Y en la sala nadie hacía caso, todos los agregados a la Cumbre de Nuevas
Ciudades estaban ocupados con asuntos personales, puesto que la comida ya
había terminado y no era cuestión de ponerse a pensar después de tan
fatigosa actividad de engullir y engullir. Pero el portavoz de la Mesa
Grande insistió.
-- Bueno, pues se ha acabado la gracia, como no me escuche nadie empiezo a
desintegrarles como está mandado, hombreeee.
El silencio se hizo como se hace el silencio en un pozo cuando hay una
rana cantando y de repente se calla.
-- Eso es, muchas gracias. Después de esta gran comilona que a ustedes ha
tenido tan ocupados, llega el momento de ponerse manos a la obra y pensar
en el proyecto de Tructuctru. Varios aliados de la Zona Periférica están
dispuestos a poner de su parte, pero nosotros también hemos de hacer algo.
-- Todavía no se nos ha especificado de qué se trata el proyecto
Tructuctru, deberíamos saber antes dónde nos vamos a meter.
Dijo un pazguato con cara de almendra seca.
-- Es un proyecto que lo llevamos barajando desde hace mucho tiempo, y por
lo tanto ya lo hemos discutido en diversas ocasiones, pero es evidente que
con gente como usted no hay proyecto que valga. Bueno, bien, prosigamos:
"Los de la Zona Periférica están dispuestos a hacer una ciudad de tercer
mundo de pura calidad, pero calidad, calidad, nada de actores que fingen
que tienen hambre o enfermedades, como ocurre en Lejórivo, no, en
Tructuctru habrá mendigos mendigos, y gente con las peores enfermedades que
uno se pueda echar a la cara, y niños mutilados, y falta de alimentos las
veinticuatro horas del día, porque claro, luego pasa lo que en Satisacro,
que a la tarde aparecen mujeres muy tristes y apenadas con sacos llenos de
pan duro, pues no, eso no ocurrirá en Tructuctru, habrá hambre y en serio.
"Evidentemente las calles de Trutuctru estarán siempre de obras y por la
calzada habrá todo el tiempo coches y más coches. Las fábricas echarán por
sus grandes chimeneas toneladas y toneladas de ácido maleático y
estertorático, para así provocar cada dos por tres lluvias ácidas que harán
de sus gentes la mejor ciudad de tercer mundo que nunca haya existido.
"También pondremos servicios públicos de todo tipo y que todos estén
desbaratados siempre; el servicio de transportes en huelga todos los días,
los servicios de limpieza ídem de los mismo, por su puesto no habrá
alcantarillado, eso sería poner mejoras y no se trata de eso. Y como punto
final los hospitales y centros de salud estarán dirigidos por incompetentes
y matasanos; enfermeras en su mayoría, de esa manera la desatención al
público será mayor y de peor calidad.
"Señores, con este proyecto superaremos las carencias de las ciudades más
tercermundistas que haya en el Tercermundo, y es probable que de ésta
manera nos pongamos en el sexto o séptimo mundo, cosa que nos alegraría
mucho pues el premio nos lo llevaríamos nosotros.
Los agregados aplaudieron a rabiar hasta hacerse sangre en las manos.
(Tructuctru está en cada ciudad que existe en Arrakis ahora mismo, los
diseñadores son las mismísimas gentes con ayuda de los gobiernos de toda
clase y mandatarios de toda índole, y hasta en la ciudad más prestigiosa y
más moderna, más rica y más limpia, hay Tructucturianos por todas las
esquinas).-- Señores, señores, prestenme atención por favor.
Odesbueis pertenece a uno de esos lugares imaginarios que hay que inventar
para que uno se sienta mejor, a parte de que por su puesto que existe, no
sé en qué constelación, en qué galaxia, pero está, eso es así de cierto.
Uno de esos ámbitos en los que uno puede esplayarse en imaginar historias
extrañas, bien sea en forma de cuento bello y hermoso, o bien en forma de
cuento de horror, terror y pánico, es el metropolitano; creo entonces que
es mejor lo segundo, o sea, horror y tetricismo.
No es que a mí la oscuridad mala, fría y lúgubre me llame la atención,
simplemente es que me fascina pensar lo que pudiera ocurrir en ciertas
circunstancias que pudieran ser normales.
En toda gran ciudad existe una cosa que se llama "metro", que no es de
medir precisamente, es un medio de transporte muy cómodo que te pone en el
lugar de la ciudad que sea en un momento. Cierto es que sólo es cómodo
cuando hay poca gente, porque cuando hay una barahúnda de gentío es
verdaderamente lúgubre y tedioso y de todo lo malo que uno pueda imaginar.
Desde siempre el metro me ha infundido un terror muy notable, que aún hoy
me dura, y cuando tengo que utilizarlo me da cierto reparo; es ver la
monstruosidad de la gente en plenísimo directo; todo tipo de seres
subnaturales recorren los pasillos, andenes y demás recobecos del suburbano.
Es posible que si ese medio de transporte estuviera sobre el suelo, o sea,
una especie de tren ciudadano, o ese metro que se ve por Japón que va por
el aire en un sólo raíl, la cosa perdería tetricismo y lo oscuro que por
lógica tiene el que esté bajo tierra.
Una de las primeras gordas historietas que me dio por escribir empezaba en
el metro; "El hombre que tenía 10 cerebros" Así, con ese título tan largo
daba comienzo lo que iba a ser el fin del mundo, de nuevo. Y es que ese
hombre que tenía 10 cerebros estaba cansado de soportar a la gente, así que
un día se monta en el metro y decide que ha llegado el fin del mundo
humano, porque sí, porque ya está bien de hacer tánto el tonto y no hacer
nada constructivo. Por aquella época todavía no estaba yo muy seguro de si
acabar con el planeta o no, así que el hombre ese decidió que no acabaría
con el mundo, pero sí montaría una buena bronca para dejarlo todo patas
arriba.
La verdad es que es una de esas historietas que escribes y que con el
tiempo te da mucha vergüenza echarle una ojeada; y es que el pasado apesta
un poquito, sobre todo si no te ha gustado ese pasado.
De todos modos el suburbano tiene algo de horripilante; nunca se podría
imaginar uno que la especie humana pudiera acabar en un invento tan
masificador, ni los animales de granja se dejan apiñar tánto como hace el
humano en los medios de transporte. Y es que incluso hay gente que disfruta
en ese horror del roce con otros cuerpos que al mismo tiempo están siendo
rozados por otros y por otros; aplastados. Sencillamente repugnante.
Y es que en realidad el sentido de que en el planeta haya tantísima gente
es por y para que la gente se amogollone bien y sientan ese calor que se le
denomina "calor humano". A más gente, a más humanos, más agustito.
¿No os habeis fijado nunca en cómo va la gente al trabajo y en cómo
vuelven a su casa? No me digáis que eso no son monstruos porque entonces es
que estoy ciego, y de eso nada; que no sólo se ve con los ojos, hay muchos
otros sentidos de observación y percepción que no son visibles precisamente
a los ojos.
Me gusta lo de ahora, eso de viajar ya por fin mentalmente te quita de
todos esos rollos que te pringan hasta la médula, si te dejas. Y sino coges
el teletransportador y asunto resuelto.
Pero el Misterio sigue estando ahí, bajo nuestros ojos y sobre nuestras
miradas.Me parece que Miskatonic ya está muy visto, así que voy a ir con lo mío,
con lo que se debe de ir por otra parte, porque lo de "que inventen otros",
ya se ha dicho muchas veces y yo no soy de esos.
**Ámbitos de Imaginación o Transfiguración de lo visionario:
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