...entonces dijo Dios haya luz y hubo luz... luego cielo y agua, día segundo; plantas, hierbas y vegetales fueron creados en el tercer día; después creo las estrellas y así todo lo que existe, incluyendo al hombre. Según la biblia el séptimo día fue de descanso, pero si no hubiera sido así, la creación hubiera cerradose con broche de oro: la música.

   Y, ¿qué es la música?, algunos piensan que es la sucesión armónica de sonidos, otros que es lo que procede al silencio de manera convencional: voces, intrumentos y tiempo, para algunos es la expresión del alma y para otros simplemente ruido; y sin embargo, la mayoría de las veces la pregunta queda sin contestar...

   La pretensión de Filosofía de Oído no es dar la respuesta a esa pregunta, sino elucidar la importancia que ésta tiene en la existencia del hombre, su trascendencia en el escuchar, componer, imaginar o simplemente disfrutar la sincronía de sonidos.

   La sección no es tan cuadrada como para reducir el término a clásicos o a operas (aunque también recurre a ellas), de hecho el pensamiento se elabora de cualquier género musical, y es precisamente esa apertura la que le da un carácter menos serio, pero no por eso menos importante en la revista. En ese sentido, Filosofía de Oído no pretende responder, sino exponer y proponer una perspectiva.