en teoría daban por terminada la persecución, vuelve a Zacatecas el Seminario Mayor y Menor y comenzó a reorganizarse en los últimos meses de ese año. La reorganización del Seminario fue un trabajo harto difícil, lentamente se fueron dando las condiciones que hicieron posible la instauración de los cursos seminarísticos en varias partes de la Diócesis. Para 1938-1940 se tenían ya tres cursos de latín en la Ciudad de Zacatecas, los alumnos del Seminario Mayor partían a los Estados Unidos a formarse en el Seminario Interdiocesano de Montezuma.

Fue bajo el episcopado de Don Francisco Javier Nuño (1951-1954), en un clima político y religioso más sereno, cuando todo indicaba que el gran éxodo del Seminario había terminado. Para el curso escolar 1952-1953 ya hubo el cuarto año de latín y primero de filosofía, pero no fue hasta 1958, ya en el período de Don Antonio López Aviña (1955-1961) que los estudios del Seminario Mayor se tenían íntegramente restablecidos. Tocó a este último Obispo, la gran tarea de construir nuevos edificios para el Seminario y que poco a poco se han ido acondicionando mejor para responder a las exigencias de la formación sacerdotal.

4.- Actualmente

Fue a Don Adalberto Almeida y Merino (1962-1969) y a sus dignísimos sucesores, Don José Pablo Rovalo Ascué (1970-1972), Don Rafael Muñoz Núñez (1972-1984), Don Javier Lozano Barragán (1984-1997) y nuestro actual Pastor, Don Fernando Chávez Ruvalcaba, a quienes ha tocado la tarea de adaptar el Seminario en todos sus aspectos a las necesidades de la Iglesia y del mundo actual. No cabe duda que en esta última etapa de su historia, el Seminario ha ido avanzando, bajo la guía paternal de sus Obispos y la colaboración de todos aquellos sacerdotes dedicados de lleno a la formación.

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