LA    MAGIA   DEL  MUSEO

 

1)      Entre las obras maestras del periodo del Imperio Antiguo que están expuestas en el Museo de El Cairo sobresale, por su importancia, la clásica escultura del Faraón Micerino, que construyó la tercera pirámide de Guiza. Descubierta en su templo funerario, está tallada en pizarra y mide 98 cm de alto. El faraón aparece entre dos diosas. En esta tríada, el rey ocupa el centro de la obra. En contraste con la Diosa Hathor, con el disco solar entre dos cuernos de vaca, y la diosa local a su derecha, ofreciendo ambas una impresión más bien estática, la imagen del rey-dios aparece en actitud altiva, con la barba de ceremonia y la pierna izquierda levemente hacia delante, símbolo de la actividad. Su actitud de la impresión de fuerza viril y de dignidad. Dinastía IV.
2)      Procedente de la necrópolis de Ateti se nos presenta una figura mas discreta, humilde y sumisa, un sacerdote que dirige su mirada hacia un punto espiritual, la del corpulento Ka-Aper, sacerdote y alto funcionario del Estado conocido como “el acalde del pueblo” o Scheik el Balad. El primero de esos nombres se debe a que durante las excavaciones, un obrero, al contemplar la figura, de 110 cm de alto, le dio la impresión de estar ante un alcalde de pueblo. La estatua está tallada en madera y los ojos son de cuarzo incrustados en un engaste de cobre. Dinastía VI.
3)      Exótica escultura del enano Seneb y su familia. Lo característico de este personaje consiste en el hecho de que, a pesar de su deformidad, consiguió llegar a un posición elevada y obtener cargos y títulos. El profesor W. Walf llama la atención sobre la dificultad que constituía plasmar en un mismo grupo artístico al diminuto enano junto a su mujer, de estatura normal, y a sus dos hijos, problema que el artista supo resolver de forma magistral y no exento de originalidad. Naturalmente, se podía haber realizado una de las composiciones habituales y corrientes, pero debido a la desigualdad y desproporción de la estatura y la constitución física del enano, el artista optó por situar al enano sentado en cuclillas, con lo cual su deformidad llamaba menos la atención. A su lado puso sentada a su mujer en actitud normal, pero como en la parte anterior del asiento cúbico quedaba un vacío que hacía resaltar la desigualdad física del enano y su esposa, el escultor metió de pie a los hijos de éste, un niño y una niña, ocupando y llenando ambos la altura de la base del asiento, ofreciendo de esta forma una especie de sustitución de las piernas de aquél. Grupo tallado de piedra caliza, 330 cm. Dinastía V.
4)      Entre los hallazgos más prestigiosos del Museo de El Cairo hay que señalar la cabeza de la famosa reina Nefertiti, cuyo nombre en el idioma egipcio significa “la hermosa”. Realizada en cuarcita parda y con 33 cm de alto, en ella se notan todavía las huellas del cincel. Algunos especialistas consideran esta fascinante y cautivadora cabeza como una de las obras cumbres de la escultura de todos los tiempos, superior incluso al busto de piedra caliza de Nefertiti que se encuentra en Berlín, pues el busto conservado en el Museo de El Cairo representa a la hermosa reina en forma realista.

 

 

 

5)      Uno de los objetos arqueológicos mas conocidos del mundo es, sin duda, la famosa máscara-retrato de oro macizo que representa a Tun Anj Amón y que cubría la cara de la momia. En su frente podemos observar el tocado nemset con las insignias reales, la serpiente waget y el buitre de oro y vidrio, en parte de color lapislázuli. Con sus ojos incrustados, los ornamentos del largo collar sobre el pecho están realizados con lapislázuli, feldespato y cuarzo. Altura, 54 cm; anchura, 39 cm. Dinastía XVIII.
6)      Otro inestimable tesoro de el Museo de El Cairo es el maravilloso trono de oro del joven monarca Tut Anj Amón. Sus brazos tienen la forma de dos serpientes waget coronadas cuyas grandes alas se extienden con forma protectora sobre los monogramas del rey. Las patas del trono se encuentran rematadas con espléndidas cabezas de león. El respaldo del trono (53 por 53 cm) representa una imagen encantadora de Tut Anj Amón y su esposa en una sala del palacio. La reina porta una caja de ungüentos mientras que los rayos del Sol terminan en manos que tienden a los soberanos la llave de la Vida. Las vestimentas son de plata y el fondo es de oro batido, vidrio rojo y esmalte azul con incrustaciones de cuarzo. Altura, 104 cm; anchura, 53 cm; peso, 70 kg. De oro. Dinastía XVIII.

  7)      Nos encontramos aquí ante el magnífico abanico real del faraón Tut Anj Amón. Hecho de marfil con plumas de avestruz y mango de tallo de papiro, lleva inscrito el nombre del rey dentro del cartucho real. Su forma inhabitual se debía a su función y facilitaba su manejo. El abanico se encontraba en una caja de marfil y madera en la cámara funeraria del rey, que fue abierta por Carter el 17 de Febrero de 1923 forzando la puerta sellada. Altura, 35 cm; anchura, 48 cm. Dinastía XVIII.
8)      Espléndido vaso de alabastro para ungüentos guarnecido de oro y marfil. Dos divinidades del Nilo, de pie,  sostienen los ramos que cuelgan hacia abajo. Los dioses están coronados con sus emblemas, loto y papiro, y sujetan dos finas columnas sobre las cuales reinan los waget, las serpientes reales. Dinastía XVIII.  
9)      Entre las representaciones figurativas más comunes, se encuentran las mujeres y hombres trabajando. Desde tiempo inmemoriables, y según antiguas costumbres, los sirvientes, al momento de la muerte de su jefe, eran asesinados y colocados en su tumba para que continuasen realizando su trabajo en el otro mundo. Más tarde, y con el desarrollo de la civilización humana, esa costumbre fue modificada usando pequeñas figuras de estos mismos sirvientes. Es así que consideramos estas estatuas llamadas ushapty como figuras mágicas que realizaban los trabajos que se encargan en el Más Allá.

 

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