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Cursos y Artículos
Envío de dinero: la medicina que alivia pero
que no cura
Envío de dinero: la medicina que alivia pero que no cura. Imagine, por un momento, no tener que enviar más dinero a sus familias. Y no por que no lo necesiten sino por que ellos están produciendo sus propios ingresos. "No des pescado sino enseña a pescar", dice el refrán. Una de las más grandes preocupaciones para nosotros los hispanos son nuestras familias que quedan en nuestros países. Esta preocupación se traduce en las penurias económicas que por falta de empleo sufren muchos de nuestros familiares. Es por ello que podemos ayudarlos de dos maneras: enviándoles dinero o ayudándolos a que vengan con nosotros. Las posibilidades que nuestros familiares vengan es, por demás sabido, cada vez más difícil. Una serie de restricciones impiden que esto suceda. En consecuencia la mayoría de nosotros les enviamos dinero. La familia crece y la necesidades también. El dinero es insuficiente. Es mucho dinero lo que los familiares envían a sus países. En algunos casos, las remesas, representan entre las principales fuentes de ingresos de los países. Mes a mes los envíos llegan a representar varios millones de dólares. Detrás de ese dinero existen historias de sacrificio. Las personas para ahorrar tienen que soportar una serie de privaciones a fin de poder enviar el dinero que tanta falta les hace a sus familias. Las remesas y los envíos de dinero seguirán existiendo en la medida que nuestras familias necesiten este dinero para vivir o, simplemente, sobrevivir. De esta manera las familias reciben un alivio. No una solución para el problema económico que les aqueja. Los envíos de dinero son como la medicina que alivia pero que no cura. Cuando existe la medicina usted esta aliviado. Pero que sucede si deja de tomar esta medicina, pues, sigue la enfermedad. Así, los envíos de dinero solo alivian el problema económico de nuestras familias. De ninguna manera son una solución. ¿Qué alternativas tenemos? Una muy interesante es que los envíos de dinero, a nuestras familias, se conviertan en dinero para invertir. Dinero para hacer más dinero. Si lo logramos no solo ya no tendremos que enviar más dinero a nuestras familias sino que ellos habrán aprendido a pescar. A generar sus propios ingresos. A generar su propio bienestar. A generar bienestar para nuestros países. A que el esfuerzo de enviar el dinero valga la pena. Guido Sánchez
Yábar Todos soñamos con la casa propia. Cuando empezamos a ganar y ahorrar un poco comenzamos a soñar en la casa propia. Es un gran sueño. Sueño que se hará realidad con varios años de esfuerzo, dedicación y sacrificio. Sin duda la recompensa es grande: mi casa propia. Sin embargo, alguien me hacia el siguiente comentario. Una casa representa muchos años de sacrificio. Por lo general, los mejores años de una pareja se lleva la construcción de la casa. Los años más productivos. Cuando los hijos están pequeños. Cuando podemos trabajar más. Compramos o construimos la casa. Una casa que no produce. Que al contrario demanda mantenimiento y pago de tributos. A no ser que la arrendemos y nos produce unas ganancias económicas. Otras personas tienen otra prioridad: empezar con un negocio para que esa empresa con el tiempo le compre no sólo la casa soñada sino muchas otras cosas más. El razonamiento es el siguiente: los mejores años de mi vida los dedico a un negocio. A una inversión productiva y no improductiva. Si este negocio me produce haré realidad el sueño de la casa propia. Es el caso de Pedro que vino con su joven esposa y alquilaron una tienda. Antes habían trabajado y ahorrado siempre soñando con el negocio propio. Después de hacer un estudio de que negocio poner se animaron a alquilar un local para una tienda. Vivian en la trastienda. Seguramente con una serie de incomodidades pero después de un tiempo comenzaron a ampliar el local. Luego se animaron a comprar el edificio y ahora el negocio les ha comprado una casa y están más seguros de seguir avanzando. La decisión es difícil. Es cambiar de prioridades. Es cambiar nuestra forma de pensar. Generación tras generación hemos pensado igual. Les dejo la reflexión. Guido Sánchez
Yábar
En torno al proceso empresarial se han creado una serie de mitos. Los siguientes son los más comunes. 1. Yo no nací
para ser empresario. 3. Mi profesión
no es para formar empresas. 4. Sin capital no
puedo hacer empresa. 5. Los empresarios
no planifican sino van haciendo las cosas. 6. Sólo los
fracasados hacen empresa. 7. Con el primer
negocio me enriquezco. 8. Todo lo que se
necesita es suerte. 9. En nuestro país
no es posible hacer empresa. 10. El apoyo del
Gobierno al desarrollo de las empresas es insuficiente. Guido Sánchez
Yábar La economía de la facilitación. La confianza hace que los negocios y otras relaciones en la vida sean fáciles por la sencilla razón de que generan confianza entre los actores. La confianza se sustenta en el respeto de los compromisos. No invierto y no
hago negocios con tal empresa, municipio, institución o gobierno
porque en cuanto cambian de administración desconocen los acuerdos
y compromisos asumidos por el anterior gobierno. Esta es una de las
afirmaciones más frecuentemente vertidas por inversionistas y
empresarios. De esta manera se frustran muchas posibilidades de acuerdos
comerciales, financiamiento y de inversión. La falta de respeto a los compromisos se manifiesta de distintas maneras en nuestro quehacer empresarial: el contrabando, la copia, el plagio, la "piratería", la evasión tributaria y la absoluta falta de respeto a los derechos de los trabajadores son prácticas "normales". Nadie se avergüenza por ello. Estas prácticas explican la "naturalidad" o soltura con la que no respetamos la propiedad intelectual de otras personas o, peor aún, nuestros compromisos y responsabilidades con el Estado y con los trabajadores. Estas prácticas, entonces, en vez de facilitar o incentivar la producción y el desarrollo producen un efecto contrario en la economía: el subdesarrollo. En estas condiciones es muy difícil hacer empresa, proyectar una inversión o presentar un invento o, simplemente, un libro. Sin embargo, existen empresarios y grupos empresariales que se desarrollan justamente en estas economías: son los mercantilistas. Se conoce a los mercantilistas como aquellas personas o grupos de personas que desarrollan actividades económicas y comerciales sólo si cuentan con algún tipo de tratamiento especial para el desarrollo de sus actividades: subsidios, exoneraciones tributarias, contratos especiales, monopolios y prácticas similares. Sólo así se animan a hacer empresa. Es por ello que algunos grupos empresariales se desarrollan de manera considerable con ciertos gobiernos y con el cambio de administración ceden su espacio a otros grupos. En contraposición a este grupo existe otro: los emprendedores que con gran esfuerzo y laboriosidad, e incluso en condiciones muy adversas, hacen y desarrollan empresas exitosas. Los emprendedores, comerciantes y otros empresarios que desarrollan diversas actividades económicas se verán limitados en su desarrollo ante prácticas como el contrabando y algunos otros "privilegios", como los antes mencionados. La igualdad de oportunidades estimula el desarrollo de empresas competitivas, creativas y con perspectiva de futuro. Ese es el tipo de empresarios y empresas que necesitamos. Es por ello que debemos crear condiciones tales que hagan las cosas (las inversiones) más fáciles, no más difíciles. Guido Sánchez Yábar ¿Qué son las competencias empresariales? Los empresarios(as) se hacen o nacen? Existen suficientes razones para indicar que lo empresarial es una habilidad adquirida. Es decir los empresarios se hacen. Si esto es cierto, entonces: ¿qué se necesita para ser empresario? o mejor aún ¿cuáles son las "competencias" que distinguen a los empresarios? Las "competencias" son el conjunto de requerimientos necesarios para el desempeño de una función. Son el conjunto de características personales innatas (naturales) o adquiridas (aprendidas) que hacen posible el desempeño acertado y eficiente de un puesto de trabajo dependiente o independiente. Las "competencias" desarrollan, en las personas, la capacidad de aplicar conocimientos y experiencias en la resolución de problemas y, así, poder hacer frente a situaciones concretas. Desde este punto de vista las "competencias" integran tres tipos de saberes o aprendizajes: el saber o conocer, el saber hacer(las técnicas, destrezas y habilidades adquiridas) y el querer hacer (la aptitud o disposición natural para hacer las cosas). En suma las "competencias" son la unión entre las características individuales y las cualidades requeridas para llevar a cabo misiones profesionales precisas. Cada uno de nosotros tiene un repertorio de comportamientos que nos facultan para desempeñar determinadas actividades. Todo proyecto empresarial y toda organización empresarial sustenta su desarrollo en la capacidad que tenga de identificar, movilizar y potenciar las competencias personales de sus trabajadores. Las características empresariales personales. ¿Tienen algo en común un comerciante exitoso de verduras y un banquero; un empresario latinoamericano y uno europeo? ¿Podemos, en este sentido, hablar de competencias empresariales personales? ¿Tienen los empresarios un patrón de comportamientos que los hagan diferentes de otros? Si esto es cierto, ¿cuáles son estos comportamientos? Finalmente, ¿son las competencias iguales para el caso de un administrador o de un gerente de empresas, que para un emprendedor? Efectivamente, existen varios trabajos que indican que los empresarios tienen comportamientos particulares y cualquier programa de capacitación de futuros empresarios debería incorporarlos. Estos comportamientos son independientes a su formación profesional o técnica, a su condición económica, social, racial, o inclusive a su cociente intelectual; a su nacionalidad. Para "hacer" empresa se necesitan ciertas características y competencias (ver cuadros 1 y 2). Así, un alto porcentaje de los ejecutivos mejor remunerados en los Estados Unidos proviene de las 10 mejores universidades de ese país. Sin embargo, para el caso de los emprendedores o empresarios esta situación es diferente. Los emprendedores provienen de las más diversas y variadas instituciones educativas o inclusive de realidades y países diferentes. También es conocido que estas competencias empresariales son diferentes de las competencias que se requieren para desempeñarse como un administrador de empresas, ejecutivos o funcionarios (ver cuadro 3). Así podemos explicar por que buenos administradores de empresas no siempre resultan buenos emprendedores y al revés. Es decir, la formación y capacitación de empresarios o de futuros empresarios debe partir por identificar las competencias necesarias para que ello suceda. Cuadro 1 1. Capacidad de Logro Búsqueda
de Oportunidades Persistencia Compromiso con el
Contrato de Trabajo Demanda por Calidad
y Eficiencia Toma de Riesgos 2. Capacidad de Planificación Establecimiento
e Metas Búsqueda
de Información Planificación
Sistemática y Control 3. Capacidad de Competencia Persuasión
y Elaboración de redes de apoyo Autoconfianza Tomado del Manual del Primer Taller de Formación Básica de Facilitadores en Metodología CEFE. PPME-MITINCI-GTZ.
Deseables y Adquiribles - Compromiso total,
determinación y perseverancia. Atributos no tan
aprendibles Actitudes y filosofías
empresariales Tomado de Varela, Rodrigo. Innovación Empresarial. ICESI, Cali, 1991, pp 93-95. Cuadro 3 Características
personales Características
en las relaciones con los demás Comportamiento dentro
de la Empresa Tomado de L'essentiel
de Management, junio de 1995. Guido Sánchez
Yábar
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