C. Planear acontecimientos

          A continuación, vamos a tratar con la última dificultad en la cuestión del ritmo: las secuencias y las acciones.

          Me tomaré la libertad de meterme un poco con asuntos personales: ¿Cómo escribe cada uno de ustedes? ¿Inventan la historia a medida que la van escribiendo, o primero se la piensan bien? Bueno, a menos que de pronto nos dé un ataque de inspiración divina (que a todos nos pasa, comprobado) y nos pongamos a escribir casi como si nos estuvieran dictando, es mucho más conveniente pensar la historia de antemano, y planearla. Una historia improvisada se nota inmediatamente, ya que el ritmo se tambalea, y puede desmoronarse a ratos. Para evitar todos estos problemas, nada mejor que elaborar un diagrama de flujo.

          ¿Recuerdan el cuadernito que les pedí en la lista de materiales? Sáquenlo, por favor. Ése, repito, va a ser su cuaderno de batalla. No se preocupen por cómo tratarlo, ni si se va a mojar o a acercar demasiado al fuego. Pero, eso sí: úsenlo únicamente para hacer diagramas de flujo, apuntes urgentes de una historia y garabatos. Únicamente.

          Un diagrama de flujo es como el esqueleto de la historia, la secuencia que vamos a seguir.  Es como la guía del proceso de redactar. Resulta particularmente útil en el caso de historias largas, pero podemos usarlo también con las cortas si nos sentimos inseguros.

          ¿Y cómo se hacen esos diagramas, se preguntarán ustedes? Bueno, como los instructivos, todo en una serie de pasos. Formatos hay varios, y cada quién puede elegir el que le sea más útil.

          El punto básico es: escribir un diagrama de flujo no es hacer la versión final de la historia, así que no hay que matarse redactando ni mucho menos. Imagínenlo como si estuvieran tomando apuntes de una conferencia, todo mocho y resumidísimo, pero eso sí, tratando de mantener la idea principal y poniéndole detalles coloridos. Detallar es un asunto importante, sobre todo a la hora de las descripciones (que ya tratamos anteriormente).

          Como ya mencionamos, hay varias formas de hacer un diagrama de flujo. A continuación, voy a enumerar algunas de las más usadas y a ejemplificarlas con apuntes de un cuento mío.
 
       De los cuatro diagramas que menciono, el primero y el segundo son los que más uso. El de globlos se enseña en algunas escuelas de letras, aunque la versión que aquí aparece es mía; y el último (forma y numeración) me lo proporcionó mi profesor de literatura, Richard Finks.

 

 Después de una larga separación, Elián cabalga a Sol Gannet para ver a su viejo amor, Aconor, y a su amigo Llwyr. Ha aprovechado la visita por cuestiones políticas a Cyrddery para tomarse un descansito. Durante una pausa en el viaje, hace un recuento de sus experiencias pasadas: una correspondencia bruscamente cortada, primero. Remembranzas: cómo, en una feria de su pueblo, Pris Ail Talu, conoció a Aconor y a Llwyr.

 

- Elián va camino a Sol Gannet.
- Se trata de un intermedio en una visita política a Cyrddery.
- En el camino se acuerda de Aconor y Llwyr y de su amistad con ellos.
- Recuerdo vívido: en una feria, el encuentro de los tres muchachos.
 
 
El aire presagiaba tormenta; el cielo nocturno estaba lleno de nubarrones, y
hacia el horizonte comenzaban a divisarse los primeros relámpagos [...] Por el extremo del camino que salía de las montañas, apareció un jinete [...] Se trataba de una mujer de mediana edad.

             Elián [...] había llegado hacía dos semanas, en estricto secreto, al puerto de Cyrddery; una breve pero efectiva visita política [...] Elián reanudó la marcha, mientras se perdía en sus pensamientos [...] ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Diez años, tal vez, o más? [...] Al despedirse,  Aconor había  prometido mantenerse en contacto  tanto como le fuera posible, y bien, en los primeros tres años de separación Elián había recibido otras tantas cartas suyas [...] después, aunque Elián no había dejado de enviar mensajes, no hubo más respuesta  que un mensaje de Llwyr [...] A partir de entonces toda comunicación había cesado.

       [...] Una adolescente... era apenas una adolescente cuando había conocido a Aconor y eso otro joven que era su amigo de confianza, Llwyr. Había sido en una feria de pueblo, en Pris Ail Talu, su lugar de origen[...] etc. etc.

Nota: El texto original ocupa poco más de tres páginas.
 

 
          La cosa hizo un movimiento semejante a un espasmo. Elián vaciló al sentir que el suelo temblaba, pero finalmente alzó el arco y apuntó. Y entonces Elián se dio cuenta completa de algo que no había entrado de lleno a su cabeza. No podía ver a lo lejos más que una mancha de luz. Disparó. La flecha, no muy lejos de su blanco, fue a perderse, inofensiva, entre los hilos viscosos. Elián se quedó observándola, impotente. ¿Cómo había podido ser tan estúpida?, se reprochó. Sus ojos ya no eran jóvenes.(...)

          Elián se deshizo del brazo de Aconor y se puso de pie. Apartándose un poco hacia el fondo, colocó la segunda flecha en el arco y gritó a los demás que se apartaran. Apuntó de nuevo, pero un instante antes de soltar el proyectil, cerró los ojos.

          El suelo se sacudió con una violencia que le hizo perder el equilibrio. Al intentar buscar apoyo en el arco, vio al Hyd Crawrth moviendo frenéticamente los tentáculos hacia todos lados. Lo que había sido su ojo era una tripa deshinchada, que latía como una víscera, pero era ya inútil. (...) Comenzó a oírse un extraño zumbido, y, en en menos de un segundo un chorro de agua entró por el pasillo de la derecha.

          - ¡El escape está libre! - gritó uno de los hombres del mar. En ese momento uno de los tentáculos se enrolló en su cintura y lo arrastró hacia la maraña.(...)

          El agua les llegaba hasta los muslos, y seguía subiendo. Un trozo del techo se desprendió, y fue a caer casi a los pies de Elián.(...) Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que Aconor había desaparecido.

          - Debe haberse marchado ya - pensó, y se sorprendió por aquella actitud. Hizo que el herido se apoyara en ella, y se dirigieron con dificultad hacia el pasillo de la derecha.

          - El escape está a la vuelta - dijo el hombre del mar -. No falta mucho.

          Iba Elián a responder, cuando una tremenda sacudida los arrojó al suelo. Una lluvia de lodo y fragmentos de coral cayó sobre ellos. Elián, que había cubierto con su cuerpo al herido, levantó la cabeza en cuanto pudo sacudirse los escombros. El camino delante de ellos había quedado bloqueado.

          - Dioses... - murmuró, desalentada. El hombre del mar la tomó del brazo.
          - Todavía podemos salir - le dijo -. Alguno de estos callejones estará bien.
          - ¿A dónde?
          - Al templo.

 

 
 
          En nuestro cuaderno de batalla, además de planos, podemos  hacer uno que otro dibujito, el esbozo de una cara, la distribución del mobiliario de un lugar; cualquier cosa que sea necesaria. No hay problema con ello. Y lo mejor de todo es que también en él podemos equivocarnos cuanto se nos antoje.

          Un ejemplo de una coreografía manejada de forma excelente es el capítulo 18 de la primera novela de la serie Dragonlance, un libro que espero que ya conozcan. El capítulo se abre con una escena de lucha, en la que se mueven aproximadamente veinte personajes. Podrán observar que ninguno de ellos está ocioso o inmóvil, lo que da una impresión totalmente cinematográfica. El ritmo de la escena es alucinante.

          Como ven, un escritor tiene más herramientas de las que uno puede imaginarse en un principio. Ah, pero la más importante sigue siendo el lenguaje. A continuación, pasemos a la última parte de este ensayo, que tiene que ver precisamente con lingüística.
 
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