BRUCKNER


Anton Bruckner




Presentación


Bien venido a la página de Anton Bruckner. Esta es la primera página en internet donde se habla libremente de uno de los mayores sinfonistas de toda la historia.

Lo primero que te encontrarás será una breve biografía encontrada en una de esas páginas que van a la deriba. Luego ya te adentrarás en lo que es mi pensamiento sobre este genio de Lipzig.

Podrás pillar algunas de sus músicas, pues he puesto ahí los midis que he encontrado de él. Uno de los midis es gigantesco, por lo que tendrás que hacerte de un archivo de esos "zip" para comprimir ese archivo. Ya te diré en su momento dónde está.

No aspiro a nada con esta página de Bruckner, tan sólo a darle un puesto más si es que ya no estaba en su sitio, que desde mi más humilde pensamiento creo que no. Tan sólo han pasado ciento y pocos años desde su desaparición, así que mucho no creo que se sepa.

Si quieres decirme algo o añadir alguna cosa que consideres de interés, pues me escribes, al final de esta página lo tienes todo preparado para ello.

Quirón Alvar


ÍNDICE

Segunda y Tercera Sinfonía

Cuarta y Quinta Sinfonía

Sexta y Séptima Sinfonía

Octava y Novena Sinfonía. Y Helgoland y el Te Deum


Amigos Krónidas:

Quiero dar a conocer de una vez por todas la magnífica vida y obra de uno de los composotores musicales más colosales de toda la historia sonora del mundo, Anton Bruckner. Se me ha ocurrido hacer un experimento que puede ser interesante: Este fragmento hallado en una página web de autor desconocido o al menos no he logrado ver quién la ha hecho, es digamos la manera biográfica que tienen los biógrafos ortodoxos de presentar la vida de alguien grande. Bien, yo lo que quiero hacer es respetar la verdad de una vida en su cronología y todas esas cosas, pero luego, empezaré con su vida de verdad, si, si, esa que es la fascinante, la que está fuera de toda enfermedad y toda mundanidad, de tópicos y tonterías que no son relevantes ni en lo más mínimo.

Es de todas las maneras una vida atípica y rica en vivencias, pero dejar al compositor reducido a algunas de las sinfonías que se comentan en este brevario, es dejar al personaje fuera de la verdad que le circunda.


Anton Bruckner


Anton Bruckner nació el 4 de septiembre de 1.824 en Ansfelden, cerca de Linz, y murió el 11 de octubre de 1.896 en Viena.

Recibió sus primeras enseñanzas musicales en la misma escuela de Ansfelden. Su abuelo y su padre eran maestros de escuela y, siguiendo la tradición, él también tendría que serlo. Por ello decidieron enviarlo a casa de su tío Johann Baptista Weiss, organista y maestro de Hörsching, para que ampliara y mejorara su educación. Allí fue donde Bruckner aprendió a tocar el órgano, empezó a estudiar composición y se familiarizó con la música sacra.

Pero su estancia en Hörsching se interrumpió en 1.837 debido a la enfermedad y muerte de su padre. Su familia decidió trasladarse a las afueras de Linz y él fue enviado a continuar sus estudios a la Abadía de Sankt Florian, una institución religiosa y cultural de gran prestigio.

Bruckner concluyó su aprendizaje en 1.841 y fue destinado como ayudante de maestro de escuela al pueblo de Windhaag. Pero su deseo era dedicarse a la música y la composición, y se presentó a un concurso de órgano en Linz para cubrir una plaza de maestro en la Abadía de Sankt Florián. Consiguió el puesto y la posibilidad de dedicarse por completo a la música.

Permaneció diez años en Sankt Florian, y ya en 1.855 se traslada como organista a la Catedral de Linz, después de ganar el concurso para cubrir dicha plaza.

Permaneció en Linz durante trece años, etapa en la que amplió y consolidó profundamente sus conocimientos musicales. Estudió con Simon Sechter y comenzó una gran etapa creadora. De esta época son las tentativas de buscar un estilo propio que se plasman en obras como el Cuarteto para cuerda en do menor (1.861), Obertura en sol menor (1.863), Sinfonía en fa menor (1.863), que el compositor rechazó y que en la actualidad se conoce con el sobrenombre de la "Doble Cero". Todo este esfuerzo por encontrar las vías de un lenguaje musical personal desembocan en la Sinfonía en re menor (1.863-64), que Bruckner rehizo en 1.869 y que colocó fuera de la numeración de catálogo con el añadido de "cero", y la Sinfonía nº 1 (1.865-66), que reelaboró posteriormente.

De la época de Linz la obra con más éxito fue la Misa en re menor. La crítica se mostró favorable en su primera interpretación en Linz, y tres años más tarde en Viena, donde consiguió los elogios de Eduard Hanslick, uno de los críticos más duros y prestigiosos de la época. Fue por estos años cuando Bruckner conoció también a Berlioz y Listz.

Gracias a Otto Kitzler, director del Teatro de la Opera de Linz, comenzó a conocer el lenguaje musical wagneriano, hecho revolucionario en la vida de Bruckner.

Hay dos fechas claves en su vida: la primera cuando asistió, en 1.863, a una representación de "Tannhäuser", y la segunda, en 1.865, cuando fue invitado personalmente por Wagner a Munich a la primera representación de "Tristán e Isolda". Esta sería la primera de una larga serie de contactos e invitaciones entre ambos compositores a lo largo de muchos años.

En 1.867, Bruckner sufre una crisis nerviosa. El origen de esta depresión no está claro, podría ser un exceso de trabajo en Linz o el impacto que le produjo el descubrimiento y realidad musical que el ignoraba por completo. De hecho, la enfermedad, podría haber sido la consecuencia de esa lucha por desembarazarse del lenguaje conservador de la música sacra y encontrar una nueva expresión musical de carácter sinfónico.

Una vez recuperado de su depresión nerviosa, Bruckner encontró la posibilidad de instalarse en Viena. Su maestro Simon Sechter muere el 10 de septiembre de 1.867 y deja vacante el puesto en el Conservatorio de la Sociedad de Amigos de la Música de Viena, y nadie mejor preparado que Bruckner para ocuparlo.

La llegada a Viena no pudo empezar de mejor manera: profesor de música en el Conservatorio y en la Universidad, organista de la Capilla de la Corte y reconocimiento como compositor. La relación con Wagner y la fascinación por su la escritura musical wagneriana se convertirán en el camino de la continuación entre un lenguaje musical antiguo y otro nuevo. En el último tercio del siglo XIX la música tenía dos tendencias: clásico-romántico, cuyo representante era Brahms y la línea vanguardista y neoalemana, Wagner. Bruckner se inclinó hacia este último. Las posiciones pro y antiwagnerianas permanecían en Viena irreductibles. Los estrenos de las obras de Bruckner se iban sucediendo y las criticas no eran del todo desfavorables pero pasó momentos de angustia con la interpretación de algunas de sus Sinfonías.

Su posición era inequívoca: se le consideraba representante de Wagner en Viena y esto no le favorecía. No es de extrañar que la Sinfonía nº 7 no se estrenara en esta ciudad; compuesta en el momento en que murió Wagner (febrero de 1.883), Bruckner añadió un adagio, una coda fúnebre, en homenaje al maestro recién fallecido en Venecia.

A pesar de ello siguió trabajando y cuidando en extremo el rigor de la la estructura formal de sus obras, totalmente necesario para conquistar Viena. Tras esta experiencia Bruckner regresó un tiempo a la música sacra y compuso el "Te Deum" en do mayor, captando el favor del público. Pero la gloria definitiva del público vienés se producirá con el estreno de la Sinfonía nº 8. Hugo Wolf comentó: "...un acontecimiento único en los anales de Viena...". La obra tuvo un éxito inenarrable.

Pero Bruckner se acercaba ya hacia su ocaso. En 1.890 deja las clases del Conservatorio, dos años más tarde renuncia al puesto de organista y en 1.894 deja las clases de la Universidad de Viena. Ya fatigado y enfermo, Bruckner muere a causa de una crisis fulminante de hidropesía el 11 de octubre de 1.896. Sus restos fueron enterrados en la Abadía de Sankt Florian, según dejó escrito el propio compositor.

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(Autor desconocido)

Quiero dedicar esta especie de estudio sobre el Gran Bruckner a nuestro querido amigo Data, que se a ciencia cierta que es uno de sus músicos preferidos. Y a todos vosotros en general, por supuesto, pues conozcáis o no la vida y obra de este talentoso compositor alemán, merece la pena saber de él aunque sólo sea de manera fantástica, pero real.



ANTON BRUCKNER: LA FANTASÍA REAL

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Como hemos podido ver, Bruckner nació en una fecha, y dicen que después falleció en otra. Pues no, Bruckner apareció en Arrakis por su propio deseo, como todo gran Hombre, como todo gran Genio, y después, con el pasar de los Tiempos, reencarnó, o sencillamente se transfiguró en otra cosa, en otro ser.

Lo que más llama la atención de Bruckner es su no pertenencia a ningún grupo musical, y casi diríamos que no pertenece ni a la música como se la conocía en su tiempo ni en el de ahora. Bruckner pertenece al mundo sonoro puro, un mundo donde transformar las cosas en sonidos; los espacios, los detalles, los cuadros paisajísticos que nos rodean, el propio universo de cada cual hecho música.

Algo que refuta esto que digo de no pertenecer al campo musical ortodoxo, es su creación musical fuera de todo catálogo confeccionado por alguien estudioso de su obra ni por el mismo Bruckner, esto es, no tiene ni catálogo de Opus, de Obra, ni catálogo de algún musicólogo como pudiera ser el que hizo la compilación de obras de Bach o de Mozart.

Las obras de Bruckner están tan claras que no necesitan de demasiadas referencias.

Es músico por amor, de otra manera no podría entenderse que su verdadera obra la iniciara a una edad que la humanidad al completo considera avanzada. Era la edad justa exacta y precisa que Bruckner consideraba perfecta para su creación, sobre todo la creación sinfónica, que dejándonos de historias, es la más importante.

Por su puesto que no hay que perder de vista sus misas y obras corales ni su obra de cámara, pero no es tan transcendental como lo son las once sinfonías que el genio alemán compuso para la Historia.

Quizá debería de esperar a escuchar su obra completa, pero a falta tan solo de la sinfonía Cero, la Doble Cero y la Primera, creo estar capacitado para hablar de Bruckner lo que haga falta, porque su obra es tan colosal que aunque sólo se conociera una sola de sus gigantescas sinfonías bastaría para hacer un buen trabajo sobre su obra.

Posiblemente tengan razón en señalar todos los biógrafos y estudiosillos de Bruckner cuando dicen que si no hubiera sido por los "colegas" músicos que le aconsejaban todo tipo de cosas para que rehiciera sus sinfonías, Bruckner hubiera podido componer más obras sinfónicas, pero, eso forma parte del terrible "si hubiera", que es de lo más apestoso que puede haber en tiempos pasados; si has hecho algo, apechuga con ello y aprende para la próxima vez. Estoy casi seguro que en la vida que haya decidido reencarnar Anton Bruckner tendrá muy encuenta los consejos de quienes les rodéen, sea ahora músico o investigador neuroespacial.

La suerte que yo tengo al haber escuchado casi toda la obra de Bruckner, es que no hay ninguna que me llame más la atención que otra, de esa manera no hay favorita, ni si quiera la Novena, que aun siendo colosal como la que más, forma parte de una estructura sinfónica transcendente que más vale dejarla en esa Gestalt sonora, de otra forma estaríamos violando un templo que nadie nos ha pedido que violemos.

Otro de los dichos sobre la música de Bruckner es que compuso una sola sinfonía que es muy larga, muy larga, pues todas son la misma música. Hombre, no hay que ser demasiado avispado para llegar a la conclusión de que un músico tiene su estilo, pero no creamos que todos los músicos tienen su estilo. Bruckner consiguió su estilo propio como los grandes del barroco y del clasicismo, pero no así ocurrió con otros contemporáneos que el mismo Bruckner admiraba como gran ser jovial y niño que era. Así que estamos ante un músico que lo es de verdad. No voy arremeter contra músicos que personalmente no me gustan ni me llaman la atención ni sé por qué narices son más geniales que Bruckner, entre otras cosas porque quiero hablaros de Bruckner, así, al mismo tiempo, estoy obviando a "grandes creadores", pero por propia voluntad.

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