Rubia por la mañana, roja de sol; morena: pie, cintura, cadera... Bajo tu sombra larga cobijas las fatigas de tu indios. Su carga la de todos los hombres con su costal de pena. Viene el rayo encendido. Se acabó la serena mansedumbre del monte temblando en la descarga. El relámpago alumbra tu vientre con la amarga dentellada furiosa. De tu cosecha buena un pajizal sin fruto. Por el maizal dorado el miedo trotamundo: paisaje desolado; por tu entraña tan rota va el cuchillo de río. (Estebanico, ¿dónde se quedó nuestro canto?) Pueblo bárbaro, sueñas, esperas tanto! por tu gloria y tus mieses, puúado de vacío.