LOS PLANETAS.
Séptima
Parte.
Neptuno,
El Místico.
(Tranquilos, podéis subir hasta el nivel que queráis el volumen
de los
bafles; la Música de Neptuno es la más tranquila de todos los
Planetas; pero
deberéis de subir el volumen de verdad, porque hay partes que
entonces no se
escucharían... ¿Lo habéis subido ya?? Ah, bueno.)
No nos vamos a preguntar por el motivo de "El
Místico", ¿para qué? Sabemos
de sobra ya a estas alturas de la película que Holst iba a su
rollo, y que
vio unas características en los Arquetipos de los Planetas que
no vio nadie.
Neptuno es el Mar, es el Agua, todas las aguas. Como Poseidón,
son casi lo
mismo. Pero Holst, y según lo que parece, no se fijó en esos
símbolos, se
fijó en otros.
Creo que sencillamente se trata de dar una buena capa de Misterio
creciente
a este último Planeta para la época de nuestro músico inglés.
Neptuno fue
descubierto casi a mediados del siglo diecinueve, por cálculos
matemáticos,
como luego fuera descubierto Plutón.
A todo esto, estamos ya en el supuesto último capítulo y no
hemos deducido
nada al respecto del hinduismo que Holst practicaba. Quizá en
este Poema
Sinfónico no estaba para nada influido, por qué iba a estarlo.
En otras
obras sí, en los coros Rig Vedas los cuales hoy mismo he podido
escuchar
algo y son una maravilla. Pero no son esas obras las que vamos a
acometer
ahora.
La Música de Neptuno es la que es Mística, la Música hace que
ese planeta se
convierta en Místico, por el solo deseo del creador de Holst. Es
el Planeta
Místico porque al creer que era el último, siempre lo que está
en el final,
en lo más alejado de la Consciencia de la Persona, lleve a la
Mística. El
final de esta parte musical es sonorizado por un coro en una
versión normal,
en una versión que no sea de estas que hemos estado escuchando
tipo midi.
Por eso, no podemos percatarnos totalmente de la maravilla que
este final de
viaje.
Los ocho minutos de que está compuesta la obra, es todo un
sinuoso camino
musical repleto de maravillas, de sombras y luces magníficas,
que desembocan
en esas voces, femeninas, cuyo tono va dejando de percibirse poco
a poco,
muy poco a poco, hasta que se escucha el silencio, la parte más
abrumadora
de la obra sonora. Unas campanillas se despiden del conjunto
sinfónico, y
luego... las voces, pero no voces insinuadoras al estilo
"Uliiiiissseeeeeessss", nada de eso. Son voces del fin,
de un glorioso final
que te deja paralizado, sin saber muy bien qué es lo que va a
pasar.
Fue después de la reencarnación de Holst que Einstein y no sé
quién más
descubrieron las alteraciones de éste -Neptuno- hasta entonces
último
planeta; había otro que perturbaba la rotación, y ese era
Plutón, el enigma
absoluto, pues ni a simple vista ni con los aparatos de la época
se podía
VER nada, solo intuir. Aún hoy la imagen de Plutón es como una
especie de
nube oscura con tonos azulados.
Es una real pena que no se hubieran dado más prisa los excelsos
científicos
de la época para dar a conocer el acontecimiento, (Plutón fue
descubierto en
1930; Holst reencarna en 1934 ¿¿??) de ese modo tendríamos una
tarea menos
que llevar a cabo, que es la de poner Música a ese último astro
amigo;
Plutón, las Riquezas Imperiales, el de las Piedras Preciosas y
todo el Oro
de todo el Universo.
Quirón Alvar