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Harold charlando con dos chicos nepalíes que nos acompañaron y guiaron toda una tarde por los rincones menos conocidos de Katmandú y con quienes acabamos tomando un té en su casa con su familia. Estamos sentados en una encantadora plazoleta en el barrio de Paknajol.

Después de visitar Katmandú recorrimos algunas de las poblaciones del valle como: Patan, Bakthapur y el templo de Changu Narayan.

Seguidamente cogimos un autobús (o algo parecido) y nos desplazamos al parque natural de Chitwan en la región sureña del Terai conocido por la variada fauna y flora de su jungla. Allí montamos en elefante, hicimos un mini safari fotográfico por la selva, retratando rinocerontes, gacelas, monos y otros bichos mientras nos llenabamos de barro hasta el cuello.

     
Harold y SraFloyd encima del paquidermóvil, dispuestos a adentrarse en la jungla de Chitwan y acabar lleno de bichos, magulladuras y razguños. ¡A quién se le ocurre meterse en la selva en pantalones cortos!
 
     
  Caminata por el encharcado terreno selvático y posterior descanso en nuestra "habitación" en el "hotel" en el pueblo de Sauraha.

     
Uno de los impresionantes ejemplares de rinoceronte que vimos durante el paseo a lomos de elefante por la jungla. Aquí se ve tranquilito el animalito pero, al parecer, su mala leche causa siete u ocho muertos al año en Chitwan, una de sus formas de ataque predilectas es pegar mordiscos con uno de los cuales llega a arrancar hasta 5 kilos de chicha humana.  
   

  Despidiéndonos de nuestro elefante. Creo que tardaré muchos años en volver a subir a un animal como ese, y es que no es precisamente un vehículo muy cómodo que digamos.
   

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