6-12-99
"Cada Día una Música" Ciclo: Mozart I
Bueno, mis Amados Hijos del Tiempo y Fuera del Tiempo, esta
semana vamos a comenzar con un Ciclo de los que se esperan,
porque como Mozart pocas cosas; sí, ya se sabe que casi es un
Tópico, pero eso, en todo caso un Tópico con Mayúsculas.
Sirva este primer capítulo para explicar un doble sentido de esta Serie: Por desgracia Mozart se hizo "famoso" a causa de un insulto convertido en "película", en aquél bodrio infame titulado "Amadeus", una burla descarada sacada de una insolente obra de teatro de no sé qué subnormal. El caso es que encima la película gustó.
Yo cuando la vi me quedé perplejo; solo conocía la Música de Mozart por las causas naturales de escucharlo en las emisiones de la radio clásica enchufada las veinticuatro horas del día desde que era prepequeño hasta que fui siendo pequeño y luego un poco menos pequeño. Son gloriosos Accidentes acústicos que te acompañan sin tú quererlo. Luego llegó la película y no entendí nada. Más tarde descubrí al Verdadero Mozart, cuyas páginas sonoras son de tal Trascendencia que de risitas y de tonterías NADA.
Lo podemos comprobar en esta Maravilla que Suena al compás de varios Universos en Danza: Es el Adagio, -el movimiento lento-, del Concierto para Clarinete y Orquesta Número Dos. Debería de ir más lento, pero bueno, es una muestra bastante Fiel del Original.
No nos adentraremos en la Cronología de su obra, ni destacaremos las Obras más importantes ni nada de eso; hay cientos de biografías y de publicaciones hablando de su Figura; unas más pedantes, otras menos. Tan solo escucharemos su Música, quizá la más Calma, la que refleje ese otro Lado de un Espíritu que vivió todo tan deprisa que el mismísimo Tiempo se quedó sorprendido.
Solo aspiraremos a Alegrar a un Espíritu que vivió atormentado por la siempre idiota incomprensión de los habitantes de aquel sórdido tiempo; siglo dieciocho.
Que a partir de este momento resida en Vuestra Alma, este Ser Musical que será Inmortal por los eones de los eones.
Un abrazo
Reencontrado.
Quirón Alvar.
7-12-99
Capítulo II
Para escuchar la Música del
capítulo.
Siempre es bueno, amigos Krónidas, descubrir cosas nuevas en los
Autores más consagrados.
Esto de hoy pertenece al Concierto para Flauta, -no sé qué número-, del movimiento segundo, Adagio, como ayer del Concierto para Clarinete.
La diferencia es clara; de estilo no; el Estilo de Mozart es el Estilo de un Dios que se recrea en la Maravilla de lo Maravilloso, en la Elegancia de lo que ya es Elegante.
Pero la diferencia sí es clara, no solo de melodías y de instrumento, claro, sino que, y es importante, _lo que nos dice_; nos está contando otras cosas. Como Bien saben muchos que saben Escuchar la Música, es un Lenguaje; no dirá las cosas iguales para todos, pero por regla General, SÍ.
Aquí nos habla de Belleza, como siempre, pero de un Modo más reafirmado, con una Huella más Nítida y Especial.
Qué leches, Todos los Grandes Señores de la Música hablan de Belleza hasta cuando hacen cosas raras.
Nunca antes había escuchado esta Magnificencia; es todo un Alimento para el Espíritu.
Gracias, Amado
Mozart.
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8-12-99
Capítulo III
Para escuchar la Música del capítulo.
Pues no sé, mis queridos Amigos Krónidas, pero tendría aquí
el Amigo Mozart
tres años cuando compuso esta Obra ;)
Lo digo en broma. Pero debía de ser un pequeñajo de lo más
alucinante, pues
para hacer esto a la poquísima niñez que tendría, hay que ser
Alucinante uno
mismo.
Se trata de la Primera Sinfonía, el Primer Movimiento. Es
cortito, pero nos
da una idea de lo que era ya capaz de Hacer el Grandísimo
Mozart.
Y es que cuando uno ES lo que ES, lo ES desde el principio, no
hay que
esperar años y años y venga más años, porque si acaso llega,
¿qué es con lo
que se encuentra el indivíduo que sea??? Con algo tan falso y
tan plasticoso
que no tiene consistencia alguna.
Hasta los Músicos más tardíos han hecho Música aunque solo
fuera en la
Mente; nada menos: en la Mente es donde se engendran todas las
ideas y todos
los proyectos, luego solo hay que dar vía libre a la
Realización.
Me estaba acordando de Bruckner, para variar, que hizo su Primera
Sinfonía
allá cuando tenía cuarenta tacos. Que es lo mismo, y además
cuando hablamos
de Inmortales más todavía; pero si se quieren todo tipo de
detalles, ahí están.
En el caso de Mozart estamos hablando de Alguien que vino
directamente de la
Música. En alguno de los Guiños Gloriosos de Zedfank estaría
Escrito que un
Dios llegaría para Realizar la Obra de poner Color a cada Sonido
de la Vida,
y ese, uno de ellos, fue Mozart.
Tampoco antes había escuchado ningún fragmento de la Primera
Sinfonía de
Mozart; la verdad, ¡qué grande es esto de los midis!!
Que os impacte como a mí y os de Energías Renovadas en momentos
de esos
antipáticos. Contra la apatía, desde luego, MOZART!!
Un Abrazo Sinfónico.
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9-12-99
Capítulo IV
Para escuchar la Música del capítulo.
Un Adagio,
queridos Krónidas, aunque parezca que siempre ha de ser algo
tranquilo y modoso, ¡falso! Un Adagio tiene esa mezcla de la
Pasión con la
Tranquilidad de quien se sabe Dueño y Señor de las Cosas, las
que sean, no
me atrevo a decir cuales, si las de los Mundos de Atracción
Sonora, o las de
cualquier otra fundamental para la Vida del Alma.
Casi ni escucho la melodía; pero me la sé; me la sé porque a
Mozart lo llevo
dentro, por eso quizá no lo he escuchado mucho. Es como muchos
otros
autores, que los conocemos de antes, pero incluso de antes de que
existieran
en su existencia temporal; fuera del tiempo, se perciben otras
cosas, se
atisban llegadas de lo que parece que no es, pero ES.
Mozart, si tuviera tiempo, sería una fuente inagotable de
Filosofía de la
Vida Grande, sí, de la de Tiuz que se sonríe por encima de todo
bien y todo
mal.
Un Creador debe de estar en esa posición, en esa Postura
Maginificiente,
porque sino, cae, se arrastra e implora; y de eso nada; en todo
caso, que
sea hasta el vulgo aristócrata del tiempo que sea los que lo
hagan. Los
Aristócratas deben de serlo -Magnicficientes- de Espíritu,
luego ya vendrán
las riquezas Fácticas. Vamos, hombre.
Ah, sí, que esto es el Adagio de la Segunda Sonata para Piano.
Es elegante,
es verdadera, es Pura Energía.
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10-12-99
Capítulo V
Para escuchar la Música del capítulo.
Es Fabuloso poder
irse de un lado a otro de la Historia Musical de un Autor.
En el caso que nos ocupa, Mozart, es aún más glorioso.
El otro día escuchábamos un movimiento de Su Primera Sinfonía;
Hoy,
escuchamos el segundo movimiento, Andante, creo, de su Última
Sinfonía, la
Más Grande, pero que conste que no por ser la Última, sino
porque lo ES; la
podría haber escrito en cualquier otro momento, coincidió al
final de Su
corta Vida.
Una Sinfonía por otro lado que solo escuchó en su Corazón, en
su Alma y en
su Espíritu, nada más; no la pudo llevar a cabo en vida. Y es
que al
sentirse Absolutamente Libre su Ser comprendió que no tenía
nada que perder,
pero SÍ mucho que Ganar; Ganar al Tiempo, Ganar al Destino, a la
Historia y
a las habladurías.
NADIE en su sano juicio, después de escuchar esta Sinfonía en
su totalidad o
alguno de sus Movimientos, podrá decir nunca que Mozart se
divirtió y ya
está con la Música que Hizo; que también, pues cuando uno Hace
y se
Divierte, Divirtiéndose Inteligentemente y Sabiamente, ¡qué
mejor que mejor!!
Esta Obra Maestra donde las haya, pone en evidencia todas esas
cosas del
solo practicar de Mozart como masón o francmasón o como se
diga; no creo,
sinceramente, que a Mozart se le pudiera encasillar en alguna
Religión,
Pensamiento, Doctrina o Filosofía, ¡¡si no hubo tiempo!!
Además las
referencias a distintas Teosofías, a distintas Estéticas
Místicas o de
Pensamiento, se desglosan y se pueden ver en la Práctica en
distintas obras,
no creo que solo en "La Flauta Mágica"; (tampoco vamos
a hacer un estudio ni
tan si quiera "profundo" sobre los temas Míticos o no
Míticos al respecto)
esta Sinfonía fue Subtitulada como Júpiter por el propio Autor.
Es solo un mero detalle, pero Grande si se piensa en todo lo que
supone
poner ese Nombre a una Sinfonía.
Es una Música Triunfal, Victoriosa, Elegante, Brillante,
Perfecta, es la
Música Misma, sin más.
Disfrutarla como ninguna, por favor.
Un abrazo, ¡¡Por Zeus!!
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11-12-99
Capítulo VI
Para escuchar la Música del capítulo.
Si en el Sexto Día de Mozart no iban a sonar estas Músicas que
llegan hasta
al mismísimo Espíritu de Todas las Cosas, a ese Númen del que
hablamos,
soñamos y sentimos, entonces es que se nos iba a pasar la
Esencia de lo que
fue, de lo que es y será la Gran Figura de Mozart.
Ya habré dicho ni se sabe la de cosas sobre este Glorioso
Momento del
Réquiem, pero nunca habíamos escuchado Dos Partes de esta Obra
Grandiosa;
esto es, el Confutatis, y luego ya sí, el Lacrimosa; Dos
Momentos Puros del
Mozart más expuesto a la Vida de la Música; dos últimos
Momentos que los
entregó en pleno a la Reencarnación inminente (Muerte) aunque
ya sea algo
típico decirlo, pues cierto era que Mozart estaba Enamorado,
locamente
Enamorado de Amentet, como es de imaginar; Mozart no iba a morir
de
cualquier manera si es que eso debe de decirse así; morir.
Y no demos ya más vueltas a lo de la fosa común, porque es de
tal vileza que
hubiera puercos seres humanos así, que es mejor eso, Idealizar
hasta la
Muerte de Mozart; por eso se Enamora de Amentet, porque en ese
pútrido mundo
humano no había uno solo que mereciera su Amor.
Ya sé que es triste, pero más triste es tener en el alma ese
recuerdo; tener
en el alma ese presagio de que grandes personas desaparezcan en
la
inmundicia humana, sin que se le tenga en un Lugar Sagrado
Meritorio.
Pero ya no ocurrirá, allí donde se encuentre entre nosotros el
Espíritu
Renovado de Mozart, ya no sufrirá ese escarnio brutal del
pisotón baboso del
mono loco; está entre nosotros, los Tiuz que Amamos por encima
de todas las
cosas la Belleza y la Armonía de las Cosas que hay por sobre
todo el Imperio.
Para escuchar estos midis inexados en el ZIP, una vez abierto
este, se
escucha primero el CONFUTATIS, y luego el LACRIMOSA, aunque,
evidentemente,
el Orden de los Factores no altera para nada el Producto.
Y mientras deslizaba su Arco por el Maderoso Instrumento,
una Fina Lluvia de Dioses se disipó ante
la Ventana que eran sus Ojos,
unos Ojos que veían más allá del mundo,
Ojos que dejaban ver la Alegría encerrada
para un Mundo Futuro,
de Dioses que al son de sus latidos
de corazones Kristalinos
entonaran los Himnos de todos los Tronos,
de todos los Pedestales Vacíos,
Llenos de Admiración y de Gloria.
No perdí Nada,
Viví para dejar esta Música,
para ofrecer mi Ofrenda
a los que me Amarán en el más extremo
de todos los Futuros,
en el más Plácido de los
Presentes Perfectos,
Eternos.
Un Abrazo de Alma.
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12-12-99
Capítulo VII
Para escuchar la Música del capítulo.
Lo normal, amigos queridos y además Krónidas, es escuchar de
Mozart sus
conciertos para piano números 21 y 25; rara vez el 18 y ya para
especialistas algunos de los que llegan hasta el 11; pero de este
número a
uno menor no sé qué ocurre, si a uno se le caen las orejas o
qué, no se
escucha nada.
Nosotros, para ir a la Preciosa Contracorriente, escucharemos un
fragmento,
el Primer Movimiento, del Concierto para Piano Número Cinco, no
por nada,
sino porque sí, como si hubiéramos elegido el Cuarto, qué más
dá? Soy de los
Fundamentalistas Musicales que piensa que cualquiera de las
Creaciones de
los Grandes es escuchable, sea una sonata, un divertimento o una
nominación
de las muchas que hay de clases de Música.
O sea, y dicho eso así de tajante, debe de pensarse que si uno
acepta a los
Grandes, del pasado y de cualquiera de los tiempos, como tales
Grandes, se
le está poniendo en la cota más alta, y todo aquello que esté
por debajo, NO
VALE. No entiendo en absoluto a esos "maestros" de las
"grandes orquestas"
que son capaces de interpretar una Obra de por ejemplo, Mozart, y
a renglón
seguido una ruidosada dodecafonera de cualquiera de los dementes
del
siglucho muerto veinte. Debería de tener una pena hacer tales
cosas.
Creemos que en esa fantochada, que en esa "tolerancia"
falsa como la
falsedad, está el secreto del "todo vale". Menos mal
que eso NO es así ni de
broma, por mucho que sean miles de bocas que lo dicen; UNA como
mucho y sucia.
Lo Altivo lleva a lo Altivo, nunca se suben escaleras y luego se
bajan sin
ton ni son; hay que ascender ascendiendo y sin mirar atrás.
Mozart subió, subió y subió, y no hay dios viviente que lo
pueda parar,
porque después de su Música, quedó el Placer de poder Pensar,
de poder
abstraerse, de poder devanear con el mayor de los Gustos.
Ha sido un Verdadero Placer, Amigo Mozart, haberte conocido
aunque sea un
poquitillo más, de manera muy concreta, quizá algo desordenada,
pero
Profunda, eso sí, como de ninguna de otra forma.
Sea este pues el Fin de una Historia que, una vez más, vuelve a
Renacer,
pues no será esta la últma vez que escuchemos a este Gran Genio
de Genios.
Un abrazo Mozartiano.
Quirón