En nuestra naturaleza está el instinto de la supervivencia; por lo tanto, también el de comer, beber,
y, por supuesto, fornicar, para conservarnos como especie. Hoy en día después de miles de años de evolución y prácticas, elaboramos
comidas y bebidas exquisitas, y en nuestros platos jamás cae un muslo de pollo crudo. Del mismo modo, para protegernos, el
instinto de supervivencia nos ha hecho desarrollar sistemas de seguridad que son capaces de reconocer al enemigo hasta por
una mancha en el iris. La inteligencia humana ha sofisticado al instinto. ¿Cómo iba a dejar de hacerlo con el sexo? Así, en
el 2003 ya no copulamos, ni cogemos. Hoy hacemos el amor y ya nadie se conforma con el salto del tigre. Pero igual preparar
un soufflé tiene una complejidad mayor que comerse un pájaro crudo, el erotismo resulta más complejo que "tener hoy un acostón
y mañana me voy a una tribu". Para poder adentrarnos más en lo que es una teoría acerca de la sexualidad se tiene que analizar
los siguientes puntos:
En el libro de Antonio Marina reproduce un chiste en el que aparecía una pancarta con el siguiente rótulo:
¡Queremos el amor libre, el sexo múltiple, el derecho al aborto, o alguien que nos quiera!" Para el filósofo, todo el bombardeo
sexual al que nos somete la publicidad, por ejemplo, está muy lejos de lo que realmente buscamos como seres humanos, que es
la serenidad y el amor.
PREGUNTA AL LECTOR: ¿Dices sexo cuando quieres decir amor?
En el cortejo, una de las razones de las que las parejas fracasen es que la época del noviazgo es absolutamente
falsa, una etapa en la que todo el mundo finge ser lo que el otro quiere ser. Por ejemplo, el hombre desarrolla una locuacidad
que después desaparece, y ambos sexos dejan de cuidar su aspecto, digo algo más notable en las mujeres.
PREGUNTA AL LECTOR: En los comienzos de tu relación, ¿tu pareja parecía otra? ¿Qué características
desaparecieron?
¿Ha existido o existe algún paraíso de sexo libre?, se pregunta Marina en su libro, y explica que, para
Occidente, Polinesia era el ejemplo más claro de libertad sexual, de ausencia de represiones, de jardín sin cercas. Esta imagen
mítica nació a partir de 1768, fecha de la expedición de Bouganville o Tahití. Al regresar sus cronistas contaron que las
muchachas se ofrecían voluntariamente a los marineros. Parece que la conducta de las muchachas que alegraron la vida de la
expedición de Bouganville no era libertina. Esas jóvenes actuaban bajo las órdenes de los adultos, jefes y sacerdotes. Su
finalidad era agasajar a los enviados de Dios creador y apropiarse de sus poderes consiguiendo que fecundaran a las muchachas.
PREGUNTA AL LECTOR: ¿Crees que aún puede crearse un paraíso sexual?
Según José Antonio Marina, hay dos modelos de erotismo: uno para avivar el deseo, "le da igual usar el
porno que recurrir a una pastilla. Es instrumental y puede ser solitario y el otro se integra en la misma actividad amorosa,
una concentración en la relación de mi cuerpo con el cuerpo de otra persona, un prólogo sensual al placer genital. La caricia,
por ejemplo, es un desvelamiento simultáneo del cuerpo que acaricia y del acariciado, pero se puede acariciar un sexo o a
una persona".
PREGUNTA AL LECTOR: ¿Disfrutas en la cama aunque no haya orgasmo?
Marina explica que no se conoce ninguna sociedad humana sin pareja matrimonial estable. De 849 sociedades
estudiadas por P.M. Murdock (1967), 708, es decir 83.5% permiten la poligamia; sólo 137 (16%) son monógamas por ley, y cuatro
son poliándricas. Pero esto tiene truco: los matrimonios ocasionalmente polígamos, son, en efecto, 2.5 veces más numerosas
que los habitualmente polígamos. Es decir que incluso en las sociedades polígamas, los varones están casados casi siempre
con una sola mujer. Entre los bosquimanos, los matrimonios polígamos supone como máximo 5%, y se trata generalmente de matrimonios
asistenciales: un hombre ha de tomar por esposa a la viuda de su hermano. En Occidente inventamos el modelo de la monogamia
sucesiva (divorcio y nuevo matrimonio).
PREGUNTA AL LECTOR: ¿Existe alguna ventaja en la fidelidad?
Para ilustrar lo turbadora que es la presencia de la mujer para el hombre, Marina recoge un cuento del
escritor español José María Pemán: "El último deseo de un lego que había vivido desde niño en estricta clausura fue: 'Antes
de morir, me gustaría ver una mujer y un tranvía'. De ambos había oído cosas maravillosas. De la mujer, su turbador aspecto.
Del tranvía, su fuerza. Como el abad no podía llevar un tranvía a la celda, le llevó una mujer. Convenció a doña Purificación,
una oronda y devota señora, para que saludara al moribundo. Así lo hizo, y cuando después de despedirla, el abad volvió a
preguntar al hermano su opinión, le encontró sonriente y agradecido: 'Gracias padre, ya no me moriré sin haber visto un tranvía'
".
PREGUNTA AL LECTOR: ¿La presencia de una persona del otro sexo puede ser tan turbadora que desestabilice
tu vida?
Todas las sociedades humanas han establecido normas de comportamiento que se imponen como obligatoria,
y la sexualidad es uno de los asuntos universalmente regulados. Sin embargo, como el filósofo expone en su libro, las normas
cambian en las distintas épocas y culturas. Se cuenta que, en la década de 1950, una mujer casada se quejó ante un tribunal
de Ndola Urban, en Zambia, de que su marido era un pervertido sexual. Temía incluso que sus extrañas prácticas sexuales pudieran
ser un método para echarle un embrujo. Resultó que las perversiones del marido consistían en que había tratado de besar y
chupar los pechos de su esposa, antes de la relación sexual. Los ancianos del tribunal convinieron en que esta era una conducta
inaudita e intolerable, y dispusieron que debían proteger a la mujer de los placeres antinaturales de su marido. Según la
historiadora Anne- Marie Sohn, una sentencia de la Corte de Casación de París, en 1881, consideraba que el beso profundo,
incluso en privado, era un crimen contra el pudor.
PREGUNTA AL LECTOR: ¿Qué límites tiene el sexo?
El amor sexual es universal -explica Marina- desde los zulúes del extremo sur de África hasta los esquimales
del norte de Alaska experimentan pensamientos, emociones y acciones amorosas, en una investigación sobre 168 culturas, el
antropólgo William Jakowiak halló pruebas de la presencia del amor en 90%. Pero el filósofo añade que este "erotismo amoroso"
es una invención de la mujer, en la que últimamente participa el hombre. Ambos encuentran en ese modelo la felicidad de la
pareja. Ahora el nuevo modelo de varón recibe el consejo de desarrollar su lado femenino, de aparecer más vulnerable, y de
aprender a expresar sus emociones. Muchos hombres han intentado satisfacer estas expectativas, cambiar el modelo duro de la
masculinidad, el hard man, por un modelo suave, soft man. Pero sin acabar de creerselo, pensando que en el fondo
que, a pesar de sus afirmaciones, a las mujeres solo les gustan los hombres sensibles para poder hablar con ellos de lo mal
que les va con los hombres duros.
PREGUNTA AL LECTOR: ¿Disfrutas de la ternura del sexo? ¿O te parece algo prescindible?