A la izquierda la sangoma (curandera) que nos leyó el futuro en un poblado swazi. La verdad es que tenemos muy oxidado nuestro siswati y no pudimos comprender mucho de lo que nos dijo. A la derecha el paso fronterizo deSwazilandia con Sudáfrica.
     
 

Sin estar recuperados de la experiencia zulú y tras conducir unas 5 horas hacia el norte de Eshowe, nos dirigimos a Mbabane, capital del reino de Swazilandia. Uno de los países más pequeños de África, primo hermano de Sudáfrica, y tierra natal de la cultura swazi.

En Swaziland nos dispusimos a conocer la cultura swazi tan intensamente como habíamos vivido la cultura zulú. Conseguimos contactar con un servicio que nos llevaría a un poblado tradicional, pero esta vez, a pesar de visitar también la vivienda de una família swazi real, la visita fue demasiado rápida y preparada para turistas y por lo tanto no fue una experiencia tan interesante como la vivida en Zululand. Así que al revés de lo que os decía cuando hablaba de Zululand, no os recomiendo que contactéis con la gente de Swazi Trails.

   
 
Algunas fotos del ambiente hogareño de la família swazi que tuvo que soportar nuestra visita. Imagino que esa gente se sintió como yo, si me trageran a dos japoneses a casa para que me fotografiaran.
     
Harold posando con una casa tradicional swazi construída al lado del museo nacional de Lobamba.