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Un Viaje por la Europa Antigua
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No me creía yo capaz de hablar de lo que os quiero hablar, Krónidas
querdidos, pero no me queda otro remedio; me quedé extasiado la semana
pasada viajando por toda Europa. Visité diversos lugares de los países más
ocultos del viejo continente.
El tema es el de los Villancicos, pero claro, no los de pandereta y
griterío mal sonante, no, Villancicos de alta clase, con voces angelicales
y músicas que no había oído yo jamás.
El viaje es un poco trepidante, pues en cuestión de doce horas visité nada
menos que once países, muy distantes unos de otros, desde Finlandia hasta
Portugal, pasando por Chequia y Suiza.
La cosa comenzaba en Ostrava, república Checa, en sus estudios centrales de
la radio de esa ciudad. En ese fabuloso estudio sonaron Villancicos
populares de esas regiones y de las vecinas también, anónimos que podría
decirse en esta ocasión.
Las voces de los distintos coros impresionaban mucho, pues esas lenguas tan
extrañas a uno le hacen sentirse diferente, pero a la vez cómodo. Fueron
unas canciones preciosas, fuera de todo tópico navideño conocido por mi al
menos.
El siguiente destino era Colonia, allí la Filarmónica de la ciudad
interpretó Villancicos de Télemann, un músico aleman muy bien considerado
por su gran arte y prestigio. La hora entera la ocupó su música, y fue
verdaderamente colosal.
Después de esa hora me encontraba en la Iglesia de Hallgrims, en Reykjavik.
Aquí ya empezaba a ponerse la cosa tope interesante; cantos de navidad de
la época medieval de la colección de canciones de un Reverendo muy
apreciado allí, Posteisson.
Luego se interpretó música de Palestrina, Merulo y Buxtehude, o sea, un
buen ejemplo del Renacimiento europeo de la mejor calidad. También sonaron
Villancicos de alguien que jamás había oído, Bjornsson, e imagino que
absolutamente nadie, porque de Reykjavic ya me diréis quién sabe algo de
verdad. Pero estuvo muy interesante el motete que se interpretó de su
autoría.
Al rato aparecí en Kokkola, en la sala Snellman, en Finlandia, pelín de
frío por aquellos lares. Pero impresionantes músicas eh, aquí ya no sabías
qué autores eran, no me sonaban de nada, ni sus nombres ni sus músicas;
Kuula, Kaski, Madetoja, estos como músicos populares de allí, junto con el
único conocido por un servidor, Sibelius, cuya música es de lo más
misterioso y asombroso.
Después venía la moderned con Pärt, Vasks y Roman, que eso ya eran otros
cantares, nunca mejor dicho.
Plin! Y me encontraba isofacto en Hungría, en el estudio número 6 de la
radio Húngara. Emoción, amigos míos, mucha emoción, pues la cosa empezó
con canto Gregoriano de Zarewutius y de Isvantffy, imagino que autóctonos
de la ciudad, y luego sonó música de mi amado Torelli y de mi admirado
Schütz, que para pronunciarlo hay que hacer como un estornudín. Eran
músicas igualmente colosales, de una brillantez y de una delicadeza que
enmudecían al Alma más bruta.
En la Catedral de Aarhus me aburrí un poco, pues las músicas de Olesen,
Bruun, Hodkinson, y La Cour, me dejaban un poco indiferente, aunque menos
mal que después sonó la maravillosa música de Purcell, el gran Músico de la
Corona Britanica, eso si que era música, ja.
Inmediatamente puse mi atención en Oporto, Portugal, allí sonó el
Villancico más famoso de toda la historia, Adeste Fideles, que además de
llevarse la palma por su sonoridad tan fabulosa, se lleva también premio
por ser el Villancico más polémico a la hora de decir quién fue su autor.
Hace un tiempo se decía que era un canto popular, pero luego se empezaba a
saber que por medio estaba el Rey Joao IV de Portugal (perdón si no lo
escribo bien) y un gran señor inglés. Así que en definitiva la cosa sigue
sin saberse. Pero lo que sí se sabe es que ha sido el Villancico por
antonomasia más interpretado, el más vendido, éxito de ventas en todo el
Planeta.
También sonó música de Lapa y varios anónimos más, todos deliciosos.
En Varsovia ni si quiera entré al estudio de la Radio Polaca, ¿escuchar yo
a Lutoslawsky? un poco chaveta si estoy, pero para tanto no.
Por Ljubjliana también pasé a toda prisa; estrenaban una obra de un autor
moderno que no conocía su nombre ni la patrona que lo hizo salir a la luz.
Exquisita la visita a la Capilla Real de Versalles, allí pude ver a alguno
de los Músicos deleitándose con los Villancicos de Bertran, Lopez,
Casanoves y Mestres. Villancicos populares, claro está, no estamos
hablando de músicas polifónicas del copón, sino de músicas tradicionales
muy bellas.
En Londres aluciné en colores. La música se interpretaba en la Real
Academia de Música, y la gente del público cuando lo veía conveniente
acompañaba a los músicos del coro cantando ellos también, y no creáis que
desafinaban o hacían barullo, nada de eso, se compenetraban la mar de bien.
Se pudo escuchar música de diversidad Anónima, y de autores tan magníficos
como Clark, Reynolds, Smith y algunos más menos conocidos, pero de una
clase espectacular. Si algo tienen bueno los guiris es la música, qué tíos.
Y acabé mi viaje en Eslovenia, en el lugar que más me fasciné por su
música, una mezcla entre lo Medieval y la Nueva Era algo de fenómeno.
El concierto se celebró en Bratislava, en su sala de conciertos, y aquello
sonaba a las mil maravillas. Fueron interpretados una serie de Villancicos
de un tal Dubecky, que los reunió todos en un libro de cantos el Padre
Paulin Bajan en el siglo XVIII, entre ellos se encuentra otro gran éxito de
los Villancicos, el popular "Noche de Paz". Aquí no exagero nada eh,
aviso: Fue una interpretación magistral, aquello no era música, era La
Música en persona, qué maravilla, qué divino. Fue emocionante de veras.
Quedaba un último viaje qe hacer, pero pasé más de ir que de comer castañas
con tomate. Ir yo a Atlanta, vamos hombre.
Y así que fue la cosa, muy diversa y muy divertida también.
Espero os haya gustado.
Saludos rumbo a Arrakis. Imagino que mi consejero Carl habrá hecho posible
el envío de este "Sábados Musicales".
I T A I P U
La Piedra que Canta
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Trataré de hacer una síntesis entre el Misterio, la Ciencia, la Tecnología y el Arte. ¿ Que cómo es esto ? Me explicaré:
Itaipú es el nombre de una presa que se construyó hace ya unos seis o siete años, en el río Paraná, entre Brasil y Paraguay. La Orquesta Sinfónica de Atlanta encargó a un compositor neoyorkino llamado Philip Glass, que compusiera una música para inaugurar la construcción de dicha presa. Dicen que es la obra hidráulica más descomunal que se ha construído jamás y de más alta tecnología.
En la obra musical, -de estilo Minimalista,( ya tratado hace unas semanas aquí )- se conjugan todo tipo de formas orquestales y corales. Un gran coro que todo el rato acompaña a la orquesta y que canta en dos dialectos, el Guaraní y el inglés... Ah, que el inglés no es un dialecto, bueno, pues para mi si.
El caso es que en el dialecto Guaraní, Itaipú, significa " La Piedra que Canta ", con lo que la composición musical no le viene nada mal, pues dentro de lo que puedes imaginar, puede ser facilmente una gran Montaña de Piedra que está emitiendo un himno a la Madre Tierra.
¿ De dónde se puede sacar el Misterio ? Muy sencillo. Me pregunto yo qué habrá pasado durante la construcción de tan brutal presa, tan gigante y descomunal, ¿ Los espíritus de aquellas tierras estarían conformes con lo que se estaba haciendo ? ¿ Será fácil que esa obra aguante lo que tenga que aguantar ?
Yo no he visto dicha presa todavía, ni en reportajes televisivos o de prensa, ni en vivo ni en directo, con lo que me veo en la obligación de pedir información sobre el asunto, pues teniendo en cuenta que tenemos Krónidas por todas partes y en especial por aquellos lugares, estaría bien que me dijérais algo al respecto, o bien en el foro o a mi buzón particular.
Y os podréis preguntar que para qué quiero saber de esa cosa tan rara. Bueno, es que a uno le llaman muchas cosas la atención, y una de ellas es ITAIPU.
La verdad es que la Música me impresionó un montón, la llevo escuchando hace lo menos cuatro o cinco años, y jamás me he cansado. Es de una densidad, de una Magnificencia, de una Magestría, que me quedo extasiado escuchándola. Y no logro bien imaginarme una presa ni nada que tenga que ver con una obra arquitectónica. Más bien me imagino un Palacio gigantesco, con columanas que se pierden en las alturas, decorado todo con toscas piedras preciosas de todas clases, Tronos Rojos de formas inexistentes. No sé, algo muy muy fuera de lo corriente.
La Múcica de Itaipú en otras palabras es revolucionaria hasta el máximo, a mi es lo que me parece.
Consta de cuatro partes, como una sinfonía en toda regla o como el desarrollo de un río; nace en la montaña, pasa por los diferentes lugares, se ensancha y se integra en el Océano, casi sin solución de continuidad, como un río.
Así que lo que he dicho, si alguien tiene información, que me lo diga, le estaría eternamente agradecido.
Sin más, se despide de vusotros ustedes con cariño y con Amor
K O Y A A N I S Q A T S I
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Koyaanisqatsi es una obra musical que pertenece a la película de Godfrey
Reggio, un italiano documentalista de flins muy curiosos.
En el caso que nos ocupa, Koyaanisqatsi, se trata de una especie de
recorrido desde la tranquilidad de la tierra y su entorno embellecido, a la
vida fuera de control que ha fabricado el ser humano a su alrededor.
"Vida fuera de control" o de "balance" -depende de cómo se quiera traducir
del dialecto inglé- es lo que significa Koyaanisqatsi en el habla de los
Hopi, una de las pocas tribus que aún hoy existen en los EEUU después de la
masacre que llevaron a cabo los yanquis.
La música de esta impresionante película-documental puede trastornar a más
de uno, pero lo que es incriticable es su genialidad, su portento y su
audacia.
Las imágenes y la música van a la par, con una sincronicidad apabullante,
ni Jung se podría imaginar que tal hecho se pudiera dar nunca en su teoría
de la misma.
El documento sonoro-visual comienza lento, muy pausado: Un Órgano hace
sonar las primeras notas, o sonidos, porque no es algo académico en absoluto.
Una voz muy grave se escucha en la lejanía del espacio donde todo se
desarrolla, la voz repite incesantemente el título de la obra:
K o y a a n i s q a t s i
Una y otra vez, una y otra vez esa extraña palabra sale de las cuerdas
bocales de tan grave voz.
Todo empieza a cambiar y a tornarse en algo ya más rápido, más abismal.
Formaciones de nubes, amaneceres y anocheceres en tan sólo unos segundos,
rápidos de ríos a velocidad vertiginosa. Montañas con formas que tan sólo
las manos de un Dios en su profundo sueño podría crear. Y un sin fin de
imágenes que a veces la naturaleza en un portentoso delirio de creación
nos lo muestra como forma de algo inteligente.
De pronto todo se transforma, de súbito los colores casi desaparecen, casi
se hacen desagradables. Las imágenes de la naturaleza se mezclan con la de
los seres humanos que todo lo pueblan a la fuerza y van dejando su señal
allí por donde pasan. Esto va creciendo en imágenes aún más inarmónicas y
la música se hace cada vez más explosiva.
El Órgano de templos quedó ya muy atrás, las tonalidades que ahora suenan
no tienen nombre, no pueden tenerlo, son demasiado atrevidas, demasiado
fugaces.
Gente, coches, el descontrol armamentístico, el pasar inmóvil de los días
sin que nada se modifique a evolución; locos, casas construidas para luego
ser demolidas sin haberlas habitado nadie...Descontrol!!
Es arrebatador a más no poder; te llega a causar tal sensación de vértigo
que te empizas a hacer preguntas muy serias al respecto de la dirección que
está tomando la gente en el planeta, y eso que la mayoría de las imágenes
en donde sale la gente están tomadas de la ciudad de Nueva York.
Todo acaba con el mayor invento del "hombre" hecho añicos; "el
transbordador espacial Columbia", que despega como un torbellino y a la
nada de entrar en contacto con el aire explota, esa imagen se encadena con
la música, una música que vuelve a ser lenta, muy lenta, llega a ser densa,
a poderse tocar con el alma, una música que pesa. Las voces que cantan en
ese momento lo hacen en ese habla de los indios Hopi. El texto viene a
decir que algún día del cielo lloverá fuego, para que así todo se
normalice, y así el hombre blanco se comporte de otra manera y respete a la
naturaleza y la sepa utilizar bien, para que así todos los seres que
habitan Arrakis estén en perfecta Armonía con el entorno.
Si habéis visto el documento, sabréis de lo que hablo, pero tranquilos,
que no voy a preguntar nada, porque tengo un éxito con mis consultas a
título abierto, que me caígo pá trás cada vez que las hago.
K o y a a n i s q a t s i
P O W A A T Q A T S I
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Esto ya es un juego que me he montado yo mismo para mi deleite y disfrute,
que es como tienen que hacerse ser las cosas.
Aunque me pregunto una cosa: ¿Qué sentido tiene hablar de una música que
nadie tiene ni pajolera idea y menos del que la hace? Que posiblemente no
tenga importancia, pero si por ahí se oye "hay que escuchar la música de
nuestro tiempo" digo yo que habrá que llevarlo a la práctica.
Es una especie de reto histórico que no me llevará a ningún lado, pero que
no ocurre nada por hacerlo. Aunque luego puede haber sorpresas y los que
escriban sobre éste músico en el siglo veintitrés por poner uno, ya se ha
dicho todo sobre él, quien lo sabe.
También me refiero a juego, porque Powaatqatsi es otra película-reportaje,
-como Koyaanisqatsi- pero en este caso no he visto la película, sólo he
escuchado hasta la saciedad su banda sonora, que fue pedida a Philip Glass
por el mismo director -Godfrei Reggio- que la otra película mencionada.
La música comienza con el coro de unos niños que cantan en mitad español,
mitad brasileño. La instrumentación es una percusión casi salvaje a base de
grandes tambores y el sonido de un yunque amartilleado, al mismo tiempo que
silbatos y otros instrumentos de percusión y de viento hacen su labor.
Dicho así pareciera que estamos hablando de una especie de ritual o de paso
de carnaval en Río de Janeiro, pero por lo poco que me han contado de la
película éste principio sonoro que os comento está acompañado de imágenes
de una mina de piedras preciosas gigantesca llena de obreros trabajando en
ella. A parte la música está ordenada, quiero decir, no es una locura de
caos y delirio tonto.
La música de Glass no es locura modernista, simplemente es minimalismo
sincrónico y a la vez crónico, pues en ninguna de sus composiciones
abandona su estilo.
En la escena comentada antes, sería interesante observar la mezcla hecha:
Los niños cantando y los obreros trabajando; los niños cantan al Sol y a la
Naturaleza y los obreros se sienten mal, se sienten explotados en esa
oscuridad cavernaria de la mina. Mundos diferentes separados por una sóla
cosa, la mente.
Después de esa escena que más o menos he logrado visualizar con la
imaginación, vienen una montonera de ellas, todas muy distantes y muy
diversas. El film es más largo que el otro de Koyaanisqatsi, y la música
también varía lo suyo; muchos mestizajes, culturas y etnias van pasando por
delante de nuestros oídos: Árabe, Amerindia, China, Africana, en fin, el
mundo Arrakis en torno a la sonoridad de los diversos pueblos.
Hay un momento en que la música se enfurece y los tambores rugen con
energía y se encadenan las escenas, (en la mente,claro) y no sabes si lo
que suena es la modulación de las culturas o es la mismísima Arrakis que
enfurece cono una bestia acosada.
El Tren.
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La furia de los tambores se mezcla enseguida con la calma, que da paso a
un tren a vapor que se dirige al Cairo, mucho calor por lo tanto y mucha
emoción al mismo tiempo; pitos, maracas y otras percusiones varias para
celebrar la llegada, y no es salsa o merengue, no, es otra cosa, es un
palpitar de gargantas sin voz, es muchas vidas en una diversidad de sonidos.
Y entonces se llega al centro mismo del Cairo, a la hora del rezo. Esa voz
contenida antes entra en erupción: Silencio en la ciudad, silencio en el
mercado. La voz lo inunda todo; un silbido de civilización moderna quiere
pronunciarse, pero no llega.
Otra civilización, la antigua, la de siempre, grita mudamente, pero ningún
oído está presenciándolo. Otros tambores, éstos más hondos, más quedos,
resuenan en almas lejanas y vivientes.
La música concluye, las imágenes imaginarias acompañan ese final y ahora
las voces de los niños de antes se juntan con la voz grave y elocuente de
Koyaanisqatsi, elevan su canto en tono tranquilo y a la vez danzable, de un
posible mundo mejor, un mundo donde no hay razas ni colores, ni tontos ni
listos, simplemente personas trabajando la Vida para hacerla constante de
creaciones armónicas e inteligentes, reales y perceptibles.
Powaatqatsi !!!
Quirón Alvar
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